tag:blogger.com,1999:blog-85727787291851207092024-03-05T08:45:12.661-08:00Tales from the SoutheastUn blog de viajes a través del Sudeste asiático, personal y genérico a un tiempo, leélo cómo y cuándo te plazca...vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.comBlogger37125tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-50701548261570784042013-12-31T04:25:00.002-08:002013-12-31T04:28:15.720-08:00Última parada: Bangkok (2)<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Las
fiestas de Khao San eran tan frenéticas como continúas. Muy parecidas en
lugares y brebajes, pero muy diferentes cada noche, en tanto en cuanto una
nueva hornada de viajeros, o bien recién llegados al país de la locura, o bien
celebrando su despedida, inundaba las calles y los antros. Alcohol muy barato,
sisas, discotecas y bares con barras en plena calle, raves improvisadas, gente
de todo el mundo, grupos bien nutridos de tailandeses, puestos de insectos por
todas partes. El mejor lugar del mundo para conocer gente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante
mi estancia en Khao San, me integré y salí de fiesta con un grupo de ingleses y
franceses que trabajaban en una ONG internacional en Camboya; con Nasir, el
indio callado; con Mick y Sam, los australianos desdentados amantes del opio;
con un grupo de tailandesas y tailandeses que me asaltaron en la calle a las
tres de la mañana diciendo que me parecía al cantante de Maroon 5 (eh… ¡sí,
vale!); con unos viajeros japoneses a los que me costó casi veinte minutos
convencer de que bajaran al bar de abajo y a los que prácticamente tuve que llevar
a cuestas de vuelta al hotel del pedo que pillaron; con unos obreros escoceses
que habían ahorrado todo el año para venirse a Tailandia en plan <i>Resacón en las Vegas</i> y que me llevaron
haciendo una carrera de tuk tuks a Pat Pong, la zona donde se hacinan
(literalmente, unos encima de otros) todos los bares de striptease de Bangkok,
y me invitaron a chupitos de ron durante toda la noche. Sin duda, la velada con
los escoceses fue la más esperpéntica que viví en Asia. Es imposible no esbozar
una sonrisa al pensar que todo empezó en el bar del hotel, preguntándoles si
podía sentarme en su mesa a tomarme mi cerveza, a lo que ellos enseguida
respondieron pidiendo otra botella y poniéndome un chupito delante para un
brindis. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Este
tren de vida llevó inevitablemente a un desgaste excesivo de mi mente y mi
cuerpo. Me convertí en el lumpen de Khao San, comiendo en el bordillo de la
calle, robando en el Seven Eleven siempre que podía, y trabajando para un
conductor de Tuk Tuk que me pagaba por
hacerme pasar por un cliente interesado en tiendas y agencias de viaje en las
que él se llevaba comisión por traer a clientes. Las comisiones las repartía
conmigo, pasándome el dinero disimuladamente desde el asiento del conductor.
Este hombre mayor y yo desarrollamos una relación divertida que surgió de
casualidad cuando una mañana me preguntó si quería ir a algún lado a la salida
del hostal, y yo me saqué el interior vacío de mis bolsillos con el gesto
internacional de “estoy sin blanca”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">No
obstante, la visita de una amiga mía tailandesa, conocida de cuando estudié en
Reino Unido, me adecentó durante un par de días. Ella, rica y pija pero al
mismo tiempo, generosa y encantadora, tuvo la decencia de pasearme por los
lugares emblemáticos de la ciudad a cuerpo de rey. Sin dejarme siquiera llevarme
la mano a la cartera ni en restaurantes ni en taxis, y pagándome incluso la
entrada al palacio real, que suponía una pastaza importante, recorrimos casi
todo lo emblemático de Bangkok en un día. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjU-1sjGkWBRSWWKtpiharqrVuw7K7aLcxbnA96Le2nDLCE6it8gJPhy3eIPF5TEkr_KnnoCMEmAuyWiGfNrwtezr4w2O4gsGmSm_8MzCw-CWszJ-Oh0Jsz42Twuyd-ymodEIZxAksric/s1600/DSC04385+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Bankok, palacio real" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjU-1sjGkWBRSWWKtpiharqrVuw7K7aLcxbnA96Le2nDLCE6it8gJPhy3eIPF5TEkr_KnnoCMEmAuyWiGfNrwtezr4w2O4gsGmSm_8MzCw-CWszJ-Oh0Jsz42Twuyd-ymodEIZxAksric/s400/DSC04385+edit.jpg" title="Bangkok royal palace" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Palacio Real</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXJdyYoIylhlOgpphW7pLE9SIINSo1vV6OTg_dpkcjc8UoS7r1dyjUNk_QzYaMBTB8RplIv4sEkIvlxGoPRxA34x8nPMZTXACn2pc-M5H_bBcFd5i0AiyistyMooOhUSZYWn73lu88czc/s1600/DSC04411+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Bangkok palacio real" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXJdyYoIylhlOgpphW7pLE9SIINSo1vV6OTg_dpkcjc8UoS7r1dyjUNk_QzYaMBTB8RplIv4sEkIvlxGoPRxA34x8nPMZTXACn2pc-M5H_bBcFd5i0AiyistyMooOhUSZYWn73lu88czc/s400/DSC04411+edit.jpg" title="Bangkok royal palace" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Estatua de un gigante en el Palacio Real</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQ8-lwAp1EDUOIm-xQj7GHbwj8wyTsQGEBzkiNXwhqcaBW5tkgjn-Oz_2M5bGF0da7cBUwTuAtLyhOTdSQz24sq9SRv1BdzSJKM_oKNF4r4yAbdoUM3Yv0Ej5oGOv9YYEAnY9V1aes4vA/s1600/DSC04423+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Bangkok palacio real" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQ8-lwAp1EDUOIm-xQj7GHbwj8wyTsQGEBzkiNXwhqcaBW5tkgjn-Oz_2M5bGF0da7cBUwTuAtLyhOTdSQz24sq9SRv1BdzSJKM_oKNF4r4yAbdoUM3Yv0Ej5oGOv9YYEAnY9V1aes4vA/s400/DSC04423+edit.jpg" title="Bangkok Royal Palace" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Los humildes aposentos del rey de Tailandia</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5oN9c5taQ-1LyK2sdT1to_88DLeny1oDy1e3fKx_ujOUy50MWOfA3HKfUegRH2NFPWkenGhkY8Dh7eE2aaqujee7YXktwn7gLKyVMGYSMlNIaXZthemrY8ElYqluQdNO_XZoYQwEk9Qc/s1600/DSC04435+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Bangkok, palacio real" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5oN9c5taQ-1LyK2sdT1to_88DLeny1oDy1e3fKx_ujOUy50MWOfA3HKfUegRH2NFPWkenGhkY8Dh7eE2aaqujee7YXktwn7gLKyVMGYSMlNIaXZthemrY8ElYqluQdNO_XZoYQwEk9Qc/s400/DSC04435+edit.jpg" title="Bangkok Royal Palace" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Combinación de arquitectura francesa y tailandesa</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
palacio real está formado por una gran extensión de jardines y edificios que
combinan con gracia una especie de imitación de arquitectura colonial francesa
(que al rey que los hizo le gustaba) y estilo sobrecargado tailandés. Todos los
muros, exteriores e interiores, están recubiertos de grabados bastante
impresionantes. La mayoría, según me cuenta mi anfitriona, cuentan la historia
de la cruenta guerra entre dioses del budismo ramificado (pues en gran medida y
en la gran mayoría de territorios donde se practica, el budismo no es una
religión monoteísta, como muchos piensan. El Buda es un dios principal que se
alza sobre un panteón de deidades menores) y gigantes/titanes, tema recurrente
en tantas mitologías. Uno de los edificios del palacio es la pagoda del Buda
Esmeralda, que en realidad es de jade, es muy pequeño, y fue regalado al rey
tailandés por China hace muchos siglos. También visitamos el Buda reclinado más
grande del mundo en Wat Pho, de 43 metros de largo, y el templo de Wat Arun,
que parece una pirámide maya con un pináculo alargado en la punta y cuyas
escaleras estrechas e irregulares dan verdadero vértigo a la bajada, reteniendo
a varios turistas caguicas durante un rato en la parte superior.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-US"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgO0-Fz-UO24oKo9QjxVJcQoEwhorVLO-XHt12gURZHaUy3vYAEiBg-EYIb1eTCBUG5qgj8isqv0_xIOCgl0z_5iVYOMkrPG5ErgwldCin39vQKceMRKI-CuhM81IHWtRsrqI66Sqykt3s/s1600/DSC04472+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Wat Poh gran Buda" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgO0-Fz-UO24oKo9QjxVJcQoEwhorVLO-XHt12gURZHaUy3vYAEiBg-EYIb1eTCBUG5qgj8isqv0_xIOCgl0z_5iVYOMkrPG5ErgwldCin39vQKceMRKI-CuhM81IHWtRsrqI66Sqykt3s/s400/DSC04472+edit.jpg" title="Wat Poh big Buda" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Gran Buda tumbado en Wat Poh</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKPLu95vuvdlW0qypPG-5Bd3ZyfV-l_PCJyIQVvQWQuW3XKo7XiLvTIs9YXL4dYVizcIwM2uziUdINhuZrLNQK6RpyiqQ-qYlVCatQm3RVDIDr0noq7ZCydnPYt40fya0l3_4B_daJxpg/s1600/DSC04464+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Wat Arun, Bangkok" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKPLu95vuvdlW0qypPG-5Bd3ZyfV-l_PCJyIQVvQWQuW3XKo7XiLvTIs9YXL4dYVizcIwM2uziUdINhuZrLNQK6RpyiqQ-qYlVCatQm3RVDIDr0noq7ZCydnPYt40fya0l3_4B_daJxpg/s400/DSC04464+edit.jpg" title="Wat Arun Bangkok" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Wat Arun</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKPVuri4VbSDxKvoo96cMifq3IuGdFmLctJS3aZi2gEtY5UiAM-VCgTp0eVpYhq8VGmTjEDIQxrKSxW1chG-diOq51RGJ4mJBfz28rJTzpvJ3JdkrqSZffoNmD9nIrVBHjWw2TPlxQFp0/s1600/DSC04498+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Wat Arun, Bangkok" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKPVuri4VbSDxKvoo96cMifq3IuGdFmLctJS3aZi2gEtY5UiAM-VCgTp0eVpYhq8VGmTjEDIQxrKSxW1chG-diOq51RGJ4mJBfz28rJTzpvJ3JdkrqSZffoNmD9nIrVBHjWw2TPlxQFp0/s400/DSC04498+edit.jpg" title="Wat Arun Bangkok" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Wat Arun desde el otro lado del río</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Estoy a
gusto con mi amiga, incluso cuando se hace evidente que mi camiseta raída y mi
barba desordenada no son adecuadas para el restaurante carísimo en el que
cenamos, con vistas nocturnas al templo Wat Arun, bastante impresionante
gracias a la iluminación. En esta cena, tengo el gusto de probar por primera y
única vez los manjares tailandeses que no pueden encontrarse en los puestos de
comida callejeros de pad thai y rollitos vietnamitas que suelo frecuentar.
Comemos deliciosa sopa de setas con leche, cerdo en curry de estilo panang (que
yo conocía gracias a mi antiguo compañero de piso Michael y las recetas de su
novia de origen tailandés), noodles fritos crujientes y otros manjares. Mayzie,
que así se llama mi amiga, ha invitado a su vez a una compañera de trabajo de
la universidad, muy guapa, aunque ambas dedican más tiempo a sus móviles listos
que a la comida, como tantos asiáticos. Yo engullo, ya que es la primera comida
de calidad que pruebo en semanas. Después observamos Bangkok desde la azotea,
con sus edificios financieros y templos budistas, y barcos restaurantes
iluminados de mil formas bajando el río frente a Wat Arun. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">FOTO wat
Arun iluminado<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras
una semana en Bangkok, empiezo a estar realmente a gusto. La ligera confusión
de los primeros días ha desaparecido. Saludo a los dueños de los puestos
callejeros, a los tuk tuks. Siento que podría quedarme, empezar de nuevo y
construir una vida agradable. Una vida frenética o una vida tranquila, según yo
eligiera, libremente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pero en
una vida de saltos y trayectos todo llega a su fin, y esto es una de las pocas
cosas malas que tiene viajar, el elemento efímero del bienestar que se alcanza
en algunos lugares. Como es evidente que no puedo pagarme un medio de
transporte más rápido de vuelta a Kuala Lumpur, donde me espera mi vuelo a
España, calculo que tardaré dos días de viaje, al menos. Con el poco dinero que
me queda, me hago con un billete de tren que tarda 22 horas en llegar a
Butterworth, ciudad del Norte de Malasia. Por más que lo intento, es imposible
conseguir un billete de autobús Butterworth-Kuala Lumpur desde Bangkok, así que
no me queda más remedio que esperar que mi llegada no se produzca con mucho
retraso y pueda coger un autobús <i>in situ</i>
el mismo día. Si no lo consigo porque no quedan autobuses o billetes esa tarde,
perdería el vuelo a España. No me preocupa mucho pues mi llegada a Butterworth
está prevista para la una de la tarde, una hora razonable para encontrar
billetes (el posible retraso es otra cosa, pero prefiero no pensarlo mucho y
confiar en la diligencia de los trenes tailandeses).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Para mi
última noche en Bangkok consigo, sin que aún me explique muy bien cómo, reunir
a las ocho de la tarde en el hotel Dob a un grupo nutrido y variopinto a más no
poder: Nasir, los viajeros japoneses, mi amiga Mayzie, Mick y Sam, las chicas
tailandesas que me confundieron con Maroon 5, y una chica keniata que he
conocido esa misma tarde. Al grupo se une además, una extraña amiga hipster de
los australianos sin seguro dental, formando una combinación estrambótica en la
que soy el único nexo de unión entre mucha gente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
noche es terriblemente divertida, con momentos muy surrealistas como el baile
sensual de una de las japonesas, de 19 años, con Mick el desdentado, ambos
luciendo unos gorros de peluche con grandes orejas que este había comprado para
sus hijos. Mayzie está superada, pues pertenece a la <i>jet set</i> capitalina y no está acostumbrada a los tugurios de Khao
San ni mucho menos a los personajes que habitan en ellos. Nasir me agradece que
le presente a tantas mujeres. En
general, yo disfruto como un enano y me despedido de Bangkok y de Tailandia
como es debido, de manera excesiva y extravagante, como es la gente allí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A la
mañana siguiente, sábado, comienzo un viaje que culminará con mi llegada el
miércoles al aeropuerto de Madrid. Mi socio el conductor de tuk tuk se despide
de mí y me consigue un taxi a mitad de precio hasta la estación de tren, un
lugar ruidoso y muy sucio, como casi todas las estaciones de tren. Allí fumo un
poco de la hierba que uno de los japoneses me ha dejado junto a la cama al
marcharse hacia el sur mucho antes que yo, esa mañana. Pretendo con ello
amenizar las 22 horas que tengo que pasar en ese tren viejo que se coloca
chirriando en el andén indicado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Y de
hecho, el viaje es ciertamente entretenido. Mi litera es exigua y casi no puedo
estirarme cuando me tumbo, pero todo tiene cierto aire novelesco y acogedor.
Los paisajes que atravesamos distraen la vista y la mente mejor que ningún
capítulo de <i>los juegos del hambre</i>, y
los paseos rutinarios por los otros vagones me dan vidilla, observando la
entrada y salida de diferentes pasajeros y sus maletas, familias y atuendos.
Hay familias numerosas de indios que vuelven a Malasia, también un grupo de
señoras chinas muy ruidosas que hablan y comen guarrerías sin parar, van o
vienen, no lo sé. También hay unos monjes budistas y un blanco solitario con
aspecto de rockero ex-drogadicto de unos 50 años o más. Fumo en el lavabo
mientras veo junglas, montañas y arrozales pasar a gran velocidad. También me
hago fotos para documentar el empeoramiento progresivo de mi aspecto a lo largo
del viaje. El billete incluye dos comidas bastante decentes, aunque las señoras
chinas tienen más cosas en una bolsa enorme de plástico. No paran de hablar y
comer. El rockero viejo intenta dormir y está visiblemente molesto, así que se
levanta en un punto no identificado del sur de Tailandia y les grita que se
callen de una maldita vez con acento británico. Las señoras susurran y maldicen
durante unos minutos, después vuelven a gritar y el hombre no puede hacer más
que revolverse en su asiento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0A8SAmijYjsZfAVckW7CCBlGcKmIOks3Yx4rnxNDuCblfSvMgd_erC1MLL-U4_gGLd4G6VfmlnJ9VoOnoBlw0bq0PFzX6djY_ftzoyvFV_09emqk7io_4V52n5ALWc4iMGLWF647L2WQ/s1600/DSC04649+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Tren a través de Tailandia" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0A8SAmijYjsZfAVckW7CCBlGcKmIOks3Yx4rnxNDuCblfSvMgd_erC1MLL-U4_gGLd4G6VfmlnJ9VoOnoBlw0bq0PFzX6djY_ftzoyvFV_09emqk7io_4V52n5ALWc4iMGLWF647L2WQ/s400/DSC04649+edit.jpg" title="tren Tailandia" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Desde el tren</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pasamos
la frontera después de haber parado por última vez en Tailandia cerca de Hat
Yai, ciudad grande del Sur. En el puesto fronterizo, la seriedad y el buen
inglés de los malasios vuelven a mi vida, y yo me despido finalmente de
Tailandia, un país que nunca superaré del todo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
llegada a Butterworth es rutinaria, y encontrar un autobús a Kuala Lumpur
resulta mucho más fácil de lo esperado, para mi tranquilidad. Enseguida me
siento y entablo un poco de conversación con una pareja de brasileños, el chico
al parecer es futbolista. Estoy bastante cansado pero no consigo dormir. Mi
comida del domingo se basa en los archiconocidos corazones de pescado frito
malasios, sumergidos en aceite tóxico de palma, una delicia, les doy varios a
los brasileños pues ellos no han sabido qué comprar al estar recién llegados. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es ya
de noche cuando mi macuto y yo nos plantamos en el viejo edificio de Segambut.
No estaba nada seguro de que fuera a volver por allí así que la gente se
sorprende bastante al verme aparecer, pues ya me despedí en su día. Solo me
quedaré esa noche, y aunque mi cama la tiene ahora un voluntario chileno, se
cambia para dejarme dormir allí una última noche. El bueno de Fernando está en Singapur, pero
me ha dejado algo de dinero debajo de su colchón, y es gracias a esos pocos ringgits
con lo que puedo llegar al aeropuerto al día siguiente y cenar. La hospitalidad
de la gente de Segambut me da alegría, y siento una gran nostalgia cuando subo
por última vez a la azotea a otear las junglas oscuras y las grandes torres
Petronas en la lejanía. Voy a echar de menos Malasia, y la forma de vida que ha
representado para mí, mucho. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Mi
avión con destino a España sale a las 12 de la noche, así que empieza un nuevo
día mientras yo abandono la que ha sido mi ciudad y mi vida durante siete meses
que no olvidaré. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Sin una
buena película que ver o una buena conversación a la que agarrarse, rodeado de
metal y plástico, y a miles de metros de altura, echo de menos la jungla.
Recuerdo mi última caminata a través de Koh Phi Phi, ya sin Manu, cuando
prácticamente se me hizo de noche en mitad de la isla y tuve que correr entre
lianas y raíces mientras mi mente jugueteaba con el recuerdo de las historias
de fantasmas de Aaron. Casi pierdo el camino, pero al final, el camino estuvo
más claro que nunca.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al
despegue le siguen una escala extraña y somnolienta de seis horas en Pekín y
una breve en Amsterdam. Allí me vuelvo a encontrar con nuestra civilización y
me siento extraño y pesado. Quizá sea el sueño, o quizá no. Nadie a mi
alrededor parece darse cuenta de la relevancia que tiene para mí el volver a
pisar pasillos limpios, alfombras, tiendas de lujo… Echo de menos la cercanía
de la gente, las sonrisas y saludos espontáneos, y por qué no decirlo, también
la suciedad y el caos de Asia. Tan pronto me asaltan estas dudas, recién bajado
del avión, ¿cómo es posible? Quizá solo sea el sueño.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Los
últimos 50 ringgits que llevo en el bolsillo no me dan ni para una hamburguesa,
así que decido quedármelos como recuerdo de mi periplo de pobreza. Europa se me
antoja ahora cara, y vieja, y tremendamente aburrida. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Todo está por ver, las
sensaciones al volver a una vida que casi he olvidado, y las nuevas perspectivas que este viaje sin duda habrá dejado en mí como huellas imborrables de experiencia, igual que también ha dejado cicatrices más físicas que nunca desaparecerán. Todo esto se verá, supongo, con la perspectiva que solo el tiempo y la mirada tranquila hacía atrás pueden otorgar. Quizá entonces, vuelva a escribir. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En
cualquier caso, cuando dejé Asia nunca dije adiós, tan solo, hasta la próxima </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Wingdings; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-char-type: symbol; mso-hansi-font-family: Calibri; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-symbol-font-family: Wingdings;">J</span><span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Wingdings; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-char-type: symbol; mso-hansi-font-family: Calibri; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-symbol-font-family: Wingdings;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Wingdings; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-char-type: symbol; mso-hansi-font-family: Calibri; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-symbol-font-family: Wingdings;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7mA0x-on0SUWV5DY9iLURrVVgqmhfwgc4K8z9gmDzqan9gVxaxrdtqXngik4uShyphenhyphenPi_am66TVcQLTubStAcTx4SEB7tVZgZf68vaWRWlcimJsk3pmqeoY2-3OM8_j-IqbDvCdnVyoWZ0/s1600/aspecte.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7mA0x-on0SUWV5DY9iLURrVVgqmhfwgc4K8z9gmDzqan9gVxaxrdtqXngik4uShyphenhyphenPi_am66TVcQLTubStAcTx4SEB7tVZgZf68vaWRWlcimJsk3pmqeoY2-3OM8_j-IqbDvCdnVyoWZ0/s400/aspecte.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Al final, sobreviví</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Wingdings; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-char-type: symbol; mso-hansi-font-family: Calibri; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-symbol-font-family: Wingdings;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: Wingdings; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-char-type: symbol; mso-hansi-font-family: Calibri; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-symbol-font-family: Wingdings;"><br /></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-62058268635853551712013-12-30T03:52:00.000-08:002013-12-31T03:41:46.289-08:00Última parada: Bangkok (1)<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Bangkok
es una gran urbe. Y como toda gran urbe tiene un elevado índice de caos. A esto
se le suman los elementos que ayudan a componer el particular caos urbano asiático
del que tanto se ha hablado en anteriores entradas: contaminación corrosiva, de
la que ennegrece las fachadas más blancas en menos de cinco años; ruido
compuesto de gritos, pitidos, generadores, ladridos, música, anuncios,
vendedores…; neón, iluminando la noche en sustitución del alumbrado público,
mucho más escaso; y también callejuelas, escaleras, pasadizos, sotanillos,
azoteas, contrachapado, puestos callejeros, edificios desiguales, carteles con
caracteres incomprensibles, pozos fecales y alcantarillado al aire libre,
perros, ratas, cucarachas, prostitutas, taxistas, camellos, artistas
callejeros, hippies, mendigos, riachuelos contaminados, inmensidad urbana. En
definitiva, todo un hito a la desnaturalización de la tierra, un monumento
supremo al asfalto y al cristal.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
el taxi me deja en Khao San, la calle
de los hostales baratos, de la fiesta, y de los mochileros, me siento un
viajero en un futuro en el que el mundo se ha echado a perder de una forma
bastante atractiva. Compuesta de edificios sucios forrados de carteles
publicitarios, tubos que escupen humores de aceite de baja calidad, y puestos
callejeros que reducen las calles a estrechas hileras de gente, Khao San
representa el Asia industrializada más salvaje. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjmBker_qmU_0EJ7sbb_XtQTMOFvhhVsm0slIPL5A1kTV8g-AOEgnaulJlhTLVAj6IUr5XQ-AIpklawN2Z_rLDrzPcbXuMiNjpdEhni8zJnk4RShM78jHdhycDRLJQiRrpoHeNmzN__Rc/s1600/DSC04379+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Khao San" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjmBker_qmU_0EJ7sbb_XtQTMOFvhhVsm0slIPL5A1kTV8g-AOEgnaulJlhTLVAj6IUr5XQ-AIpklawN2Z_rLDrzPcbXuMiNjpdEhni8zJnk4RShM78jHdhycDRLJQiRrpoHeNmzN__Rc/s400/DSC04379+edit.jpg" title="Khao San hostel" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Khao San</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmvB3VA5i9LXkXlMUkpHOUS3e_PEt8RqgcG9dul7dZRzmj9dr8sPrt9YryogKWuTplAdIDs1hljnB0ZI-diKSij6AUxN9qYOghA7FVWMdPoU9HffaAVXaCp87zsbhuclYFEhi4ij7GnBY/s1600/DSC04380+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Khao San " border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmvB3VA5i9LXkXlMUkpHOUS3e_PEt8RqgcG9dul7dZRzmj9dr8sPrt9YryogKWuTplAdIDs1hljnB0ZI-diKSij6AUxN9qYOghA7FVWMdPoU9HffaAVXaCp87zsbhuclYFEhi4ij7GnBY/s400/DSC04380+edit.jpg" title="Khao San hostel" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pasillo de la lavandería, Khao San</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Las
catorce horas en el autobús han resultado más livianas de lo esperado, pese a
los gritos insoportables del programa de humor tailandés que reverberaron a
volumen brutal en el gran pasillo lleno de pasajeros dormidos durante las
cuatro primeras horas. He leído, he escuchado mucha música, incluso he dormido.
También he fumado en dos paradas extrañas, realizadas en la extrañeza de la
noche, en pequeños tugurios de carretera rodeados de vegetación y muy oscuros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El dinero no abunda a mi llegada a Bangkok, tengo lo
que me quedaba en efectivo más unos euros que muy a mi pesar tuve que pedir a
mis padres a través de American Express cuando me robaron la tarjeta de
crédito. Aun así, calculo poder vivir decentemente durante la semana de viaje
que me queda, gracias al extremadamente barato coste de la vida en Tailandia.
La segunda noche en Bangkok, no obstante, un desafortunado incidente cambia
radicalmente el estado de mi economía. Y es que durante mi búsqueda de
marihuana tailandesa de calidad, me encuentro de bruces con un policía
desalmado dispuesto a chuparme la sangre. El tipo aparece de la nada en su
moto, cinco minutos después de que se haya realizado la transacción en una
sucia callejuela de las afueras de Khao San, siendo el vendedor un sospechoso
conductor de tuk tuk que desaparece como una vaga neblina. Primer error: fiarse
de aquel conductor, segundo error: esconder la marihuana en el calcetín…El
madero descubre el pastel enseguida y me informa de mi situación con un pésimo
inglés y ayudándose de un papel en el que dibuja un monigote detrás de unos
barrotes: 3 días de calabozo garantizados hasta que se produzca una sentencia,
después, pago de una multa de entre 40.000 y 60.000 bahts (unos 1.200 euros que
evidentemente, no tengo) que, en el caso de no poder pagarse, se conmutaría con
una pena de entre seis meses y un año de cárcel. Evidentemente, mientras me
cuenta esto, yo estoy cagado como no lo he estado en ningún momento anterior de
mi vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al final, me cuesta media hora larga convencer al
policía, que me ha esposado y me ha llevado en la moto a un callejón cercano a
la comisaria, de que si me mete en el calabozo sin dinero me está jodiendo la
vida. Habiéndole obligado a parar casi saltando de la moto antes de llegar a la
comisaria, a donde me llevaba a hablar
con su capitán, muy nervioso me lleva a un callejón lleno de ratas asegurándose
de que nadie nos vea. Allí le ruego prácticamente de rodillas que acepte mi
dinero a cambio de dejarme marchar. En un momento en que me acerco demasiado,
él me aprieta las esposas nervioso. Hace varias llamadas, pues está indeciso.
Yo le digo que soy buena persona y que soy un pobre voluntario de 18 años que
ha venido a su país a enseñar inglés, no cuela, o no me entiende, no estoy
seguro. Al final, acepta ver cuánto dinero tengo. Me deja llamar a Nasir, un
indio que se hospeda en la habitación contigua a la mía y con el que hice
buenas migas en mi primer día, con quien me encuentro en una calle cercana (esposado
y siempre escoltado por el policía) para darle mi llave y enviarle a mi
habitación del hostal a por mi dinero. Nasir tarda más de 20 minutos en volver.
El pensar que mi colega indio ha podido coger todo el dinero que tengo y
largarse dejándome con un pie en una cárcel tailandesa hace que estos minutos
sean posiblemente los más largos de mi vida (sí, más aún que el rato a solas en
el coche con el pervertido de Borneo). Al final Nasir el indio aparece para
salvar mi blanco culo (este gesto ayudará a enderezar en gran medida mi
concepto de los indios, algo torcido después de haber trabajado para ellos en
la ONG). La suma de dinero es mucho menor a la prometida en mis ruegos, pero,
como había previsto, una vez se encuentra en las manos del policía, la avaricia
juega su papel y el tío acepta y me quita las esposas. Antes, no obstante, me
registra de arriba abajo en busca de más billetes escondidos. Es curioso no ser
capaz de sentir otra cosa que no sea un abrumador alivio mientras un agente
corrupto tailandés te registra y te roba en un callejón inmundo ahogado en
ratas y oscuridad. Pero eso es lo que siento, y en cuento me suelta salgo de
allí y vuelvo a mi habitación con paso rápido y sin mirar atrás. Al pasar por la
recepción, el camarero del turno de noche me ve agobiado y me llama a parte
para preguntarme qué me pasa y ofrecerme un canuto, preguntándome que cómo se
me ocurre acudir a los tuk tuks… Si le hubiera preguntado a él en un principio,
aún tendría todo mi dinero. Esa noche me tiro de los pelos con dificultades
para conciliar el sueño después del trago pasado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En susurros, cuando hablé con Nasir en el callejón
le dije que se guardara unos cuantos bahts antes de darme todo lo que iría a
parar a las manos del corrupto. Es lo que calculé que gastaría sumando mi
austera estancia en Bangkok más el tren de vuelta a Malasia, muy poco dinero. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
estar sin blanca me retuvo en Bangkok. Nunca llegué a Chiang Mai, que era mi
opción más atractiva. Esta ciudad norteña es considerada por muchos un buen
lugar para lograr un mayor contacto con la población tailandesa. Supuestamente,
allí la gente es más receptiva y amable por estar más alejada de lo que muchos
consideran la corrupción y depravación del sur y sus turistas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">También
fue la falta de dinero lo que me privó, quizá para bien, de dudosas excursiones
a Ayuttaya o el templo de los tigres, entre otros lugares. Y digo dudosas
porque según el dicho entre los viajeros, Ayutayya, la antigua capital del
periodo de Angkor, está mucho peor conservada que su homólogo camboyano,
recientemente visitado. Al igual que alguien me explicó que los tigres del templo
de los tigres están tan sedados para evitar conductas peligrosas y
desgarramiento de turistas, que se siente más tristeza que admiración por
ellos. Esto da lugar a un total de siete días sin moverse de Bangkok. Además, el
desplazamiento por la capital tailandesa no es extremadamente barato, ya que
casi siempre hay que ir en tuk tuk, y es una ciudad cuyas principales lugares
emblemáticos se ven en dos días, que es el tiempo que la gran mayoría de
mochileros se quedan en la capital. Esto da lugar a un total de siete días sin (prácticamente)
moverse de Khao San. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante mi estancia en Bangkok pues</span><span lang="ES-TRAD">, dejé de visitar cosas, dejé de
coger autobuses para ir a sitios lejanos, dejé de esperar colas y pagar
tickets. Me dediqué, en cambio, al noble y sencillo arte de vivir. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Por
norma general, me resulta molesto cuando la gente me dice cosas del tipo “haz
algo útil con tu vida” o “tienes que hacer esto o lo otro, es visita obligada”.
Habitualmente, yo respondo a estos lugares comunes con una pregunta: ¿Acaso no
es ya vivir algo suficientemente útil? Despegarse completamente de los planes y
las actividades no es algo fácil, es algo a lo que cuesta adaptarse, y que el
cuerpo solo admite durante breves espacios de tiempo, por eso de nuestro instinto
cazador. Esa sensación de que nos pudrimos cuando estamos parados es real, y
también es cierto que la inactividad es uno de los caminos más directos hacía
la locura, pues la mente desocupada tiende a caminos poco salubres. Si bien, de
vez en cuando, y en pequeñas dosis, no hacer absolutamente nada no está nada,
pero que nada mal. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una semana es tiempo más que suficiente para adaptarse
a la sencilla vida de Khao San, en la que durante unos días encajé como un
guante en una mano. El olor a grasa y a pésimo carburante de motocicleta se
instaló en mis fosas nasales cómodamente, y dejé de destacar cual foráneo
extravagante para moverme cómodamente entre las bambalinas de los puestos
ambulantes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante
la mayoría de las mañanas, dormía en la exigua habitación del hostal Dob. O
bien miraba al ventilador del techo mientras estiraba los brazos abarcando todo
el ancho de mi espacio vital y leía un capítulo de <i>Los Juegos del Hambre</i>. A las 12 salía a la zona común y comprobaba
si quedaba alguien de la noche anterior en las sillas de fumar, lo cual no era
extraño. Después echaba un ojo a la habitación de Nasir, mi vecino indio, y si
estaba le preguntaba cuál era su orden del día. Como solía ser el mismo que el
mío, escaso, Nasir y yo nos íbamos a dar una vuelta por el vecindario.
Corriendo entre sombra y sombra, comprábamos Pad Thai y rollitos grasientos en
los puestos de comida callejera. Él estaba atrapado en Bangkok esperando a su
novia, que retrasó su vuelo unos días antes de venir. Hablaba tanto de su
llegada que en alguna ocasión dudé de su existencia. En cualquier caso, Nasir
era un tío majo, aunque no un gran conversador. Nuestras caminatas sin rumbo,
que nunca llegaban mucho más allá de las calles adyacentes a Khao San, eran
silenciosas en su mayor parte. Un día descubrimos una zona tranquila. Un
reducto pacífico con árboles antiguos, un colegio y un templo. Había niños
jugando que nos saludaron, gente diferente a la calaña que rodeaba nuestro
hostalucho. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Estos
paseos con Nasir se alternaban con otros en solitario, caminatas psicodélicas
con un buen hilo musical. Por la noche, siguiendo las luces hasta las avenidas
principales de la ciudad y el barrio diplomático, cruzándome con los
monumentos, templos y palacios iluminados en rojizo y amarillo. O por el día,
llegando al río y al reducto sagrado conocido como <i>monte dorado</i>, que se alza sobre una loma con cierto aire a templo
tibetano. Fui perseguido por un perro por meterme en una zona de chabolas
alrededor de un edificio colonial, tuve suerte de que fuera un perro viejo y
cojo al que pude dar esquinazo fácilmente. También vi a un cuervo robarle
billetes del bolsillo a un cliente de un bar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Siempre
es recomendable andar espabilado, pues abundan los charlatanes que empiezan sin
más a caminar junto a ti y te acompañan a cualquier lado al que vayas, para
pedirte luego una propina por haberte descubierto el lugar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLB5VwMkl4UvgJNEofgQ9own61FIRqfVhcNenE2mkmSlRJvuFNAIGgTYwEoVJFLDvZx1Oky_sGzGeDbb2TfqKTTOGPKjRCne-IRYNlC7tdJHwM0dEY4nuskq1sTVRY4IiKLr0fh_rCCwA/s1600/DSC04543+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Bangkok Palacio Real Iluminado" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLB5VwMkl4UvgJNEofgQ9own61FIRqfVhcNenE2mkmSlRJvuFNAIGgTYwEoVJFLDvZx1Oky_sGzGeDbb2TfqKTTOGPKjRCne-IRYNlC7tdJHwM0dEY4nuskq1sTVRY4IiKLr0fh_rCCwA/s400/DSC04543+edit.jpg" title="Bangkok Royal Palace" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pagoda del Palacio Real iluminada</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZV1ftlJniBSOfo8JrcaO22hbejYcHiXApnZIF6i97l3bWcok5NncR0wJuyZzdvm4GSfoXXcgRO45fm_NtZnKuL0Q7frxiNFvEPFn-0KLTND2wmIqd7thJlOpoOizpwoa3JJJ5_XaE6n8/s1600/DSC04578+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Bangkok rio" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZV1ftlJniBSOfo8JrcaO22hbejYcHiXApnZIF6i97l3bWcok5NncR0wJuyZzdvm4GSfoXXcgRO45fm_NtZnKuL0Q7frxiNFvEPFn-0KLTND2wmIqd7thJlOpoOizpwoa3JJJ5_XaE6n8/s400/DSC04578+edit.jpg" title="Bangkok river" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Las chabolas del río</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuiVI-b4UoGnE-Iogby9lN8iR6eSPoMjn-O1sdLKWfN0pPxeRhB1netEhdcebgdzDD7ryJmPlbh8Tyya9GLopcK4XXS0wj_CPx0zoPvtSdff9S7CKsraRw89iXaP5NUcQjtkb7Fk-tJgI/s1600/DSC04591+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Monte Dorado Bangkok" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuiVI-b4UoGnE-Iogby9lN8iR6eSPoMjn-O1sdLKWfN0pPxeRhB1netEhdcebgdzDD7ryJmPlbh8Tyya9GLopcK4XXS0wj_CPx0zoPvtSdff9S7CKsraRw89iXaP5NUcQjtkb7Fk-tJgI/s400/DSC04591+edit.jpg" title="Monte Dorado Bangkok" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Monte Dorado</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIsJdlYjqldF0RNodOi-ogkILmJFGtxpA4nTfY436ahhaB_sg6vcHFDjFXqJELOy04hoXbl_HD_g0J1Spn1Y8G4mpMLsrG_9jgty-UQbZrKiDC8NT-d_6W7CrMeg2SsMbgZpED7Sw4KZI/s1600/DSC04598+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Vista Bangkok " border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIsJdlYjqldF0RNodOi-ogkILmJFGtxpA4nTfY436ahhaB_sg6vcHFDjFXqJELOy04hoXbl_HD_g0J1Spn1Y8G4mpMLsrG_9jgty-UQbZrKiDC8NT-d_6W7CrMeg2SsMbgZpED7Sw4KZI/s400/DSC04598+edit.jpg" title="Vista Bangkok" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bangkok desde el Monte Dorado</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Para
cuando volvía al hostal, fuera la hora que fuera, los dos australianos
cuarentones sin dientes, Mick y Sam, ya estaban por allí fumando hierba.
Estaban allí porque nuestro hostal era también una especie de centro social
para la calaña de Khao San, los habituales y los atrapados, no solo para los
mochileros que estaban de paso. Estaban los amigos del camarero: tailandeses
descamisados de pelos largos y muchos tatuajes de aspecto carcelario, silenciosos
como estatuas, que veían películas casi todo el día en el bar de abajo. Había
también un hippie australiano fotógrafo al que acababan de robar su cámara de
dos mil euros con todas las fotos que pensaba vender a su vuelta; también
estaba atrapado allí sin dinero y dejando deudas en restaurantes, en personas,
y en el propio hostal. También rondaba por ahí Ian, otro australiano taciturno
y alcohólico con el pelo muy largo y lacio, gorra de yonqui, y mucho aspecto de
haber llegado allí huyendo de algo o de alguien. Junto con Nasir, esa era la
gente con la que convivía a diario en el hostal Dob, de 5 euros la noche.
Posteriormente, la miseria en la que me encontré, a falta de pagar el tren de
vuelta a Malasia, me hizo cambiarme a otro infra-tugurio aún más infra, de un
euro y medio la noche, con un agujero inundado en el baño del que salían cucarachas
rojas y 11 camas en una habitación más pequeña que el salón de mi casa de
Madrid.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Toda
esta ralea de vividores, perdedores y exploradores que me fui encontrando,
tanto los habituales como los mochileros espontáneos, que aparecían un día y
desparecían al siguiente con rumbo a los templos y junglas del Norte o a las
islas del Sur, solían rondar cerca de sus camas durante el caluroso día. Sin
embargo, cuando el sol daba un respiro y el frescor y la oscuridad se posaban
lentamente sobre la ciudad, las cosas cambiaban, y pocos eran los que osaban
rechazar la llamada de las noches de Bangkok ni por una sola vez…<o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-79087781210269366672013-12-19T03:14:00.001-08:002013-12-30T03:33:27.898-08:00Rincones oscuros de Tailandia<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Casi todo el mundo que conozca Tailandia estará de
acuerdo en que una gran parte de la isla Phuket pertenece a ese lado oscuro del
país. Ese lado cuya existencia todo el mundo conoce y tiene muy presente, pero
del que es raro oír hablar abiertamente a los mochileros más remilgados. La
prostitución en Tailandia es algo muy real y palpable, pese a no tratarse de un
“país-burdel”, ni mucho menos ser todas las tailandesas putas, barbaridades
que, creáis o no, se leen y escuchan por ahí. La apertura de mente y de leyes
de los tailandeses con respecto a este tema (pese a ser aún una sociedad
cerrada en muchos otros aspectos), la pobreza que no da opción a muchas
jóvenes, y el indudable atractivo de las mismas (que no obstante, no puede rivalizar con el que uno encuentra en la vecina Camboya), son un caldo de cultivo
perfecto para que Tailandia se haya convertido en una especie de meca mundial
del turismo sexual. Este tiene dos focos principales, la región de Pattaya,
próxima a Bangkok, y Pattong Beach, ciudad costera en el Oeste de Phuket.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Según tengo entendido, Pattong Beach es precisamente
la única zona animada de Phuket, por lo demás una isla demasiado grande y
poblada y con demasiado tráfico como para poder competir en atractivo con las
diminutas y paradisiacas islas Phi Phi. Planeo estar poco tiempo, una noche y
un día, y coger después un autobús con destino a Bangkok, parada final del
largo viaje.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dado que el barco me deja no demasiado lejos de
Pattong, decido que pasaré la noche allí y me daré una vuelta para intentar
observar de cerca, y en la medida de lo posible evaluar, ese vicio sórdido que
posee a oriundos y turistas durante la noche y del que tanta gente me ha
hablado con repugnancia o con placer. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cuando llego ya está oscureciendo, y en Pattong, la
noche golpea con saña. Es fácil perderse entre las propuestas poco
recomendables y el neón. Toneladas de neón. Solo los interiores de los clubs
quedan, muy a propósito, fuera del alcance de la luz intermitente y multicolor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Paseo sin rumbo por este lugar feo donde la gente
lleva un ritmo frenético. Todo parece acelerado o amplificado, quizá sea la
luz. Las masajistas invaden las calles desde sus locales parpadeantes, haciendo
gestos obscenos. Muchas parecen mayores de cuarenta años, sus hijos rondan por la tienda
desocupados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A estas alturas del viaje, empiezo a ver como mi
dinero en efectivo ha disminuido peligrosamente, y mi tarjeta de crédito
desapareció junto con mi cartera en el pozo negro de la Full Moon Party. Los
hoteles en Phuket son mucho más caros que en las islas, así que no estoy ni
para una copa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Pronto descubro que entre las luces de Pattong
Beach, sin dinero no eres nadie: me echan de varios locales por no consumir,
pero esto me sirve para ir de sitio en sitio viendo los diferentes ambientes.
Al cabo de dos o tres expulsiones, sé que tengo aproximadamente entre 10
segundos y 3 minutos desde que entro en un bar hasta que el camarero me
pregunta qué bebo o el gorila de turno me ve la camisa raída y se da cuenta de
que no voy a gastarme 7 pavos en un cóctel. En ese lapso, aprovecho y miro, sin
tocar. No es de rigor relatar aquí lo que veo por el respeto a los familiares
cercanos que me leen, pero ya pueden imaginarse que de todo, y nada bueno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El único sitio del que salgo por mi propio pie, y
además corriendo, es del emporio de las ladyboys (que es una calle entera), en
el que me meto por una mezcla de equivocación y curiosidad. Allí no les importa
que no tengas dinero pues no es un lugar frecuentado precisamente por gente
joven y normal, así que me veo en una situación realmente comprometido para
quitarme varias manos nudosas del brazo y la cintura.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"></span><br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En cuanto a la prostitución infantil, tema tan
cacareado en relación a Tailandia, lo cierto es que si la hay, está bien
oculta, pues pese al aspecto aniñado natural de las tailandesas, no veo a
ninguna prostituta que pueda identificarse claramente como menor de edad. Solo
en uno de las calles con las clubes más sórdidos, unas escaleras mugrientas con
una señal que dice “<i>lolitas downstairs</i>”
(lolitas en la parte de abajo) parecen esconder algo. Evidentemente, ni me
acerco.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Mi deambular se vuelve errático. A la tercera vuelta
a la gran manzana del vicio y la corrupción decido que aquel no es mí sitio. Me
he cansado de cruzarme con vejestorios gordos que van de la mano de chicas que
podrían ser sus nietas y con prostitutas cuyas adicciones y desesperación
afloran tanto que inspiran más lástima que deseo sexual.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como excepción, y porque quizá mi cuerpo me lo pide
en voz baja tras las pocilgas donde me he hospedado en Koh Phi Phi, reservo en
un hotel algo más decente. Con ducha caliente y cama para mí solo, uno se
siente como de vuelta en casa. Solo hay un problema: no encuentro el condenado
hotel. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Dos horas o más me paso vagando por la sordidez de
Pattong Beach, lejos de las cegadores luces de la calle principal; donde lo
peor de Tailandia se agazapa en cada esquina y en cada portal, acompañado a
veces en sus lechos de harapos y desvergüenza por lo peor de otras muchas
partes del mundo. También hay gente buena, y varias personas que tratan de
echar un cable, aunque tras más de tres indicaciones que se contradicen entre
sí, acaban logrando que me pierda aún más. También hay dos ladyboys que
intentan tirar de mí hacía los callejones adyacentes, que flotan en un mar de
oscuridad y olores abyectos que no quiero visitar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Qué tranquilidad da el no llevar nada valioso en los
bolsillos salvo una llave de una habitación que no encuentro. Si me la robaran, no me quedaría más remedio que decir “si sabes ir, te sigo”. La ciudad
es laberíntica e insidiosa hasta decir basta, con tramos sin luz, pasajes
hediondos llenos de drogadictos, zonas de descampados encharcados y carreteras
polvorientas. Una chica que me ve lejos de donde suelen estar los blancos se
ofrece a llevarme en moto, pero como todos, quiere un dinero que no tengo. Al
final, a lo lejos, veo el cartel de un hostal indio en el que he estado
preguntando precios hace unas horas. Me detengo aliviado y me seco el sudor
copioso: al final resulta que podré dormir en mi habitación con ducha caliente.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El siguiente día en Phuket es uno de esos días
largos y cansinos que se dan en estos viajes, sin tiempo ni para una parada a
echar el clásico cigarrillo con vistas. Como primer paso, me aseguro una plaza
en el autobús que sale desde Phuket Town, al otro lado de la isla, hacía Bangkok,
a 14 horas al Norte. Esta distancia no parecía tan grande en el mapa, creo que
nunca he hecho un recorrido tan largo en autobús. Una vez cerrado este trámite,
temprano por la mañana, quiero dar una vuelta por la isla, intentar llegar a
tres o cuatro sitios que he apuntado en mi libreta tras pasar por un cibercafé
y hacer un poco de investigación en TripAdvisor y otras webs.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El tráfico y las carreteras de Phuket no me inspiran
nada de confianza a la hora de decidirme a alquilar una moto, y la reciente experiencia
vivida en Koh Tao acaba por echarme para atrás. La panda de motoristas que
acampan bajo una sombra de contrachapado junto a la estación de autobús se
agita con mofas y actitudes ofendidas cuando les propongo un precio irrisorio
por un recorrido. Al final, tras el regateo de siempre, uno de ellos acepta
pero de muy mala gana. El tío es uno de esos tailandeses con muy mala leche, y
va con tal cara de perros que por un momento pienso que, o me va a dejar tirado
en cualquier lado, o directamente me va a empujar de la moto a medio camino. Como
es lógico, el odio al occidental y al turista en general es mayor en aquellas
zonas oscuras de Tailandia de las que he hablado. Después de todo, es imposible
determinar si alguna de las hermanas, o incluso hijas, de este motorista no se
ve obligada a vender su cuerpo cada noche al mejor postor. Y eso no hace
amigos con los clientes, dentro del saco de los cuales probablemente me mete
por desconocimiento y prejuicios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Paramos en Wat Chalong, un templo bastante interesante
con cuatro o cinco pagodas tan coloridas y sobrecargadas de brillos, adornos y
estatuas pintadas que aquello parece Disneylandia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el último piso de una de las pagodas hay una
reliquia real de Buda en una urna de cristal, un trozo de hueso que trajeron de
Sri Lanka. Esto mola bastante. Paseando por el recinto se hace evidente que
estamos en un día especial de rezo, no sé en cual, pues hay cientos. Están
tirando muchísimos petardos en el interior de una estupa que arroja profusamente
humo y estallidos ensordecedores, también veo a muchos fieles rezando a las
estatuas de monjes recubiertos con pedazos de pan de oro. Resulta curioso presenciar esta religiosidad sincera y suntuosa en los habitantes diurnos de Phuket, después de haber vivido la oscuridad y depravación que la noche parece despertar en cada esquina. Todo el mundo tiene dos caras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBs2jr7S0j-zFq4troXFO1g6Q_8HGXSBJJVruiyy8Y2s0pTNlLQ1xwdgnKlagrHBGPA7dPI_uUz8rSQ4lllnH7LsMmrE3XyzRgxEx03ZIo5l5fpH3B5TP6lRbPbZ1JsOgUs1H65TRW9gw/s1600/DSC04351+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Reliquia Buda Wat Chalong" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBs2jr7S0j-zFq4troXFO1g6Q_8HGXSBJJVruiyy8Y2s0pTNlLQ1xwdgnKlagrHBGPA7dPI_uUz8rSQ4lllnH7LsMmrE3XyzRgxEx03ZIo5l5fpH3B5TP6lRbPbZ1JsOgUs1H65TRW9gw/s400/DSC04351+edit.jpg" title="Reliquia Buda Wat Chalong" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Reliquia del mismísmo Buda</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVoCGa8pEyklXunMwQ4akApE7-6Y4bX3VnvzMg9di6zX-T6Rt7GY886KjO0_T-CD06vYhnldpgn9K5bjyStTmfMqXETZWJYB8Zvb67yZRKUkmdRx_Vp2ohUC5ilasgUgKGGzI7-T08A3c/s1600/DSC04352+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Wat Chalong" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVoCGa8pEyklXunMwQ4akApE7-6Y4bX3VnvzMg9di6zX-T6Rt7GY886KjO0_T-CD06vYhnldpgn9K5bjyStTmfMqXETZWJYB8Zvb67yZRKUkmdRx_Vp2ohUC5ilasgUgKGGzI7-T08A3c/s400/DSC04352+edit.jpg" title="Wat Chalong" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Wat Chalong desde una de las pagodas</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7uzVkmU2zqbOWyx_Uug7xFZLi7V0d0E_2kEhyF_xK2m5-nmn-EctOEwyxGUmj9brsg5Ff-8ncLp57OBGeKJnHxlZtHvcohFgy0NOqroQHmXV9YUmS_AvTDc1elgYURFuYhjIYyEhF9mI/s1600/DSC04357+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Wat Chalong" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7uzVkmU2zqbOWyx_Uug7xFZLi7V0d0E_2kEhyF_xK2m5-nmn-EctOEwyxGUmj9brsg5Ff-8ncLp57OBGeKJnHxlZtHvcohFgy0NOqroQHmXV9YUmS_AvTDc1elgYURFuYhjIYyEhF9mI/s400/DSC04357+edit.jpg" title="Wat Chalong" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pagoda principal de Wat Chalong</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFlOLqBv-E04bxp6icjYi2WkFOA3Q1YFRRf95QEckmvPr6UMoEHATjZEhcug3M1v6r9CJbqi0aJVTLx_WtWF0sBY63ZIsVJ2peE6ymYaaev6I9cxRDgvIZW7yvqsbc2oQDZHsg3MO4NvQ/s1600/DSC04359+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Monjes, Wat Chalong" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFlOLqBv-E04bxp6icjYi2WkFOA3Q1YFRRf95QEckmvPr6UMoEHATjZEhcug3M1v6r9CJbqi0aJVTLx_WtWF0sBY63ZIsVJ2peE6ymYaaev6I9cxRDgvIZW7yvqsbc2oQDZHsg3MO4NvQ/s400/DSC04359+edit.jpg" title="Wat Chalong" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Monjes dorados</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por suerte, como he sido lo suficientemente listo
como para no soltarle un duro por anticipado al motorista prejuicioso, le
encuentro esperando en el lugar en que acordamos y no me quedo tirado. Me lleva
en silencio hasta el Buda gigantesco que hay en la cima más alta de la isla. No son gran cosa, ni las vistas, ni la estatua, que es moderna y de hecho, está aún
sin terminar del todo. Están poniendo una oración en cada una de las baldosas
que conforman la superficie del gran Buda, de unos 50 metros de altitud, y se
puede escribir la que uno elija y depositarlas allí. Eso hago, aunque no se me
ocurre qué pedir y al final acabo poniendo una chorrada… Con la cantidad de
cosas que deseamos a lo largo de un día, y cuando alguien nos pide que de
verdad pidamos por algo, muchos nos quedamos en blanco. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiih2xYOQgQoj74G6BrrP14HMfkkXR8QGoKYbhffJcePwaNC-9IfihmnB09nIylu_x2yI6JiFVJzcJSPOy8qDBW8oT-KrLuqt2ealCYh02iLZwrVc0SRwxg8I8VggAz6jB_UxxhKzvDL8k/s1600/DSC04371+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="El Gran Buda de Phuket" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiih2xYOQgQoj74G6BrrP14HMfkkXR8QGoKYbhffJcePwaNC-9IfihmnB09nIylu_x2yI6JiFVJzcJSPOy8qDBW8oT-KrLuqt2ealCYh02iLZwrVc0SRwxg8I8VggAz6jB_UxxhKzvDL8k/s400/DSC04371+edit.jpg" title="El gran Buda Phuket" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Gran Buda, bastante feo él</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Le pido al motorista que me lleve a una bahía pintoresca
que hay al Sur, pues hemos acabado el recorrido mucho antes de lo previsto
(como era de esperar, me había engañado con las distancias), pero yo no tengo
muy claro dónde está exactamente, y parece que él tampoco. Preguntamos y nadie parece
capaz de sacarnos de dudas, he debido de escribir mal el nombre de la bahía,
que tiene tres palabras y bastante enjundia. Él no quiere conducir más, así que
discutimos y al final le digo que me deje en un hospital de Phuket Town y se
vaya a donde le venga en gana. Necesito que me cambien los vendajes y me
limpien la quemadura, pues en Koh Phi Phi me dijeron que esto debía hacerse una
vez al día y con diligencia para evitar una nueva infección. Los recuerdos del
bisturí me han quitado las ganas de hacerme el duro y jugar con el cuidado de
la herida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como el hospital está lejos del centro y el muy
patán del motorista tampoco sabe ir, una vez en Phuket Town vuelve a intentar
que le pague para largarse. A gritos en plena calle poco menos que le obligo a
llevarme, pues acordamos un precio por el cual me llevaría a donde quisiera
hasta las dos, y no son ni la una. El hospital está muy lejos, preguntamos tres
veces y al fin llegamos, el tipo me exige más dinero y yo le doy lo pactado y
le mando a cagar a la vía. No se puede ceder ante estos personajes si quieres
salir de Tailandia con una moneda en el bolsillo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En el hospital, que al parecer no es el principal de
Phuket Town, nadie habla inglés y nadie entiende nada de lo que digo. Van
pasándome de un sitio a otro hasta que encuentro a una persona que chapurrea el
idioma internacional. Enseguida se fija en el color blanco de mi piel y me pide
1.500 bahts, unos 40 euros, por limpiarme la herida y cambiarme el vendaje, más
del doble que en Koh Phi Phi por hacer mucho menos. También la mando a cagar. Salgo
fuera y compro vendas y desinfectante en una farmacia: 40 bahts, aunque
explicarle lo que quiero al empleado también conlleva su esfuerzo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Enfrente del hospital hay un humilde restaurante en
el que se arma un revuelo cuando entro por la puerta. El camarero habla inglés
bastante regular, pero entiende que tengo hambre y me pone un plato de cerdo
con arroz del que luego me da a repetir sin yo haberlo pedido siquiera. Es muy
servicial y se queda todo el rato cerca de la mesa por si necesito algo. Su
hija me mira con curiosidad desde el otro lado de la barra, es un lugar donde
dudo que haya comido un blanco antes. Allí descanso y me sosiego. Sentarse junto
a esa mesa de plástico con mantel estridente y empaparse del ambiente amigable
es equivalente a abrir una válvula imaginaria en mi mente que me libera de todo
el estrés que el motorista y los empleados del hospital han ido cargando sobre
mí a lo largo de la mañana. Me tomo mi tiempo antes de moverme de nuevo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El camino hacia la estación desde el hospital de las
afueras es arduo en el día joven y ardoroso. Como tengo tiempo de sobra, doy una
gran vuelta por Phuket Town: una ciudad de casas bajas bastante fea y ruidosa,
aunque con algún edificio de arquitectura colonial destacable y suficientemente
viejo como para tener alguna historia interesante que contar. Por desgracia, no
se puede preguntar a los edificios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDWal6Z7fY2nBKwjqGtAdHEpgQZ1ntkJXhF22oN7RaqoYlkd0VIpa09F2_gzsn2qdMuybQ2JwuPGg4L2O3wxNxXi7viRiZrDqFOgrE4cWSrOh6asQ4YfuL_4YQlqMKJ0ERv2DLYOW98g8/s1600/DSC04375+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Phuket Town" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDWal6Z7fY2nBKwjqGtAdHEpgQZ1ntkJXhF22oN7RaqoYlkd0VIpa09F2_gzsn2qdMuybQ2JwuPGg4L2O3wxNxXi7viRiZrDqFOgrE4cWSrOh6asQ4YfuL_4YQlqMKJ0ERv2DLYOW98g8/s400/DSC04375+edit.jpg" title="Phuket Town" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Edificios con historia</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Busco un cibercafé y conecto por primera vez en el
viaje con mi abandonada bandeja de entrada del correo, que nunca eché de menos.
Después encuentro una librearía de segunda mano en la que sirven té, y allí
busco un libro agradable que me ayude a afrontar el viaje de 14 horas que me
espera por la noche. Necesito algo ligero, que ayude a pasar las horas sin
cansar demasiado la mente, pues de eso ya se encargará la propia fatiga y la
incomodidad: me compro el primer volumen de <i>los
Juegos del Hambre</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ya en la estación, sentado en un banco metálico,
efectúo una cura lamentable en mi herida, que sigue abierta y brillante y se
pega a la venda como si le fuera la vida en ello, haciendo que retirarla duela
como arrancarse la piel. No puedo evitar que algo de sangre caiga sobre las
baldosas, y esto levanta alguna que otra mirada de repugnancia de la gente que
camina con prisa por la estación en busca de sus autobuses.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Una hora después, me acomodo en el asiento delantero
de un autocar de dos pisos con comida, libro, y ipod. Tengo una gran ventana
delante y espacio de sobra para estirar mis piernas. Debo decir que es
muchísimo más cómodo de lo esperado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cuando aún queda media hora para dar la media noche,
el vehículo arranca con un bramido. Último destino: Bangkok.<o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-926877465660391142013-12-09T09:08:00.000-08:002013-12-09T10:05:14.747-08:00Persiguiendo el paraíso perdido: Krabi y las islas Phi Phi (2)<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">Volvemos a ver el infame juego de la comba ardiente, pero
esta vez tan solo observamos cómo los jóvenes ingleses saltan y se lucen, o
bien caen doloridos delante de las chicas que no paran de gritar (creo que toda
mujer británica tiene que pasar una prueba de gritos cuando es una niña, si no
supera un determinado nivel de decibelios, se la expatría y se la nacionaliza
islandesa, que son muy parecidas). Han convertido aquello en su patio de
juergas particular, en su locura de fin de curso.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Todo es demasiado anglosajón quizá, pues también hay muchos
americanos, canadienses y australianos. Hijos de ricos. Unas americanas con
antepasados filipinos, tontas y gordas, nos retan a pasar por debajo del limbo
de fuego. Lo hago y obtengo por ello un chupito bastante fuerte. Después lo
hago cuatro o cinco veces más y esa noche bebo gratis. Cada ronda, la barra
ardiente baja, y al final el limbo es tan extremo que solo algunos tailandeses
malabaristas del fuego pueden pasarlo, contorsionando su cuerpo como si
pudieran romperlo y rearmarlo a placer. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">En una de las discotecas hay un mono gibón que trepa por los
focos y el andamiaje del techo. La música le pone frenético y se mueve sin
parar mientras unos dueños de manos agresivas intentan atraparlo. Lo que en
principio resulta algo gracioso se vuelve patético cuando se mira a la cara del
animal y se observa en él más humanidad de la que parecen tener algunos de los
asistentes a aquella fiesta eterna. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">También hay bares más tranquilos, sobre todo en el otro lado
del centro de la isla. Allí es posible, aunque no barato, tomarse un cóctel
sentado en cojines sobre la arena, dispuestos entre velas, con música chill out
y tailandeses tatuados y escuálidos que hacen piruetas y malabares imposibles
con discos y barras incendiadas. Tampoco me acaba de gustar este ambiente, más
adulto y pausado. Echo de menos algo más, quizá algo más diferente y rompedor,
menos parecido a lo que veo siempre en todas partes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">No obstante, disfruto de lo que la noche de Koh Phi Phi
ofrece. Se trata de un ambiente que ha sido cuidadosamente diseñado para proporcionar
al visitante la noche perfecta día tras día y sin descanso; y bueno, es
imposible no disfrutar de algo así aunque sea un poco, de la misma manera en la
que se disfruta de una película visualmente espectacular en el cine, pese a su
falta de contenido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">En el transcurso de las horas nocturnas, que se consumen
rápido como un cigarrillo, uno también puede moverse por el interior del
pueblo, atravesando la isla a lo ancho en menos de cinco minutos. De la
tranquilidad septentrional a la vorágine meridional. Allí en el medio hay
decenas de tatuadores abiertos toda la noche para sacar partido a las
borracheras británicas, bares en azoteas con vistas a las fiestas de la playa,
y también bares irlandeses. Si, bares irlandeses en Koh Phi Phi, así es. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">También hay un sitio que me fascina, donde organizan peleas
de muay thai entre todo aquel que quiera participar. El ring está en mitad del
bar. Allí nos sentamos y observamos las malas artes que exhiben los mochileros
de la isla. Vemos combates grandiosos, combates ridículos y palizas. Y también
a un americano paleto que pierde los papeles y empuja al árbitro, siendo
reducido inmediatamente por este de un barrido certero que alcanza sus piernas
y le hace caer, levantando la carcajada del público. La historia es más
graciosa si se cuenta que el americano es un mastodonte de 100 kilos y 1,90
tatuado hasta las cejas, y el árbitro un tailandés enjuto y desnutrido que no
le llega ni al hombro. Así es el muay thai, no es cuestión de fuerza ni de
brutalidad, sino de técnica y precisión, como cualquier arte marcial. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Enseguida descubro que los tailandeses que manejan la noche
de Koh Phi Phi son diferentes a todos los que hayamos visto hasta ahora. Estos
jóvenes, la mayoría menores de 25, animan las fiestas con fuegos y malabares
imposibles, tatúan usando técnicas tradicionales, sirven copas o controlan que
nadie se pase de listo. Ellos manejan el cotarro, pese a que prefieran dejar
que los guiris piensen que el control de todo lo que pasa está en sus manos.
Son tipos delgados y muy fibrosos, morenos, con el pelo mayoritariamente largo
y lacio, llevan el cuerpo cubierto de tatuajes y tienen una chulería y un
desparpajo que no he visto antes en ningún asiático. Ellos han nacido en una
fiesta, y se han alimentado de ella durante toda su vida, ensayando como
“molar” desde que son críos. Como es lógico, se llevan a las inglesas gritonas
que ellos eligen de calle, y casi todos tienen una rubita esperándoles para
cuando acaban de hacer el tatuaje o el espectáculo pirotécnico de turno, o para
que les anime cuando deciden patear el culo a un blanquito que está ganando
demasiado en el ring. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Esta gallardía tailandesa, rayana en la arrogancia, es más
palpable en Koh Phi Phi, si bien, está presente en todo el territorio nacional.
Pienso en las posibles razones que conducen a esta actitud algo altanera, que
no he observado antes ni en Malasia, ni en Camboya, ni en Indonesia (ni tampoco
previamente en Nepal o China), donde la gente fue siempre extremadamente
solícita, con poquísimas excepciones y en ocasiones hasta extremos
absolutamente impensables en el mundo occidental. Es, quizá, y siempre hablando
desde mi falta de conocimiento profundo de un país en el que tan solo llevo una
semana, una consecuencia de haber conservado una autodeterminación que fue
perdida por todos las naciones colindantes durante la era colonial. Y es que
Tailandia, gracias al siempre inteligente proceder de sus reyes (miembros de la
dinastía que aún se mantiene en el poder, gozando de cotas de respeto y
admiración casi divinos entre la población), supo eludir mediante acuerdos y
tratados la codicia de la vieja Europa y mantener su independencia, triunfando
así donde sus vecinos fracasaron estrepitosamente. Esto ha generado una
identidad nacional fuerte y ampliamente extendida que aporta confianza a la
gente y posiblemente dé lugar a esa actitud algo chulesca hacía el extranjero.
Una actitud que parece decir: “Nunca me has dominado, nunca he necesitado nada
de ti, así que pórtate bien en mi casa.”<o:p></o:p></span><br />
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxp86k0wXCaP48UXzQButYDRhl_yo-gmFLg3s4iK1P2xkUkv9kyf58LwRJLyVERLU-Dm21GHHf7scuCe3EWRYGZ4MgLui1XNcRxGd1bl7s-3OTvza48B-qpfZjCLTUzJjNw7WL8rs2SRA/s1600/DSC04259+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxp86k0wXCaP48UXzQButYDRhl_yo-gmFLg3s4iK1P2xkUkv9kyf58LwRJLyVERLU-Dm21GHHf7scuCe3EWRYGZ4MgLui1XNcRxGd1bl7s-3OTvza48B-qpfZjCLTUzJjNw7WL8rs2SRA/s400/DSC04259+edit.jpg" title="Koh Phi Phi" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tailandés en Koh Phi Phi Don</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Pese a toda esta divagación
amparada por los largos paseos nocturnos, es casi imposible hablar de
Koh Phi Phi Don sin hablar de Koh Phi Phi Leh, la isla vecina.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp5ns2XW-7l_8RMfgNB7VRGI3epZj6TLj2pdeSYC9JzlqBe_EHDpqxLANlnk7T78nE_9JMdxKUTfZUZ3iJ4imaYRcZl_ASjBfAcaabljEutJOHDjhtadGnF0oYEdYHGFJ828nQDFN4i0M/s1600/DSC04215+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi Leh" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp5ns2XW-7l_8RMfgNB7VRGI3epZj6TLj2pdeSYC9JzlqBe_EHDpqxLANlnk7T78nE_9JMdxKUTfZUZ3iJ4imaYRcZl_ASjBfAcaabljEutJOHDjhtadGnF0oYEdYHGFJ828nQDFN4i0M/s400/DSC04215+edit.jpg" title="Koh Phi Phi Leh" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Hacía The Beach, nosotros en barco</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Más que una isla, Koh Phi Phi Leh es un conjunto de rocas
suspendidas entre aguas transparentes que atrapan la piedra como cristal mágico.
Aquí no hay ambiente que describir, pues no vive nadie aparte de los pocos
guardianes que vigilan lo que hace ya años que se convirtió en un parque nacional protegido. No obstante, su
belleza y su disposición, con dos grandes bahías transparentes encajonadas
entre riscos escarpados, la convierten en un lugar muy especial, contando con
la que es probablemente una de las playas más aisladas y pintorescas del mundo.
Es por esto que fue elegida como lugar de rodaje de películas como la Isla de
las Cabezas Cortadas (Renny Harlin, 1995) y sobre todo, La Playa (Danny Boyle,
2000), la peli de mochileros por excelencia, que popularizó este pedazo de
tierra hasta extremos insospechados.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">El lugar es virtualmente perfecto, ostentando una combinación
armoniosa de cuevas accidentadas, como la <i>viking
cave</i> (donde sinceramente, dudo que nunca llegara a plantarse un solo
vikingo), bahías cerradas de aguas profundas y claras llenas de vida marina, y
por supuesto la mítica playa de Maya Bay (donde los protagonistas de La Playa
se escondían del mundo en su comuna hippie).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">A la llegada, tras unos veinte minutos de <i>speedboat </i>y una parada en una playa del
extremo de Koh Phi Phi Don con muchos monos y por desgracia, también con mucha
basura llegada del puerto, pasamos por delante de la cueva del vikingo, donde
no se puede entrar. Alguien ha construido unas precarias pasarelas de bambú que
se internan en la oscuridad de la caverna, que parece una boca de dientes
irregulares abierta en la roca. Pasando por delante, pregunto al barquero si
nos podemos meter dentro a ver que hay y, ante la negativa, me cuestiono porque
las cosas más divertidas suelen estar tantas veces prohibidas o cerradas.
Entiendo que es peligroso, pero denos un papel a firmar eximiéndose de
responsabilidad y déjenos entrar a riesgo propio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7PJYX0bjTxO8K1SlYPASC7AdsQ5Ua3Cp1yARvJAtC-Olx_y_zrekiI34xJqjo-e5stj6sFFdkMmHnRSSdgfLwsK7jJEqkK3MRmLjhm_D8Y3an-Hj6tQfx5TpmGShVPd28Iax09HgJEx0/s1600/DSC04210+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Monkey Beach Koh Phi Phi Don" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7PJYX0bjTxO8K1SlYPASC7AdsQ5Ua3Cp1yARvJAtC-Olx_y_zrekiI34xJqjo-e5stj6sFFdkMmHnRSSdgfLwsK7jJEqkK3MRmLjhm_D8Y3an-Hj6tQfx5TpmGShVPd28Iax09HgJEx0/s400/DSC04210+edit.jpg" title="" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Monkey Beach</td></tr>
</tbody></table>
<br /><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYwK0j_alalkGMleBXxsz_-fhst-3TD-SquBtVCD36KRbQrA29BmtNOqr3nTJPo-xG1MILYiahVPZZJcJwHLzcTsqzCJaJoma6WDnD5XYSVIDx2rm-EFAcQb5cc4knyt3XPUK7dDsUj8w/s1600/DSC04211+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Monkey Beach Koh Phi Phi" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYwK0j_alalkGMleBXxsz_-fhst-3TD-SquBtVCD36KRbQrA29BmtNOqr3nTJPo-xG1MILYiahVPZZJcJwHLzcTsqzCJaJoma6WDnD5XYSVIDx2rm-EFAcQb5cc4knyt3XPUK7dDsUj8w/s400/DSC04211+edit.jpg" title="Monkey Beach Koh Phi Phi" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Monkey Beach</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhd3cg4wkUeJxemA-Va0z37pWoacEwK0X93-4urfs_YYSxWAEwgJ5poIW_7x153Z9zXhAgIDi4c5Ogh3AmpafsE88AlJ6cN1E0NYGnBKFzT-tKaaT8bp2NkzLqpKtMT7e0em1xzaHJJomY/s1600/DSC04222+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Viking cave Koh Phi Phi" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhd3cg4wkUeJxemA-Va0z37pWoacEwK0X93-4urfs_YYSxWAEwgJ5poIW_7x153Z9zXhAgIDi4c5Ogh3AmpafsE88AlJ6cN1E0NYGnBKFzT-tKaaT8bp2NkzLqpKtMT7e0em1xzaHJJomY/s400/DSC04222+edit.jpg" title="Viking cave Koh Phi Phi" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Viking Cave</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Después toca internarse en la bahía de Pileh, lo cual nos ata
irremediablemente un nudo en el estómago ante la grandeza del lugar. Bucear
allí es extremadamente bueno y divertido, y por suerte no está prohibido. Una
lástima no poder mostrar los miles de peces entre los que tenemos la
posibilidad de nadar con una buena foto de goPro. Los fondos marinos además,
son mejores que en Bali y en Sabah, más profundos, pedregosos y llenos de vida.
Como suelo hacer habitualmente, me alejo del grupo que va en nuestro barco (que
incluye unos chinos gritones que no saben nadar ni bucear) y exploro por allí,
llegando a una diminuta cala al pie de un acantilado. Una extensión de arena de
unos cinco metros con un tronco donde me siento como un náufrago feliz. Lejos
del barco, a muchos metros del ser humano más cercano, disfruto de una calma
bastante zen. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Esa es mi playa particular, el sitio con el que me quedo de
todos los que vi en Tailandia. Ese pedazo diminuto de arena rodeado de roca y
con un tronco para sentarse es mi exuberante reino durante unos minutos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0hQXMOHV0MvAF_NtWFZP-O4-RD_hvEMPmnxXvq9VtSXb6sL92DTawdWl4g_1QLwrtQ7swBs40ERuGWz7ov5pELNpEbGCkN1ms0qgUhfU6h1q6zUjB8mz1A3bXyq0O_RrjVBP7CbEYJhA/s1600/DSC04233+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Pileh bay" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0hQXMOHV0MvAF_NtWFZP-O4-RD_hvEMPmnxXvq9VtSXb6sL92DTawdWl4g_1QLwrtQ7swBs40ERuGWz7ov5pELNpEbGCkN1ms0qgUhfU6h1q6zUjB8mz1A3bXyq0O_RrjVBP7CbEYJhA/s400/DSC04233+edit.jpg" title="Pileh bay" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bahía de Pileh</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Maya Bay es muy diferente. Pese al elemento aventurero que le
añade al viaje el hecho de que el último tramo haya que hacerlo a nado, desde
el barco hasta unas escaleras que penetran en las rocas y con un oleaje algo
movido que no hace fácil ni exento de peligro el asirse a la barandilla y subir,
el lugar está corrompido. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Desde que, en el primer vuelo largo de este viaje
(Madrid-Doha), aún bien alimentado y casi sin barba ni moreno en la piel, viera
la película de Danny Boyle en el avión, había pensado muchas veces en llegar a
este lugar. La imagen de la playa se había presentado en mi memoria como algo
perfecto, un objetivo que alcanzar, y la cercanía del lugar me había hecho
levantarme nervioso esa mañana. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Imaginaréis mi sensación cuando, tras recorrer descalzo el
tramo de bosque y las inmediaciones de arena, y apartar los últimos arbustos al
píe de la bahía, me encuentro con esto:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMMose_OpUolTQlGu6grVI0Abfg_oeL7ohaIscahx1q_P8nSgg2ajYQMlHO4A3uc2QWiq367r4d_vlNd7nIhHZ6viafv2OFgSs1PxqJ7BMd5cu-8NVCUSWOZYa3203I8P4EDv9poSQx98/s1600/DSC04244+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="maya beach" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMMose_OpUolTQlGu6grVI0Abfg_oeL7ohaIscahx1q_P8nSgg2ajYQMlHO4A3uc2QWiq367r4d_vlNd7nIhHZ6viafv2OFgSs1PxqJ7BMd5cu-8NVCUSWOZYa3203I8P4EDv9poSQx98/s400/DSC04244+edit.jpg" title="Maya beach" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El horror</td></tr>
</tbody></table>
<br /><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhh0cUJLNK4E5B8tyb2ukam0yJjsu1CkCz4p1WC3Fenfy3VodZNzM1y8w53DsSIPK3jAmYNYt5oAMuOcW4Qz4PyJLVFqj62zZG91OkunH7sez-IsVeKxZ7vEzd79hOZL3EVH_6xB7MYu00/s1600/DSC04245+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Maya Beach boat" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhh0cUJLNK4E5B8tyb2ukam0yJjsu1CkCz4p1WC3Fenfy3VodZNzM1y8w53DsSIPK3jAmYNYt5oAMuOcW4Qz4PyJLVFqj62zZG91OkunH7sez-IsVeKxZ7vEzd79hOZL3EVH_6xB7MYu00/s400/DSC04245+edit.jpg" title="Maya Beach boat" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Barcos en Maya beach</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Así es como definitivamente aprendo lo que es un lugar
destruido, un lugar al que se le ha arrancado de raíz su misma esencia. La
sensación debe ser parecida a la de aquel que se enfrenta a un monte devorado
por las llamas, o a una gran parcela de selva que ha sido talada. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Como la mayoría de los chinos no saben nadar, los barcos
entran en la bahía y los descargan directamente en la playa, con los ruidos de
motores retumbando en la roca y las olas artificiales provocadas por sus
embestidas ahogando las mareas. Al menos, los que venían en nuestra barca se
han quedado por no poder superar el último trecho a nado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Gracias a la bolsa estanca de un irlandés que viajaba en
nuestra barca, he podido traer mi cámara y de esta forma puedo retratar el
horror. Nunca debe olvidarse un lugar así, siempre debe tenerse presente,
aunque sea mediante un vago recuerdo y una imagen borrosa, el cómo no deben
hacerse las cosas. En el camino de vuelta, estoy cabizbajo, apesadumbrado por
la decepción, pensando en aquellos viajeros de hace veinte años que aún podían visitar
estos rincones especiales de la tierra sin ser pisoteados por la turba devoradora
que ahora lo invade todo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Otra cosa que aprendo en las islas Phi Phi es que las
quemaduras no pueden tratarse como si fueran heridas normales, y que el agua
marina no solo no las cura, sino que las infecta. El dolor es especialmente
intenso a primera hora de la mañana, tras los duros despertares que siguen a
nuestros desmanes nocturnos; y es en estas horas cuando nuestra insensatez sale
a relucir en forma de pústulas que coronan nuestras quemaduras. No fue mi
momento más lúcido aquel en Krabi en el que convencí a Manu de que no habría
problema con las heridas aunque no fuéramos a ver a un médico, que con la crema
desinfectante y el agua de mar acabarían curándose solas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Al final, el paso por el médico se hace necesario, pues la
infección no da tregua. Nos raspan las heridas con un bisturí hasta que retiran
todo “lo blanco” y parte de “lo rojo” que hay alrededor (que es carne
evidentemente, no piel). Esto provoca uno de los peores dolores que recuerdo
haber tenido en mi vida, y durante todo el rato que dura el suplicio, más la
posterior limpieza y vendaje de la herida, solo puedo consolarme pensando en la
valiosa lección que estoy aprendiendo: ¡Cuidarse las putas heridas!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Entre una cura y otra, en esta mañana de clínicas y
hospitales, Manu se marcha. Su vuelo sale desde la isla de Phuket, a dos horas
en barco de Koh Phi Phi. Debe volver a España, pues es persona currante y sus
vacaciones tocan a su fin.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">En el embarcadero nos despedimos, y yo le doy sinceramente
las gracias por ser el único amigo que ha venido a verme y se ha unido a mí en
este gran viaje, aunque haya sido solo por diez días.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Yo me quedo. No tengo prisa por abandonar Koh Phi Phi, pues aún
no he de volver a Malasia hasta dentro de una semana y media. Un vuelo a España
me espera allí el día 8 de Julio. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Ya atisbo el fin de etapa que ese avión supondrá, pues Asia
quedará lejos al menos durante un tiempo. Pero aún me queda tiempo aquí, y
Phuket y Bangkok, las dos últimas paradas del viaje, darán qué vivir.<o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-69016566022598487932013-12-01T16:01:00.000-08:002013-12-09T09:15:08.502-08:00Persiguiendo el paraíso perdido: Krabi y las islas Phi Phi (1)<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">La mañana post-luna llena se me hace muy cuesta arriba. El
sol atiza mi cuerpo reseco más de lo que lo había hecho nunca, los excesos se
pagan físicamente con boca pastosa y un terrible dolor de cabeza provocado por
el alcohol mal destilado. Pero la peor de las sensaciones es la profunda
vergüenza para con mi amigo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Nada más salir de la habitación a las 11 de la mañana, con
premura pues un barco se nos escapa, Manu me cuenta como me perdió en el
torbellino de cuerpos pintados, griterío y fuego en que se convirtió la fiesta
cuando las drogas y el alcohol hicieron su trabajo. Escapé con la botella, como
un prófugo, huyendo de la sensatez de un amigo que intentó advertirme de las
consecuencias que traerían aquellos tragos sinsentido. Más tarde me encontró
tumbado, dormido en la arena, con camiseta, cartera, y recuerdos robados. Con
no poco esfuerzo, cargó conmigo hasta el hostal y me tiró en la cama, me
imagino que sintiendo cierto desprecio hacía el guiñapo etílico en que me vi
transformado. En días como este, siento que no merezco amigos así.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Para añadir leña al asunto, levanto una costra de arena que
tengo en mi pierna izquierda y debajo me encuentro con una fea herida abierta.
Es una quemadura, brillante y en carne viva, posiblemente producida por uno de
los estúpidos saltos en la comba de fuego. Durante mi aciago paso por la fiesta
ni la sentí, ahora me duele horrores.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">La bajada de las aguas ha convertido las playas de Koh
Phangan en marismas blancas que parecen cruzar el océano; este se ha retirado a
zonas más profundas, quizá convaleciente también. Mientras esperamos al barco
entre la multitud resacosa que se marcha de la isla tras la fiesta, intento
aplacar mi malestar pensando que lo hecho, hecho está, y que cambiar eso es
imposible.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU5dRjSuBBU5YapkcPlqi_FzBcueAPbF8NXWceP_o9gblBHUa4Z5O_PkmxSfWQguJJ32QWZQB3Ad2zj9ao6Rwx8Tf04GxwU1OSOcjsNUgiW7CSZZK2R6SPuXdWynK1Ipmb72p8csVDqpQ/s1600/DSC04028+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phangan beach" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU5dRjSuBBU5YapkcPlqi_FzBcueAPbF8NXWceP_o9gblBHUa4Z5O_PkmxSfWQguJJ32QWZQB3Ad2zj9ao6Rwx8Tf04GxwU1OSOcjsNUgiW7CSZZK2R6SPuXdWynK1Ipmb72p8csVDqpQ/s400/DSC04028+edit.jpg" title="Koh Phangan beach" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Playas de Koh Phangan</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4mT1eOwm_XSgIDge3IPsqJumvYapw15nGuBrTcnaK10n_ziOBU0ZgskgwIrtX5Uo0CLqgPzCkQJ62ZgjPvqm7EYbkFrquex9aZo8UDTSsxH2vzX8DfTgN70baqtMPE-UsuZ5kHCMEImg/s1600/DSC04029+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Playa Koh Phangan" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4mT1eOwm_XSgIDge3IPsqJumvYapw15nGuBrTcnaK10n_ziOBU0ZgskgwIrtX5Uo0CLqgPzCkQJ62ZgjPvqm7EYbkFrquex9aZo8UDTSsxH2vzX8DfTgN70baqtMPE-UsuZ5kHCMEImg/s400/DSC04029+edit.jpg" title="Playa Koh Phangan" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Las aguas retiradas</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwXp2z1e2fjYVASuvQagUegYc7Kpgwr5SkgXm3S9sdIUhGBSbIzfifVv8uA5SVJwKsQeJAbA7ENUYH6H59uc0lfLLagOxN_OmvSovxpCzSjedW3fqt8f1IqyxLT_VYz6F4PaYfzaPxyls/s1600/DSC04031+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Playa Koh Phangan" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwXp2z1e2fjYVASuvQagUegYc7Kpgwr5SkgXm3S9sdIUhGBSbIzfifVv8uA5SVJwKsQeJAbA7ENUYH6H59uc0lfLLagOxN_OmvSovxpCzSjedW3fqt8f1IqyxLT_VYz6F4PaYfzaPxyls/s400/DSC04031+edit.jpg" title="Playa Koh Phangan" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Recolectores </td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWTIajmYl61clJGqXf9hogRmDJWJLbiHCgN-Hiwxr4snN_hcey_roY5p1oodTHMikgqBWigNRXUKlR5RiSjjBGr5yxawaDyHNW_pXsVHczXYVrSm218d1zHQ9ksdKY3kPdELORyFyECL0/s1600/DSC04045+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Tailandia costa" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWTIajmYl61clJGqXf9hogRmDJWJLbiHCgN-Hiwxr4snN_hcey_roY5p1oodTHMikgqBWigNRXUKlR5RiSjjBGr5yxawaDyHNW_pXsVHczXYVrSm218d1zHQ9ksdKY3kPdELORyFyECL0/s400/DSC04045+edit.jpg" title="Tailandia costa" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Costas</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTLkoegA8gYCi1lgBglcbRFuE8bZthMXLJ0-Kyu_7hyphenhyphenn6ysEJlaEkiABCnaGFrfKl8WW_c5pp0JuSuss-9iL_HJ1qMqjcxM20vQzuAA1hxm4s8Mt7dN7HSSJ_zHUkR8MYTQ3SPWHATt9I/s1600/DSC04058+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Tailandia costa sur" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTLkoegA8gYCi1lgBglcbRFuE8bZthMXLJ0-Kyu_7hyphenhyphenn6ysEJlaEkiABCnaGFrfKl8WW_c5pp0JuSuss-9iL_HJ1qMqjcxM20vQzuAA1hxm4s8Mt7dN7HSSJ_zHUkR8MYTQ3SPWHATt9I/s400/DSC04058+edit.jpg" title="Tailandia costa sur" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La muela</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">La localidad occidental de Krabi es nuestro nuevo destino. Para
llegar hasta allí debemos esperar a que nuestro barco descargue en Koh Samui, y
después nos acerque a la espectacular costa peninsular, escarpada de grandes
rocas molares como la mandíbula irregular y descuidada de un leviatán marino. Ya
en tierra firme, descansamos lo que podemos a bordo de un autobús que cruza de
nuevo la lengua de tierra tailandesa mientras esperamos a que la voz chillona
del conductor anuncie ¡Krabi!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Esta ciudad costera, pequeña y muy tranquila, que mira quizá
con envidia las luces frenéticas de neón que iluminan el cielo sobre la vecina
isla de Phuket, o sobre el archipiélago de Phi Phi, más al Sur, se me antoja
como un tesoro poco valorado. Un breve alto en el camino demasiado rápido de
los que buscan transitar por Tailandia en una semana. Yo creo que la ciudad,
capital del estado de homónimo, ofrece mucho más que eso. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Pese a que solo la conocemos de noche, y es por eso que digo
“creo”, la localidad nos regala con una de las vueltas sin rumbo más agradables
de todo el viaje. Calles oscuras y prácticamente desiertas; Pad Thai a 35 bahts
(la mitad que en las islas, y una de las razones que me llevan a pensar que
estamos en un sitio mucho menos turístico); un encuentro repentino con un
templo budista de inmensas proporciones, el primero que vemos del estilo
tailandés (más recargado y colorido aún que el camboyano, aunque parecido); y
un final de velada en un bar que encontramos de casualidad y en el que acabamos
participando en una <i>jam session</i> muy
divertida con gente local. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Y es que la gente en Tailandia, pese a su hosquedad
superficial, está abierta al extranjero igual o más que en otros lugares de
Asia, siempre que el extranjero esté abierto a ellos. Casi nunca amables en los
sitios masificados, donde los turistas hacen cola delante de ellos sin
mirarlos, con sus bañadores de diseño y sus tatuajes tribales cuyo significado
desconocen, pero siempre dispuestos a invitarte a una cerveza y charlar contigo
hasta la madrugada si tú haces el esfuerzo por conocer, integrarte, y salirte
del camino marcado por las pisadas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Los dueños de aquel bar de Krabi, un matrimonio entrado en
los cuarenta, se sorprenden muy gratamente de nuestra presencia en aquel
callejón secundario, de nuestro afán exploratorio, y de nuestra amabilidad para
con el habitante local. Es por eso que nos invitan a sentarnos y enseguida se
sientan con nosotros a la mesa, al igual que hacen el resto de parroquianos,
con la misma curiosidad hacia nosotros que la que nosotros sentimos hacia
ellos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Cuando, ya entrada la madrugada, solo nuestra mesa está
ocupada y animada, las camareras se unen al grupo, formado por los dueños, un
tailandés vividor llamado Jack, un detective singapurense, un inglés borracho
que vive en Krabi desde hace 20 años, y nosotros. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">El ambiente en aquel rincón tan alejado de todo nos invita a
pedir hasta cuatro jarras de cerveza Singha (le mejor de Tailandia, por encima
de la Chang, y además más barata), pese a que nuestro barco hacía el archipiélago
de Phi Phi parte a las ocho de la mañana siguiente. Nuestros acompañantes
cantan y Manu se une a ellos con confianza, yo participo tocando unos bongos
que me han dado. Ellos nos felicitan por nuestro buen hacer musical y durante
un momento, todo lo malo de la noche anterior parece esfumarse y somos de nuevo hombres
felices en Tailandia. No hay duda de que aquella será otra de las
noches que me guardaré siempre en el recuerdo de este gran viaje a través de
Asia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Las despedidas llegan a las cuatro de la mañana, con el consiguiente
intercambio de facebooks y mails y algún tonteo que otro con las camareras. Por
suerte, el hotel está cerca y no nos perdemos. El sueño será corto y poco
reparador, pero al menos esta noche no hay insectos indeseables en la
habitación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6VFNekI5CA4-xBWkSOetzkAtiNPPUVF69M3yngvD7_eiwXFYga2VxQnjOZNWGkoDksp8yUehKXkt48O1DzF-Se4h5-29acMY1Rg0YtnHMXplCQW_Fv4J0dOllqPaYQdJP_XuMW2-WGAY/s1600/DSC04118+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Krabi" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6VFNekI5CA4-xBWkSOetzkAtiNPPUVF69M3yngvD7_eiwXFYga2VxQnjOZNWGkoDksp8yUehKXkt48O1DzF-Se4h5-29acMY1Rg0YtnHMXplCQW_Fv4J0dOllqPaYQdJP_XuMW2-WGAY/s400/DSC04118+edit.jpg" title="Krabi" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Nuestros amigos de Krabi: (Izq- Dcha) Peter el inglés, Juraimi el detective de Singapur, Manu, yo, Jack el vividor y el dueño cuyo nombre no recuerdo...</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">A la mañana siguiente, no es la luz que entra campante por la
ventana lo que me despierta, ni tampoco la alarma de mi teléfono móvil; es un
dolor lacerante que proviene de la quemadura de mi pierna como una marabunta de
microscópicos pinchazos ardientes lo que me trae de vuelta al mundo con
brusquedad. La herida no ha cicatrizado, ni mucho menos. De hecho, está
supurando un líquido amarillento que llega hasta mi píe. Me aplico una crema
desinfectante que aún conservo desde mi caída en la isla de Penang y consigo
así refrescar ligeramente la quemazón y ponerme en pie. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Manu también se quemó en la Full Moon Party, así que ambos
dedicamos parte de nuestro renqueante trayecto hacía el puerto de Krabi a
maldecir a los desgraciados que manejaban la comba endiabladamente para hacer
caer a todo blanquito que se creía lo suficientemente bueno saltando.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Por suerte, es fácil olvidar el dolor en Tailandia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Dos horas dura el trayecto tranquilo y no muy caluroso en la
barcaza destartalada, con un viento matinal suave que trae sal y buenos olores
marinos. Pasado ese tiempo, desde la cubierta, puedo ver la isla de Koh Phi Phi
Don aparecer a lo lejos, en mitad del océano. Un nuevo paraíso, pienso, y me
apresuro a despertar a Manu, que yace en la atestada bodega de pasajeros. La
llegada sobrepasa las expectativas más optimistas, y no podemos más que abrir
la boca y maravillarnos ante la gran bahía, encajonada entre riscos verdes, con
playas llenas de macacos y las aguas transparentes surcadas de bancos de peces.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ_vwxWzBbtKXpEduC5vFsdP6xEFRWVc0OQSPoK1w9JzpUy1_rAfhbdLFT4FzhGpSL8xilHQzEuA4tJoqgyQsWriSqImrWbuDSRhsiBUv3Jbjm5W-4Al66H8uBJnU_5StxBeyUXNMXKXQ/s1600/DSC04131+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi bahia" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ_vwxWzBbtKXpEduC5vFsdP6xEFRWVc0OQSPoK1w9JzpUy1_rAfhbdLFT4FzhGpSL8xilHQzEuA4tJoqgyQsWriSqImrWbuDSRhsiBUv3Jbjm5W-4Al66H8uBJnU_5StxBeyUXNMXKXQ/s400/DSC04131+edit.jpg" title="Koh Phi Phi bahia" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La bahía desde el barco</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_knzlJ7wZJ_VzaXkzpvpvIf6CvZnBgER2FmnUItXWTRlhaL3EsF5uwrWg17p4lSV5axqCs-_36WmVnTbs2jjbinxwcw72X2_OFaEz16TguzbbC-Gn8L9QxgxV1zXOWb0QGDtk4XAT9Y0/s1600/DSC04196+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi playa" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_knzlJ7wZJ_VzaXkzpvpvIf6CvZnBgER2FmnUItXWTRlhaL3EsF5uwrWg17p4lSV5axqCs-_36WmVnTbs2jjbinxwcw72X2_OFaEz16TguzbbC-Gn8L9QxgxV1zXOWb0QGDtk4XAT9Y0/s400/DSC04196+edit.jpg" title="Koh Phi Phi playa" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bahía pirata</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi70VxVI5zm-oZVm3GnX2fQIcAubqUPaS1XlEdazda5M5m1YqkvvZJ6FcX9gxKIgOYxJXpe3Up_WkmbK5P0pFIIW-Me4l1Ghvxy4ly_0-4UKgNUI5zb4AfZRb7gIizsCiVAx4n8IQHisk0/s1600/DSC04137+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi70VxVI5zm-oZVm3GnX2fQIcAubqUPaS1XlEdazda5M5m1YqkvvZJ6FcX9gxKIgOYxJXpe3Up_WkmbK5P0pFIIW-Me4l1Ghvxy4ly_0-4UKgNUI5zb4AfZRb7gIizsCiVAx4n8IQHisk0/s400/DSC04137+edit.jpg" title="Kho Phi Phi" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Barcos y aguas cristalinas</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3JVw3grEV3GAPCiDnvlyv_vNxQ8Q8fck5jylGIo7ELAWb67ODZTkbSE1zvDeg50NWAaPWGPISu8jfIuaLBjD9cN7rjzYinLcfKYIIOmJiOZI6-gK_RThLjQSuk1II2T_8Uhv-VpdNlf4/s1600/DSC04186+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3JVw3grEV3GAPCiDnvlyv_vNxQ8Q8fck5jylGIo7ELAWb67ODZTkbSE1zvDeg50NWAaPWGPISu8jfIuaLBjD9cN7rjzYinLcfKYIIOmJiOZI6-gK_RThLjQSuk1II2T_8Uhv-VpdNlf4/s400/DSC04186+edit.jpg" title="Koh Phi Phi" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Koh Phi Phi Leh, al fondo. Eso es lo que supuestamente nadó Di Caprio en La Playa...</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Koh Phi Phi Don es una maravilla de la naturaleza que fue
casi totalmente arrasada por el tsunami que azotó el Océano Índico en el año 2004.
La isla está formada en realidad por dos mazacotes cubiertos de naturaleza
unidos por un estrecho pasaje de tierra de quizá un kilómetro de ancho donde se
encuentra la única población de la isla. Esta es una amalgama de casas bajas
desordenadas, la gran mayoría reconstruidas tras la ola destructiva. Hay calles
muy estrechas que recuerdan a una ciudad sacada de alguna novela de piratas. Caos
asiático por todas partes, aunque enseguida me doy cuenta de que hay un elevado
porcentaje de turistas, la mayoría ingleses.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Y es que aquello, por lo que parece, debe de ser algo así
como el Benidorm de lujo para los turistas british de alto standing. Vemos
mucho backpacker de diseño, muchas pandillas de niñas desmadradas en viajes sin
padres. Eso no mola tanto como la isla en sí. A un lado del estrecho, las
vistas son una maravilla, con una gran bahía atestada de barcas largas
decoradas con flores que entran y salen
pasando por delante de los acantilados y las playas dominadas por
primates, con la isla de Koh Phi Phi Leh al fondo, como una gran tortuga que
flota indiferente al paso del tiempo. Al otro lado, está la bulliciosa playa
donde los backpackers anglosajones se bañan, lucen musculitos y se toman
daikiris con precios inflados. Es una buena playa, aunque algo cerrada y
estancada y quizá demasiado atestada de gente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Tras un par de preguntas a la gente indicada, nos enteramos
de que Koh Phi Phi Don cuenta con un par de playas algo alejadas del bullicio
del estrecho central. Concretamente, la conocida como Long Beach se erige
rápidamente como nuestra favorita. Además de presenciar allí una curiosa disputa entre un perro y un macaco (nada muy serio), lo cual nos anima la mañana, el lugar resulta sobresaliente. Podría fácilmente tratarse
de la mejor playa en la que he estado, aunque eso es algo difícil de decir tras
los últimos meses. Como no es fácil describirla sin caer en grandilocuencias, os dejo unas fotos para que juzguéis vosotros mismos:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEkvPT3O0xqRyXrsXPiUe-JHtDpghiUpBVa82vlCLi38ZeyhPezUHxkslOFEJpWIWFQ8Os368Jk9ffcZDbDkipq6lShyphenhyphenZfV9SSiKET1IP9CoJ-OebCRemIzE4izy16iBErYOB062NUb0g/s1600/DSC04172+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi long beach" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEkvPT3O0xqRyXrsXPiUe-JHtDpghiUpBVa82vlCLi38ZeyhPezUHxkslOFEJpWIWFQ8Os368Jk9ffcZDbDkipq6lShyphenhyphenZfV9SSiKET1IP9CoJ-OebCRemIzE4izy16iBErYOB062NUb0g/s400/DSC04172+edit.jpg" title="Koh Phi phi long beach" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Long Beach</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjz21MO82Pnyvoo8JtIq5bLRaOEvioXYablFL5_8g4XqZX7N2QBsDVSaaXAkuFUYYWq8WMdCV6rs-SMsYoE6DnfVKyAraARz1hGeRETxntw7mJ-dyZGVuwrnk2M3gL0py3ptGfrFyCz7pk/s1600/DSC04175+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi long beach" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjz21MO82Pnyvoo8JtIq5bLRaOEvioXYablFL5_8g4XqZX7N2QBsDVSaaXAkuFUYYWq8WMdCV6rs-SMsYoE6DnfVKyAraARz1hGeRETxntw7mJ-dyZGVuwrnk2M3gL0py3ptGfrFyCz7pk/s400/DSC04175+edit.jpg" title="Koh Phi Phi long beach" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Koh Phi Phi Leh en la lejanía desde Long Beach</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgy9beSng0qsvLGBB2kS0Pa7NrfOBnOZaHnoF9HeJWhCbcshSSBLVw9GC68DOlnyVCkJOOPurUWH61W2bxIsom0wAbOndJNLNsRD3NWgrAj9sTBQx8WWLKZa0E5cEWiFGEP70LVfBSweDg/s1600/IMG_5475.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi long beach" border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgy9beSng0qsvLGBB2kS0Pa7NrfOBnOZaHnoF9HeJWhCbcshSSBLVw9GC68DOlnyVCkJOOPurUWH61W2bxIsom0wAbOndJNLNsRD3NWgrAj9sTBQx8WWLKZa0E5cEWiFGEP70LVfBSweDg/s400/IMG_5475.JPG" title="Koh Phi Phi long beach" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Flotando en cristal, foto by Manu</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">La vida turística en Koh Phi Phi Don transcurre
mayoritariamente en el centro de la isla, dejando los dos macizos rocosos en
libertad para que la calma campe a sus anchas a través de la jungla escarpada. Por
los caminos de tierra que recorren la isla hay poblados más pobres, más ajenos
a las luces y las discotecas de la playa, también hay grandes agujeros de
tarántulas entre las raíces, alarmantemente cerca de nuestros pies descalzos en
los desplazamientos entre playas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Si se sube lo suficientemente alto por los riscos de la zona Oeste,
la verdadera geografía de la isla queda al descubierto, y solo entonces puede
apreciarse lo estrecho que es realmente el banco de arena sobre el cual se
erige la ciudad, así como la claridad de las aguas bajas costeras. Al otro
lado, las montañas impracticables y deshabitadas de la zona oriental, a las que
no se puede llegar si no es escalando paredes verticales de rocas que parecen
derretidas por la erosión. Y aún con preparación y equipo de escalada, dudo que
se pueda alcanzar el extremo meridional. Me pregunto qué hay allí detrás, en
los valles que no se ven ni desde tierra ni desde mar, qué criaturas habitan en
ese terreno ignoto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXAcKFFNnlp4HWhXi8U6cq0jZx8D01z-nNNLVsi5SR7nSGCdGaODx6xqmU6W3FITkYOcZLbws6iRu2y1b3gZmluC33gg1cNe0FFSAJyKlRjPblplxeugRjihnzZsgAYnrf_TwbRddzY1o/s1600/DSC04291+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi view" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXAcKFFNnlp4HWhXi8U6cq0jZx8D01z-nNNLVsi5SR7nSGCdGaODx6xqmU6W3FITkYOcZLbws6iRu2y1b3gZmluC33gg1cNe0FFSAJyKlRjPblplxeugRjihnzZsgAYnrf_TwbRddzY1o/s400/DSC04291+edit.jpg" title="Koh Phi Phi view" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bahía desde lo alto</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2F0kpWogegUQpzrk33pcU5uIEhSMki1Toivs9CEUo99J2OqKFRH4AYVSHQfK-dM1tHpuotkwP8N9Kn9FgxhizGc3YTOvQkVFHmii-FdyzE1Dy8N9pt80GzMuzqZCnNWpO0Jcfak8zvFs/s1600/DSC04296+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="Koh Phi Phi view" border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2F0kpWogegUQpzrk33pcU5uIEhSMki1Toivs9CEUo99J2OqKFRH4AYVSHQfK-dM1tHpuotkwP8N9Kn9FgxhizGc3YTOvQkVFHmii-FdyzE1Dy8N9pt80GzMuzqZCnNWpO0Jcfak8zvFs/s400/DSC04296+edit.jpg" title="Koh Phi Phi view" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El estrecho y el territorio salvaje al otro lado</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Cuando el velo nocturno cae sobre Koh Phi Phi Don, una vida
diferente empieza. Clara y pausada, sin brisas, la noche es larga en el extremo
más cerrado del estrecho, donde la playa alargada y continua permite que las
discotecas y los bares conquisten la arena hasta casi llegar al romper de las
olas. Hay sillones y velas, espectáculos de fuego que hipnotizan, pistas de
baile improvisadas sobre las suaves dunas, y música y luces estridentes. La playa
entera se convierte en un monumento al placer, a los impulsos, y a la
relajación del cuerpo y del espíritu... <o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-35285612244594615892013-11-20T09:15:00.001-08:002013-11-20T09:15:12.759-08:00Tailandia, el comienzo del final: Paso por las islas del Este<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Hay
viajes que cambian. Cambian personas tanto por dentro como por fuera. Cambian
percepciones de uno mismo y del mundo. La cualidad de un lugar remoto, de una
persona remota, de algo tan lejano a nosotros que al encontrarnos con ello
sintamos que hemos despegado de la realidad, esa cualidad nunca debe de ser
subestimada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Mi
viaje llega a su fin. Tailandia es la última parada de esta línea vertiginosa
que ha recorrido una parte muy especial de Asia. No podía ser de otra manera,
acabar aquí, donde los caminos parecen confluir en una vorágine de estímulos
que ha conducido a muchos a la locura, al final definitivo de sus viajes, o al
principio de otros deambulares más oscuros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Un
periplo tan largo como el mío por Tailandia no debe contarse al por menor, pues
aquí no estamos para aburrir a nadie. Quizá el dibujo que quiero hacer de
Tailandia deba ser más abstracto, más personal que el presentado en un mero
diario. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Son
estas mis impresiones sobre un lugar que me hizo pasearme por el filo, con un
pie excitantemente suspendido sobre el abismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante
la primera parte de este gran viaje, de unos 20 días, Manu fue mi compañero. Un
aventurero con inquietud nata y muchas ganas de moverse, como yo, cuya
presencia siempre fue un plus y nunca un contra. Buen caminante y apasionado de
las artes marciales y la vida en Asia, suficientes puntos en común como para
que este fuera ya nuestro segundo paseo por esta región del mundo. Nuestras
idas y venidas por China y Nepal pueden ser seguidas en su blog, el proyecto
Ronin: </span><a href="http://roninatravesdeasia.com/a-traves-de-asia/nepal/">http://roninatravesdeasia.com/a-traves-de-asia/nepal/</a><span lang="ES-TRAD">.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Yo le
presento Kuala Lumpur durante los dos primeros días tras su llegada, primera
vez en el sureste asiático. Calor ¿eh? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">De las
torres Petronas a Chinatown se camina deprisa y admirando los edificios
británico-musulmanes, indios y chinos, los pedazos de selva aislados entre las
mareas de cemento, y el cóctel étnico que sigue creándome fascinación después
de seis meses en la ciudad. Nuestro
hostal es agradable, aunque esté inquietantemente lleno de gente desagradable.
Entre ellos destaca el señor Stanley Gouri, miembro del clan de los Gouri, tres
pakistanís dedicados en cuerpo y alma al digno arte de la holgazanería y el
estorbo. Las prácticas horrendas de Stanley incluyen la llegada etílica a la
habitación, la exhibición ridícula y ligera de ropa de muay thai en la
recepción, y la fotografía de otro de los Gouri desnudo y desmayado por la
ingesta de alcohol en nuestra litera de abajo. No Cool..<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Aquellos días en Kuala Lumpur tan solo son el
principio o la antesala, y no es hasta que no nos despertamos a las cuatro de
la madrugada para coger el vuelo a la isla de Phuket que no sentimos que
estamos a punto de embarcarnos en una nueva serie de correrías asiáticas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pocas horas después de un nuevo despegue desde el
archiconocido aeropuerto de KL, las grandes columnas de piedra que forman los
islotes diminutos y deshabitados del sur de Phuket aparecen debajo de nuestro
avión como caparazones de tortugas gigantes llenos de vegetación. La escena me
deja sin habla. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Phuket, no obstante, es un lugar feo al que más
tarde, ya sin Manu, habría de volver para pasar una de las noches más erráticas
de toda mi vida. Por el momento, tres autobuses y después un barco nos llevan
al otro lado de la estrecha península, que es más un dedo largo de tierra que
une Bangkok con el Norte de Malasia que una península propiamente dicha. Lo que
veo desde el autobús me parece una mezcla entre cosas de Malasia y cosas de
Camboya. Esto puede sonar evidente ya que Tailandia está justo en medio de los
dos, pero no deja de estar de más darse cuenta de cosas. De que el nivel de
vida no es ni tan acomodado como el de Malasia ni tan paupérrimo como el de
Camboya, de que el terreno es montañoso y tapizado de jungla como en Malasia, pero
barrido por un calor algo más seco, como en Camboya. Vemos elefantes durante el
camino, en la selva, ayudando en tareas de recolección. Esto me recuerda más a
Nepal. Tailandia es un país en el que se mezclan muchas cosas, y donde lo mejor
convive muchas veces puerta con puerta con lo peor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante el trayecto en barco, conocemos gente. En su
mayoría backpackers que han venido a pegarse la madre de todas las juergas.
Entendible. La gente parece ir con otro chip activado en Tailandia, hay un
ambiente relajado y muy agradable entre la comunidad de viajeros, y esto hace
que conocer gente sea algo tan fácil como relajarse en una cubierta de un barco
al aire fresco nocturno, con una cerveza Chang en la mano. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Veo mucha gente estresada cuando nos bajamos del
barco en Koh Samui y resulta que no hay más transportes a otras islas, tan solo
un puerto desierto con dos taxis en los que no cabemos todos. Backpackers poco
acostumbrados a los ritmos de Asia. Aquí estresarse solo empeora las cosas. Y
así debería ser en todas partes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Como somos gente maja, dejamos que cuatro chicas
americanas que se han quedado sin barco hacia su destino final se monten en el
taxi con nosotros. Tenían un hotel (que no hostal) reservado en Kho Phagnan, así
que no solo se han quedado tiradas sino que además han perdido bastante pasta,
pero están de buen humor. Esa noche acabamos todos alojados en unos bungalows
bastante bien puestos con piscina y cercanos a la playa, por encima de los
cuales vuelan aviones extremadamente bajos que van y vienen del aeropuerto de
Koh Samui, quizá por eso sean tan baratos. Al grupo se ha unido un brasileño de
19 años que no para de tratar de llamar la atención de las chicas poniéndose la
mayoría de las veces en evidencia, y un callado canadiense de la parte francesa
que habla peor inglés que yo pese a venir de un país anglosajón. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Salvo Manu, el resto de personas del grupo me
aburren. Dos de las chicas americanas, de origen filipino, no comen ni pasta ni
pollo porque engorda, durante la cena piden ensaladas, lo cual es un concepto
que a duras penas se trabaja en la cocina tradicional asiática (En una cocina
de corte sencillo, ¿Cómo va a comerse algo que no llene ni alimente?). Es por
esto que no prueban el delicioso Pad Thai: los noodles fritos de estilo
tailandés con cerdo o pollo y verduras que constituirían mi dieta durante los
veinte días que estaría deambulando por Tailandia. Me gusta el toque original
que se consigue añadiéndole cacahuetes molidos, y también el hecho de que se
pueda averiguar el nivel de vida y el del turismo de una zona concreta tan solo
mirando al precio del Pad Thai, que está en todos y cada uno de los
restaurantes como primer plato de la carta. En las islas del Sur, donde es
prácticamente imposible encontrarlo a menos de 60-65 bahts (aproximadamente un
euro y medio), hay quien dice que en algunos barrios de Bangkok se puede
comprar en puestos callejeros por 30 bahts.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pese al ligero tedio, la noche acaba como debe
acabar una noche que se precie en Tailandia: Cerveza barata en la playa, pibas
mochileras, un baño de medianoche en la tibia piscina del poblado de bungalows,
y un encuentro surrealista con un greco escocés homosexual llamado Athos al que
una prostituta ladyboy borracha le ha engañado para venirse a dormir a su
bungalow (En efecto, encuentros en la tercera fase como este se sucedieron
durante casi todas nuestras noches en las islas del sur, y más tarde durante mi
aventurilla en Bangkok. Cambiando tan solo el nombre, la nacionalidad y la singularidad
de la situación en concreto, que fue en aumento gradual).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Así era la vida en Tailandia, disoluta como ninguna.
Una vida que hacía sentirse a uno mal por momentos, como si después de alguna de
estas noches fuéramos a vernos obligados a trabajar diez duros años en una mina
para compensar semejante falta de preocupaciones y ocupaciones. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Los únicos momentos estresantes del día a día
ocurrían en las agencias que vendían los pasajes entre islas, y en los muelles.
Con arduas negociaciones y precarios acuerdos sobre precios inflados. Con
hoscos funcionarios con el odio al occidental marcado en cada gesto. Con largas
esperas sobre maderas podridas y basura portuaria, y dificultades para encender
cigarrillos frente al viento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pero ese es el precio a pagar por saltar de una isla
a otra, por admirar cada puntito de belleza en el mapa. Una vez en Koh Tao, la
isla Tortuga, hemos dejado atrás a toda la gente que habíamos conocido en Koh
Samui. Es algo así como empezar de cero tras cada barco. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Un nuevo hostal, esta vez en lugar de arañas, hay
ciempiés circulando por las zonas comunes. Se respira una tranquilidad de bahía
tras el bullicioso muelle de Koh Tao, un ambiente propicio para relajarse y
pensar en desenterrar tesoros de piratas chinos que llevan siglos bajo el gran
caparazón de tortuga al que se asemeja la isla. También para caminar despacio entre el ritmo y
las gentes tropicales de la isla. Como siempre, una internada en la selva es
casi obligada, al menos hasta alcanzar algún risco desde el que dominar las
breves costas. En estas islas montañosas, todo es cuesta arriba una vez que has
dejado atrás la orilla del mar: buen ejercicio para las piernas, y buenas
vistas. Deberíamos haber traído un catalejo.</span><span lang="ES-TRAD" style="color: red; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixc4zpaRDsBuwVZmeWITbsCA2guyCSr8W3UHbXnu3EpypvZlivgYy0ADWBatPSNuIRr8zJavHxhMPXq_wAG6IJXlNHrfTVDx7TrCXTiH7-VbsxGFsv2WlzhcPUae_9UOS3KpO4EV70F8M/s1600/IMG_5413.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixc4zpaRDsBuwVZmeWITbsCA2guyCSr8W3UHbXnu3EpypvZlivgYy0ADWBatPSNuIRr8zJavHxhMPXq_wAG6IJXlNHrfTVDx7TrCXTiH7-VbsxGFsv2WlzhcPUae_9UOS3KpO4EV70F8M/s400/IMG_5413.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Islotes tortuga en Koh Tao, foto de Manu</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpVF-qTB1gdafFYxGS8aaUYQCSENiFy-5CAcBCqhhIoaAFOtyc0ru2D4222DSkB_LB6yhCoJJQSvmGyfVa6yxfORP0lxaTSvwl250QSV6xIiuuwrTQzK1_4etUJpL6md1eV_iIlkWIINs/s1600/IMG_5396.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpVF-qTB1gdafFYxGS8aaUYQCSENiFy-5CAcBCqhhIoaAFOtyc0ru2D4222DSkB_LB6yhCoJJQSvmGyfVa6yxfORP0lxaTSvwl250QSV6xIiuuwrTQzK1_4etUJpL6md1eV_iIlkWIINs/s400/IMG_5396.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Oteando, foto de Manu</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg09XAcL-5f_HLm-XOy8SNiNYM_dBHpvmEkp5Ns1i3-vKg-2L1QGoYrdEpwBcBX2G701XhGh-jb8M_HbMPugrHK9HMS_5EVTRXhzNUXYFcVySoYb5ZyZGmce3YtmluZh__EzD4h4Kg3itU/s1600/DSC03980+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg09XAcL-5f_HLm-XOy8SNiNYM_dBHpvmEkp5Ns1i3-vKg-2L1QGoYrdEpwBcBX2G701XhGh-jb8M_HbMPugrHK9HMS_5EVTRXhzNUXYFcVySoYb5ZyZGmce3YtmluZh__EzD4h4Kg3itU/s400/DSC03980+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El arduo camino de los piratas</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A la noche, bares-cabaña donde las olas entran con
desparpajo y frescura hasta las improvisadas pistas de baile. Gente con los
cuerpos pintados y tailandeses haciendo malabares con fuego. Hay una fiesta de
buceadores que celebran que han acabado un curso de nivel nosequé. Un viejo
toca la batería siendo salpicado por olas especialmente fuertes esa noche. Las
ladyboys campan a sus anchas a partir de las 2, como siempre, cuando los
blancos ya van suficientemente animados como para no distinguir con quien se
van a donde quieran que descansen sus macutos…</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al día siguiente, alquilar una moto para un día
entero por el equivalente a tres euros y medio suena demasiado bien como para
no hacerlo, aunque no hayamos montado en una en nuestras vidas. Nos dan la
moto, que es más bien una motillo, sin casco y sin pedirnos el carnet: otra
maravilla asiática. La precaución inicial enseguida se disipa en un chute de
confianza, y acabamos metiéndonos por una carretera con muy malas pulgas en busca
de un gran esqueleto de ballena que aparece en nuestro mapa y que yo me he
empeñado en encontrar. Tras unas cuestas en las que parecemos a punto de volcar
hacía atrás por falta de adherencia, curvas cerradas, y trozos de firme
ondulado, pasa lo que tenía que pasar, me salgo de la carretera y mi motillo
cae aparatosamente sobre los helechos del sotobosque que antecede a la profunda
jungla que nos rodea y aísla. Por suerte, un rasponazo es todo lo que tengo que
lamentar sobre mi cuerpo. No puede decir lo mismo la moto, que yace maltrecha
entre la maleza con el espejillo doblado en ángulo imposible, una luz rota, y
feas ralladuras en el costillar.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Como sospechamos que la verdadera fuente de ingresos
de estos micro negocios de alquiler de
motos son los cargos por desperfectos del vehículo, antes de devolverla
tratamos de adecentar la motillo lo más posible y llenamos el depósito con unas
botellas de wishky llenas de gasolina que nos venden en el camino (no podemos
deshacernos de las motos y largarnos sin más pues tienen el pasaporte de Manu
como fianza). Bajo una intensa lluvia, que parece predecir el desfalco, el
chavalín joven del alquiler me revisa la moto de arriba abajo descubriendo todo
el pastel, y viene con el parte: 100 euros a cambio del pasaporte de Manu. El
esqueleto de ballena no los valía…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4QbWNMPYDpyQS5_dNdhn7Ba3qNvXJ6VXQsS1joV4i_FC6tVsCKXVSOPHnLqZhAqkvxLH4BhU8_LFENsvv-w9NOQ32VQq8JaW4w38ZhVBLMaixOCzY7nKNqyPxYTU1Z_T91QPl2wFyNrY/s1600/DSC04022+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4QbWNMPYDpyQS5_dNdhn7Ba3qNvXJ6VXQsS1joV4i_FC6tVsCKXVSOPHnLqZhAqkvxLH4BhU8_LFENsvv-w9NOQ32VQq8JaW4w38ZhVBLMaixOCzY7nKNqyPxYTU1Z_T91QPl2wFyNrY/s400/DSC04022+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El bar Loto</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgieTbUNPnmOZ8NVV_geB7YMYBOsGz-mQlb3bxWtIgLv62foVGSjBpn0gElGPD1OI_pTltS8O2Y-21z7UV3qLZ2CdmIbHbU4ryUlodpCCix5d9Amgbq1J4hNj3lYckpCQ5fUKJZfSq7n2s/s1600/DSC04012+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgieTbUNPnmOZ8NVV_geB7YMYBOsGz-mQlb3bxWtIgLv62foVGSjBpn0gElGPD1OI_pTltS8O2Y-21z7UV3qLZ2CdmIbHbU4ryUlodpCCix5d9Amgbq1J4hNj3lYckpCQ5fUKJZfSq7n2s/s400/DSC04012+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Playa de Sai Ree</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwNkLaafMWafqABA4tmgvlk4M5ny4PkyQfYiZ2GC1ACy_RoimfZAIzCHkNIap5KzgdU2NVO8ujojnlOqeQS38XUJY-Vs6EOzyF3N31ZY4uuCt36v5SXF0PzsKle_N4sSAas8Mq5uZK_Z8/s1600/DSC03994+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwNkLaafMWafqABA4tmgvlk4M5ny4PkyQfYiZ2GC1ACy_RoimfZAIzCHkNIap5KzgdU2NVO8ujojnlOqeQS38XUJY-Vs6EOzyF3N31ZY4uuCt36v5SXF0PzsKle_N4sSAas8Mq5uZK_Z8/s400/DSC03994+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Barcos al anochecer</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Koh Tao podría perfectamente ser el afterhours al
que venir tras las estridentes fiestas de Koh Phangan, isla vecina (Koh Samui,
Koh Phangan y Koh Tao, las islas más conocidas de la costa Este); y su pinchada
sería un chill out muy ligero, que puede prolongarse durante horas y horas
mientras el cuerpo descansa en uno de los asientos con cojines que hay
dispuestos a lo largo de las playas de polvo blanco. Playa y jungla para
ordenar las sensaciones extrañas que advienen a mente y cuerpo después a todo
exceso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pero nosotros lo hacemos al revés. Primero
descansamos, sin saber muy bien de qué, en la isla tortuga y después nos unimos
a toda la vorágine de peregrinos en busca del placer supremo que se dirigen a
la Full Moon Party de este mes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El barco va demasiado deprisa. Alguien ha debido de
ver que muchos de los pasajeros (incluidos nosotros) llevaban ya al embarcar un
número considerable de cervezas tanto en bolsas de plástico como en el interior
de sus cuerpos, y ha decidido que es divertido verles tambalearse y dar tumbos
por las cubiertas, vomitar por la borda y estar a punto de caer por las
empinadas escaleras con cada violento golpe de oleaje. Realmente lo es. El
único problema es que, el barco mucho más lleno de lo indicado, el inusual
oleaje, y la velocidad, son elementos adversos que también nos afectan a
nosotros. Acabamos obligados a refugiarnos en una esquina junto a unos cubos de
basura con gente cayéndonos encima y pisándonos casi todo el rato. Un guaperas
alemán que va a la fiesta desde Koh Tao con 60 bahts como toda pertenencia se
une a nuestro grupo, y más tarde en el puerto de Koh Phangan, lo hace un
holandés silencioso, obeso y algo sospechoso. Todos tenemos el mismo destino y
todos sabemos que es bueno compartir gastos. Además la charla con el alemán es
agradable. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Los bungalows de Koh Phangan son más baratos que los
encontrados en las dos islas vecinas. También son más ruinosos, y la estancia
se comparte con unas agradables arañas negras peludas que se niegan a abandonar
la habitación. Koh Phangan es una isla más adaptada para el backpacker de
presupuesto bajo, con una mayor cantidad de tiendas de alcohol muy barato, un
pad thai de peor calidad, y por supuesto la mejor fiesta, la Full Moon Party.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La fiesta de la luna llena es una de esas
celebraciones en las cuales los asistentes se escudan en la singularidad y la
tradición para justificar excesos que no cometerían en ninguna otra noche del
año. Lleva organizándose mensualmente en cada noche de luna llena desde el año
85 y, lo que empezó siendo una reunión de amigos viajeros se ha convertido en
una de las fiestas más concurridas del planeta, con entre 20.000 y 30.000
asistentes cada año, la gran mayoría occidentales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En realidad, no es tan especial. Ni tan distinta de
cualquier otra rave en cualquier otra parte del mundo. La misma música de
siempre, alcohol, drogas, tías semi-desnudas, luces brillantes y centellas en
miles de ojos vidriosos. Como novedad, el fuego. Y es que en las playas de
Tailandia es un elemento casi omnipresente en cada fiesta o lo que es lo mismo,
en cada noche. En luna llena el fuego es más grande y quema más. Hay combas con
cuerdas ardientes en los que los borrachos saltan y caen al suelo, muchos de ellos
con quemaduras en las piernas. Hay limbos de fuego en el que un mal movimiento
puede dar con tu cara a la brasa, también hay malabaristas y acróbatas:
tailandeses adolescentes que dominan varas, aros y boleas ardientes como si
fueran extensiones de su cuerpo fibroso y escuálido, algunos sobre la arena de
la playa y otros en equilibrio precario, sobre barras o cuerdas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Aquello parece un circo de piromantes, pero sigue
siendo una fiesta, y el alcohol lleva fluyendo a ritmo vertiginosos por mis
venas desde la isla anterior. A diferencia de los de Manu, mis saltos en la
comba de fuego me producen más vergüenza que orgullo. Y lo último que recuerdo
es cambiar la botella de cerveza barata con sabor a sidra por una de whisky
tailandés de baja gama, con ese color claro de agua sucia y ese olor a perfume
de prostíbulo. Y dar un trago como si aquello fuera un refrescante cáliz en las
últimas estribaciones de un desierto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El resto de la noche me viene a la cabeza a la
mañana siguiente en ráfagas confusas y dolorosas, como puñetazos certeros
lanzados por un boxeador a su rival al borde del KO. He perdido mi cartera, he
perdido mi mejor camiseta, y sobre todo, he fastidiado la fiesta a mi amigo
Manu.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-78051039775377388332013-10-07T16:26:00.000-07:002013-10-23T17:26:58.259-07:00Orangutanes y tribulaciones del autoestopista, mi último día en Borneo<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
conmoción creada por la inesperada depravación del individuo me impide
reaccionar con la debida anticipación, y esta habría resultado bien necesaria
pues la pregunta es puramente retórica: sin esperar respuesta alguna, alarga su
sucia mano y me agarra mis partes pudendas con saña. De un empellón, ya
plenamente alerta, aparto su brazo de mí y dispongo mis puños en posición de
defensa. Le espeto que qué demonios hace, que por supuesto que no puede
tocar a un completo desconocido cuya orientación sexual desconoce (si al menos me hubiera invitado a una copa antes...). Todo esto queda claro aquí escrito, pero puede que mi inglés atropellado por la situación no fuera tan contundente. El miserable calla y mira al frente. Calla durante unos dos minutos,
largos y tensos como no recuerdo haberlos vivido en mi vida. La escena se halla además agravada por el hecho de que no tengo ni la más remota idea de
dónde estamos yendo. Por lo que sé, este pervertido sexual podría estar
llevándome a un descampado de las afueras donde esperan amigos suyos o al
mismísimo centro de la jungla borneana. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Le digo
que no vuelva a tocarme y que por favor me deje bajarme del coche pero él me
ignora. Mi codo está preparado para incrustarse en su tráquea en caso de que
vuelva a alargar la mano hacía mi (esto sería bastante estúpido, dado que él va
al volante, pero ¿qué otra cosa puedo hacer si vuelve a ponerme un dedo encima?).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al cabo
del rato de silencio, vuelve a hablar
como si no pasara nada, y me pregunta si creo que Nadal volverá a ser número
uno del mundo. Una trivialidad tan desacorde con la situación que empiezo a
pensar si quizá debería añadir la psicosis a la lista de desórdenes achacables
al conductor pervertido y a considerar el salto del coche en marcha como una
opción cada vez más factible. Le sigo la corriente pues me parece mejor no
cabrearle, aunque la tensión no se diluye ni un ápice y mi cuerpo sigue
preparado para actuar con violencia extrema en cuanto cualquier parte de su
cuerpo vuelva a mancillar mi espacio vital.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al cabo
de unos minutos de banal conversación, empieza a preguntarme insistentemente
dónde voy a dormir y qué voy a hacer esa noche. Le contesto que tengo varios
amigos esperándome en KK, con el objetivo de hacerle pensar que habrá alguien
preocupado de buscarme si no aparezco por lo que sea. Al rato, parece desistir,
enmudece y pasados unos minutos me deja en las afueras de KK. No conozco la
zona pero me da igual, en cuanto el coche se para me despido con la mayor
sequedad posible y me alejo del vehículo con la mente aún atribulada por la
experiencia surrealista que acabo de vivir. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Como
queriendo compensarme a mí mismo tras el mal rato pasado, me compro una pulsera
en un mercadillo por el que paso casualmente y después me dirijo hacía el
puerto de KK. No tiene pérdida, tan solo debo seguir las calles transversales
que dan a la gran negrura abismal que es el océano nocturno en la lejanía. De
camino me tomo unos rottis (tomarse dos grandes tortas de pan malayo con salsa
por 50 céntimos de euro también anima a cualquiera), y veo un rato de una
película en la misma cafetería mamaks. Aaron me llama al fin cuando estoy a
punto de engancharme al telefilme: está en el paseo marítimo así que me reúno
con él y le invito a una (carísima) bebida
en la discoteca de moda de KK, llamada BED (acrónimo de Best Entertainment Destination, ya ves),
mientras le cuento el lamentable episodio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
ambiente de domingo del local no anima a quedarse a una segunda copa: el enorme
espacio está prácticamente vacío con excepción de algunas mesas ocupadas por la
mafia local y demás sabahanos con aspecto aburrido. Un grupo toca en directo
canciones más bien lentas que no levantan ningún impulso de sacar a una chica a
bailar, es otra de esas bandas asiáticas que tratan de versionar sin mucho
éxito grandes hits occidentales. Consulto con Aaron y ambos estamos de acuerdo
con efectuar la retirada al hogar. Allí vemos un par de capítulos de South Park
y tras ello nos deslizamos en nuestros respectivos sofá él y colchón viejo yo
para disfrutar de un merecidamente plácido final a esta trepidante tarde. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
lunes, fiesta nacional en toda Malasia, amanece mi último día en Sabah, y lo
hace con un nuevo plan que se viene abajo. El santuario de protección de
orangutanes más cercano a KK, al que pensaba ir en sustitución de la gran
reserva de Sepilok, requiere
de una reserva previa para las visitas, ya que está extremadamente solicitado y
los orangutanes solo se acercan a la gente dos veces al día, cuando los
cuidadores les dan de comer. Un telefonista algo seco me da la información por
teléfono y mi día se queda sin rumbo. Me voy a dormir un par de horas más y
cuando me levanto definitivamente me siento en el sofá del salón de Aaron a ver
a su hermano jugar a la Xbox. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Estoy
aburrido, pero al fin y al cabo, estoy disfrutando de lo que muchos dicen es
una de las mejores cosas que se pueden hacer en Sabah (y en general en Malasia): la <i>homestay</i>, o alojarse con una familia de la zona para disfrutar de
la hospitalidad local. Y esto no está al alcance de todo el mundo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Aún no
estoy del todo despierto cuando Aaron me cuenta que quizá todavía exista una
última oportunidad de ver Orangutanes en Sabah antes de que mi vuelo me
devuelva a la civilización esa misma noche: el zoo/reserva de Lok Kawi.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Aaron
conoce bien Lok Kawi, pues trabajó allí durante dos años cuando era más joven,
siendo, por cierto, picado en la cabeza por el vetusto avestruz del parque, que
aún sigue allí. Para llegar hasta el lugar, atravesamos una carretera rural
típica de Borneo: muy curvilínea y estrecha, con el firme hecho polvo, y
rodeada de selvas tupidas, pequeños campos de arrozales, y poblados tribales
con cabras, gallinas y niños desnudos por igual, todo bajo la eterna bóveda
azul que conforman los claros y limpios cielos de Sabah. Aaron dice que echaba
muchísimo de menos conducir por aquellos parajes, y he de decir que no me
extraña nada: es un placer abandonar al desagradable tráfico y a los taxistas
miserables de Kuala Lumpur, aunque sea solo por unas cortas vacaciones.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Lo que
un manager listillo ha venido a llamar reserva natural de Lok Kawi es más bien
un zoo corriente, con especies endémicas de Borneo que no pueden verse en
ninguna otra parte, eso sí, pero encerradas en jaulas demasiado pequeñas y con
aspecto de no ser los seres más felices del mundo. Destacables son los monos
probiscuos, pegados a la reja y con sus feas narices ahora si bien visibles, el
tigre malayo, de pelaje ralo y colores nítidos, que impresiona como todos los
tigres, animal favorito del que escribe, y por supuesto los orangutanes. Como
dijo una vez mi amigo del viaje a Camboya, Breo: si alguien duda alguna vez
sobre el origen del hombre, sobre nuestra teórica procedencia del mono, debe
entonces viajar a Borneo, el único lugar del mundo donde es posible
contemplarlos en libertad, y mirar a una de estas criaturas a los ojos. No le
faltaba razón. Pero no son solo sus ojos, son sus movimientos, sus gestos, lo
que les hacen parecer tan humanos, algo deformes eso sí, y con mucho pelo, pero
inquietantemente humanos. Con sonrisas y miradas tristes, respondiendo a gestos
burlones hechos por los supuestamente más inteligentes seres que los observan
desde el otro lado de la barrera y el foso, con sus movimientos agiles propios
de gimnastas a través de su amplio hábitat, sus saltos y la fuerza descomunal
con la que cuelgan y descuelgan sus robustos cuerpos. Uno puede pasar horas
mirando a estos cuasimodos peludos sin aburrirse. Y prácticamente eso hacemos,
pues son casi las cinco de la tarde cuando Aaron me pregunta si me apetece
volver ya.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5Jd3gyAxOupk8GICIjraPKbXRTrB_xeHllhlsX80IV1SRkZOLJcY4SnLm7q6CBXHMDYVHuSxXWcJ8hHQy9y7TlV66Vg2YNaZ6CGHVGBL88lAVWzewwjlLUSbeZz6gGDc9oyuwLwt6LYE/s1600/DSC03897+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5Jd3gyAxOupk8GICIjraPKbXRTrB_xeHllhlsX80IV1SRkZOLJcY4SnLm7q6CBXHMDYVHuSxXWcJ8hHQy9y7TlV66Vg2YNaZ6CGHVGBL88lAVWzewwjlLUSbeZz6gGDc9oyuwLwt6LYE/s400/DSC03897+edit.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante
el camino de vuelta, Aaron me cuenta más historias sobrenaturales originarias
de Sabah, como la de la gran roca que yace inamovible en lo alto de una colina
cercana a la carretera. Dice la leyenda que la roca contiene en su interior a
un peligroso demonio, y que todo el que intenta retirarla de su posición
milenaria, sufre un terrible destino. Aaron cuenta todo esto con la vehemencia
de un auténtico creyente de estos mitos, y del mismo modo, cuenta como en
cierta ocasión, su tía fue casi raptada por un espíritu maligno característico
de una región del Sur de Sabah en la que las cabezas de algunos miembros de las
tribus, que son en realidad demonios camuflados como humanos, se despegan de
sus cuerpos y flotan por la noche aterrorizando y atacando a los incautos que
se pierden en la selva. Escalofriante. Las historias sobre estos seres, junto
con las de los demonios humanoides de cara invertida, de los que también me
habló en otra ocasión, han conseguido hacer de mis caminatas en solitario por
las selvas de Asia una experiencia menos apacible. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En otro
orden de conversación, Aaron también me cuenta que en Kilamantan, parte indonesia
de Borneo, (mucho más salvaje y despoblada que la parte perteneciente a Malasia,
cuya selva y tribus están siendo devoradas lentamente por las plantaciones de
palmeras de donde sale el aceite de palma usado para cocinar y como combustible
en gran parte de Asia) aún existen tribus que realizan tatuajes mágicos con
agujas y tinta naturales. Estos tatuajes se corresponden con habilidades
sobrenaturales poseídas por el portador, y solo se accede a su realización si
este ha demostrado su valía en determinadas pruebas tanto físicas como
espirituales. Según me cuenta Aaron, el del delfín, por ejemplo, solo es
posible obtenerlo si se han pasado una serie determinada de minutos debajo del
agua sin salir a respirar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Resulta
fascinante la conexión que tienen los borneanos, y en general un porcentaje
importante de los asiáticos (pues J o Faisal, así como otros muchos conocidos, también
me han contado con gran convicción historias similares sobre espíritus y sucesos
y entes sobrenaturales, como la de las monstruosas criaturas marinas que nadan
en el mar de Java, tragándose barcos a placer), con sus tradiciones y leyendas
espirituales. Esto ocurre independientemente de su nivel de religiosidad o su
formación académica, pues ni Aaron ni J, pese a ser cristianos, son grandes
practicantes; y ambos provienen de familias modernas y acomodadas y poseen
títulos universitarios. Es algo, este nexo con nuestro pasado espiritual y legendario,
que en el mundo occidental se ha perdido en gran medida, sobre todo entre los
jóvenes, difuminado tras la era del progreso galopante, la sobre-información, y
la frivolidad de espíritu. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
llegamos a casa de Aaron, saludamos a los perros que siempre rondan por la
puerta y entramos al espacioso salón, lleno de imágenes católicas y retratos
familiares. La madre, muy sonriente y amable como de costumbre, y con buen
inglés, me dice que esa noche me van a invitar a cenar a uno de sus
restaurantes favoritos, en un pueblo cercano. Lo que no me espero, es que al
llegar al restaurante aparezca en diferentes oleadas la familia entera de
Aaron. El tío con los sobrinos, los dos hermanos, la hermana, los padres y el
abuelo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Se
trata de un restaurante chino, con sillas de plástico y mesas con centro
giratorio para que los platos vayan pasando de comensal a comensal. Un chino de
los de verdad vaya, con suelo sucio de azulejos, peceras llenas de peces con
largas colas y largos bigotes, gatos somnolientos, camareros secos y acelerados,
y muchos platos de comida que salen de la cocina a una velocidad apabullante. He
estado en muchos restaurantes similares en Malasia, la diferencia es que esta
vez la familia de Aaron sabe qué platos pedir. Manjares que no están en la
carta y que jamás había visto llegan a la mesa y levantan mis alabanzas: destacable
el pollo frito con mahonesa especial del restaurante (mejor nunca preguntarse
de qué están hechas las cosas), que ya echo de menos cuando está dos puestos
más allá en la mesa giratoria, pero también hay un pescado monstruoso de color
morado y lleno de púas pero con un sabor delicioso, unos fideos fritos
crujientes, parecidos a los que probé en Bali, y más platos muy abundantes de
los que damos buena cuenta entre todos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
familia de mi amigo es un grupo de gente muy agradable. La hermana, muy
dicharachera y mucho menos tímida que los dos hermanos, es con quien más hablo,
pese a estar, como tantísimos asiáticos, mucho más pendiente de su teléfono
listo que de cualquier otra cosa a su alrededor (circunstancia que aprovecho para
comerme parte de sus raciones, que ella dice no querer). El abuelo me pregunta
con mucho interés por mis viajes, y me habla de los viajes que hizo a Europa en
su juventud con un sorprendente buen inglés que no es fácil de encontrar entre
los malasios de generaciones más ancianas. Este hombre con seguridad vivió la
segunda guerra mundial en Sabah, donde los japoneses hicieron buena mella, con
uno de los campos de prisioneros más grandes y más cruentos de todo el sureste
asiático, situado en la ciudad de Sandakan. No me atrevo a preguntarle
directamente, no obstante, y la conversación no da pie a ello. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Con el
estómago bien lleno y ni un resto en los platos, Aaron me propone que vayamos
tirando para el aeropuerto. Como allí no hay tradición de sobremesa, me levanto
y doy un sincero agradecimiento a toda la familia que ha patrocinado mi
estancia a cuerpo de rey en la isla de Borneo. Prometo darles el mismo trato si
alguna vez ellos han de recaer por España (y da la casualidad de que yo estoy
por allí, claro). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Son las
ocho y media de la noche cuando me despido de Aaron en la cola de seguridad del
aeropuerto de Kota Kinabalu. Le deseo suerte en sus últimos días de vacaciones
con su familia y acordamos vernos en Segambut en menos de una semana, cuando
deba presentarse de nuevo en el tajo. Tras un abrazo, agarro mi macuto y
atravieso el control de seguridad, es hora de volver a la otra jungla, la de
asfalto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Fue la
última vez que vi a Aaron. Nunca llegó a presentarse de vuelta en la ONG, ni siquiera
para recoger su equipaje, nunca volvió a coger ni mis llamadas ni las de
ninguno de nuestros amigos comunes de Segambut, tampoco volvió a responder a
mensajes, ayudando de esta forma, a incrementar el misterio inherente que rodea
a la gran isla de Borneo.<o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-20934958690448718002013-10-02T10:50:00.002-07:002013-10-04T06:06:05.556-07:00Sobre el día en que acabé sin saberlo en el concurso de Mister Sabah 2013<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal">
Mi descanso en las últimas 72 horas ha sido misérrimo. Por
eso decido levantarme un poco más tarde de los normal el domingo. Después de
todo, una vez decidí quedarme por la zona de Kota Kinabalu renuncié a las
prisas y los viajes eternos en autobús. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En la casa de Aaron se juega al Dragon´s Dogma, un juego de
rol con multitud de criaturas fantásticas bastante espectacular, el día
anterior estaba el hermano y hoy está el propio Aaron pulsando frenéticamente
los botones. Me siento a ver como se vicia hasta que la madre nos trae unas
cajas de corcho blanco con lonchas de cerdo y pollo en salsa agridulce y arroz.
Son más abundantes de lo que suelen serlo estas cajas porque la señora conoce a
un hombre del restaurante donde las ha encargado, están muy buenas. Después nos
vamos de nuevo a la ciudad, sin hablar demasiado. Hoy toca día de relax en las
pequeñas islas que salpican la costa frente a Kota Kinabalu.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hay cinco islas a elegir, todas forman parte del parque
nacional Tunku Abdul Rahman (pese a que Sabah es de mayoría cristiana y uno se
siente totalmente fuera de Malasia, las cosas oficiales aún llevan los nombres
de los sultanes malayos). En el embarcadero hay fotos de las diferentes islas,
así como multitud de agentes y agencias que ofrecen barcos y paquetes de varias
islas a diferentes precios y a voz en grito, creando el caos habitual de todas
las estaciones y embarcaderos de Asia. Elijo ir a Pulau Mumatik, la más pequeña
de todas las islas, por recomendación de Aaron y Dajana. Aaron se despide y
acordamos encontrarnos en ese mismo embarcadero a las seis de la tarde, no
tiene dinero para pagar el barco y se niega a coger ni un céntimo de lo que le
ofrezco, sospecho que está deseando volver para seguir jugando al Dragon´s
Dogma.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El viaje en speedboat dura menos de diez minutos. Surcamos
la gran bahía de Kota Kinabalu a gran velocidad, casi sobrevolando el agua
entre ola y ola. Una parada en Pulau Gaya donde se bajan la mayoría de los
pasajeros del barco (motivando mi esperanza vana de encontrarme la isla a la
que voy medianamente vacía), y la siguiente isla es Pulau Mumatik, un pedazo de
tierra de menos de un kilómetro cuadrado rodeado de aguas claras y
transparentes como cristal líquido.
Desde el embarcadero, puedo ver los bancos de peces diminutos moviéndose
al unísono, persiguiendo los reflejos vibrantes de las personas que desfilan
por la pasarela. “Bienvenidos a Pulau Mumatik” reza un cartel. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5vg1YBPeeZdCwUAiS20ru-9WEREb5HLZXMuJHvE5wZ894_Y0lkwzIvtyZhHDRH_W7zGm2MWjEw94IuJ4QNDcWFKk99TFk41zPpNtQDwdnQr-t5Rz4-psZWtn1QM6qjougkxMuSUg-Kcc/s1600/DSC03766+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5vg1YBPeeZdCwUAiS20ru-9WEREb5HLZXMuJHvE5wZ894_Y0lkwzIvtyZhHDRH_W7zGm2MWjEw94IuJ4QNDcWFKk99TFk41zPpNtQDwdnQr-t5Rz4-psZWtn1QM6qjougkxMuSUg-Kcc/s400/DSC03766+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Peces en agua cristalina</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal">
Las playas de la isla son las más claras que he visto. Los
colores suaves de la arena blanca, el agua turquesa, y el cielo azul intenso se
fusionan de forma perfecta. Algodón en las nubes, polvo en la playa y cristal
en el agua, la línea entre los elementos es difusa y todo parece formar un
cuadro inalterable. Al fondo, surgiendo del mar calmo y perfecto, el acero
negro de los riscos de Sabah y el Kinabalu, que parece el Monte del Destino,
expulsando las nubes que tamizan en jirones la costa escarpada. Hacía tiempo
que buscaba una playa así.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWUoEnzm6wQ31FzuuMiTjdMozF6b9x_y-sCtqmQA6gz_zyTAT0EQ3BcKhj1irFeVewXcAqqa8UJWDhsH7FZ9pIcA_0OFFF5d7Oqsdq4jO_arCRBaBIcZEmfdY58yu6IDsvZjXtbuxeKts/s1600/DSC03769+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWUoEnzm6wQ31FzuuMiTjdMozF6b9x_y-sCtqmQA6gz_zyTAT0EQ3BcKhj1irFeVewXcAqqa8UJWDhsH7FZ9pIcA_0OFFF5d7Oqsdq4jO_arCRBaBIcZEmfdY58yu6IDsvZjXtbuxeKts/s400/DSC03769+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pulau Mumatik playa Sur</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_4L_SMEc5z_O2NKtZ8pGj7hQjzpHOMz-ySex3UrBkyFSoVOfmDOKrPckvuHpfzJUrf7bllEpyioe4ZYLEYLQT1zfc0D45gu7Efev9K7dAPkCbj4C33a1v2dXov-2m6D55_NUvBCt9v5k/s1600/DSC03770+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_4L_SMEc5z_O2NKtZ8pGj7hQjzpHOMz-ySex3UrBkyFSoVOfmDOKrPckvuHpfzJUrf7bllEpyioe4ZYLEYLQT1zfc0D45gu7Efev9K7dAPkCbj4C33a1v2dXov-2m6D55_NUvBCt9v5k/s400/DSC03770+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Nubes y mar en Pulau Mumatik</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEIfRG20_EXdt6kwitA8mW-n00QgWjxdlc5Wjx4D1rFobcgG2PUYl5CQNzseu8zp6jBFdvBF2zj30yk5Srg-4zOb4A1MT4eljt2_U2KIhc6Lw01_BCZGgUS2XaREE49bZwAtm7WAGm7To/s1600/DSC03782+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEIfRG20_EXdt6kwitA8mW-n00QgWjxdlc5Wjx4D1rFobcgG2PUYl5CQNzseu8zp6jBFdvBF2zj30yk5Srg-4zOb4A1MT4eljt2_U2KIhc6Lw01_BCZGgUS2XaREE49bZwAtm7WAGm7To/s400/DSC03782+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pulau Mumatik playa Este</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjclfIAOu2dNVmkOXDbui4gM8_wO1K790frIRvbLF0HDWwXtyemSoEZmLr-jIhCEx4SQwATDpFF5DondEo2z3r_jgBUkoy_X4NOpuq4m0_XQ7M50APtgWF4WtXEbGJ9CQaZ114aGn-kkQE/s1600/DSC03780+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjclfIAOu2dNVmkOXDbui4gM8_wO1K790frIRvbLF0HDWwXtyemSoEZmLr-jIhCEx4SQwATDpFF5DondEo2z3r_jgBUkoy_X4NOpuq4m0_XQ7M50APtgWF4WtXEbGJ9CQaZ114aGn-kkQE/s400/DSC03780+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Barca y Pulau Gaya en el horizonte</td></tr>
</tbody></table>
<div>
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Paso lo que queda de la mañana y gran parte de la tarde
flotando en el agua, haciendo snorkeling con el equipo que he alquilado y
paseando por la isla, que se recorre de un extremo a otro en menos de tres
minutos. Intento permanecer en las zonas vacías de gente, que son pocas, ya que
aunque no hay mucha gente, la isla es tan pequeña que uno de los lados está
casi lleno, aunque encuentro algo de paz en el extremo opuesto. Por fin veo a
los peces payaso, los que tienen rayas negras y naranjas, con los que no había
logrado encontrarme en Bali, aunque los corales están más desvaídos que allí y
la presencia de vida marina es menor y menos variada. Después nado bordeando la
isla y alcanzo el lado que no tiene playa, más salvaje. Allí subo a las rocas y
me siento un rato en lo alto de la costa quebrada, mirando los barcos pasar a
lo lejos como un náufrago solitario que no quiere ser rescatado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cuando vuelvo a la playa, al lugar donde he dejado
escondidas mis cosas, me doy cuenta de que me queda tan solo media hora para
coger el barco de las cinco y media, el último. No obstante, antes de ir hacia
el embarcadero asciendo curioso por un camino que se adentra en la mitad
junglesca de la isla y llego hasta la cumbre de una diminuta colina que está
justo encima de las rocas done he estado sentado hace un momento. Me entretengo
mirando las aguas cristalinas que rodean la isla desde el follaje silencioso e
imagino acechar a algún barco pirata que desembarca en mi isla del tesoro. El
camino de vuelta lo hago casi corriendo, apremiado por horarios en un lugar en
el que el tiempo no debería obedecer sus normas habituales. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Estoy ya cerca de la playa, saliendo de entre los árboles,
cuando escucho como algo grande se mueve entre la hojarasca, muy cerca. Me
sobresalto y observo como un lagarto monitor de al menos un metro y medio de
largo se desliza elegantemente hacia la protección de los arbustos. Antes de
retirarse, el animal se para y me mira de reojo, examinando mis intenciones con
sus ojos reptilianos. Aaron me contó que estos lagartos utilizan la cola para
defenderse, dando latigazos que hacen que la piel se abra como si la hubieran
golpeado con un sable. Me acerco un par de pasos, con respeto y muy despacio,
para verlo más de cerca y él se aleja lentamente, ya con menos miedo. Algo más
arriba, otro miembro de su especie le espera, y juntos se quedan en Pulau
Mumatik, mientras yo enfilo la playa hacia el barco con premura.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cuando a las seis me planto en el embarcadero tras una
carrera de speedboats que volvían de las islas, Aaron, como era de esperar, no
está allí. Los sabahanos tienen su propia concepción del tiempo, y es una en el
que este suele transcurrir más despacio, donde las en punto suelen convertirse
en las y media y así sucesivamente. Lo que no es de rigor, es que sean las
siete y allí siga, sentado en el banco esperando a mi amigo. Decido moverme,
buscar un supermercado donde comprar una recarga para mi móvil y llamarle.
Resulta que no tiene el coche de sus padres y tampoco saldo en el móvil, así
que acordamos que me dé una vuelta por la ciudad hasta que pueda recogerme para
ir a algún sitio por la noche. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me paseo pues sin prisa por el mercado principal y por el
mercado filipino. Allí hay expuesta una espectacular selección de los pescados
y demás productos del mar más extravagantes que he visto nunca. Descubro que
los peces azules y amarillos que he visto mientras hacía snorkeling son
comestibles, así como las mantarayas, el olor a pez muerto alcanza lo más
profundo de mis cavidades olfativas y se asienta allí durante un buen rato. El
mercado principal está más “puesto” para que los turistas y compradores ricos
pasen y vean. El mercado filipino es menos decoroso, mucho más sucio y más
auténtico, con los pescadores y vendedores coreando a pleno pulmón sus
productos, echando cubos de hielo hacía un lado y tripas sanguinolentas hacía
el otro, y apartando a empellones a los niños descalzos que corren y juegan por
todas partes. Desde allí tomo una de las mejores fotos de puestas de sol que he
conseguido durante mis viajes. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
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</div>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-X1lIa4RU7t0oN5gmqeExBCCcDhP_N8aFWS_CkQjEAn9zYrE9EIGC2aUxDLZkahGk_1u4IYb6ndFB_-3CSGLEN176L_2-BbpRdkJt0rCf6pHnUvM_JSmiJ1lnPW_y5BX8JPvyFUSM0Ys/s1600/DSC03823.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-X1lIa4RU7t0oN5gmqeExBCCcDhP_N8aFWS_CkQjEAn9zYrE9EIGC2aUxDLZkahGk_1u4IYb6ndFB_-3CSGLEN176L_2-BbpRdkJt0rCf6pHnUvM_JSmiJ1lnPW_y5BX8JPvyFUSM0Ys/s400/DSC03823.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pez venenoso a tope</td></tr>
</tbody></table>
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</div>
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<br />
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</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJUSVqxuBgz9BOv6JTGB1yR0GUn6OXBYkt9daQdOtopATkmiiwAlQtnl69I15VxaVRDlpjrrK4Es74xSxTB_PyeVeT37oig5j_FVxHPr2SUfciA5SKRtGrbNSyiuMcFAaTj4O8BB4uWDw/s1600/DSC03832.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJUSVqxuBgz9BOv6JTGB1yR0GUn6OXBYkt9daQdOtopATkmiiwAlQtnl69I15VxaVRDlpjrrK4Es74xSxTB_PyeVeT37oig5j_FVxHPr2SUfciA5SKRtGrbNSyiuMcFAaTj4O8BB4uWDw/s400/DSC03832.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mantarayas</td></tr>
</tbody></table>
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</div>
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</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSHODiYUoQVyUr78GRSC4eazUez70zVF3QTE0NZVC3OZF1GXtOQlEjbckRMuPj_bLQ0FBaItOtNGQZzBA9mvyDC3T_pdscJ9QfLtUALJBwk2uxbgbWkqTAgYIGjPx20GzXxoQuTfZa6u8/s1600/DSC03824.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSHODiYUoQVyUr78GRSC4eazUez70zVF3QTE0NZVC3OZF1GXtOQlEjbckRMuPj_bLQ0FBaItOtNGQZzBA9mvyDC3T_pdscJ9QfLtUALJBwk2uxbgbWkqTAgYIGjPx20GzXxoQuTfZa6u8/s400/DSC03824.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Colores del mercado</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrJY1YElH03S0T7R9oiE7y87viRfPYc5ifjx1kPXaL042inSxPlBK0xc6lpnkHebxLcenm_v66uCUHm6GBIBL5wcgQSa42JrdUfl_GskUP5dnqthx3k-LSKnsq4Sod_5qUGKM2NF5dN88/s1600/DSC03844+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrJY1YElH03S0T7R9oiE7y87viRfPYc5ifjx1kPXaL042inSxPlBK0xc6lpnkHebxLcenm_v66uCUHm6GBIBL5wcgQSa42JrdUfl_GskUP5dnqthx3k-LSKnsq4Sod_5qUGKM2NF5dN88/s400/DSC03844+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">No está mal para una Sony cibershot de las antiguas, just saying...</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Llamo a Aaron de nuevo y la situación es la misma, no puede
recogerme y ya no hay mucho más que hacer en Kota Kinabalu. En un impulso,
decido ir hasta el lugar donde se celebra el festival de la cosecha, pues Aaron
me dijo que las celebraciones durarían al menos tres noches más y allí
existiría la posibilidad de mezclarme con la población local de la misma manera
que la primera noche aunque fuera solo. Intento recordar el camino que hice con
Dajana y cojo el que creo es el mismo autobús, preguntando si es el que va al
poblado cultural donde están las celebraciones. Un “eh….si, si” poco convencido
es todo lo que obtengo por respuesta así que me la juego (el inglés sabahano no
tiene nada que ver con el inglés remarcable de Malasia peninsular, aquí vuelven
los gestos camboyanos). <o:p></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
De camino, empieza a llover, y yo empiezo a pensar en el
barrizal que se va a formar en el poblado. Me extraña que todo el mundo se baje
en otras paradas y que nadie parezca ir a las celebraciones, pues el día que
fuimos aquello parecía el centro de la actividad festiva de toda Sabah. Mis
peores sospechas se confirman cuando el autobús me deja en la carretera, en
frente de la entrada, en el mismo lugar donde hace dos días habíamos sido
arrastrados por la turba hacía una noche alcohólica y desenfrenada. Allí no hay
nada. Ni un alma, ni una luz. El poblado está abierto pero totalmente vacío. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Paseo entre las enormes bolsas de basura donde se han
almacenado los desperdicios del festival de la cosecha. Todo está envuelto aún
por el olor de la cerveza, la lluvia cae sobre la oscuridad del poblado y
repiquetea en la soledad de las bolsas negras. Unos señores juegan a las cartas
en una mesa aislada en mitad de una de las cabañas. Me dicen que la fiesta
acabó ayer. Me siento solo y hundido. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Caminando un poco por los alrededores del centro cultural
sigo a una gente y acabo en un pabellón cercano, nada menos que en medio de la
celebración del concurso de míster Sabah 2013. La situación es rocambolesca: yo
desorientado, con mi macuto y mi barba de backpacker, rodeado de gente muy bien
puesta. Siendo el único blanco de la gran sala, todo el mundo me mira con
confusión cuando entro, justo por debajo de todas las gradas, cerca de las
mesas donde están sentadas las eminencias de la belleza sabahana. Enseguida
miro si hay algún tipo de consumición gratuita: una muestra de canapés, o las
típicas copas de plástico con champán, pero no hay nada, muy rancios estos
sabahanos. Lo observo todo desde el pasillo de entrada, estorbando, entonces
junto a mí empiezan a pasar los maromos, no sé si son competidores o tan solo
amigos del gimnasio de los competidores, pero son muy grandes y pasan casi
empujándome. Cuando los culturistas empiezan a subir semidesnudos al escenario
decido desaparecer de allí y me escabullo por una puerta trasera intentando no
llamar la atención más de lo que ya lo he hecho. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es entonces cuando miro la hora y me doy cuenta de lo que
resultaba obvio tan solo echando una ojeada rápida al oscuro cielo nocturno: el
último autobús de vuelta a Kota Kinabalu ha debido pasar hace ya un buen rato.
Correr hacia la parada no sirve de nada, en el camino, un hombre con el que me
cruzo me confirma la última hora de salida, lejana ya: estoy fuera de lugar, y
también fuera de tiempo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Aaron sigue sin poder recogerme, así que no me queda más
opción que volver a la ciudad haciendo autostop. Saco el dedo y avanzo por el
arcén calado, sin importarme ya la lluvia, que continúa calando a bobos como
yo. En un principio pienso que la amabilidad demostrada hasta ahora por la
gente de Sabah les hará parar enseguida ante la imagen de un solitario
autoestopista bajo la lluvia. Esto no ocurre, o al menos no ocurre de forma tan
inmediata, y pasan más de 45 minutos antes de que un coche pequeño se detenga
en el arcén junto a mí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El conductor duda un momento. Pese a mis gestos, tarda unos
largos segundos en abrir la ventanilla, y no es hasta que me acerco y golpeo el
cristal con mis nudillos que no veo su cara en el interior del coche. Se trata
de un chico joven, de unos 30, moreno y bajito, estándar. Le pregunto si viaja
en dirección a Kota Kinabalu, o KK, como dicen los sabahanos, y él me dice que
no tiene problema en llevarme con un inglés justito. Me monto pidiendo
disculpas por estar calado, aunque a él no le importa y parece contento de llevarme.
Hay algo que me inquieta en el hombre, creo que es el hecho de que haya tardado
tanto en abrir la ventanilla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
La conversación transcurre de forma normal, me pregunta de
dónde soy y enseguida empieza con la alabanza tan habitual hacía los
deportistas españoles. Me habla de Cesc Fabregas, de Rafa Nadal, de Casillas. A
mí me cuesta entender su pronunciación de los nombres españoles pero le sigo la
corriente con cortesía. Me dice que ha escalado el monte Kinabalu seis veces,
se le ve un hombre deportista, yo le cuento que el precio impuesto a los
extranjeros por todos los permisos me ha imposibilitado la escalada. Todo va
bien, normal, sin incidencias, hasta que de repente, de improviso, el amable
conductor pregunta sin tapujos: “¿Podría tocarte el pene?”.<o:p></o:p></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-91136300025241778272013-09-19T14:39:00.001-07:002013-09-22T13:31:19.679-07:00Criaturas extrañas bajo cielos perfectos en el río Weston<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A la
mañana siguiente, despierto en casa de Aaron y enseguida resulta evidente,
tanto por la sequedad de la resaca como por mi falta de recuerdos de la noche
anterior, que no llegué en un estado adecuado teniendo en cuenta que era mi
primera noche como invitado en la casa de sus padres. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En
seguida me levanto (es más fácil escribirlo aquí de lo que en realidad fue
aquel día… contando mi infame noche en el aeropuerto, mi mañana en el banco, el
hecho de que venía directamente de currar y setecientas cervezas, mi cuerpo es
un deshecho, una piltrafa, un guiñapo) y me disculpo. Por suerte, parece que no
hice tanto ruido, y, al llegar tarde, le ahorramos la escena a los demás
familiares que viven en la casa: dos hermanos, una hermana, y los padres. Aaron
me cuenta que lo único raro que hice fue hablar durante un rato largo sobre mi
preocupación concerniente a una mariposa a la que un niño arrancaba las alas
(eso ocurrió en el <a href="http://talesfromthesoutheast.blogspot.com.es/2013/09/un-dia-muy-largo-en-borneo.html" target="_blank">mercado filipino</a>, antes
de reunirme con Dajana). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
mayor parte de la mañana transcurre de forma borrosa mientras me revuelvo con mal
estar en el colchón viejo de la habitación de Aaron. Cuando me incorporo por
fin, él está ya abajo, comiendo con sus padres. La habitación es pequeña,
dividida por una estantería, con una pequeña mesa, un cenicero abarrotado de
colillas de mentolados y un agradable balcón con los restos recientes de una
barbacoa y buenas vistas a la jungla. Me desperezo, me doy una ducha rápida y
bajo a saludar a la familia. El padre y uno de los hermanos no están, la madre
y la hermana son sonrientes y muy amables, el hermano pequeño más reservado. Me
siento mientras Aaron juega un rato a la consola.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">He
decidido que voy a quedarme en la zona de Kota Kinabalu durante toda mi
estancia en Sabah. Tras haber puesto en orden toda la información que tanto
Dajana como las diferentes gentes de la isla y los empleados australianos de
los hostales me han proporcionado, creo que debería haber planificado mejor mi
viaje. El río Kinabatangan, al Este, es uno de los mejores sitios para entrar
en contacto directo con la vida salvaje de toda Asia… Pero está demasiado lejos,
cerca de Sandakan, a más de 7 horas de autobús contando que todas las
carreteras estén adecuadamente transitables, cosa improbable. Allí cerca, en un
lugar llamado Sepilok, está el santuario de orangutanes más grande de Sabah,
otro sitio que había incluido en mis planes tras un breve research, mirando el
engañoso mapa y consultando foros en los que se decía que el viaje era tan solo
de 5 horas. Como añadido, tanto el barco por el río como la visita al centro de
orangutanes requieren de reserva previa y tienen unos horarios que no casan
para nada con la hora de llegada desde Kota Kinabalu, por lo que se perdería un
día más, inhabilitando las visitas y la vuelta al aeropuerto. Junto al monte
Kinabalu, son dos cosas más que no podré hacer en mi primera visita a Borneo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Prefiero
pensar que volveré por allí en algún momento futuro de mi vida, así que no me
preocupo mucho y llamo a uno de las agencias que organizaba un viaje más corto,
factible en una tarde, al río Weston. Este es más cercano a Kota Kinabalu y,
aunque no es comparable al Kinabatangan, también posee una interesante fauna boyante
y relativamente fácil de avistar desde el barco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Dos
horas después, Aaron me deja en Kota Kinabalu, a unos diez minutos de su casa,
y allí me recoge una furgoneta donde va un guía. En un amplio recorrido, vamos
recogiendo a otros integrantes del tour y al cabo de un rato me veo rodeado de
chinos que hablan sin parar. Esto no es buena señal: algo que se aprende en
Asia es que la presencia de chinos en un viaje organizado suele ser
inversamente proporcional a su calidad y su grado de aventura. Los turistas
chinos gustan de ir con maleta de ruedas, calzado inapropiado, y de ser
dirigidos por el camino más fácil posible (si puede ser a restaurantes chinos,
centros comerciales chinos y hoteles chinos, mejor), esto es un hecho
comprobado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
viaje al lugar de inicio de la expedición dura al menos dos horas, atravesando
la jungla omnipresente de Borneo. El destino es un embarcadero diminuto en un
río mucho más ancho de lo esperado, cercado por selva tupida en ambas orillas.
Allí, en las inmediaciones de la pasarela de madera, amparados entre unos
troncos de bambú que surgen directamente del agua, hay una familia de macacos
muy agresivos. Me desvío de la pasarela principal que va hacia el barco y en
cuanto doy un paso hacia ellos, la madre, portadora de un bebé, enseña la
mandíbula con agresividad, distrayéndome de la verdadera amenaza, que es otro
de los macacos que se acerca por mi flanco. Cuando me quiero dar cuenta, le
tengo muy cerca, en la barandilla de madera, con la boca muy abierta y los
dientes ponzoñosos en ristre, sin emitir ningún ruido y a punto de saltar. Cagado
de miedo, corro de vuelta al embarcadero y tres de los monos me persiguen
durante unos diez metros, ahora gruñendo victoriosos. Llego al barco jadeando y
sudoroso, bajo las miradas extrañadas de los chinos, no puedo explicarles lo
que ha pasado pues allí nadie habla inglés.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
travesía a lo largo del río Weston dura en torno a una hora. Un guía habla en
chino todo el rato (sin parar) y va señalando los diferentes animales que
pueden verse a medida que el barco transcurre con placidez y los árboles pasan
lentamente junto a nosotros. En lo alto de las ramas, demasiado lejos como para
poder apreciarlos correctamente, vemos monos narigudos, una curiosa especie
endémica de Borneo. Pese a la lejanía, los simios se distinguen como espías
medianamente ocultos en el follaje, moviéndose entre las ramas con agilidad. El
mono narigudo<span style="color: red;"> </span>es un animal extraño, casi irreal, con extremidades
muy largas y finas y una gran barriga de color marrón claro. Su elevado peso se
hace evidente al combarse ostentosamente los árboles más finos con cada uno de
sus saltos. Su cara, con ojos muy humanos y una nariz que es más una
protuberancia desproporcionada y gelatinosa que cuelga y se balancea con cada
movimiento, no se aprecia desde la distancia a la que estamos (estos monos los
vería desde mucho más cerca, dando incluso la mano a uno, en una reserva
natural cercana a Kota Kinabalu dos días después).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfTrFd_u5sn92okBSIWM5pvAB53VymEEE9Nmd96ZL56tzvztBuVVcI3RDjxkn8CkwlxActSxZomVozbFBzV9d8Hqu716roOB0Xprg4JCoBweCfjbtVtYsEkDdheJULGN-TtvhauKrMGpU/s1600/DSC03690.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfTrFd_u5sn92okBSIWM5pvAB53VymEEE9Nmd96ZL56tzvztBuVVcI3RDjxkn8CkwlxActSxZomVozbFBzV9d8Hqu716roOB0Xprg4JCoBweCfjbtVtYsEkDdheJULGN-TtvhauKrMGpU/s400/DSC03690.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Busca un mono narigudo en esta imagen</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante
nuestro transcurso por el amplio caudal del río Weston también vemos monos de
cola alargada, cuya cola es en efecto, muy larga, macacos ordinarios
(literalmente), y multitud de aves tropicales de colores y formas muy variadas.
Durante el camino de vuelta, el sol desciende y traza el cielo con líneas de
luz anaranjadas, mientras al otro lado, se dibuja un doble arcoíris que levanta
exclamaciones exaltadas entre los ruidosos turistas chinos. Borneo y sus cielos
perfectos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrwdmv2ppqfLFRJi8ajocEJMCC9D2mfzUUuf_OpXw40MhFmH_gzYOpAs8G5WX32zu-z1DYTWGUPdZv-ryUsZ3OJxmNsEX4Zjbz-R3Mvah2hZquD_5rQgleeB8ZMlsxrpQ8OAoGO9bMTKg/s1600/DSC03708+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrwdmv2ppqfLFRJi8ajocEJMCC9D2mfzUUuf_OpXw40MhFmH_gzYOpAs8G5WX32zu-z1DYTWGUPdZv-ryUsZ3OJxmNsEX4Zjbz-R3Mvah2hZquD_5rQgleeB8ZMlsxrpQ8OAoGO9bMTKg/s400/DSC03708+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puesta de sol tras el río Weston</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlyeC2u5Jb8CnxHKc2TRr2xnoAzaq0zNqwCijL0poHqk9cFv449oWgKVWfmG-MIBrERFh9xCpjsQeFBqaJtq2JorIE9H118mNyvBBboCb0IhnnIML2xqyYzFf8QkJH6xvVJ5422OOYq7I/s1600/DSC03711+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlyeC2u5Jb8CnxHKc2TRr2xnoAzaq0zNqwCijL0poHqk9cFv449oWgKVWfmG-MIBrERFh9xCpjsQeFBqaJtq2JorIE9H118mNyvBBboCb0IhnnIML2xqyYzFf8QkJH6xvVJ5422OOYq7I/s400/DSC03711+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Doble arcoiris</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-gv9Arfld1MpwwERjM99I42mRL9hl_YPuRYxIefg7yYqnO0JgHZfww8pTUrZ8WAUrb306LQD1JNiKOHdk46W5tsUqPB0ClsBlc5OACXUXMEz0ZI9alHQkweTzBbWaw2LMajuffwAJlNc/s1600/DSC03735+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-gv9Arfld1MpwwERjM99I42mRL9hl_YPuRYxIefg7yYqnO0JgHZfww8pTUrZ8WAUrb306LQD1JNiKOHdk46W5tsUqPB0ClsBlc5OACXUXMEz0ZI9alHQkweTzBbWaw2LMajuffwAJlNc/s400/DSC03735+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Los cielos perfectos de Borneo</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh37L0-T3BlO6vUyDmpWRGc_I-vwgImwxVT6mSI1xggDNRBFEUKgtBnH93G3q-98dbT-UscvvLrlkjO_-e6FEbkC2Pqk_i4gjybpFlzg3G5VTVgsaZ9eLVJl2-OVlpnDKX9X03hEpzMH0E/s1600/DSC03748+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh37L0-T3BlO6vUyDmpWRGc_I-vwgImwxVT6mSI1xggDNRBFEUKgtBnH93G3q-98dbT-UscvvLrlkjO_-e6FEbkC2Pqk_i4gjybpFlzg3G5VTVgsaZ9eLVJl2-OVlpnDKX9X03hEpzMH0E/s400/DSC03748+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Destellos amarillos bajo noche azul</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras
una exigua cena en el embarcadero, aderezada con cientos de mosquitos que pican
con la profusión de chinches y con la hinchazón de arañas, volvemos al barco:
aún hay algo más que ver antes de dejar para siempre el río Weston. Las
luciérnagas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Me
monto en la barcaza con sueño, sin excesiva excitación. ¿Qué puede ser mejor
que las luciérnagas deTaman Negara, tan lejanas en el tiempo pero aun tan vivas
en el recuerdo? Pienso. Pero esto es Borneo, y aquí la vida salvaje alcanza
siempre un nivel superior. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En
total oscuridad, remontamos el río de nuevo. Tras unos diez minutos, nos
acercamos lentamente a las oscuras siluetas de los árboles que cubren
totalmente la orilla…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El guía
me ha dicho durante la cena que los centenares de luciérnagas que pueblan los
árboles hacen que estos parezcan estar adornados para navidad. Me ha parecido
exagerado, pero cuando nos acercamos y veo las luces parpadeantes que dibujan
la silueta de cada uno de los árboles de la orilla, he de reconocer que el guía
no andaba desencaminado. Para no dañar a los insectos, no podemos encender
luces ni usar los flashes de las cámaras, así que no vemos realmente los
árboles, pero estos están tan atestados de diminutas luces blancas que sus
formas pueden distinguirse perfectamente. Es algo así como asistir a un
espectáculo de magia, algo que cuesta creer que exista bajo las estrictas leyes
naturales. Mediante un artilugio que llevamos en el barco, emitimos unos
destellos breves de luz verde, esto hace que muchas de las luciérnagas se
desprendan de los árboles y vengan hacia nosotros, atraídas hasta lo que creen
que es una especie de gigante luminosa. De esta forma, podemos ver como los
contornos de los árboles se desdibujan en nubes de puntos luminosos dispersas
que rodean la barca. Por desgracia, los chinos solo quieren que las luciérnagas
se acerquen para capturar su lento vuelo con las manos y meterlas en botes y
botellas de plástico que luego agitarán a modo de linternas hasta que todos los
insectos estén muertos y se apaguen lentamente. Mis miradas y comentarios
reprobatorios no surten efecto alguno y todos vuelven al embarcadero con botes aún
luminiscentes llenos de luciérnagas captivas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
vuelta a Kota Kinabalu se hace larga y tediosa; ojalá tuviera la capacidad de
dormir en una furgoneta atestada. Cuando llegamos, en torno a las diez de la
noche, Aaron me espera con el coche de sus padres y me lleva a tomar unas
cervezas a su sitio preferido, a medio camino entre la ciudad y su casa. Es un
sitio muy tranquilo, y barato, con mesas de madera junto a un lago, lleno de
familias y grupos de amigos, todos gentes diversas de Sabah. Hay una mesa con
al menos cinco niños menores de quince años fumando y bebiendo cerveza profusamente. Yo estoy muy
cansado, incluso para beber. Un amigo de Aaron viene, pero es muy callado,
hablamos de cosas triviales, poca relevancia, y volvemos a casa, a dormir por
fin. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En el
camino de vuelta, atravesamos lo que Aaron asegura que es una carretera
encantada, donde se han visto espíritus de niños que persiguen a los coches
flotando, sin pies. Aaron asegura haberlos visto, y su amigo también, pero yo
no veo nada. Esa noche estoy demasiado cansado, incluso para las historias de
fantasmas.<o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-80869142074315828192013-09-02T07:55:00.002-07:002013-09-02T07:55:57.279-07:00Un día muy largo en Borneo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal">
Empezar un viaje con un retraso de cinco horas en tu vuelo
es empezar con mal pie. Si al menos la espera ha de pasarse en un aeropuerto
cómodo, con asientos aptos para el sueño, el contratiempo se palia en cierta
medida. Pero lo más cercano a la comodidad que existe en la terminal de salidas
nacionales del aeropuerto LCCT de Kuala Lumpur es el frío y durísimo suelo de
mármol, que está, al menos, bastante limpio. Alguien cuya maldad no conoce
límites ha decidido diseñar asientos alargados para luego colocar apoyabrazos
de acero que dividen cada una de las distintas reposaderas. Esto crea la
ilusión de espaciosas camas cuando los bancos se observan desde lejos pero esto
se revela falso tras un análisis más detallado durante el cual la inquina del
diseñador queda patente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Al suelo sea, con mi macuto como toda almohada y mi toalla
como todo colchón, cinco horas no son nada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Mi llegada a Kota Kinabalu, prevista para las doce de la
noche, se produce a las 6 de la mañana, con los destellos del nuevo día despuntando
contra las ventanas de los taxis que esperan ávidos de ringgits ya a esta
temprana hora. Aaron, mi amigo sabahano, que está pasando las vacaciones en su
tierra natal y se ofreció a enseñarme el lugar, no está esperándome como había
dicho. Supongo que recibió mi mensaje comunicándole mi retraso, aunque no ha
contestado y no sé nada de él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Un taxista joven me hace un gesto y negocia un buen precio
por llevarme al centro de la ciudad. He quedado con otra amiga, Dajana, en
frente del mercado filipino del puerto a las 10, y he decidido que intentaré
encontrar un lugar para dormir esas pocas horas que quedan hasta entonces,
donde pueda y como sea. Apenas he pegado ojo en el aeropuerto, y menos en el
avión, y no quiero empezar mis andanzas por las junglas borneanas con un ojo
abierto y otro cerrado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Así que allí vamos el taxista joven y yo, hacía el centro de
la ciudad de Kota Kinabalu, capital del estado malasio de Sabah, en el Noreste
de la gigantesca isla de Borneo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hay varias cosas importantes que saber sobre Sabah para
entender mejor el relato de mi viaje allí: Sabah es grande, muy grande (como
grande es Borneo en su conjunto), solo este estado casi equivale en tamaño a la
Malasia peninsular. Es mejor reservarse un día entero para cubrir las distancias
que en los engañosos mapas parecen viables para una mañana. El estado de las
carreteras también influye, requiriendo los traslados por la región mucha más
planificación y tiempo de lo que en un principio se puede pensar. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por otro lado, casi todas las actividades que se pueden
realizar en Sabah requieren de reservas previas. No basta con desplazarse a los
sitios, las empresas de turno han monopolizado los accesos y la única manera de
entrar y salir es pagando con antelación. Esto resulta especialmente sangrante
en el Monte Kinabalu, la montaña más alta del sureste asiático, con 4.100
metros de altura, que pensaba escalar en esta mi primera visita a Borneo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cierto es que empecé a planificar el ascenso tarde y mal,
pero los casi 200 euros que cobran por subir, con el consabido guía
obligatorio, permisos y seguros de mil tipos, una noche en un albergue de
montaña que supone casi la mitad del precio, y sobre todo el hecho de que no
haya más opciones porque una empresa tiene el monopolio sobre la fucking montaña,
echa para atrás. Y da que pensar sobre cómo se gestionan a veces los recursos
turísticos y naturales en los países asiáticos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Otra cosa que es necesario saber sobre Sabah es que
pertenece a Malasia tan solo debido al desaguisado diplomático de la época
colonial tardía, en la que la federación de Malasia, aún controlada por
ingleses, decidió promover la anexión de este estado rico en recursos cuya
explotación había recaído en manos españolas y portuguesas (de ahí que la
religión mayoritaria en las ciudades siga siendo el catolicismo), inglesas,
japonesas y americanas. Las disputas de los ingleses con filipinos e indonesias
por el control de la región fueron heredadas por el gobierno independiente
malasio y siguen muy activas hasta la fecha actual. De hecho, dos meses antes de
mi viaje, escaramuzas con tintes de guerra en el Este de Sabah, con desembarco
de tropas Sulu del sur de Filipinas, amenazaban con cerrar la región para los
viajeros (Bueno, irse podría haberse seguido yendo, a riesgo de que un cazador
de cabezas de alguna de las tribus borneanas en estado de guerra se interesara
por tu cabellera. Borneo es uno de los pocos lugares del mundo en el que aún se
conservan las tradiciones por las cuales durante la guerra se cortan las
cabezas a los enemigos para exponerlas en los lugares comunes de la tribu,
aunque esto se da más en Sarawak, la región noroccidental, y en el Borneo indonesio.
Esta práctica se trata curiosamente de un símbolo de respeto hacia el enemigo,
que perdura indefinidamente como cabeza colgante en las viviendas comunales del
vencedor en lugar de desaparecer en el polvo).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En cualquier caso, saber esto hace que no me choque tanto el
encontrarme con una diferencia mayúscula entre Sabah y Malasia continental en
lo que a grupos étnicos, cultura, religión y tradiciones se refiere. La gente
en general es más hospitalaria, más abierta y también me resulta más atractiva
físicamente. También son mucho más pobres. Sabah es el estado más pobre de
Malasia, seguido por su vecino Sarawak, también parte del Borneo malasio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Durante el camino, el taxista joven me señala el monte
Kinabalu en la lejanía, la montaña que esta vez no escalaré, con su cima
irregular de tres picos que le resta algo de empaque a la masa pétrea que se
recorta contra el cielo naranja. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me bajo en el mercado filipino y pese a que no estoy
demasiado cansado (he entrado en ese estado en el que ya ni se siente ni se
padece, solo se sigue hacía adelante por pura inercia), decido forzarme y
tratar de dormir algo, ya que el día va a ser muy largo. Me doy una vuelta por
la parte trasera del mercado, en la que empieza a brotar la actividad diurna,
con gente yendo y viniendo con paquetes en la cabeza, y con frutas y pescados y
carnes expuestos sobre mantas en el suelo en forma de rudimentarios puestos. Me
gustan los colores de este mercado, y la gente, que tiene un aspecto más
pacífico que la gente de la Malasia continental, entendiendo por pacífico a más
acorde con la gente de las islas del océano Pacífico, no a menos belicoso. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNgAEhnLmp2sdR3B9gCtp3qlbgs_ePXwE016rwydV11nwX53AldeU-HnvkrSkICq26cUNQMAAa7gLxjw53r4LvpvO-5z1IiFP2OkjxT4jprNUG-Q8FJNrhkw30MQu_-Oc63vnryNIE6Ls/s1600/DSC03607+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNgAEhnLmp2sdR3B9gCtp3qlbgs_ePXwE016rwydV11nwX53AldeU-HnvkrSkICq26cUNQMAAa7gLxjw53r4LvpvO-5z1IiFP2OkjxT4jprNUG-Q8FJNrhkw30MQu_-Oc63vnryNIE6Ls/s400/DSC03607+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Primeras imágenes de Sabah</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPugWRnwt8Wx2irvIoo4naK5PRVK98LMSafiVucDJaucPFz5sXruNjZG8cXKS1q0wvVmbw5BBkcSmnZS8-mByxRIFUaEcbWLpRVvQdeoCZT7DxMwok1FC_T2d03WtPgdy2zd-naA8GXhg/s1600/DSC03609+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPugWRnwt8Wx2irvIoo4naK5PRVK98LMSafiVucDJaucPFz5sXruNjZG8cXKS1q0wvVmbw5BBkcSmnZS8-mByxRIFUaEcbWLpRVvQdeoCZT7DxMwok1FC_T2d03WtPgdy2zd-naA8GXhg/s400/DSC03609+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El mercado filipino</td></tr>
</tbody></table>
<div>
<br /></div>
<br /><div class="MsoNormal">
Tras una vuelta, encuentro un banco metálico en el que quepo
encogido y me tumbo, con mi toalla como almohada y las asideras de mi macuto
enrolladas a las piernas para evitar robos. Allí, incómodo hasta decir basta,
intento dormitar y de hecho, duermo un par de horas, siendo despertado a cada
rato por la gente que pasa por el cada vez más bullicioso mercado. Cuando los
puestos de artesanos abren sus puertas y el edificio principal del mercado
cobra vida, el ruido se vuelve excesivo como para seguir manteniendo aquella
pantomima de descanso, así que me levanto y saludo despeinado al dueño del
puesto más cercano al banco, que me mira confuso sin entender por qué me acabo
de despertar delante de su puesto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me tomo dos gigantescos rotis como desayuno, mucho más
grandes que los de Segambut pero con peor sabor, y me cuelo en la recepción de
un hotel de lujo entre las miradas desconfiadas de los recepcionistas para
lavarme los dientes y la cara en un baño de ricos. Aun me queda una hora hasta
que llegue Dajana así que me doy una vuelta y me encuentro con una torre del
reloj de madera, sello británico (similar a las torres del reloj de piedra tan
habituales en las ciudades inglesas pero construida con madera, como la mayor
parte de la arquitectura colonial) y uno de los pocos edificios supervivientes
tras los bombardeos de la segunda guerra mundial que “remodelaron” la ciudad
entera. Me subo a una colina con vistas y vuelvo recorriendo el puerto hacía el
mercado filipino. Por el camino me acerco a un niño que está torturando a una
pobre polilla (gigantesca) y se la cojo de las manos. Tras tenerla observarla
un rato en mi mano, la dejo en un lugar donde el niño no pueda alcanzarla para
intentar salvarla, aunque confío poco en que aquella criatura llegue a vivir
para ver la tarde de este viernes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjv0CkufwnzNsaWm_p-xbbQwRfUFTvSz4NS41kjgJnHvZ_aqobYL3T8oMQrraxGsQ00Lu9agwlB6EGpXqYrUHq1Sl3mpLmQcU14bcEHb0i25yTHFA61FQcr1QjY7uziEy6wp90baJ_2wh0/s1600/DSC03633.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjv0CkufwnzNsaWm_p-xbbQwRfUFTvSz4NS41kjgJnHvZ_aqobYL3T8oMQrraxGsQ00Lu9agwlB6EGpXqYrUHq1Sl3mpLmQcU14bcEHb0i25yTHFA61FQcr1QjY7uziEy6wp90baJ_2wh0/s400/DSC03633.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Polilla</td></tr>
</tbody></table>
<div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Dajana llega a las diez y nos vamos a tomar un café y un red
bull. Me resulta muy agradable hablar con esta italiana que conocí en Segambut.
Ambos trabajamos para la misma ONG así que hablamos de cómo van las cosas en su
nueva vida como profesora de inglés en Borneo, ella parece bastante contenta de
estar allí. No me extraña, por lo que me cuenta, Sabah es un lugar fascinante y
diferente a todos los demás en los que he estado hasta ahora. Dajana me cuenta
que se está celebrando el festival de la cosecha y que se ha instalado una gran
fiesta en un poblado que se encuentra a menos de una hora de Kota Kinabalu. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Decidimos comer tranquilamente (en una cafetería mamaks, por
supuesto, de indios musulmanes, los mejores manjares y los menos sanos) e ir
para allá. En el proceso, Aaron por fin da señales de vida y dice que se
reunirá con nosotros en la fiesta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Llegamos al lugar donde se celebra el festival de la cosecha
en un autobús local lleno de sabahanos de diferentes etnias. En Sabah, el grupo
étnico más abundante son los kadayan, una mezcla de malayos y dayak, o
indígenas originarios y más numerosos de Borneo, que da lugar a gente bajita de
ojos rasgados y caras redondeadas, ostentadores de una hospitalidad
desmesurada. Esta última característica la comprobaremos en el festival de la
cosecha, donde el ambiente a la llegada (en torno a las 5 de la tarde) es ya
muy festivo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El lugar de la celebración, una recreación a tamaño real de
un poblado o kampung tradicional construida con motivos culturales, está
abarrotado de gente bebiendo y comiendo. La gran mayoría es gente local (en
Sabah se ven menos turistas que en los otros lugares de Asia a donde he
viajado), aunque entre la multitud aparece Fabrizio, otro profesor italiano que
conozco de Kuala Lumpur. Dajana ya me habría dicho que andaría por allí, y me
alegro de encontrármelo, ya que se trata de un tipo interesante y peculiar. Los
tres atravesamos una gran choza donde al menos 30 personas están saltando sobre
unas largas ramas de bambú que, suspendidas unas junto a otras sobre un agujero
y colocadas de forma que se doblen sobre otras ramas, hacen las veces de cama
elástica. Es imposible entrar, el lugar está demasiado lleno de gente que salta
y grita. Sobre la atracción, un sabahano borrachísimo baila al ritmo de los
saltos con los ojos cerrados. Mucha gente ya va fina, pues la cerveza lleva
sirviéndose todo el día: esto no es Kuala Lumpur con sus botellines a 15
ringgits (4 euros), benditos sean los cristianos (asiáticos) y su menor
restricción moral. Según me dice Dajana, ha llegado a ver a gente tocando el
techo de la choza con un salto desde la cama elástica. Hay al menos seis metros
hasta el techo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pasamos una zona de barro que casi se traga nuestras botas y
entonces unos señores de una mesa nos llaman y nos hacen un hueco para que nos
sentemos con ellos. Antes de que mi trasero haya tocado el asiento, uno de los
hombres, de edad entre los 35 y los 45, ya me está dando una lata de cerveza
Tiger (vietnamita) que abro en el acto. Y así, una tras otra, los señores, que
hablan un inglés bastante bueno que permite hablar de todo un poco, nos invitan
a al menos seis latas a cada uno. Mientras ellos tratan de ligarse a Dajana sin
disimulo, Fabrizio, tipo muy pausado con intereses espirituales, me habla de
sus planes de viajar caminando hasta Kudat, 185 kilómetros al norte de Kota
Kinabalu. Le admiro por proponérselo así que brindamos por ello, y por muchas
cosas más, la cerveza parece aparecer espontáneamente sobre la mesa cuando
miramos hacia otro lado. La cosa llega a un punto en que la vergüenza nos
obliga a pagar un par de rondas para nuestros anfitriones, este gesto prácticamente
les ofende. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tras un par de horas, la familia de la mesa de al lado se
nos une, Aaron aparece por fin (una suerte, pues ya me veía pidiéndole a uno de
los bebedores sabahanos que me llevara de vuelta a un hostal en Kota Kinabalu,
ya que Dajana y Fabrizio viven en un pueblo cercano llamado Donggongon, donde
enseñan), y todos empezamos a ir un poco tostados. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Uno de los anfitriones, pasados los cuarenta, que habla todo
el rato de Jesús y nos intenta convencer para que seamos cristianos, saca a
bailar a Dajana varias veces, e incluso intenta darle algún beso. Decidimos que
es el momento de moverse un poco por el terreno y ver que nos deparan las otras
chozas y longhouses (casas comunales donde hasta 30 miembros de una familia).
Hay mucha gente bailando en varias de ellas, en una, hay un chaval joven
haciendo una especie de breakdance. En cuanto nos ve, se detiene y viene
corriendo a saludarnos entusiasmado junto con uno de sus amigos, que no sabemos
si es chico o chica. Desde ese momento, los chavales se nos pegan como lapas y
se desviven por que estemos a gusto: nos llevan a otras cabañas donde hay
ambiente, nos quitan de encima a gente que nos intenta hablar y que ellos
consideran molestias, e incluso intentan traerme a una chica guapísima que pasa
por allí para que la conozca, a lo cual me niego rotundamente. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El grupo se ha convertido en una suerte de mezcolanza
estrafalaria que se mantiene unida por esa argamasa de amistades efímeras que
es el alcohol: con Dajana permanentemente acosada por múltiples pretendientes a
los que saca mínimo una cabeza, un grupo recién adjudicado de filipinos (Sabah
acoge muchísimos inmigrantes de estas islas) que nos siguen invitando
amablemente a cervezas (aunque resulte evidente en este punto que la cosa no va
a acabar bien si seguimos bebiendo), los dos “supervisores” de la diversión
dirigiéndonos y orquestando todo a nuestro alrededor, el hombre religioso que
se ha apuntado a la comitiva dejando atrás a sus otros amigos y con un inglés y
unas ideas ya no tan claras, y un Aaron sobrio, pues es el conductor, que es el
verdadero encargado de que las cosas no se vayan más de madre de lo que ya se
han ido. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En definitiva, una de las noches más divertidas en lo que
llevo en Asia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgB-A2Y67frke69nPa_MbCd4fkqtl9YYcnbWAFbxypo5Fb2t38Hzi3Lzzttn5C2ShGiRQKyWN-yWJlqYP082tizN-y0JKFExhTJtH5N7uTASznTyNDurbNP0TbMMPr1JWLHLWlDEONkwzA/s1600/DSC03649.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgB-A2Y67frke69nPa_MbCd4fkqtl9YYcnbWAFbxypo5Fb2t38Hzi3Lzzttn5C2ShGiRQKyWN-yWJlqYP082tizN-y0JKFExhTJtH5N7uTASznTyNDurbNP0TbMMPr1JWLHLWlDEONkwzA/s400/DSC03649.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Festival de la cosecha, buenísimas fotos tiradas por un sabahano borracho</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghfzXLNENeawGgzG5JCKH4kKFmBaXLVatBt1rsjG_3s2A1hLXldX-NSa1g-MYw9yUXdWwogviDvxi6msr5lnJD5FLlZYsEeKIZR5hAazEC4_J8BlDe4hUwt0xuRuDXOyK3M7xQuCTucLQ/s1600/DSC03662.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghfzXLNENeawGgzG5JCKH4kKFmBaXLVatBt1rsjG_3s2A1hLXldX-NSa1g-MYw9yUXdWwogviDvxi6msr5lnJD5FLlZYsEeKIZR5hAazEC4_J8BlDe4hUwt0xuRuDXOyK3M7xQuCTucLQ/s400/DSC03662.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dajana con nuestros colegas los filipinos etílicos</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-32293521778775769352013-08-17T08:08:00.000-07:002013-08-17T08:08:29.829-07:00Disfrutando de la hospitalidad balinesa<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Mi nuevo amigo me dice
que su mujer cocinará uno de los pescados a la parrilla para mí, y eso suena
demasiado bien como para rechazarlo. Así que le sigo. A dos minutos de la
playa, está su casa, una modesta vivienda baja con un pequeño templo familiar
junto a ella, un árbol, y un pequeño porche donde juega un niño diminuto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es su
hijo, un enano cabezón y entrañable, la hija es algo más mayor, de unos seis
años quizá. La mujer nos recibe con alegría, abraza a su marido y me invita a
sentarme en el porche como si invitar a blancos desconocidos a cenar fuera algo
habitual en aquella familia. Me siento en el suelo y hablo con el hombre
mientras fumamos un cigarrillo y miramos como la mujer coloca los pescados en
la parrilla y los abre un poco para que se hagan por dentro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Él es
pescador durante el día y vigilante de seguridad durante la noche, algunas
mañanas se queda durmiendo en casa. Tiene 35 años y se llama Ado Tama. Un buen
hombre. La conversación gira en torno a nada en concreto, spanish football,
algo que aquí les encanta, viajes, poco más. Cuando el pescado está listo, me
lo sirven junto con el condimento también preparado por la mujer, el clásico
sambal, hecho también a partir de pescado mezclado con chili, con un sabor muy
fuerte y apestoso al olfato, todo sobre una base de arroz blanco. El pescado
está cojonudo y le doy mil gracias a la mujer. Después el hombre se ducha en
una parte cubierta del jardín, usando un cubo diferente al que se ha usado
para cocinar, estos varios cubos los
sacan de un pozo que hay en el patio delantero. Yo juego un rato con el niño,
que disfruta atropellándome una y otra vez con su triciclo. Después me despido
y Ado me pregunta de nuevo que donde voy a pasar la noche, como no estoy seguro
aún (pese a que ya deben ser las 10) le digo que quizá en la playa. Él se
empeña en llevarme con la moto a un hostal cuyo dueño es conocido suyo para que
me hagan un buen precio. Otra vez me encuentro dándole las gracias con fervor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una vez
en el alojamiento, el precio es algo mayor de lo esperado por Ado, así que le
digo que me daré una vuelta por los alrededores y preguntaré en otros sitios,
que no hace falta que gaste más tiempo conmigo. Él se despide y se va con su
moto a hacer el turno de guardia en el resort donde trabaja de vigilante. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Deambulando
encuentro un sitio de precio aceptable, una cama en la parte trasera de una
sala de conciertos totalmente desierta con un vigilante muy tatuado, pero aún
no me apetece dormir y la noche está tranquila y clara, con un cielo
espectacular. Decido darme una vuelta por un Amed desierto y oscuro. Mientras
ando trató de buscar a Angelo y a J, aunque solo sea por ver la cara de esta
última cuando me vea aparecer. Pregunto en los hoteles que me voy encontrando,
si han visto a un europeo alto con una chica de aspecto asiático filipino muy
pequeña.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Amed es
un remanso de tranquilidad que supera incluso a Tulamben: los bares cerrados,
los restaurantes de los hoteles desiertos, los camareros relajados, fumando en
la barra. Todos se muestran muy dispuestos a ayudar, como es habitual en Bali:
hacen esfuerzos por volver atrás en su memoria, enumerando los clientes que han
pasado por allí esa tarde, e intentar darme alguna indicación. Alguno se ofrece
incluso a acompañarme en mi deambular, pero le convenzo para que se quede, no
estoy perdido, después de todo: Amed solo tiene una calle principal que sigue
hacía el Este a lo largo de la costa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Atravieso
un tramo sin iluminación y desprovisto de edificación alguna, solo selva a mi
derecha y suaves dunas que viajan hasta
la misma orilla del mar a mi izquierda. Disfruto del cielo limpio y estrellado,
y del silencio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
vuelvo a ver hoteles y bungalows tenuemente iluminados y desiertos, me doy
cuenta por los carteles de que ya no estoy en Amed, sino en Jemeluk, el pueblo
siguiente. Creo haber preguntado en casi todos los hoteles de Amed, así que es
posible que se hayan equivocado de pueblo, o que nunca hayan llegado a venir a
esta zona de la isla, también puede que estén tratando de evitarme. Decido
seguir un poco y chequear un par de hoteles más, total, no estoy cansado y el
paseo es agradable. El dolor de los oídos ha remitido casi por completo gracias
a los calmantes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es
entonces, tras más de una hora caminando, cuando veo a una pequeñaja y a un
hombre adulto sentados en una mesa del fondo de un restaurante prácticamente
vacío. Ja! Los encontré. Cuando me acercó, J salta de la mesa y viene a darme
un abrazo con su entusiasmo habitual, muy sorprendida de verme.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Me
siento, exhausto, y les cuento como de mal ha empezado mi día y como ha ido
mejorando según me tomaba pastillas. Ellos me cuentan que han visto unos bailes
balineses, me enseñan sus vídeos y unas fotos, y pronto nos vamos a ver si
cabemos los tres en su habitación. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Esta vez
estamos mucho más apretados, pero al menos la cama es cómoda y J no es alguien
molesto que tener al lado mientras se duerme.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
me despierto al día siguiente, mis dos compañeros de cama han desaparecido,
supongo que están en la playa. Disfruto media hora más de la cama entera para
mí y luego me ducho, con el empleado del hotel ya diciéndome que hay que salir
pues la hora de check out ha pasado. El hombre se muestra confuso al verme
salir del cuarto: la habitación es de dos y ya ha visto salir a Angelo y a J,
probablemente pensando que son pareja ya que han dormido juntos. Por lo que él
sabe, yo puedo ser el tercer integrante de un extraño triángulo amoroso, o bien
un mendigo que solo ha entrado en la habitación para darse una ducha.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
playa de Jemeluk es muy tranquila y bonita, aunque algo pedregosa, unas escaleras bajan desde el
restaurante del hotel directamente hasta la arena negra y ardiente. Alquilo
máscara, aletas y tubo por unos irrisorios 3 dólares y dedico la mañana a hacer
snorkeling. Como mis oídos, pese a haberse reducido el dolor considerablemente,
aún no están recuperados, me deslizo por las superficie del agua sin sumergir
la cabeza. La vida marina es boyante, nado
sobre peces de colores estridentes y luminosos, azules, amarillos, rojos y
verdes que refulgen al atravesar los rayos de sol que surcan las aguas claras.
Puedo ver hasta una distancia tan grande gracias a la claridad del agua
tropical que llego a sentir cierta inquietud al alejarme de la costa y verme
rodeado por la inmensidad opresiva del entorno marino. Veo peces aguja, peces
vaca, peces con cuernos, así como cientos de corales rojos, erizos y estrellas
de mar azules y muy gruesas. Considero el snorkeling una actividad
suficientemente buena, no necesito hacer buceo y volver a arriesgar la integridad
de mis tímpanos. Pienso esto entre los peces tropicales, como una manera de
aliviar el fastidio que me produce el hecho haber descubierto en este viaje que
nunca podré bucear.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFSbq8NtMyN4O0uGwAaIJU96-LjaGBYGmBTpNvQtikjA1AhRN3UqhcpO92wlFXX81mdMKnPAdfFCEjFCiXLC8IMFmmYanML35MUwqZXEiV2RRx9x0UpxPfKKB-twLKKIEeHoT-lIQCnzA/s1600/DSC03521.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFSbq8NtMyN4O0uGwAaIJU96-LjaGBYGmBTpNvQtikjA1AhRN3UqhcpO92wlFXX81mdMKnPAdfFCEjFCiXLC8IMFmmYanML35MUwqZXEiV2RRx9x0UpxPfKKB-twLKKIEeHoT-lIQCnzA/s400/DSC03521.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La playa de Jemeluk</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Angelo
ha estado tomando el sol y echándose cremas sobre una tumbona casi toda la
mañana, es su forma de estar en la playa. Yo lo he probado al principio pero me
ha parecido aburrido. Supongo que nunca conseguiré el bronceado perfecto que el
luce pero no me importa, mis dedos están arrugados por el agua y estoy contento
con todo lo que he visto allí debajo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Comemos
en Jemeluk y tomamos un taxi al sur, hacía el aeropuerto de Kuta. Nuestro avión
sale a las 9 de la noche. El momento de abandonar la isla se acerca.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqtsetr8_Lwd8D1hqaacgB_3rvuJPAue9AGnedy1F84VQIiEqlg3K2lFEP-UwYRGwwU60dMwETv3pQrXOEnlZyflhuL4Z56D4S7o6tKUJqXr_JD5iFyilavzhyphenhyphenSBhrQp9polqY4iwWVaw/s1600/DSC03527.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqtsetr8_Lwd8D1hqaacgB_3rvuJPAue9AGnedy1F84VQIiEqlg3K2lFEP-UwYRGwwU60dMwETv3pQrXOEnlZyflhuL4Z56D4S7o6tKUJqXr_JD5iFyilavzhyphenhyphenSBhrQp9polqY4iwWVaw/s400/DSC03527.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Camino al Sur, Monte Agung</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">De
camino, paramos en Tirta Gangga, unos jardines con estatuas, lagos y piscinas,
muy bonitos aunque llenos de gente. Por lo visto, es un lugar muy popular para
celebrar bodas. Y es que se dice que toda la isla de Bali desprende un halo
romántico y es por eso popular como lugar para consumar el amor, o encontrarlo
(dice un dicho famoso que uno no puede irse de Bali sin haber tenido un <i>affair</i>…). Con amor o sin él, Tirta
Gangga compone un paraje pacífico en el
que es imposible encontrarse mal o fuera de lugar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1T0S6hpEfOdnEXvzW7W9IXM-mNicmLhSAEE-aUEZm757BI7gICbYd0YVB3K3YmTXQlc1SB8yfCsImeu-UKJE0O36iC4ShlnKzEjk3XwxTY5yjHCTR47_-NbH4CwNumhKNqI2VtUsWqLE/s1600/DSC03540+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1T0S6hpEfOdnEXvzW7W9IXM-mNicmLhSAEE-aUEZm757BI7gICbYd0YVB3K3YmTXQlc1SB8yfCsImeu-UKJE0O36iC4ShlnKzEjk3XwxTY5yjHCTR47_-NbH4CwNumhKNqI2VtUsWqLE/s400/DSC03540+edit.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOAhmopl0xIsDRAWYDg4MzWPDAw5WHrf3InL1GVvS9_EZD0qQpQktE9afKhKlkAhGM_zaZHYMwBAj4zy6xvJIN724ai0Qv0Hzzwa5kpxfJR7d6aA3xOL4x1vykcd-cDBYX7YOWskm9yOM/s1600/DSC03548+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOAhmopl0xIsDRAWYDg4MzWPDAw5WHrf3InL1GVvS9_EZD0qQpQktE9afKhKlkAhGM_zaZHYMwBAj4zy6xvJIN724ai0Qv0Hzzwa5kpxfJR7d6aA3xOL4x1vykcd-cDBYX7YOWskm9yOM/s400/DSC03548+edit.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfjoLeRvnBso-lCHevy8MrxzkKKXKCcvA4IusoeaCvaMfZ14-esztQdrNW1dS5DWZWuv2ulne4KisMl0oeJMxkPmKmC2f7AuY3k1RUE4U6HBBVBY-2cX-l-0XkgsAeuIuZFZj4nZXD_zw/s1600/DSC03552.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfjoLeRvnBso-lCHevy8MrxzkKKXKCcvA4IusoeaCvaMfZ14-esztQdrNW1dS5DWZWuv2ulne4KisMl0oeJMxkPmKmC2f7AuY3k1RUE4U6HBBVBY-2cX-l-0XkgsAeuIuZFZj4nZXD_zw/s400/DSC03552.JPG" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7BG90v7YL3FlbfY2s6RlyY8qKjOe-elRm-iP24kgrZnyKvNEPdVUwJbboPIwwoLVmaYH-SLoZmAm6P2q_JDfATfAbq43BLgGvQ4dW2CoTr5yua0pujkNBc22Ox0vsCaUZ4VMbwiGBbpA/s1600/DSC03562+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7BG90v7YL3FlbfY2s6RlyY8qKjOe-elRm-iP24kgrZnyKvNEPdVUwJbboPIwwoLVmaYH-SLoZmAm6P2q_JDfATfAbq43BLgGvQ4dW2CoTr5yua0pujkNBc22Ox0vsCaUZ4VMbwiGBbpA/s400/DSC03562+edit.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZJ5yR6tjDOCfqp683cB2N4ksHGfMxk8DwCOV8rnSvNMd83fqf8JG7RQKrclvx4G5yO5_2NwJ2bPXAppuBebz7R4WivYdVB09p8JcH77yT8APSUpCFgvvAga5R20NP5-zIGswDlAfMv8c/s1600/DSC03573.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZJ5yR6tjDOCfqp683cB2N4ksHGfMxk8DwCOV8rnSvNMd83fqf8JG7RQKrclvx4G5yO5_2NwJ2bPXAppuBebz7R4WivYdVB09p8JcH77yT8APSUpCFgvvAga5R20NP5-zIGswDlAfMv8c/s400/DSC03573.JPG" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhh4Sql4sKW8rOqQiIqzLTHnfqbk6Zo__sRkAg77S4B7Lf3c_xS1-jywxZnTnBY85-urVgkB88Ajolzqf1ELXYd_AO1xDw8zkUYGzR77NQ62EslVJYsibyYiOg5ZpTHyeEJzQmygu8MAbU/s1600/DSC03581+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhh4Sql4sKW8rOqQiIqzLTHnfqbk6Zo__sRkAg77S4B7Lf3c_xS1-jywxZnTnBY85-urVgkB88Ajolzqf1ELXYd_AO1xDw8zkUYGzR77NQ62EslVJYsibyYiOg5ZpTHyeEJzQmygu8MAbU/s400/DSC03581+edit.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Otra
parada se realiza en el templo de Gua Lawah, a unos pocos kilómetros de la
localidad oriental de Candidasa, conocida por su playa gigantesca con vistas al
monte Agung. El templo resulta bonito aunque
bastante estándar, teniendo en cuenta que los templos balineses ya no
son una novedad para mí. No obstante, tras el santuario principal se abre una
pequeña caverna que está absolutamente atestada de ruidosos murciélagos de
tamaño considerable que vuelan constantemente sobre el altar sagrado. Solo esto
hace que haya merecido la pena parar en Gua Lawah.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
viaje toca a su fin… Una vez en el aeropuerto, nos despedimos de J, que debe
quedarse en Kuta Beach una noche más debido a su lío con los vuelos. Tras
desearle que lo pase bien y que tenga cuidado en la loca vida nocturna de la
ciudad, nos metemos en el aeropuerto cansados y tristes, camino de Malasia, dejando
atrás la isla paradisiaca de Bali, un lugar que nunca olvidaré.<o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-74397341915517090472013-08-10T11:27:00.000-07:002013-08-10T11:30:45.142-07:00El incidente del USAT Liberty <div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">He de
reconocer que la perspectiva de practicar el buceo por primera vez me tiene excitado
cuando abro los ojos a la mañana siguiente. Me levanto con un buen humor que ni
siquiera la gigantesca cucaracha roja que ronda por el suelo de mi habitación
consigue mermar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Antes
de nada, voy al hotel de al lado (en el mío no hay ni teléfono) y pido a la
recepcionista que me deje hacer una llamada. Quiero llamar al hostal de Ubud
donde están J y Angelo y dejar el recado a alguien para que les diga que estaré
a las cuatro de la tarde en el centro de la playa de Amed. Pienso tratar de
llegar allí después de la inmersión. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Me
dirijo a la recepción y allí el instructor francés, llamado Philippe, me hace
rellenar y firmar unos documentos médicos y unas autorizaciones para que no se
le caiga el pelo al señor Cousteu si me da por morir junto al barco hundido.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras
esto, pasamos a unos vídeos instructivos sobre buceo en los que el locutor
empieza diciendo de forma muy grave “está usted a punto de emprender una
aventura que entraña riesgo de muerte”…
Escucho como la voz átona explica seguidamente los sistemas de descenso,
de ascensión y de seguridad en caso de emergencia, luego Philippe me hace una
especie de examen muy tonto para testar que no soy un retrasado y me enterado
de las cuatro cosas importantes que dice el vídeo. Y ya está, listo para
bucear. Sospecho que está gente se está saltando muchas normas al dejarme
ponerme el traje de neopreno y montarme en la furgoneta que nos llevará a la zona
del hundimiento. Habitualmente se paga un dinero considerable por sacarse un
curso de buceo para poder empezar a hacer inmersiones al cabo de un tiempo y de
unas prácticas en piscinas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La zona
de tierra frente a la cual se hundió el USAT Liberty (había sido torpedeado por
japoneses cerca de la isla de Lombok) está llena de buceadores. Unas señoras
del pueblo portan las pesadas bombonas (en la cabeza, sobre un trapo que las
protege) hasta la orilla a cambio de un dinero y allí nos las ponemos sobre el
traje. Cuando me meto en el agua Philippe me dice que nade de espaldas para no
ahogarme con el peso del tanque de oxígeno que llevo enganchado, tiene lógica.
Me siento cómodo con las aletas y las gafas, no tanto con el respirador de
oxígeno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En
cualquier caso, todo cambia enseguida, cuando Philippe me hace un gesto y ambos
pulsamos el botón que expulsa el aire del chaleco que nos mantenía a flote y
esto nos manda a velocidad considerable hacía el fondo. No tardo prácticamente
nada en darme cuenta de que el buceo no es lo mío. No he bajado ni un metro
cuando una sensación de fuerte agobio me oprime todo el cuerpo. Descendemos
poco a poco, expulsando aire con fuerza por la nariz cada poco para descomprimir
los oídos. No me encuentro cómodo bajo el agua, no es mi medio natural, le hago
gestos a Philippe para que bajemos más despacio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Por si
fuera poco, al cabo de un par de metros, empiezo a sentir un dolor intenso en
los oídos. Esto me da muy mal rollo pues pienso que en cualquier momento mis
tímpanos van a explotar como ya ocurrió en aquella piscina en Alemania, hace
tantos años. El dolor se intensifica con el descenso, y soplar por la nariz tan
solo lo alivia momentáneamente. Quiero salir a la superficie, pero pienso que
quizá ese dolor sea algo normal y tan solo haya que esperar a aclimatarse un
poco. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Ya
vemos el fondo, y Philippe me señala una especie de pez raya que se desliza
sobre la arena con movimientos elegantes. Esto no me hace sentirme más cómodo.
El francés también pone en práctica unos ejercicios para recuperar el
respirador si se pierde (está atado a un tubo, así que solo hay que mover el
brazo y buscarlo cerca nuestro) y para sacar agua del interior máscara moviendo
la cabeza, sin necesidad de quitársela.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En un
punto concreto del descenso, a unos cinco metros, noto un fortísimo dolor en mi
oído derecho, acompañado de un sonido ensordecedor. El susto me hace dar un
aspaviento en el agua. Durante unos segundos, habiéndose visto afectado mi
sentido de la orientación, todo comienza a dar vueltas a mi alrededor. Mi
reacción es de lo más lógica y revela una gran capacidad para mantener la
cabeza fría en situaciones de confusión: escupo la máscara respiratoria y
pataleo con fuerza hacía la superficie. Philippe me sujeta en seguida y me mira
a los ojos para que me calme, no se puede subir a la superficie de golpe pues
esto puede acarrear graves problemas en los pulmones, debido a la expansión y a
la contracción del aire en el interior de nuestro organismo por la presión que
ejerce el agua sobre nosotros. Como digo, no es nuestro medio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
dolor se me pasa un poco y me pongo la máscara, Philippe me dice si quiero
continuar y yo le digo que lo intentemos, así que descendemos un poco más hasta
tocar la arena del fondo con las aletas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Allí
Philippe me mira y me dice que haga algo con mi respirador, pero no le
entiendo, me hace gestos que no comprendo y yo le miro encogiendo los hombros
todo el rato. El dolor vuelve a intensificarse al avanzar por el fondo y seguir
bajando hacía el talud, y se extiende a mi mandíbula y cráneo. Noto agua
entrando en mis oídos en cantidades considerables. La cosa está clara, por
mucho que me fastidie tener que cancelar la inmersión, si seguimos, me la estoy
jugando. Tomó la decisión y le digo a Philippe por gestos que salgamos a la
superficie. Una vez arriba, le explico lo que ha pasado y me dice que es mejor
que volvamos a tierra. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Y allí
estoy, de vuelta en el camión, sin haber visto el barco, sin haber podido bajar
más de cinco metros, y con un dolor jodidísimo en ambos oídos. De vuelta en
Diving Concepts los otros gavachos me preguntan qué ha pasado y cuando el viejo
bellaco que me convenció para hacer la inmersión asegurando que no había
problema con los oídos me escucha desde lejos, se escabulle a sus aposentos con
cobardía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una
chica me recomienda que vaya a hacerme un chequeo en el médico más cercano,
pero este está en el siguiente pueblo, un lugar llamado Culik. Un chaval
empleado del hostal tiene que ir allí con su furgoneta en un par de horas a
comprar algunos suministros, así que me dicen que me espere a que él me lleve,
ya que en esa zona de la isla no hay taxis ni por supuesto autobuses.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Así que
espero con gran dolor, me revuelvo en la cama, me cuezo de calor en la
recepción, dos horas largas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Como en
un lugar cercano al mar al otro lado del pueblo, arroz frito, con las olas que
rompen contra el muro bajo mi mesa salpicándome periódicamente. Estoy
prácticamente sordo del oído derecho y no tengo ninguna certeza sobre si el
tímpano ha reventado de hecho o ha sido solo una falsa alarma, una
reminiscencia de la antigua lesión.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUuridNji5bwW1lY3-IadUtwkLjd-zB4DDZ9_iXTJKdio0TOtw7y5toHIs-zQZt7e_3gG5HCDFEGG5L5gDMuDKYF1civ5GsINdh6Jakz-pLWEYZQfHx5m1TTf1yaBqRB5htCGKRZ99DQc/s1600/DSC03483.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUuridNji5bwW1lY3-IadUtwkLjd-zB4DDZ9_iXTJKdio0TOtw7y5toHIs-zQZt7e_3gG5HCDFEGG5L5gDMuDKYF1civ5GsINdh6Jakz-pLWEYZQfHx5m1TTf1yaBqRB5htCGKRZ99DQc/s400/DSC03483.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Comida en Tulamben</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
el chico balinés me lleva por fin a Culik, un pueblo diminuto con más templos
que casas en una encrucijada de caminos, el médico me recibe en una clínica en
la que no hay ni siquiera luz a parte de la que entra tenuemente a través de
las ventanas. Un enfermero se lleva hacía dentro a un viejo muy decrépito que
intenta entrar en la recepción andando con dificultad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
doctor es muy joven, apenas habla inglés, y no inspira demasiada confianza en
ningún aspecto. Me echa un ojo en las orejas con su oftalmoscopio y me dice que
no parece haber problema (una semana después, un médico de Kuala Lumpur me dirá
que tengo el tímpano derecho reventado – otra vez – y una infección bastante
fea en el oído izquierdo). Aun así, me da unos antibióticos vía oral, unas
gotas y unos calmantes para el dolor, por lo que me cobra 50 euros. Solo me fío
de los calmantes, pero me lo tomo todo y me echo las gotas porque estoy
desesperado porque se me pase el dolor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después
le pido al conductor que me lleve a Amed, lugar donde he acordado encontrarme
con Angelo y J, y que también incluí en la ruta que planifiqué por sus playas
tranquilas y alejadas del bullicio de las playas sureñas de Kuta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
furgoneta me deja en la misma arena de la playa. Amed es un conjunto de casas embutidas
entre una pequeña carretera y la costa, parece pequeño y tranquilo, igual que
Tulamben. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Llego
tarde a la cita, son más de las cuatro. Busco a la extraña pareja que forman mi
compañeros de viaje en la playa, recorriéndola como un robot, rígido, pues
cuando muevo la cabeza noto el agua dentro y me duele.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Como no
los encuentro, y tampoco puedo bañarme, me tumbo en mi toalla en lo que calculo
que es el centro exacto de la gran extensión de arena negra. Allí yazco largo
rato, mirando a unos niños balineses que juegan en el agua, unas gallinas que
pasan, los pescadores que van y vienen con sus barcos coloridos. No hay casi
nadie en la playa, y solo veo a una familia de turistas blancos que pasean con
su hijo. Amed está casi vacío, y eso es bueno. El mito que venden de ese Bali
masificado y destruido por el turismo excesivo sigue desmontándose a cada día
que pasa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ2PEq_k_OJVdGOEZqVfP0aU9vhL7g7cAFg_VAto6e1r94PZemUSMCKIJrpcae6fuhxX-gRKnRsXuw2nVLL6PYsdR3cc4F2ocFHmp1fKslVsr86mna8vG669YnNy3V8cWvir3ygGjukbs/s1600/DSC03496.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZ2PEq_k_OJVdGOEZqVfP0aU9vhL7g7cAFg_VAto6e1r94PZemUSMCKIJrpcae6fuhxX-gRKnRsXuw2nVLL6PYsdR3cc4F2ocFHmp1fKslVsr86mna8vG669YnNy3V8cWvir3ygGjukbs/s400/DSC03496.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Gallináceo en la playa de Amed</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tumbado
en la arena veo la puesta de sol, Angelo y J no aparecen pero no me importa,
los calmantes han hecho su efecto y me encuentro relajado y en paz. Los últimos
pescadores del día pasan delante de mí con sus capturas, todo el mundo que
pasa, balineses, me saludan. Unos niños se sientan a mi alrededor y me hacen
preguntan, les enseño mi ipod y les gusta, un señor más mayor también se
sienta, va con su caña, me dice que va a intentar pescar un pulpo antes de que
la luz se vaya del todo, y se pone a ello mientras continúa caminando por la
playa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
ya casi ha caído el telón de luz que el último sol mantenía sobre nosotros de
forma precaria, los niños se marchan a sus casas o a donde quiera que vayan los
niños balineses por la noche. El hombre de la caña regresa, no lleva un pulpo,
pero si dos pescados bien lustrosos en cada una de sus manos, se los ha
comprado a los pescadores tardíos que han llegado en el último barco. Se me
acerca y me pregunta dónde voy a dormir. Le digo que si no consigo encontrar un
hotel por 50 mil rupias o menos dormiré en la playa, ya que estoy bastante
cómodo, la temperatura es perfecta, y siendo la extensión de arena más ancha y
con menos vegetación, hay menos insectos. El hombre sonríe y me invita a cenar
a su casa de forma casi inmediata. <o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-40932278264371527412013-07-22T17:40:00.002-07:002013-07-22T17:42:09.656-07:00Agung, la montaña sagrada y el templo que evitó las llamas<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al
final resulta que la cama de nuestro hostal en Ubud es suficientemente
espaciosa para permitirnos dormir a los tres en ella sin mayores problemas, lo
cual no es suficiente para aliviar el dolor de la alarma sonando a las siete de
la mañana del viernes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Hemos
quedado con un taxista que el día anterior nos ofreció un buen precio para
llevarnos hasta el templo de Besakih, en la ladera del imponente monte Agung,
el volcán más alto de la isla. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
mañana es fresca, como corresponde al clima de Bali, que nunca llega a ser
excesivamente caluroso, como Malasia o Camboya, debido a la suavidad que otorga
el mar circundante. Los tres nos sentamos a esperar junto a la tienda de
antigüedades que es en realidad nuestro hotel, y llamamos varias veces al
taxista desde el teléfono de la recepción/trastienda, ya que este no termina de
aparecer. A una hora indeterminada entre las siete y las ocho de la mañana,
nuestro hombre hace por fin su aparición excusándose por haberse perdido al
buscar el hostal, <i>no problem</i>, nos
metemos en el espacioso coche (yo en el asiento del copiloto, como siempre) y
comenzamos a rodar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Para
mí, es momento de despedirme de Ubud, pues hemos decidirnos separarnos tras la
visita al templo de Besakih. J y Angelo volverán a Ubud mientras que yo seguiré
hacía Tulamben, al otro lado del volcán Agung, hacía los paraísos coralinos de
la costa Este, declarados algunos entre los mejores del mundo para practicar el
buceo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Entiendo
perfectamente que ellos quieran volver a esta ciudad pequeña y fascinante, llena
de rincones para explorar y descubrir maravillas en forma de templos,
palacetes, estatuas, talleres artesanos tradicionales, jardines con estanques
llenos de pájaros y reflejos coloridos. Con su belleza y tranquilidad inusitadas,
cielos claros, y noches agradables de ritmo pausado, creo que yo también la
echaré de menos. Así que me despido de ella en nuestro camino hacía las
afueras, pasando a través del barrio de los artistas y artesanos, atestado de
estatuas de mil tamaños formas y colores, expuestas junto a la carretera.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKKgnhtTWvVNdrFC5pi_zw9i6_HJ09RGqSxAs2a_AT_bKrcZChumPNDCCLqkDwz0QJXVq27hOm-oA_1LpMqa4sjC5kUKbSMHlkgMSFG3FJD5LN6tnFiaY8tMZJRuTLWcegn5_jpxwFLn0/s1600/DSC03279.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhKKgnhtTWvVNdrFC5pi_zw9i6_HJ09RGqSxAs2a_AT_bKrcZChumPNDCCLqkDwz0QJXVq27hOm-oA_1LpMqa4sjC5kUKbSMHlkgMSFG3FJD5LN6tnFiaY8tMZJRuTLWcegn5_jpxwFLn0/s400/DSC03279.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Patio trasero en Ubud</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En el
camino hacía Agung, dirección noreste, le hemos pedido al conductor que haga
una breve parada en las terrazas de arrozales de Tegalalang, a las afueras de
Ubud.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
nos bajamos del coche, cerca de un punto de observación con restaurantes (aún
cerrados), avanzamos hacía lo que parece un gran agujero verde en el suelo, una
sección hundida que resulta ser un valle poseedor de una vegetación exuberante
y moldeado con las impresionantes terrazas. ¿Cómo puede ser un lugar en el que
se trabaja tan duro, un lugar creado exclusivamente para la agricultura, sin
fines recreativos ni artísticos, tan hermoso? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
parte de arriba del valle es bañada por el sol, que se refleja en cada una de
las hojas de las palmeras que crecen entre los brotes de arroz, mientras que la
parte profunda del valle aún está sumergida en una relativa penumbra matinal.
Bajo por los precarios escalones excavados en la ladera que saltan de una
terraza a otra que otorgan al valle cierta semejanza con un teatro antiguo
devorado por la vegetación. El lugar, para colmo de mi deleite, está totalmente
vacío a esas horas, el silencio reposa en cada recoveco, en cada grano del
cereal que parece crecer directamente del agua en las terrazas inundadas. La
gente me pregunta que por qué no hablo en mis vídeos, pero, ¿realmente hay algo
que decir aquí?: </span><a href="http://www.youtube.com/watch?v=V--Hg8AnnVA&feature=youtu.be">http://www.youtube.com/watch?v=V--Hg8AnnVA&feature=youtu.be</a>
<span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYEjLJliMCkkyHeyBs044-4t3K_VsXoPKhpv3xatXJPdkPM0zMYvdFDS7BQCmtGT6qpoaBAbt43OVApn9q0dpT1SKWWuE4z1yRA1OFDFZR7m2rFUNCUUXzlurDS_qSIwVgPLf6OTxYwk0/s1600/DSC03335+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="278" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYEjLJliMCkkyHeyBs044-4t3K_VsXoPKhpv3xatXJPdkPM0zMYvdFDS7BQCmtGT6qpoaBAbt43OVApn9q0dpT1SKWWuE4z1yRA1OFDFZR7m2rFUNCUUXzlurDS_qSIwVgPLf6OTxYwk0/s400/DSC03335+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tegalalang </td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeBU6vHIK-OLmN-7WbgluxpSZjHVy-Z3ArXY6u4OSmKCbQhxAaBpQcrE54AoebRVxtDB8UQWfjwcIOCcynIFY-wQ7OAIosV262Sso7DIYVADtfRj2CE3Uq93S9CtKDF5q5Ql0oWGB6ZUU/s1600/DSC03355+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeBU6vHIK-OLmN-7WbgluxpSZjHVy-Z3ArXY6u4OSmKCbQhxAaBpQcrE54AoebRVxtDB8UQWfjwcIOCcynIFY-wQ7OAIosV262Sso7DIYVADtfRj2CE3Uq93S9CtKDF5q5Ql0oWGB6ZUU/s400/DSC03355+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Caseta de los agricultores en Tegalalang</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Incomprensiblemente,
Angelo y J no me siguen, se quedan arriba en el mirador y no bajan por las
terrazas hasta la zona de los agricultores. Yo cruzo el puente que permite
pasar por encima del profundo riachuelo que circula aún unos cinco metros por
debajo de la parte baja del valle y llegó a una casetilla de madera que está
situada en la terraza más baja y hace las veces de cobertizo para los
agricultores. Allí me encuentro con el único cultivador de arroz que hay en la
plantación en ese momento, está partiendo un coco con su machete. El hombre es
bastante mayor y tiene la expresión velada por la edad y el duro trabajo que ha
marcado su vida. No habla ni una palabra de inglés, pero se vale de gestos para
pedirme una modesta donación. Se la doy con gusto, pues quién sabe si aquel
lugar se mantendría en pie si aquel hombre no hubiera estado allí desde tan
pronto por la mañana durante los últimos muchísimos años. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-P96_ZHXN40xzigKYBZSbumywU21aB1xbzgjh6s0qsJPMyOQKcjw-Tiz7_D9NZalNtIVt6Ac8qj3PufsbNa7u7BxqkQXyjR6wjNCuh235cOxCGotj3CZvPs4hS8zO7gFHdp5GIJ2I6mY/s1600/DSC03369+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-P96_ZHXN40xzigKYBZSbumywU21aB1xbzgjh6s0qsJPMyOQKcjw-Tiz7_D9NZalNtIVt6Ac8qj3PufsbNa7u7BxqkQXyjR6wjNCuh235cOxCGotj3CZvPs4hS8zO7gFHdp5GIJ2I6mY/s400/DSC03369+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Agricultor de arroz</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD">Allí
donde el valle se vuelve demasiado escarpado y estrecho, la selva salvaje
retoma el control y las terrazas desaparecen. Quiero seguir un poco más, dar la
vuelta a un recodo del valle andando a lo largo del estrecho camino dejado
junto a la zona inundada de la terraza inferior, pero un grito me alerta. Desde
la lejanía del mirador, un impaciente Angelo me hace gestos apremiantes, hay
que volver al coche y seguir el recorrido o no les dará tiempo a volver a Ubud
por la tarde para ir a las tiendas y a las galerías de arte. Una pena, pero
como yo le metí un poco de prisa a Angelo el primer día en nuestra visita al
templo de Uluwatu, he de ser consecuente ahora y volver al coche. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En el
camino de subida, sorteando las muchísimas telas de araña que crecen entre las
aparentemente inocentes plantas de arroz, me prometo volver a aquel lugar de
ensueño en mi siguiente visita a Bali y explorarlo en más profundidad,
continuando valle abajo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Seguimos
atravesando esta isla paradisiaca durante dos o tres horas más, avistando por
fin con claridad el cono perfecto que es el monte Agung en la lejanía. Hasta
allí hemos de llegar para visitar el templo madre de Bali, Besakih, exponente arquitectónico
de mayor tamaño del hinduismo balinés, construido simbólicamente en la ladera
del volcán sagrado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Las
nubes, con esa mala idea que tienen, esperan a que aparquemos nuestro coche
junto a la base del Agung para abalanzarse sobre él y cubrirle por completo. En
la entrada, un grupo de balineses un poco mafiosos, todos con los ojos
sospechosamente rojos, nos instan a pagar un guía para el templo. El guía no es
obligatorio, peeeero, no se puede entrar al templo sin guía, así de confusa es
la situación. Como sé que los guías que suelen asignar en estos sitios no son
ni mucho mejor los mejores del mundo (de hecho, suelen saberse una historia
corta sobre el sitio que cuentan de carrerilla con un inglés muy pobre mientras
rezan para que al turista de turno no se le ocurra ninguna pregunta cuya
respuesta tengan que inventarse de forma convincente), y siempre he sido de la
opinión de que un viaje caro equivale a dos viajes baratos, o a un viaje barato
mucho más largo (y este tipo de cosas, al fin y al cabo, son las que acaban
suponiendo la diferencia entre un viaje caro y uno que no lo es), les digo que
no queremos pagar por el guía. Ellos siguen insistiendo en que es obligatorio,
y aunque estoy seguro de que si hubiéramos seguido andando hacía el templo sin
hacerles caso no nos habrían detenido, Angelo decide que paguemos el precio
abusivo del guía. Así hacemos y después alquilamos los saris, que también son obligatorios,
y subimos por la cuesta hasta el templo con nuestro guía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
templo madre es, de hecho, un complejo que comprende 22 pequeños sub-templos.
Según nos cuenta el guía, la mayoría solo pueden ser utilizados por una
determinada casta (en el hinduismo, como es ampliamente sabido, la sociedad
está dividida en castas exclusivas y excluyentes). El templo es bonito por la
composición caótica que determina su disposición sobre el terreno, denotando su
construcción sucesiva en un largo periodo de tiempo, y también por la
abundancia de las pagodas de 11 techumbres de paja ya vistas en Ulun Danu.
Según subimos a lo largo de la ladera del monte Agung, los templos se vuelven
más sagrados y más grandes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Según
nos cuenta el guía, Besakih ganó mucho prestigio como lugar sagrado entre la
comunidad balinesa al salvarse de diferentes tragedias que amenazaron su
integridad física. Hace un número indeterminado de años, un incendio provocado
presumiblemente por el cigarrillo de un sacerdote (y motivo de que ahora se
prohíba fumar en el templo) prendió fuego a varias de las pagodas, que debieron
arder como cerillas debido a los tejados de paja. Por otro lado, en 1963, la
erupción del monte Agung, que mató a aproximadamente 1.700 personas en las
inmediaciones, ignoró mágicamente el templo madre, pasando el magma a pocos
metros del recinto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh2TDRN3o9rd6kCrgQ37DSvgmJ8XSTBN-bOaC8AEasgc2A60dQ4oEG7tMtQ8Nv-LoieFPXqqF_B_0oZIrV5nOT3MHtMWoUn5BXuYPLdQZsACt-dJgjdP7L5rv21QWJS-5lyKWSLhJXVmc/s1600/DSC03385+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh2TDRN3o9rd6kCrgQ37DSvgmJ8XSTBN-bOaC8AEasgc2A60dQ4oEG7tMtQ8Nv-LoieFPXqqF_B_0oZIrV5nOT3MHtMWoUn5BXuYPLdQZsACt-dJgjdP7L5rv21QWJS-5lyKWSLhJXVmc/s400/DSC03385+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Templo madre de Besakih</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjF7KacFPUa1rXTYE99uomA_JOlpkNlbDps3PoSZRal10M_AWEIi5_sTcPs83_DbqXEHIIuPMAgvKHZRv7E-IqlKdRkS-k6fqiHJrBUsHYiqp5GBN3uRx0PqhmEO9MU2_ArQP71ZhCrd7A/s1600/DSC03396+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjF7KacFPUa1rXTYE99uomA_JOlpkNlbDps3PoSZRal10M_AWEIi5_sTcPs83_DbqXEHIIuPMAgvKHZRv7E-IqlKdRkS-k6fqiHJrBUsHYiqp5GBN3uRx0PqhmEO9MU2_ArQP71ZhCrd7A/s400/DSC03396+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pagodas con techumbres de paja en Besakih</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
terminamos la vuelta alrededor del recinto que alberga el templo madre,
volvemos al coche. Es momento de resolver cómo voy a llegar desde aquí hasta el
otro lado del monte Agung, al pueblo llamado Tulamben. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
taxista dice que allí no hay posibilidad de coger un taxi, pues los turistas
viajan a Besakih en viajes organizados de ida y vuelta, con lo que todos los
coches del parking están esperando a que sus respectivos clientes vuelvan del
templo. Tampoco hay autobuses cerca. Me propongo hacer autostop, cosa que no
creo que sea extremadamente difícil teniendo en cuenta que la gente de Bali,
hasta ahora, es la más amable y dispuesta a ayudar que he conocido en Asia. El
taxista, en cambio, me ofrece otra idea, acercarme hasta la ciudad de
Klungkung, cerca de Ubud, para coger un autobús local (muy barato) desde allí.
Supone un poco de rodeo desde Besakih, pero también me da la oportunidad de ver
toda una zona de la isla que no estaba en mis planes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una vez
en Klungkung, me despido de J y Angelo, que vuelven en el taxi a Ubud. Acordamos
encontrarnos la tarde siguiente en Amed, al este de la isla, si es que eso es
posible, pues ninguno de nuestros móviles funciona en Bali. Mientras me alejo
del vehículo, la escena de Braveheart en la que William Wallace grita la
palabra “¡Libertad!” con todas sus fuerzas me viene a la cabeza. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Estoy
tan animado que decido darme una vuelta por Klungkung antes de ir a la estación
de autobuses. La ciudad es mucho más grande que Ubud y que todas las
poblaciones que hemos visto hasta ahora en Bali, y en ella se diluye en cierto
modo el encanto que se respira en el resto de la isla. Me encuentro casualmente
con un monumento interesante a la independencia de Indonesia (proclamada en
1945 y reconocida por Holanda en 1949). Me hace mucha gracia que en los paneles
que explican la guerra de independencia, en el interior del memorial, no se
haga referencia a la lucha contra las fuerzas holandesas si no contra “la
compañía”, refiriéndose, supongo, a la Compañía Holandesa de las Indias
Orientales, como si está fuera un estado en sí misma.<o:p></o:p></span><br />
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggiGw4y6QSXVeDTLsQeEBfdPKzUesz90PPJQQJiZj8_ulDigdpMKVLSDfKU-O5K1IDLjE8LLnEeMrgUlxqpz2Rwz_C6yGfv6zl-kbfmvy0YynivGhThYpFoyiQesAhLi46y5LcWI_SOUA/s1600/DSC03423.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggiGw4y6QSXVeDTLsQeEBfdPKzUesz90PPJQQJiZj8_ulDigdpMKVLSDfKU-O5K1IDLjE8LLnEeMrgUlxqpz2Rwz_C6yGfv6zl-kbfmvy0YynivGhThYpFoyiQesAhLi46y5LcWI_SOUA/s400/DSC03423.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cartel de la exposición xd</td></tr>
</tbody></table>
</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD">A la
salida del monumento, me encuentro con una procesión curiosa en la calle, con
una gran carroza llevada a hombros por una turba de gente en la que va subido
un señor joven que mueve un cetro de manera omnipotente. Detrás, otro nutrido
grupo de balineses (todos hombres), lleva a otro hombre medio en volandas,
agarrándole. Este segundo hombre también lleva un cetro, ropa ceremonial
balinesa, y parece que esté a punto de desmayarse por algún tipo de trance. Un
camión circula delante de toda la comitiva y rocía agua desde una manguera
sobre los que sufren el peso de la gran carroza; el calor a estas horas es
abrasador, aumentado por el asfalto y la ciudad. Toda la parafernalia da tres
vueltas alrededor de la gran estatua que está en medio de la plaza central,
junto al memorial a la independencia, para después continuar, seguidos por al
menos cien personas. Me pregunto qué significa todo esto…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhA-ErFy9VoYEOMc_6Lt-6I6H5U2VYGsib233PXOzJpp7TQvJ4lWCe8IOugVz58t6lktbXYbGmqyc_XyHkKj7rqFGUn4nLeqoiT2CNZtSVh55yZHP6-_gQB7qnu9VkwAQW_7ZxjvX1BISI/s1600/DSC03418+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhA-ErFy9VoYEOMc_6Lt-6I6H5U2VYGsib233PXOzJpp7TQvJ4lWCe8IOugVz58t6lktbXYbGmqyc_XyHkKj7rqFGUn4nLeqoiT2CNZtSVh55yZHP6-_gQB7qnu9VkwAQW_7ZxjvX1BISI/s400/DSC03418+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Procesión</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Yo
continúo caminando después de presenciar el curioso desfile, doy una última
vuelta, miro un par de templos, y enfilo hacía la estación. Pese al calor, y al
peso de mi mochila, me siento muy cómodo andando solo por Klungkung. La ciudad,
aun siendo más populosa y asfaltada que los pueblos que tanto me han gustado en
Bali, también goza de rincones apartados y curiosos. Me meto por algún patio
interior, atravieso jardines y me cruzo con niños, adultos y ancianos que me
sonríen y saludan por igual. Siento que podría dar la vuelta a Asia así,
caminando, tan solo con mi mochila y mi ipod, si tuviera el tiempo y el dinero
necesarios…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
estación de autobuses, como era de esperar, es un caos de furgonetas, gallinas,
y conductores que me intentan llevar a sitios a los que no quiero ir. Se llama
estación de autobuses, pero no hay autobuses ni recorridos al uso, tan solo
furgonetas que van a sitios aleatorios y que están allí aparcadas esperando a
llenarse para salir. Me siento un rato pensando el siguiente movimiento, pues
me dicen que ninguna va a Tulamben desde allí. Me ofrecen llevarme a otra
ciudad, Karangasen, a una hora de Tulamben, pero allí me encontraría en una
situación parecida. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después
de descansar un rato y pensar mientras observo la vida de los hombres y mujeres
que deambulan sin rumbo por la estación, la mayoría para cambiarse de banco
cuando empieza a darles el sol de lleno y seguir durmiendo la siesta, decido
tomar la iniciativa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Me
acerco a un conductor cualquiera y le digo que cuánto por ir directamente a Tulamben.
Negocio. Lo de siempre: para él ir a Tulamben supone un esfuerzo terrible, y
está cansado, y luego no puede traer a nadie de vuelta, etc. Quiere más dinero.
Al final llegamos a un acuerdo, cinco dólares, él se monta contento en la
furgoneta y me insta a sentarme a su lado en vez de hacerlo en la parte
trasera. Yo también estoy satisfecho con el precio así que allí vamos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
hombre es un señor mayor, de unos cincuenta y algo, sin dientes y con una
coleta de pelo blanco bastante larga. Tiene la barba amarilla alrededor de la
boca de fumar, y cuando me pasa uno de sus cigarrillos sin filtro entiendo por
qué. Es algo así como fumar madera. Como la mayoría de balineses varones, se
llama Made, y no habla mucho inglés. Aun así, conseguimos una comunicación
decente, me pregunta qué hago por allí solo, de donde soy, lo típico. Al cabo
de un rato, tras ofrecerme unos cacahuetes muy muy rancios que se está comiendo
con avidez, dejando muchos pedazos en su barba, ya lo considero un amigo. Me
hace gracia cómo se ríe con cada cosa que le cuento, aunque sospecho que no
entiende ni la mitad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
trayecto no podría ser más agradable. Aunque la furgoneta traquetea
ensordecedoramente, no es capaz de pasar de 60 kilómetros por hora, y no tiene
aire acondicionado, circulamos cruzando el sugerente paisaje balinés con la
ventana abierta y el viento en la cara, comiendo cacahuetes revenidos.
Impagable. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Paramos
a recoger a algunas personas en varios puntos, y, tras más de cuatro horas,
llegamos por fin a Tulamben después de haber cruzado la zona de terrazas de
arrozales colindante al monte Agung, la más impresionante de la isla hasta el momento.
Los valles sucesivos de belleza sin igual, y el cono perfecto del volcán
dominando todo desde sus tres mil metros de altura: como dicen los británicos, <i>breathtaking,</i> quita el aliento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQGSjciriUWmdh-QvqVahJo8bZK7WPW-fahl2ReikpnDsho_tp619Cj1qqSZ_792EihBQp9s_BqvtFW4UlvkSqltEE7cYlWXeVrJLrKo8lSJ4UbFMWo04gAmO7vvhfm5kzxx8s314B9HY/s1600/DSC03446+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQGSjciriUWmdh-QvqVahJo8bZK7WPW-fahl2ReikpnDsho_tp619Cj1qqSZ_792EihBQp9s_BqvtFW4UlvkSqltEE7cYlWXeVrJLrKo8lSJ4UbFMWo04gAmO7vvhfm5kzxx8s314B9HY/s400/DSC03446+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Valles</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después
de intentar racanearme unas rupias a última hora, mi amigo Made desaparece para
no volver, dejándome con mi macuto en mitad de una carretera con un par de
hotelillos y restaurantes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tulamben
es poco más, pese a ser uno de los mejores puntos para realizar inmersiones
marinas, así como snorkeling, de toda la isla, y por tanto, de todo el mundo,
con un barco de la segunda mundial hundido a menos de 20 metros de la costa
(¿Por qué creéis que he venido?). Es algo bueno de Bali el que las cosas se
mantengan pequeñas, con hostales en cabañas y no en monstruosas torres blancas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
primera habitación que veo cuesta 350 mil rupias indonesias, unos 35 dólares
(el cambio lo calculo en dólares durante mi estancia en Bali por la sencilla
razón de que un dólar equivale a unas 10.000 rupias), no es para mí. Me planteo
dormir en la playa y la idea me tienta, pese a que en Bali me estoy encontrando
con unos insectos que dejan en calzoncillos a los bichitos que tenemos en
Europa. Decido mirar un poco más y la incertidumbre se resuelve enseguida
cuando encuentro una cama en un dormitorio (vacío) por 50 mil rupias.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Me tomo
un nasi goreng con gula; arroz frito (algo que siempre viene bien saber decir)
se dice igual en Malasia y en Indonesia, como tantas otras cosas ya que el
idioma indonesio es una derivación muy cercana del malayo, ¿o era al revés…?
Después me dirijo a la playa sin más dilación, ando con ganas de remojarme un
poco tras el caluroso trayecto en la furgoneta de Made. No obstante, en seguida
descubro que la playa no es tal, las olas chocan contra unas escaleras de
piedra y la arena es negra volcánica con granos del tamaño de pequeños cantos.
Aun así me doy un baño agradable y floto un rato con la mirada clavada en el
monte Agung, que se alza a una distancia no excesiva.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El baño
me cura del cansancio y vuelvo al hostal renovado, tostándome bajo los últimos
rayos de un sol que ya se empieza a ocultar tras las palmeras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
hostal, llamado Diving Concepts, está gestionado por unos buceadores franceses
de edad respetable con los que hablo un rato durante la cena. Les cuento que
desde que mi tímpano explotó (literalmente) buceando en Alemania hace unos
nueve años no he vuelto a sumergirme ni siquiera en piscinas debido a la
sensación molesta que aún siento en el oído y al recuerdo del horrible dolor
(diría que el peor que he experimentado en mi vida) de la rotura y posterior
infección. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
viejo Cousteau jefe del hotel enfatiza durante largo rato en que no hay ningún
problema gracias al sistema de descompresión que se usa al descender a las
profundidades e ignora el hecho de que no tengo título o carnet de buceador ni
nada que se le parezca. Me ofrece un buen precio por una primera inmersión
guiada hasta el barco hundido y un escalofrío de excitación me sube hasta la cogotilla.
Dividido interiormente, lo pienso un rato pero al final le digo que OK. Como
dice el gran Alberto, que ya dejó la ONG y está viajando y pintando sus murales
surrealistas por Nepal: “no risk, no fun”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después
de tomar la decisión salgo a dar una vuelta. El hostal, así como el resto de
Tulamben, está casi completamente desierto (bendita tranquilidad). Me subo con
el ipod a la modesta azotea en obras del Diving Concepts y desde allí, sentado
en un bidón vacío, contemplo la puesta de sol durante más de una hora.
Relajado, dejo que mi mirada surque la sinuosa cima del volcán Agung mientras
el suave contorno se difumina lentamente y las estrellas empiezan a brotar de
la negrura espacial una a una como flores luminosas que se abrieran de repente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhllMbYvVIwv_tq3FrSJqPMWDcPe9kXX2tQjYxS9ZLx6ZHLojn7fst6npnhl6ke9QWRLP0fylsghBIbh5uRjQZhKzYB0V8Jm6HIvX3XDNEuNjjqjg4H0a4p2SdhqqwfiECozwDEorYeHJs/s1600/DSC03456+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhllMbYvVIwv_tq3FrSJqPMWDcPe9kXX2tQjYxS9ZLx6ZHLojn7fst6npnhl6ke9QWRLP0fylsghBIbh5uRjQZhKzYB0V8Jm6HIvX3XDNEuNjjqjg4H0a4p2SdhqqwfiECozwDEorYeHJs/s400/DSC03456+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Monte Agung desde Tulamben</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
bajo la escalera, con la mente clara como el agua de las costas balinesas, el
mosaico estelar sobre los montes, que ya son solo moles informes apenas
visibles, es digno de estar entre los mejores que habré visto en mi vida. La
Vía Láctea se adivina como una neblina que cubre la autopista principal de las
estrellas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después,
escribo un par de páginas (que ahora veis) en el bar del hostal en compañía de
las aburridas camareras indonesias hasta que el sueño y los múltiples insectos
nocturnos empiezan a hacer mella en mi inspiración literaria y arrastro los
pies hasta la cama. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La paz
nocturna y el cielo de Tulamben quedarán registrados en mi memoria junto con el
resto de imágenes espléndidas que este día en Bali me ha regalado sin pedir
nada a cambio.<o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-71532082995104637592013-07-18T14:05:00.001-07:002013-07-18T14:05:14.200-07:00Del bosque encantado al templo sobre el lago, viajando al norte<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al día
siguiente, jueves, es el cumpleaños de Angelo. Él quiere que todo sea perfecto
en este día tan especial, así que está más gruñón y quejica que de costumbre.
Hemos decidido pasar la mañana en Ubud para que pueda ver unas galerías de arte
y tiendas que le interesan, pero él no está contento. Después de desayunar en un
restaurante con vistas a unos arrozales que se pierden infinitos en la lejanía,
decido que ha sido suficiente y que esa mañana la pasaré solo haciendo lo que
me apetece. Cerca de allí hay un lugar con templos llamado el bosque de los
monos que destruye a las galerías de arte en mi balanza de prioridades así que
camino presto hacía este lugar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg866Ich888H10FAaIJ9YEVBUqNbgBOVIpsLSfCl-SChQgBvCBYVYbofxsAfmOq2kOCtlCQgzC7esEhTVSxxcbdk2fT-k71HuZMBuh6VGE10UY78mrtdW5yRaF9Q9t7fYH1Idx8baKZ4Vw/s1600/DSC03191+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg866Ich888H10FAaIJ9YEVBUqNbgBOVIpsLSfCl-SChQgBvCBYVYbofxsAfmOq2kOCtlCQgzC7esEhTVSxxcbdk2fT-k71HuZMBuh6VGE10UY78mrtdW5yRaF9Q9t7fYH1Idx8baKZ4Vw/s400/DSC03191+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Desayuno con vistas</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
entrada a esta especie de parque encantado son tan solo 20.000 rupias
indonesias, lo que vienen a ser dos dólares. Es un recinto bastante grande
atestado de macacos que saltan entre estatuas fantásticas e intrincados templos
balineses. La vegetación es la propia de una selva baja y húmeda, así que todas
las estatuas están cubiertas por una leve pátina de musgo que las da un aire aún
más salvaje, de civilización perdida. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBE8OwgwvzkDn2ldv7rXczfVqlSDwFejzCwGg8nxTkL0ZcPLEHmgRE7DLqlc_jcurifkXwsp057w8IIfoAevy66scqmZS1MkJwyM5fa_26Tp9-scZk_M6Vg6bhlbOtb77R3fKtbWGWAN8/s1600/DSC03192+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBE8OwgwvzkDn2ldv7rXczfVqlSDwFejzCwGg8nxTkL0ZcPLEHmgRE7DLqlc_jcurifkXwsp057w8IIfoAevy66scqmZS1MkJwyM5fa_26Tp9-scZk_M6Vg6bhlbOtb77R3fKtbWGWAN8/s400/DSC03192+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Entrada al bosque de los monos</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Los
motivos de las estatuas ya son llamativos de por sí, con simios guardianes que
portan grandes mazos y bolas de fuego, figuras humanas desproporcionadas de
claros rasgos tribales y demonios antiguos que son representados atrapando a
gente con sus grandes lenguas y dientes. Hay una imagen de un simio verdoso que
podría ser perfectamente un antepasado de Yoda, y unas figuras en la parte baja
del templo, cercana a un río escarpado, que me recuerdan a venus prehistóricas,
con los atributos sexuales exagerados. También hay árboles enraizados de forma serpenteante,
dragones de komodo tallados en la roca que sale de la montaña, y una zona que
desciende por el río hasta las profundidades de la jungla tropical y desemboca
en un estanque totalmente desierto y tranquilo.</span><span lang="ES-TRAD"> </span><span lang="ES-TRAD">Como digo, un lugar mágico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxRp_oEQIBM6BuHmTwUP-asxxojzXx7dweH8XxNlyoIMZtoC6xKOaT7-jdUgW-i0pidWefDBIB7AYd3QmkVc8XmarXpO3Bp_7sc1TvbnCo4eLgCaKhJkUwpVTrVoN1ZWxJSMmBUuwb-nA/s1600/DSC03219+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxRp_oEQIBM6BuHmTwUP-asxxojzXx7dweH8XxNlyoIMZtoC6xKOaT7-jdUgW-i0pidWefDBIB7AYd3QmkVc8XmarXpO3Bp_7sc1TvbnCo4eLgCaKhJkUwpVTrVoN1ZWxJSMmBUuwb-nA/s400/DSC03219+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">¿Los ancestros de Yoda?</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOQqt6uGSpvKrTzVRfVfQS8D0HlgzOQ69FgcW-MIOWbnka1w0b_JVcL6Pok4R1gpPwZB5n0s7wEvIy-koM1soW6Hjf9Wed0wRolw680XFEVk5-pP-0OahEthwUkFn_W4ONaCU4tfWxJoM/s1600/DSC03208+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOQqt6uGSpvKrTzVRfVfQS8D0HlgzOQ69FgcW-MIOWbnka1w0b_JVcL6Pok4R1gpPwZB5n0s7wEvIy-koM1soW6Hjf9Wed0wRolw680XFEVk5-pP-0OahEthwUkFn_W4ONaCU4tfWxJoM/s400/DSC03208+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Templo principal</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPfq54AiHmtXq0swSnqgrihEEHvAVo0XuEJ-ERuuk-b0zpflzpHw_9KAWC_t8bLq185NmKoPp4gAY3I9zY7E-zUn-M25Ok-5y-FPgZHsYhKCpo9ovVDaDpIdmGt3PoUmClClSGUGgVhPA/s1600/DSC03259+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPfq54AiHmtXq0swSnqgrihEEHvAVo0XuEJ-ERuuk-b0zpflzpHw_9KAWC_t8bLq185NmKoPp4gAY3I9zY7E-zUn-M25Ok-5y-FPgZHsYhKCpo9ovVDaDpIdmGt3PoUmClClSGUGgVhPA/s400/DSC03259+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El río</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Junto
al templo principal, los monos son tan amigables que por primera vez me siento
cómodo extendiendo el brazo hacía uno de ellos y dejando que agarre mis dedos
humanos con sus manos diminutas de primate para luego trepar hasta mi hombro.
Una vez arriba, la criatura agarra mi mapa y lo observa de arriba abajo con
curiosidad. Al no entender demasiado, acaba tratando de comérselo con avidez y yo
debo luchar contra sus tirones para rescatar unos últimos girones que ya no
valen de mucho. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Con
energías y humor renovado, me reúno de nuevo con J y Angelo, que también
parecen haber disfrutado de una mañana agradable. Juntos esperamos a nuestro
amigo el taxista viejuno del día anterior. Esperamos que su mujer no le haya
hecho dormir en el sofá por llegar a las tantas de la noche y esté descansado
para el largo día de conducción que tenemos por delante. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Nuestra
primera parada son las terrazas de arrozales de Jatiluwih. Para llegar hasta
ellas, atravesamos el paisaje balinés durante unas tres horas, entre curvas y
lomas verdes, bosques de palmeras, arrozales infinitos, lagos que reflejan los
colores limpísimos del cielo, selvas tupidas, montes escarpados, templos,
pueblos diminutos, más templos, mercados, y algún que otro templo más. Con un
paisaje así, no me importa que el viaje dure tres horas a o diez.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
llegamos a Jatiluwih, paramos en un mirador con un restaurante situado en una
curva del camino; una tenue llovizna empieza a barrer la campiña. Las terrazas
de arroz se extienden en la lejanía, batallando con la jungla salvaje por cada
metro de colina, alrededor de un pueblo
de tejados rojos que también reclama su espacio en el paisaje. Desde el norte,
la niebla desciende proveniente de las montañas como una avalancha de nieve a
cámara súper lenta. Los grandes volcanes que se alzan allí quedan totalmente
cubiertos por la esponjosa túnica blanca que los arropa, pero su presencia
puede intuirse tras el leve movimiento deslizante de la niebla, y su contorno
se adivina poderoso con respecto a las lomas colindantes. La visión se me
antoja como una versión gigantesca de las Cameron Highlands de Malasia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitSbf7JrB2jqU6blrvAyKmUvF-IoQZQXEZX_2TWdpDdsHDvmGTCabT09QHhwFAm9IK3VqirfmgRqDjryzxGyq7rjIr6jLWObY1rIPBSj-LkGTk4Jz9oj5EcJnQGtdIWKlfN85YZBAHfeA/s1600/DSC03294+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitSbf7JrB2jqU6blrvAyKmUvF-IoQZQXEZX_2TWdpDdsHDvmGTCabT09QHhwFAm9IK3VqirfmgRqDjryzxGyq7rjIr6jLWObY1rIPBSj-LkGTk4Jz9oj5EcJnQGtdIWKlfN85YZBAHfeA/s400/DSC03294+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El poblado de Jatiluwih</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOKN699RdLBbktzmiNakY6wQKl0DgiwzRFoQoXZwKZj-gVirRAJZUiEHIzDQaGjp8vLhIdHOlXFIIrIMyRbaV8iDG-fq7kPSnVJd7irQdg4rozSE62jpYjb0CGa3CKKrVLXyAUqvwc8Io/s1600/DSC03295+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOKN699RdLBbktzmiNakY6wQKl0DgiwzRFoQoXZwKZj-gVirRAJZUiEHIzDQaGjp8vLhIdHOlXFIIrIMyRbaV8iDG-fq7kPSnVJd7irQdg4rozSE62jpYjb0CGa3CKKrVLXyAUqvwc8Io/s400/DSC03295+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Terrazas junto a Jatiluwih</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Los
precios del restaurante nos obligan a compartir un plato de fish and chips que
ayuda a aliviar el hambre antes de seguir hacía nuestro siguiente destino, el
templo de Ulun Danu, a una hora hacia el Norte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pura Ulun
Danu Bratan, que es su nombre completo, consta de dos pequeñas pagodas que
flotan en sendas plataformas sobre las aguas del enorme lago Bratan, rodeado de
montañas. Construido en 1.663, el templo
está dedicado a Dewi Danu, diosa de los ríos y los lagos, y se levantó sobre el
Bratan para asegurar que este no dejara de irrigar la región central de la
isla, permitiendo los cultivos y la vida. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pese a
que la niebla estropea parte de las vistas, otorgando a su vez al lago un halo
misterioso, Ulun Danu es un lugar bonito y fresco por el que resulta muy
agradable dar un paseo. Me resulta curioso que la pagoda principal tenga 11
techumbres, cuando normalmente se suelen ver un máximo de siete, aunque esto es
algo habitual en Bali.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeWfBJHag2Pbd766RfCcwtkcTAR4uZ8afNhxfNt3OVHGr1TP64jW_DWVI12nAwf0YWg5xvO_B0ltsMHrQxVqk_Vq-jZ4j9x60E-1qMW7q5A11kK354-w5cWrCNlIPnoZfiUy0V7h6HqNI/s1600/DSC03302+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeWfBJHag2Pbd766RfCcwtkcTAR4uZ8afNhxfNt3OVHGr1TP64jW_DWVI12nAwf0YWg5xvO_B0ltsMHrQxVqk_Vq-jZ4j9x60E-1qMW7q5A11kK354-w5cWrCNlIPnoZfiUy0V7h6HqNI/s400/DSC03302+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pagoda principal de Ulun Danu</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La tarde
se cierne sobre nosotros, descendiendo con velocidad sobre el valle de Bedugul.
Mientras tanto, nuestro viaje continúa hacía el norte, curva tras curva,
subiendo una gran ladera y surgiendo de entre los girones neblinosos para encontrarse
con unas impresionantes vistas de la amplia cuenca. Al otro lado de la montaña
nos paramos en las cascadas de Gitgit, un profundo cañón que desciende desde la
cima que acabamos de cruzar (no ha sido fácil convencer a Angelo, al que se la
suda la naturaleza, para venir hasta aquí, pero de nuevo, lo he conseguido </span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: Wingdings; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-font-family: Calibri; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-char-type: symbol; mso-hansi-font-family: Calibri; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-symbol-font-family: Wingdings;">J</span><span lang="ES-TRAD"> ). En el camino de descenso,
muy empinado, me encuentro con unas arañas muy curiosas, las más grandes que he
visto después de las de Taman Negara y Cameron Highlands. La cascada principal
brota de la vegetación y cae en un chorro concentrado sobre una gran poza en la
que darían ganas de bañarse si anduviéramos mejor de tiempo. Si se sigue la
plataforma que bordea el río, se llega a otra cascada que proviene de la jungla
alta y que cae en una cueva con un estruendo ensordecedor. El lugar está totalmente
desierto y como voy muy adelantado con respecto a J y Angelo, disfruto de un
momento a solas en aquella cueva imponente, sintiendo la fuerza del agua que
cae y empapándome de la sensación de haber alcanzado otro de esos lugares a los
que no mucha gente llega.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-9AQyBPPimU2eYk4CgUezgOtwYigxMAhbKT-NBgTTTlCj-0rxRN6KosMpWc3rTKRpJq71QospzNkhiHMnIEsjm6uWWg5Qp4M_pnrF_2OqoDtStjI6tMjyRnf8BCLKpxrEH8oDvv5Qrzo/s1600/DSC03321+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-9AQyBPPimU2eYk4CgUezgOtwYigxMAhbKT-NBgTTTlCj-0rxRN6KosMpWc3rTKRpJq71QospzNkhiHMnIEsjm6uWWg5Qp4M_pnrF_2OqoDtStjI6tMjyRnf8BCLKpxrEH8oDvv5Qrzo/s400/DSC03321+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cascadas de Git Git</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
vuelta a Ubud dura unas tres horas. En el camino, paramos en un mercado y
compramos unas mazorcas de maíz cocidas que nos sirven de tentempié. El
conductor está menos hablador esta vez, probablemente algo molesto porque el
recorrido ha vuelto a ser más largo de lo que en un principio se había planeado
debido a nuestra calma en las paradas. Su conducción se ha vuelto marcadamente
más suicida que durante el resto del día, y algunos adelantamientos se acercan demasiado al siniestro total sin
supervivientes. J se ríe y dice que le recuerda a como se conduce en casa, allá
por las Filipinas, y que el conductor podría ir más rápido aún. Asiáticos…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Por la
noche, decidimos cenar en un sitio caro para celebrar el cumpleaños de Angelo.
Buscamos un sitio llamado Dirty Duck (ojo al nombre) que J ha consultado por
internet. Ahora están en su terreno, así que yo me limito a seguirles. El sitio
es muy lujoso, pero cenamos comida balinesa cojonuda sentados sobre unos
cojines de terciopelo en mitad de unos jardines con estatuas y lagos con peces tan
solo por ocho dólares. Empiezo a preguntarme de donde viene esa fama que tiene
Bali de ser un lugar atestado de turistas y carísimo, hasta ahora no hemos
visto ni lo uno ni lo otro (por mucho que estemos en temporada baja, Ubud
parece un pueblo fantasma al caer la noche).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras la
cena, muy satisfactoria, decidimos dar una vuelta y ver si podemos encontrar
algún bar abierto para tomarnos un par de cervezas (en el caso de J, un par de
cócteles con más de cuatro mezclas diferentes y frutas y demás mariconadas…).
Encontramos un local con música en directo y nos sentamos alrededor de nuestra
bebidas. Las cosas aún están un poco tensas entre Angelo y yo, y además me
encuentro algo distante y extraño en esta noche concreta, así que nos limitamos
a empinar el codo y mirar a la banda que toca versiones decentes de algunos
clásicos resabidos esperando que ocurra algo que nos saque un poco del tedio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al
final, el evento peculiar de la noche ocurre y el elemento clave aparece en
forma de una especie de bárbaro ruso
que se cruza con nosotros y, sin comerlo ni beberlo, acaba sentado en nuestra
mesa. EL tipo viene con un alemán, pero este no tiene nada remarcable que pueda
ser comentado aquí. Nuestro hombre, en cambio, es de Rostov, ciudad de la Rusia
profunda, y podría haber salido perfectamente como extra en Conan el Bárbaro
sin demasiada caracterización (haciendo de malo además). Con voz cavernaria y
la misma expresividad que un cangrejo de río, lo divertido empieza cuando
nuestro amigo Ivan el Terrible empieza a tratar de ligar con J. Si recordamos
que J es una filipina de metro y medio de altura, sonriente, habladora y
aniñada, no es necesario explicar lo divertido que resulta observar su
interacción con este súper eslavo que
parece haber cobrado vida desde un cartel de propaganda soviética sobre el
ideal comunista de fuerza y honor. El tío además parece ir bajo los efectos de
alguna especie de seta recogida en el bosque de los monos y no para de decir
cosas muy extrañas ante las que me cuesta horrores contener la risa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Más
tarde, ya volviendo a casa, nos cruzamos con otra gente y también acabamos
hablando con ellos de forma muy random. Esta vez se trata de un piloto de avión
de Dubai y su novia española, azafata, que en los últimos 2 días han pasado por
Rusia, Gambia, Dubai e Indonesia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Sin
saber muy bien por qué, nos enseñan sus vídeos haciendo puenting en África, y
nos cuentan que están esperando a un taxi que les lleve a la cima de un volcán
cercano para ver el amanecer. Al parecer no han dormido en días. Sin ganas de
seguirles el ritmo, nosotros arrastramos los pies hasta la cama doble de la
habitación y nos acostamos allí los tres, sin que la incomodidad y la falta de
espacio pueda interponerse entre nosotros y una larga noche de sueño profundo. <o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-11333396840645378842013-07-16T16:31:00.000-07:002013-07-16T16:31:31.973-07:00Bali, el comienzo de un viaje al paraíso<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El por
qué todo funciona de forma tan diferente en una isla es algo que aún se me
escapa, pese haber estado en muchas, quizá, por nunca haber vivido en una. El
por qué la vida parece tener otro ritmo, otra cadencia más pausada, y al mismo
tiempo, más festiva, es algo que ni los cubanos, ni los canarios, ni los
balineses supieron explicarme. Para ellos, es algo tan cotidiano que no
perderían un valioso minuto isleño en explicárselo a un foráneo, y de
intentarlo, no sabrían por dónde empezar, como si a uno le piden que explique la
esencia del respirar. Para nosotros, los de tierra firme, es demasiado difícil
coger el ritmo, seguirles el compás; así que la mayoría preferimos mirarlo
románticamente desde la barrera, o bien intentar meternos dando palmas y
pretender por un momento que dejamos atrás a quienes realmente somos en nuestro
cronometrado mundo rodeado de tierra, sin conseguirlo nunca del todo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Sin
conseguirlo nunca del todo, pero quedando siempre enamorados y dejando una
pequeña parte de nosotros allí, en ese pedazo de tierra rodeado de océanos y
mares.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Bali
atesora una belleza inmensa, y esta se presenta en todos y cada uno de los
aspectos y las formas en los que un lugar puede ser considerado bello: la gente,
la naturaleza, la cultura, los colores, el cielo, la luz…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pese a
una llegada turbulenta, con un Angelo rabioso conmigo y con el mundo, dispuesto
a discutir hasta por un vaso de agua en el avión, y un taxista de usura
desmedida en el trayecto al modesto hostal, mi primer paseo por una playa
balinesa resulta ser suficiente para apartar cualquier preocupación que estorbe
a la mente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
playa es la de Legian, en el Sur de Bali, y el cielo es estrellado porque hemos
llegado con la noche ya entrada en escena. El agua está tranquila y la arena es
fina y agradable al tacto. Me tumbo con música y olvido por completo que mi
único compañero de viaje durante las dos primeras noches parece odiarme sin
razón aparente. J llegará un día y medio tarde pues, también sin razón
aparente, cogió un vuelo diferente al nuestro y acordó que nos encontraríamos
una vez estuviera en la isla. Después de haber viajado cómodamente solo por
Camboya, y únicamente cuando abandono las finas arenas de la playa de Legian,
estos pormenores me incomodan en cierto modo. Después, al ir pasando los días y
con el paraíso limando asperezas de nuestro carácter, descubriré que la
compañía de amigos en un viaje también tiene ventajas considerables. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
mañana siguiente empieza con una nueva y amarga discusión con mi antiguo
compañero de habitación Angelo, muy a mi pesar, estamos empezando a parecer una
pareja en crisis vacacional. Un baño en las fogosas aguas de Legian ayuda a
cortar la bullshit, y ambos decidimos dejar el asunto por el bien del resto del
viaje; después de todo, no queremos jodernos las vacaciones el uno al otro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
salgo del agua, tras casi media hora dejándome flotar y ser mecido por el
empaque de las olas, una frase que mi abuela siempre decía después de cada baño
en las ahora lejanas playas de Asturias me viene a la cabeza: “vaya baño que
pegué, Vitor”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Para la
tarde, decidimos hacernos con un taxi que nos lleve a algunos de los puntos de
interés del sur de la isla. Queremos acabar el día en Ubud, una pequeña y
popular ciudad en el centro de Bali, y esperar allí a que aparezca J. El
recorrido es algo largo, así que nos cuesta un poco convencer a un taxista de
que lo haga en una tarde y por un precio razonable, pero tras varios intentos,
damos con uno al que parece entusiasmarle el asunto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
primer sitio hasta el que nos conduce es el templo de Uluwatu. Está en la punta
más meridional de la isla, en la esquina de una diminuta península que se prolonga
tras un cuello de botella desde el sur de Kuta, la ciudad grande más turística
de Bali. Todos los foros que he consultado en la preparación del viaje
describen Kuta como un lugar atestado de gente, donde el único incentivo son
las playas con surfistas y la alocada vida nocturna. No interesa demasiado, así
que ni paramos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Uluwatu,
en cambio, está situado sobre unos espectaculares acantilados que caen a pico
sobre el mar bravío. La roca blanquecina recuerda a los acantilados de Dover,
aunque los acantilados de Dover no tienen pagodas hinduistas en sus salientes
más vertiginosos ni vegetación exuberante que los revista como una gran cascada
verde brillando al sol. Tampoco hay monos en el Sureste de Inglaterra, pero
Uluwatu está lleno de macacos de los agresivos, de los que enseñan los dientes
a los turistas que se acercan con demasiada alegría y desconocimiento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
lugar es bastante grande, y brinda la posibilidad de andar una distancia
considerable a lo largo de los acantilados, gozando de vistas imponentes y de
la sensación de vacío en el estómago cada vez que se apoya el pie en la última
roca antes de la vertical caída y se mira hacia abajo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglZIqtaJeFjrtir3ZTwaXLJgtIMYNMNYX3Kv2tGIs3_lERx_jXkh_ilYdqubzZPJFYOsDLJ5euLV4R8p7y4b4KMZ_e2SHQHOc6G7BYdOZQRBiZdvyJ3FIaOlnKWnrnxQPHJgw_cXwb3K8/s1600/DSC03125.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglZIqtaJeFjrtir3ZTwaXLJgtIMYNMNYX3Kv2tGIs3_lERx_jXkh_ilYdqubzZPJFYOsDLJ5euLV4R8p7y4b4KMZ_e2SHQHOc6G7BYdOZQRBiZdvyJ3FIaOlnKWnrnxQPHJgw_cXwb3K8/s400/DSC03125.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Acantilados de Uluwatu</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El agua
es tan clara y la arena tan fina allá abajo en la distancia que puedo ver las
rocas y corales del fondo con claridad pese a la intensa actividad del oleaje. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Desde
un punto preciso del camino que sigue los riscos obtengo una imagen que me
evoca el viaje a Sichuan que hice en 2012, el mar de nubes es ahora un mar de
agua y la pagoda budista es ahora hinduista, pero el risco, la escarpadura, la
vegetación y la disposición del templo en la punta misma de la roca, evocando
el fin del mundo… Las imágenes parecen un calco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLPTAjK_wBuxYmOcuMUVHPHM3QNpF_gyzC_UBexGPkQJ7CxD7HqjY8H-_KnOqhbIo-P_VXwfjzOvbpQB-w55ivdRfDTpjhlkEWmxvywpuY533tBITA9AyHCLRwweQBUYIE4vJs_XWED4Q/s1600/DSC03139+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLPTAjK_wBuxYmOcuMUVHPHM3QNpF_gyzC_UBexGPkQJ7CxD7HqjY8H-_KnOqhbIo-P_VXwfjzOvbpQB-w55ivdRfDTpjhlkEWmxvywpuY533tBITA9AyHCLRwweQBUYIE4vJs_XWED4Q/s400/DSC03139+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mar de agua en Uluwatu, Bali</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiblwSL8eQHY8UVKNOOGkPb9wsQdLpWHofBEXJYrsMoRHY9A2WVbI8OmiPrHacSluyxKjrzC1_jSnXrYxdbbknua90R0pdw7tboEx31dsN8slXyunko_ADmiztkIiv10bokIOlpX_gT3K0/s1600/IMG_4700_B.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="223" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiblwSL8eQHY8UVKNOOGkPb9wsQdLpWHofBEXJYrsMoRHY9A2WVbI8OmiPrHacSluyxKjrzC1_jSnXrYxdbbknua90R0pdw7tboEx31dsN8slXyunko_ADmiztkIiv10bokIOlpX_gT3K0/s400/IMG_4700_B.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mar de nubes en el Monte Emei, China</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras
disfrutar del recorrido entero, devolvemos el sarong (un colorista pañuelo que se ata a la cintura para cubrir las
piernas desnudas) que nos han prestado en la entrada, sin el cual no
está permitido el acceso a ningún templo balinés, y nos reunimos con el taxista
que está esperando en el parking.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
siguiente parada del recorrido, el templo marino de Tanah Lot, parece cercana
en los mapas de la isla que he consultado, y el taxista asegura que es factible
llegar antes de la puesta de sol. Nuestras esperanzas empiezan a desvanecerse
tras casi media hora atrapados en el gran atasco que rodea la ciudad de Kuta y
la mayor parte de la zona Sur, sobre todo en el estrecho por el cual se accede
a la pequeña península donde se encuentra Uluwatu.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
anochecer llega ligeramente más temprano en Bali que en Malasia, debido a su
mayor cercanía con el Ecuador, de modo que a las cuatro y media el tinte
anaranjado del crepúsculo ya empieza a deslizarse sobre el azul celeste,
componiendo una acuarela en el firmamento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es
entonces cuando se produce un momento tenso en el taxi. Es altamente probable
que no lleguemos a Tanah Lot antes del anochecer, y el taxista, nervioso ante
el atasco, asegura con un inglés confuso que no hay ningún tipo de iluminación
que permita ver el templo por la noche. Él sugiere coger el siguiente desvío e
ir directamente a Ubub, dejando Tanah Lot para mañana, con más tiempo. Esto a
él le interesa, pues supone conducir la mitad y cobrar lo mismo (aún queda como
una hora para Tanah Lot, que se ahorraría si acortamos el recorrido hacia Ubud,
destino final). Yo había pensado dirigirnos hacía el Norte al día siguiente,
hacía el templo de Ulun Danu y los arrozales al Noroeste de Ubud, así que sé
que es difícil que volvamos a tener una oportunidad de ver Tanah Lot, un templo
en el que estoy particularmente interesado. Por su lado, Angelo, sentado en el
asiento de atrás, carga sobre mí toda la responsabilidad de la decisión, sin
aportar nada, pero protestando contra las dos opciones de forma irritante.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
desvío está a la vuelta de la esquina, Tanah Lot a la izquierda y Ubud a la
derecha. Los dos pesados, taxista y compañero, me hablan a la vez, creando una
situación francamente molesta. Al final le digo al conductor que le pise al
acelerador y tire a la izquierda, aún queda una hora de luz y si el atasco lo
permite, podemos lograrlo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En
prácticamente todos los viajes que he hecho, con diferentes compañeros, se me
ha cargado con este tipo de decisiones, sin haber nunca solicitado tal responsabilidad…
A veces llega a resultar cansino, pese a cuánto disfruto organizando y
planificando rutas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al final,
el tiempo me da la razón: cuando llegamos a Tanah Lot, la luz aún es suficiente
como para distinguir la gigantesca mole de roca en mitad de la playa dentro de
la cual, acariciado con gentileza por las olas bajas del anochecer, se halla
excavado el templo marino. La luz rojiza que se delinea en el horizonte no es
suficiente para que mi cámara pueda retratar los detalles del templo, no
obstante, la silueta en la playa y las suaves escaleras que se adentran en la
roca, así como los sacerdotes que ofrecen la bendición del agua marina en la
caverna sagrada que se haya debajo del templo, son suficientes para impresionar
a cualquiera. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
hinduismo que se practica en Bali presenta una de las iconografías más curiosas
con las que me he encontrado. No es necesario pasar más de un par de horas en
la isla para darse cuenta de que, aparte de las bases mitológicas, no existen
apenas elementos comunes con el hinduismo original de la India. Ni en los
edificios, ni en las representaciones, ni en la vestimenta de los sacerdotes,
ni siquiera en los rituales. El hinduismo observado en Malasia, país con una
importante comunidad hindú, es básicamente un calco de la tradición tamil del sur
de la India, con todos sus elementos presentes sin variación alguna. En Bali
parecen haberse incorporado elementos de la iconografía indígena, como puede
observarse claramente en estas figuras que fotografié en un templo hinduista de
Ubud, de formas casi prehistóricas (recuerdan a una venus paleolítica). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8MJcJtvPHhHXSmgHy36mqd8yR4e7cd9DbcaLP46MHyBoTsqXUeaaUZRzlKObtoRB6ITyvjyBpzXpbYQ1DwLLgF2vSrp0ddCkJRPhl9jThEpLZUvAWf-jrxHemlYMrgv1GtO9xbhZbcPg/s1600/DSC03255.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8MJcJtvPHhHXSmgHy36mqd8yR4e7cd9DbcaLP46MHyBoTsqXUeaaUZRzlKObtoRB6ITyvjyBpzXpbYQ1DwLLgF2vSrp0ddCkJRPhl9jThEpLZUvAWf-jrxHemlYMrgv1GtO9xbhZbcPg/s400/DSC03255.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Estatua femenina</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Aparte
de las peculiaridades formales del rito balinés, podría decirse que el mero
hecho de la presencia mayoritaria de este culto hinduista precisamente aquí, en
esta isla diminuta en medio de la inmensidad de Indonesia, país oficialmente
musulmán, ya es algo remarcable. Teniendo en cuenta el hecho de que fueron los
indios los que trajeron el islam al sureste asiático, arraigándose
especialmente en Malasia y en Indonesia, no es raro pensar que en estas grandes
partidas comerciales allá por el siglo XI<span style="color: red;"> </span>también habría creyentes hinduistas
cuyas predicaciones se superpondrían sobre las tradiciones espiritistas de los
malayos e indonesios (serían seguramente los menos, pues según mi teoría, eran
las familias indias enriquecidas las que practicaban el comercio y por tanto,
eran estas las que habían tenido más contacto con el medio oriente, abrazando
mayoritariamente el islam que de allí venía). No obstante, él porqué la
religión hindú ha podido calar de una forma tan peculiar, tan mayoritariamente,
y sobre todo, de forma tan concentrada en la isla de Bali (y no de manera más
continuista y extensiva, como ocurre en Malasia), es algo que tendré que
investigar más en profundidad, pues se me escapa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La gente local dice que allí ya se rezaba a la
trinidad hindú, formada por Vishnu, Shiva y Brahma, antes de la llegada de
ningún comerciante indio ni de ningún otro extranjero, aunque eso me cuesta
creerlo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En cualquier caso, son muy particulares estos
sacerdotes con turbantes y sarong blancos dando bendiciones y predicando la
trinidad hindú en la inconmensurable cantidad de templos que hay en Bali. Se
dice que hay más de un millón y que en esta isla se da la mayor concentración
de templos de todo el planeta, pues cada familia (las que pueden permitírselo
claro, pues después de todo, también hay pobreza en el paraíso balinés)
construye uno para su culto personal, generalmente de pequeño tamaño en la
parte trasera de las casas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después
de recibir una bendición en la cueva inundada por las olas y el olor a salitre,
en la cual los sacerdotes me mojan la frente con agua salada y me entregan
flores, subimos al mirador para gozar de una vista con más perspectiva de Tanah
Lot. Ya no se ve mucho, pues el resplandor rojo en la lejanía ha desaparecido
casi por completo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Nos
damos una vuelta por allí, ya sin prisas, y nos encontramos una tienda de café
muy especial. Sobre unas ramas, hay tres civetas, muy pacíficas y amigables,
que son alimentadas a base de granos crudos de café. Según nos explican, estos animales
digieren el café y lo defecan, después los granos excrementados se tuestan y
con ellos se consigue un café de una extraordinaria calidad. Angelo se pide una
taza del caro brebaje y me da a probar: gran sabor. Mientras Angelo apura hasta
la última gota, juego con las civetas y me hago unas fotos con ellas. Son
animales muy suaves y sus garras producen un cosquilleo agradable sobre mis
hombros, me entran ganas de decirles que me dejen llevarme una, pese a que me
han contado que domesticarlas es un proceso arduo y costoso, ya que en estado
salvaje pueden llegar a ser muy agresivas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxVPj6jghMADukQUByFetCsmnPDKRnW-AR54PBkhaFSh4fSpUeUVgk8GAERhs3ZL_hzyaVEWt_lTIZGZjYQKB8bYWWHIb0IsVTwhghFHlmzvAWJUMpuTCWWs0axyErd9hq2vcnnGMV8Rs/s1600/DSC03184.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxVPj6jghMADukQUByFetCsmnPDKRnW-AR54PBkhaFSh4fSpUeUVgk8GAERhs3ZL_hzyaVEWt_lTIZGZjYQKB8bYWWHIb0IsVTwhghFHlmzvAWJUMpuTCWWs0axyErd9hq2vcnnGMV8Rs/s400/DSC03184.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Civetas!</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es
momento de encaminarse a Ubud, ya con la noche dominando la escena. Tardamos
por lo menos dos horas en llegar, durante las cuales la mujer del taxista llama
repetidas veces preguntando dónde demonios está, que se va a perder la cena. No
habíamos contado con que el recorrido se alargara tanto y nos disculpamos con
él, pese a que es su responsabilidad y no la nuestra el conocer las distancias
y posibilidades de atasco de su propia isla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Ubud
está muy tranquilo a nuestra llegada, la vida nocturna parece inexistente y eso
es algo que casi agradezco, pues había escuchado que en algunos puntos de Bali podía
llegar a ser ciertamente excesiva. El taxi nos deja en la Monkey Street, una
calle llena de hostales, en la cual, tras preguntar por precios en varios que
no nos convencen, encontramos uno con una habitación doble razonablemente barata.
El hostal no es tal, realmente es una tienda de antigüedades que dispone de dos
habitaciones en la parte de arriba para alquilar a viajeros, posiblemente de
forma ilegal. Nos vale. Allí dejamos las cosas y marchamos a tomar una copa, ya
con el ambiente menos crispado entre nosotros tras lo que ambos consideramos
como un día completo y exitoso (la llegada <i>in
extremis</i> a Tanah Lot nos ha levantado el ánimo de forma considerable).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras
una cena agradable, de gran calidad y muy barata, subimos al único bar que
parece abierto en toda la zona, por lo demás silenciosa y desierta. El local
tiene techo de cabaña de kampung, música en directo y unas vistas agradables de
Ubud, pues está en una azotea. Los templos y las casas bajas se extienden a
nuestros alrededores y yo me pido una copa de arak, un licor indonesio de
arroz, bastante fuerte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tratamos
de llamar a J, pero su móvil está apagado. Ella dijo que intentaría llegar a
Ubud desde el aeropuerto (en Kuta) aunque su avión aterrizara tarde, a eso de
la una de la mañana. Yo estoy un poco preocupado, Angelo confía más en que
sabrá moverse sola sin mayores problemas y acabará apareciendo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Nos
acostamos derrotados por el cansancio, aunque yo tenía intención de esperar
despierto a la llegada de nuestra amiga filipina. Pero es tarde y no tenemos
forma de contactar con ella, aparte de un mensaje enviado desde mi móvil que
dudamos que haya recibido. Tengo que confiar en que sepa defenderse por sí
sola, pero ya me imagino a un taxista sospechoso frotándose las manos al verla
salir del aeropuerto con un macuto más grande que ella. El mundo puede ser un lugar peligroso para mujeres con
cuerpo de niña que viajan solas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
sueño acaba derrotando a la preocupación en esa eterna batalla de tantas
almohadas, y el abrazo de Morfeo me arrulla hacía mundos oníricos… <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Ha
transcurrido un periodo de tiempo indefinido cuando algo me despierta. Veo a
Angelo inquieto, levantándose a la vez que murmura “<i>what the fuck!?” </i>. En un primer momento, un miedo irracional se
apodera de mí, pienso que ha pasado algo con J, así que me levanto muy rápido.
En el apresurado camino a la puerta escucho una voz familiar, y al salir, allí
está esa filipina menuda, sonriente con su ropa de viaje, plantada en la puerta
de nuestro hostal sin necesidad de una llamada ni un aviso… <o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-11750788061679587802013-06-11T22:30:00.002-07:002013-06-11T22:30:54.215-07:00La ciudad flotante de Kompong Phluk<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El día
siguiente he decidido tomármelo de descanso. El ritmo de mi viaje a Camboya ha
sido quizá algo excesivo hasta ahora y mi cuerpo necesita un reposo, dormir
hasta que no necesite dormir más, dando descanso a la alarma. El problema es
que a las diez de la mañana el calor que se filtra lentamente en el dormitorio
como un vapor tóxico hace las veces de despertador, expulsándome de la cama
recubierta de plástico que se ha convertido en un calefactor. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante
la mañana, deambulo por el Garden Village con la mirada vaga, del bar a los
ordenadores, pasando las horas. Mi piel ha pasado de color rojo irritado a
color morado sin vida, así que decido ir a la farmacia de una vez por todas hoy
que tengo tiempo. Allí un camboyano me examina y me dice muy seguro que son
hongos y que no es grave, es algofácil de coger en los hostales camboyanos. Tras
la breve explicación en khmer english me da la crema correspondiente y esta me alivia
bastante. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después,
ya pasado el mediodía, me encuentro con Breo y Guille, que también están
descansando, pues la decisión de darse un respiro fue común. Charlamos un rato
y decidimos aprovechar lo que queda del día para hacer una breve excursión a Kompong
Phluk. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Kompong
Phluk es uno de los famosos poblados flotantes camboyanos. Se encuentra junto,
o más bien sobre, el gran lago Tonle Sap (el más grande del sureste asiático). Nos
comentan que llegar hasta el poblado no es fácil porque estamos en la estación
seca y el lago se encuentra bajo mínimos, al igual que los ríos que desembocan
en él, ahora meros riachuelos sorbidos lentamente por las secas arenas y el
extremo calor camboyano. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El tuk
tuk nos lleva hasta las estribaciones del río por una carretera con baches tan
grandes que por momentos amenazan con volcar el remolque del tuk tuk donde
vamos sentados. Breo asegura que no es una posibilidad remota, pues el
conductor, un chaval adolescente e inexperto, está yendo demasiado rápido y no
está mostrando consideración alguna con su carga.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una vez
llegamos a la parte del río que aún tiene agua, nos encontramos con un gran
cementerio de barcos, muchos encallados en los altos terraplenes formados
alrededor del cauce seco que sigue hacía Siem Reap. Allí nos esperan un señor y
su hijo, dueños del barco que nos llevará hasta el poblado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR4YnHJrLDR56I0L602gM2wrs9vi-0IKwXl1g3PsUzwh8eYcBMHNWmCN6YgXKyNMWhyphenhyphen_Ui446-WMjymjT1G9Is6YSHicx1MTrhjkx-_lBrsXvw41mwZXYZ464kud8essuR5j3Js0fbg_o/s1600/DSC03021.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR4YnHJrLDR56I0L602gM2wrs9vi-0IKwXl1g3PsUzwh8eYcBMHNWmCN6YgXKyNMWhyphenhyphen_Ui446-WMjymjT1G9Is6YSHicx1MTrhjkx-_lBrsXvw41mwZXYZ464kud8essuR5j3Js0fbg_o/s400/DSC03021.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cementerio de barcos </td></tr>
</tbody></table>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8yk8qEfvaVlYXlSuO3t6dFhNos3Yr0Xo9Q4WZQ3aUMXQXZxjZaGlDg4VpVQ5LTeuOZEVO66t8AWly9A6mOagoFr9yez-_C4vbYIip19bgHuOb3w6VAu0djLrrE3UxreqzMf36dOxFNfo/s1600/DSC03023.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8yk8qEfvaVlYXlSuO3t6dFhNos3Yr0Xo9Q4WZQ3aUMXQXZxjZaGlDg4VpVQ5LTeuOZEVO66t8AWly9A6mOagoFr9yez-_C4vbYIip19bgHuOb3w6VAu0djLrrE3UxreqzMf36dOxFNfo/s400/DSC03023.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Nuestro barco</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
trayecto descendiendo el río moribundo resulta sufrido y lento, absoluta y
desesperadamente lento. El barco se encalla a cada pocos metros, pues no hay
suficiente agua para conducirlo río abajo. Cada vez que esto pasa, el niño, que
nos da una pena indescriptible, tiene que levantarse corriendo de sus
cabezadas, agarrar un palo larguísimo y empujar con fuerza y con maña contra el
cauce y las orillas de tierra para sacar el barco de su atoramiento. Estamos ante
un viaje que no debería ser realizado en esta época del año, cuando el caudal
es a todas luces insuficiente. Algo que, por supuesto, nos debería haber
advertido el manager del Garden Village, que fue el que nos proporcionó el
barco y el tuk tuk, asumiendo la consiguiente pérdida de ingresos pero ganando
unos pocos puntos de karma al evitarle a aquel niño semejantes penurias.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
avance es penoso, y tardamos casi una hora en llegar al poblado. Ha de decirse
que Kompong Phluk es muy poblado pero muy poco flotante en esta época del año.
De hecho, las casas se encuentran elevadas unos tres o cuatro metros sobre el
nivel de suelo, sostenidas de forma aparentemente precaria sobre largos palos
de bambú. Esto nos da una idea de las inmensas proporciones que tienen las
crecidas del Tonle Sap y los ríos cercanos en la época del monzón.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
pueblo es uno de los más miserables que he visto en mis viajes. El río
serpentea entre las viviendas y podemos observar como es la vida en aquellas circunstancias,
la pobreza de Camboya en primer plano, cara a cara. Es difícil de describir.
Los niños saludan desde los montones de basura que hay por todas partes, aún
sonrientes, los hombres trabajan en los barcos y llevan fardos enormes de un
lado a otro, también traen pescado del lago,
las mujeres lavan la ropa y cocinan en fuegos precarios. No todos nos
miran con cara amistosas. El agua del río es sin duda la más sucia que he visto
nunca, de un marrón intenso y espeso. Nos cruzamos con muchos barcos, todos de madera, algunas balsas son
muy precarias, a veces es difícil hacer pasar ambas embarcaciones por las
partes más estrechas y se producen choques, los ocupantes debemos sacar los
brazos y empujar las maderas podridas del bote vecino para hacernos avanzar. En
algunos tramos del río, el caudal es tan mínimo que casi nos quedamos atascados
definitivamente, pero el niño y su palo nos rescatan una y otra vez. Abundan las caras tristes. La
temporada seca no debe ser fácil para Kompong Phluk, cuyas gentes dependen casi
exclusivamente de lo que el agua que les rodea les proporcione.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvyjlTDSqdMdcR_YF0Ow2kCxbmPW4P7LgTlhCTx8_q7mhTThE5MrAWw9pog5kqmhDRkmlXFRCHSoqJRoBpq3rl1uCVZNCqqSBROMbXDgDL8FjqSntuVewK0t3PhM9AMOQ9iyuoO49Eras/s1600/DSC03036.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvyjlTDSqdMdcR_YF0Ow2kCxbmPW4P7LgTlhCTx8_q7mhTThE5MrAWw9pog5kqmhDRkmlXFRCHSoqJRoBpq3rl1uCVZNCqqSBROMbXDgDL8FjqSntuVewK0t3PhM9AMOQ9iyuoO49Eras/s400/DSC03036.JPG" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Breo no
disfruta de la visita. En su opinión, esto es más un “zoo humano” que una
adecuada visita al poblado flotante. No le falta cierta razón. El contacto con
los habitantes de Kompong Phluk es mínimo. Su lento pasar frente a nosotros no
es más que un escaparate que no llegamos a entender ni a experimentar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras
una hora circulando por el río, que culebrea entre las modestas viviendas
elevadas sobre bambú casi como si alguien hubiera trazado el recorrido para que
pudiéramos ver todas las partes del poblado, llegamos a la desembocadura en el lago
Tonle Sap.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una pátina
de bruma difusa y blanquecina se desliza sobre la superficie oscura del agua
como líquido huidizo sobre cristal. Esto le da al lago un aspecto fantasmal,
etéreo. Y en mitad de esta visión atravesada por los últimos rayos de un sol
que agoniza en el horizonte, flotan casas y barcos por igual. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYnqt75zVb4v41ixPA2i2r5gkNRDimEKaugwoQSoUqBhCHwkb4afypJjZYYwDUFclAu_Z4T0YCF991UE2us6MVmk81DGc8fSb535dr6JZYdvrKZBr27Vjb36sY31Gr_RPW4tdhCTL9cGo/s1600/DSC03054.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYnqt75zVb4v41ixPA2i2r5gkNRDimEKaugwoQSoUqBhCHwkb4afypJjZYYwDUFclAu_Z4T0YCF991UE2us6MVmk81DGc8fSb535dr6JZYdvrKZBr27Vjb36sY31Gr_RPW4tdhCTL9cGo/s400/DSC03054.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tonle Sap</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A una
de las casas nos dirigimos. Es un restaurante flotante donde tomamos el
irreductible arroz frito de siempre. Junto al barco, flotando también, hay una
jaula llena de cocodrilos. Todos son diminutos menos uno que es algo más
grande, ya adulto, aun siendo una mínima parte de lo que podría ser un
cocodrilo africano (qué habitual es encontrarse en Asia a las especies presentes
en otros continentes pero con tamaño reducido, lo he visto en elefantes,
rinocerontes, personas, y ahora en cocodrilos). Me subo en la jaula para verlos
más de cerca y todos se mueven con miedo a una velocidad inusitada para
arrojarse a la parte con agua de la jaula (dándome un susto considerable) menos
el “grande”, que tan solo clava sus ojos amarillos en mí y emite un bufido
amenazante que me pone los pelos de punta. Prefiero ni pensar en lo que pasaría
si la jaula cediera y mis piernas cayeran en el interior, con aquellos pequeños
monstruos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3cyX7VPm0P655Akc3i83oOl7YQn33JUHafUqRpK5Jx6kokmIUjvbzd-n6ycfmM2OicCfUlo1GfO6N0HQuXYHDpq4eu2Ej2CPwT7NCiXRwJHqFpzsyuV46iNmw6ka2k9hA_bDIHukc4Go/s1600/DSC03058+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3cyX7VPm0P655Akc3i83oOl7YQn33JUHafUqRpK5Jx6kokmIUjvbzd-n6ycfmM2OicCfUlo1GfO6N0HQuXYHDpq4eu2Ej2CPwT7NCiXRwJHqFpzsyuV46iNmw6ka2k9hA_bDIHukc4Go/s400/DSC03058+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cocodrilo muy cabreado (aunque no lo parezca)</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
cocodrilo es un animal que siempre me ha fascinado, así que me quedo un buen
rato mirándoles mientras los demás charlan en la mesa, e incluso sacrifico
algunos pedazos del escaso pollo que contiene mi arroz para echárselo a ver si se
lo comen. Ni lo tocan, de hecho, huyen de él. Al ver el miedo de estas
criaturas le pregunto a la dueña que qué hacen con ellos. Ella asegura que los
tienen como mascotas, que no se los comen ni los usan para vender la piel. Sí,
claro, y yo soy el Papa de Roma (dos días después me encuentro una tienda en
Siem Reap llena de pequeños cocodrilos como estos disecados…ejem!).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante
la vuelta a casa, como era de esperar, se nos hace de noche y el río se vuelve
absolutamente impracticable. El niño ya no se sienta, se queda de píe en la
proa del barco, iluminado por el foco delantero y rodeado totalmente por una densa
nube de mosquitos, y con el palo constantemente en uso. El padre le regaña
severamente varias veces por no hacerlo correctamente. Está claro que ambos
están muy cansados, y nosotros nos sentimos responsables de que estén
trabajando tan duramente a horas intempestivas y en esas condiciones.
Consecuentemente, hablamos con él por gestos y le decimos que llame al tuk tuk
para que nos recoja en el poblado y no en el punto donde estaba previsto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
la luz de la motillo aparece junto al cauce del río en mitad del silencioso
Kompong Phluk, por lo demás prácticamente en total oscuridad, nos bajamos en un
rudimentario embarcadero, dando la más sinceras gracias y una propina al padre
y su hijo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El tuk
tuk nos lleva a través de la parte en tierra firme de Kompng Phluk, que resulta
ser más grande de lo que parecía desde el agua, y luego hasta Siem Reap por la
carretera de los baches. En un par de ocasiones, debido a los bancos de arena,
tenemos que bajarnos y empujar para que el tuk tuk pueda avanzar y el remolque
no quede atascado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">No hay
cervezas aquella noche. La traqueteante vuelta en tuk tuk es suficiente para
terminar con nuestras últimas reservas de energía. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras
una velada tranquila y un buen reposo, amanece nuestro último día en Angkor. Lo
primero es buscar un tuk tuk y negociar un precio para que nos lleve a los
templos más lejanos, los que están fuera del recinto principal de las ruinas.
Como hay muchos, hemos hecho un poco de research para elegir tres que parecen
los más atractivos. Les comentamos la ruta y les ofrecemos un precio, los tres
primeros no aceptan, el cuarto sí, tras unos lances de regateo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras
recoger a Maikel en su hostal y comprar la comida para llevar en un restaurante
que ya está ajetreado a las 7 de la mañana (arroz con huevos negros, algo que
no había visto en mi vida), nos ponemos en camino hacía el primer destino:
Bakheng, un templo/montaña que se eleva sobre una suave colina no muy lejos de
Angkor wat y desde el cual se dominan todas las ruinas de la ciudad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Las
vistas de los pináculos de Angkor Wat surgiendo de entre la neblinosa jungla
matinal es lo que más destaca en un templo de plano cuadrado y piramidal por lo
demás parecido a los otros vistos hasta ahora, aunque ligeramente más antiguo.
Bakheng fue de las primeras grandes obras de la antigua Angkor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJt6xtFTy9GLZtTcQyQ9A6KsiwJxq-SOqAsTTnsUGCZ2Gtg3bwbssHNuBwn7U9BMCfXmWc7VZ8Ew0b_PhQ5JQtUQ_zVv34sq_MS2NO_pE7giK17SKwAEeAtXSovyGz25yrquUimfuI3w8/s1600/DSC03065+edit_editado-1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJt6xtFTy9GLZtTcQyQ9A6KsiwJxq-SOqAsTTnsUGCZ2Gtg3bwbssHNuBwn7U9BMCfXmWc7VZ8Ew0b_PhQ5JQtUQ_zVv34sq_MS2NO_pE7giK17SKwAEeAtXSovyGz25yrquUimfuI3w8/s400/DSC03065+edit_editado-1.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Angkor Wat en la lejanía</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
siguiente destino es Banteay Samre, un recinto sagrado algo alejado del centro
de la antigua capital, empezado por Suryavarman II y terminado por Yasovarman
II, y dedicado a las antiguas tribus previas al imperio Khmer. Es un edificio
cuadrado y cerrado, y está construido con piedras rojizas, diferentes a las
usadas en los edificios del centro de Angkor, propias seguramente de esta zona
más alejada. La disposición en cuadrado de las columnas del perímetro exterior,
que debían sostener el tejado de un porche que ha desaparecido, me recuerda de
alguna manera a una villa romana. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifqd0UCy2RoHU1cmAIBTPqUONPdpdS9jTbXA5uvzQ__F3K4OXjD_a98yUUObb26jcOiWVFhIfoHRGvMVcEMoiDasb7i1w0z2aRvEPCZ4GNQEdBQkO6V4OTlqtApL97-9Fv5C2Ifd13tOM/s1600/DSC03081+edit+blog.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifqd0UCy2RoHU1cmAIBTPqUONPdpdS9jTbXA5uvzQ__F3K4OXjD_a98yUUObb26jcOiWVFhIfoHRGvMVcEMoiDasb7i1w0z2aRvEPCZ4GNQEdBQkO6V4OTlqtApL97-9Fv5C2Ifd13tOM/s400/DSC03081+edit+blog.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Banteay Samre</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Por
último, el tuk tuk nos lleva durante una hora y media hacía el Norte, por una
carretera llena de pueblos estupendos atestados de niños que saludan, gallinas
que cruzan temerariamente, y vacas con grandes cuernos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El último
templo que visitaremos, Banteay Srei, es parecido a Banteay Samre, también
construido con materiales rojizos pero algo más grande y abierto. Los relieves representando
escenas complejas de la mitología hindú, así como las estatuas protectoras del
mono Hanuman y del pájaro Garuda, están muy bien conservados y algunos son
realmente llamativos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2Ls-LbfLqAI7kagVzCF_JRHIDYLzqjddIG9Mi9xUVdf59Kvx9zhSffDLUFecYQSGgRDSuCaGSzd_wMVhWxr_0mb5txpcC6lE_mniB8aaIXP8ZHuH6vdb21xSICgcZNK-hr5vn7CMwxpY/s1600/DSC03095.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2Ls-LbfLqAI7kagVzCF_JRHIDYLzqjddIG9Mi9xUVdf59Kvx9zhSffDLUFecYQSGgRDSuCaGSzd_wMVhWxr_0mb5txpcC6lE_mniB8aaIXP8ZHuH6vdb21xSICgcZNK-hr5vn7CMwxpY/s400/DSC03095.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Grabados en la roca en Banteay Srei</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaSp7NZnQRfuZ93-O3extO2Gehvw15HiqoaebD1QWmhK0BRWkuIkomDZ1D7d2mRaYci3eBrQfE_ewQAxL-8dJnN3HyssvZAgredc-45mJt6TK4_rETtP4PSkIsU8Kp0KPjSDRE7M7BMFo/s1600/DSC03097+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhaSp7NZnQRfuZ93-O3extO2Gehvw15HiqoaebD1QWmhK0BRWkuIkomDZ1D7d2mRaYci3eBrQfE_ewQAxL-8dJnN3HyssvZAgredc-45mJt6TK4_rETtP4PSkIsU8Kp0KPjSDRE7M7BMFo/s400/DSC03097+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Estauas protectoras en Banteay Srei</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una vez
de vuelta en Siem Reap, decidimos salir esa noche, pues es la última que yo
pasaré en la ciudad. Antes de salir, se nos une una chica colombiana que Breo y
Guille han conocido en el nuevo hostal al que se han cambiado (se cambiaron del
Garden Village a un hostal algo mejor). De camino a la zona con ambiente nos
encontramos nada menos que con Angelo. Yo sabía que mi compañero de cuarto
también estaba en Camboya, no obstante, encontrarlo supone una gran sorpresa,
así que le propongo que se una al grupo y nos tomamos unas latas en uno de los
restaurantes con mesas de plástico de la calle principal, muy animados y
baratos. Durante nuestra estancia allí una abuela que pasa por la calle me
ofrece grillos fritos, que como con avidez. ¡Perfecto acompañamiento para la
cerveza!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras
hastiarnos del ambiente marbellesco de las discotecas principales, donde los
backpackers adolescentes disfrutan de otra de sus noches locas, decidimos probar
una discoteca algo alejada del centro en la cual, según lo que ha leído Maikel,
se reúnen con asiduidad las juventudes oriundas de Siem Reap. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
ambiente allí dentro es toda una experiencia: hay muchísima gente, pero somos
los únicos occidentales. El khmer pop sobrecarga el ambiente, con cambios
fulminantes que nos llevan sin transición de ritmos tradicionales con flautillas
y cantos muy agudos al techno más crudo e industrial. Todo el mundo nos mira
con fascinación, nadie se espera que estemos allí, evidenciando que este es un
lugar poco o nada frecuentado por los turistas que no han salido del <i>Angkor What? </i>ni una sola de sus noches
en Siem Reap. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Muchos
chicos (más sueltos que las chicas, que tan solo nos miran desde cierta
distancia, riéndose tímidamente) se acercan a hablarnos e incluso a abrazarnos
con alegría (algunos quizá con demasiada alegría). En un momento dado, durante
una canción con la que se vuelven locos, todos, chicos y chicas, forman un gran
círculo en la pista de baile y comienzan un baile tradicional ejecutando
enrevesados y fluidos movimientos con los brazos a la vez que van haciendo
girar el corro; es algo muy curioso de ver. Según pasan junto a nosotros, todos
nos dicen algo y nos hacen gestos, uno no puede evitar sentirse como un famoso.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pasamos
un rato muy divertido allí, pero como todo, al final se acaba, después de darme
cuatro besos con una chica camboyana muy guapa, salimos y nos vamos encaminando
hacía nuestros respectivos hostales. En el camino paramos en un sitio que aún
sigue abierto y nos tomamos la última cerveza mientras me echo un futbolín con
Breo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es a la
salida de ese último bar donde unos niños con su madre nos esperan para
abalanzarse sobre nosotros. Nos abrazan todos a la vez y nos piden que les
demos algo por favor. Llegan a abrazarme realmente fuerte y es entonces cuando
me doy cuenta de que uno de ellos está intentando sacarme la cartera del
bolsillo, <i>no way, punk</i>! Así que me
los quito de encima a empujones y les amenazo con el puño hasta que desaparecen
con su madre. Pero entonces Breo se da cuenta de que su reloj ha desaparecido,
así que les perseguimos y Breo coge a uno de ellos de las orejas. Se las
retuerce preguntando por su reloj hasta que la madre le dice que se lo dé y el
niño se lo saca del bolsillo, aunque al principio lo había negado todo acusando
a uno de sus hermanos. Breo les reprende muy cabreado y todos volvemos algo
alterados a la calle de los hostales. Un episodio un tanto desagradable para
acabar una noche por lo demás bastante satisfactoria. Pero es lo que hay, así
es Camboya, un país increíble con gente increíble a la que la pobreza extrema
pone en situaciones en las que la desesperación difumina las fronteras entre la
decencia y la indecencia y estos conceptos pasan a importar bien poco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El día
siguiente es muy tranquilo. Mi vuelo sale a las ocho de la tarde así que tengo
tiempo de ir a comprar algunos regalos al mercado de Siem Reap, pasar por el
hostal de Breo y Guille a comer con ellos y despedirme, y dar luego un último paseo
de despedida por la ciudad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Con
algo de retraso, abandono este país fascinante para volver a la opulencia de
Malasia. Espero preguntas incómodas en la frontera, similares a las que me
hicieron a la ida (“¿Qué ha estado usted haciendo durante 3 meses como turista
en Malasia?” “¿Cuándo se vuelve usted a su país?” “¿Para qué viaja a Camboya?”
“¿Quién diablos es usted?” – Como no tengo la visa de trabajo, es ilegal que
esté currando en Malasia y mis prolongadas estancias escaman a los funcionarios
de inmigración), así que he preparado una sólida historia en la que soy un
escritor terminando un libro sobre Asia, para lo cual necesito ir de aquí para
allá. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Las
preguntas, sin embargo, no se producen. El funcionario está de buen humor, así
que mira los sellos de mi pasaporte y con una sonrisa me dice “Bienvenido de
vuelta, señor.” <o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-58495772206237078002013-06-09T11:04:00.002-07:002013-06-09T11:04:57.827-07:00Selva, ciénaga y planicie: Regreso a las ruinas de Angkor<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
amanecer en Camboya durante el mes de Abril se produce alrededor de las cinco y
media de la mañana. Con tranquilidad rutinaria, el sol se eleva entre los
pináculos abombados de Angkor Wat como una pequeña pelota de pura energía
naranja, y allí estoy yo con mi cámara mediocre, intentando sacar una foto
decente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
problema es que no he sido yo el único que ha tenido la idea de acercarse para
ver el amanecer en el gran templo, a mi alrededor hay por lo menos 100 turistas
de todas las nacionalidades imaginables, la mayoría con cámaras mejores que la
mía. Tardo demasiado en darme cuenta de que lo importante de ver la salida del
sol en ese preciso lugar no es conseguir la foto perfecta, sino tan solo
observar esa pelota de tenis naranja con la misma lentitud con la que ella
realiza su implacable recorrido por el cielo blanquecino de la mañana, y tratar
de apreciar la belleza de la escena con los ojos, y no a través de ninguna
lente embellecedora. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZzgN6ZNlaGiDBr3LGZ1zkUNR9OkmtRXO0aXEmcYf8fJhF9X0CMGiQfT6ZgHQbohF_YqNEucYFJRA-n4fb6UcqhwfwW5Gzh6q55tC1Cvq03LtpYcW4ghAKSPRC7zQxgRqnAZst7SakTlo/s1600/DSC02857+eidt.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZzgN6ZNlaGiDBr3LGZ1zkUNR9OkmtRXO0aXEmcYf8fJhF9X0CMGiQfT6ZgHQbohF_YqNEucYFJRA-n4fb6UcqhwfwW5Gzh6q55tC1Cvq03LtpYcW4ghAKSPRC7zQxgRqnAZst7SakTlo/s400/DSC02857+eidt.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pese a todo, ojo a la foto</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
los turistas empiezan a volverse molestos y el sol llega a un punto de
considerable altura, me pongo en movimiento. He vuelto a venir con Breo, Guille
y Maikel, pues la verdad es que hemos conectado muy bien como grupo y consecuentemente, hemos decidido viajar
juntos durante el resto de nuestra estancia en Siem Reap. Yo encantado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Esta
vez hemos venido en tuk tuk, pues la ruta de hoy, pese a abarcar menos templos,
más pequeños y menos importantes, cubre una distancia considerablemente mayor
que la realizada el día anterior y resulta demasiado ambiciosa para considerar
las bicicletas (una vez terminado el día, pienso que habría sido factible). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras
atravesar de nuevo las murallas de Angkor Thom, dejamos atrás el templo Bayon y
la gran explanada central con las terrazas reales. Al Norte, más allá del
centro de la ciudad, nos encontramos con un templo llamado Preah Khan. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es un
complejo gigantesco y laberíntico, muy similar a Ta Phrom, también de una
planta, pero menos sumergido en la selva e infinitamente más vacío. El templo ofrece
mucho más de lo que se ve a primera vista si se está dispuesto a salirse del
recorrido marcado. Eso hago, frente a la mirada pasiva de un guardia medio
dormido, y accedo a la parte cerrada al público del templo. Allí me encuentro a
dos niños camboyanos que intentan cazar a las golondrinas que han construido
sus nidos en el interior de las cúpulas de piedra semi-derruidas con unos tirachinas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbqQvJtbQhYao83IAw3J8-5LjBcAFxfB2G0C-bGzNrONkTcg79ArTS1eEdEYEYEbhlaixOak3qH84-CyGn1aPPYX9Dwew0nnqc9UP8lFlC8ruNe7e3JdK-MsfLSzXvJhm8ihPQGBtSQ9I/s1600/DSC02920.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbqQvJtbQhYao83IAw3J8-5LjBcAFxfB2G0C-bGzNrONkTcg79ArTS1eEdEYEYEbhlaixOak3qH84-CyGn1aPPYX9Dwew0nnqc9UP8lFlC8ruNe7e3JdK-MsfLSzXvJhm8ihPQGBtSQ9I/s400/DSC02920.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Caza con tirachinas</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Ascendiendo
por las rocas de Preah Khan, alcanzo uno de los lugares más espectaculares de
todos en los que me planté durante mi visita a Angkor, y hubo muchos. Tras
trepar por un derrumbe hasta un agujero en el techo de una de las galerías,
salgo y me siento sobre las ardientes piedras del exterior. Preah Khan se alza
esparcido por mis alrededores, con sus pináculos y sus columnas machacadas
surgiendo de entre la selva como fantasmas silenciosos. Breo me sigue al rato y
allí arriba nos sentamos y disfrutamos del silencio circundante mientras
hablamos sobre el imperio Khmer y descansamos las piernas sobre sus ruinosos vestigios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsQZyEl8cPCs7dnjrZAFVftSWujM_HkcdiVjhD9wmyi3l83ULDWPBWWBGJnJ_QEuDIadz08wSYjHBxtF5wOjRK0Q1UgMhovG25hG09jXVJSJcOgAtxNFf1tK8AkoD3pnKWLp1ddPynXv4/s1600/DSC02935+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsQZyEl8cPCs7dnjrZAFVftSWujM_HkcdiVjhD9wmyi3l83ULDWPBWWBGJnJ_QEuDIadz08wSYjHBxtF5wOjRK0Q1UgMhovG25hG09jXVJSJcOgAtxNFf1tK8AkoD3pnKWLp1ddPynXv4/s400/DSC02935+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sobrecogedor panorama en Preah Khan</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A la
salida de este magnífico complejo sagrado, un pequeño embarcadero se abre a un
río tapizado de árboles flotantes que se extiende hasta donde alcanza la vista,
rematando la belleza de Preah Khan, un templo que nunca debería ser ignorado
por los visitantes de Angkor (pese a que esto sea precisamente una de las
claves de su atractivo).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOToiJM08R86-4VwhUO2Ghpm4MbVjneFOTbPtMaC57MyBA59V95MLsp2Yc_ZB69yY0EccvK5oPO-QKx6zbzyx4oEto9xsoF5wjAZVsGisTNXoO-FU4kgbBgKSVp29-ZKTbSFfqXf_hyo0/s1600/DSC02964+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOToiJM08R86-4VwhUO2Ghpm4MbVjneFOTbPtMaC57MyBA59V95MLsp2Yc_ZB69yY0EccvK5oPO-QKx6zbzyx4oEto9xsoF5wjAZVsGisTNXoO-FU4kgbBgKSVp29-ZKTbSFfqXf_hyo0/s400/DSC02964+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Barcas a la salida de Preah Khan</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Nuestra
ruta nos lleva después hasta Prasat Krol Ko, un templo mucho más modesto
situado en una zona muy pantanosa de Angkor. Para acceder hasta él, es
necesario cruzar unas pasarelas hasta una isla artificial construida hace más
de 800 años, una prueba más del verdadero esplendor que se llegó a alcanzar en
Camboya. El templo consta de poco más que de una gran piscina rodeada de las
construcciones rectangulares acabadas en pirámide escalonada muy
características de Angkor, parecidas a las de Bayon pero de menor tamaño, que
albergan altares varios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después
paramos en Ta Som, otro templo de la zona norte de Angkor, este con poco que
ver, pero sorprendentemente lleno de niñas vendedoras muy divertidas y
dicharacheras (aunque siempre abusando un poco del factor lástima como arma
para vender) que se lanzan en tropel cuando nos ven atravesar la gran puerta.
Un espléndido árbol bayan crece sobre las caras de Avalokiteshvara, también
presentes aquí, casi bloqueando la entrada. En la vorágine de pequeñas
vendedoras que se crea a nuestro alrededor, una de las niñas me reta a una
partida de tres en raya en la arena y me gana humillantemente, como queda
registrado en este vídeo: <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><a href="http://www.youtube.com/watch?v=7w9AWNtTAm8&feature=youtu.be">http://www.youtube.com/watch?v=7w9AWNtTAm8&feature=youtu.be</a></span><span lang="ES-TRAD"> <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisowDJAxvv932gYMYgOtMdB-mR0jOxW4AKwjPqJEZgF8CvLEe_M-YYmIh4u7hMrAfMX4hwOhTqtNRsGdXwuuSVShjMVHuq3Ml4wvPHPPF1rRnLweiwjSlBDBZHDLXAGSD8PY3PIg2B31g/s1600/DSC02976+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisowDJAxvv932gYMYgOtMdB-mR0jOxW4AKwjPqJEZgF8CvLEe_M-YYmIh4u7hMrAfMX4hwOhTqtNRsGdXwuuSVShjMVHuq3Ml4wvPHPPF1rRnLweiwjSlBDBZHDLXAGSD8PY3PIg2B31g/s400/DSC02976+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Entrada de Ta Som</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras Ta
Som, volvemos a ponernos en marcha, de nuevo hacia el sur, bordeando todo el
perímetro. El paisaje se vuelve extremadamente árido y las planicies
blanquecinas llenas de búfalos camboyanos (escuálidos y con enormes cuernos)
vuelven a aparecer en contraste con las verdes ciénagas que acabamos de dejar
atrás. Este cambio de paisaje no hace más que poner en evidencia, de nuevo, la
gran envergadura de la antigua capital khmer, con selvas profundas en el oeste,
pantanos en el norte, y planicies desérticas en el este. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpv9Uu5cjZz3uUcjVDUVCnJicyIto4D7W6HXYIqtV29NX7v7R6EQSTUQ5fk79YOkqCKhRBR-fsW_In8rwJNAZcpMz7jUXZvvy3Di62_I6VsVOuKonqNnHzUBOC0FukArKcHvPvQvIq_q0/s1600/DSC02985.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpv9Uu5cjZz3uUcjVDUVCnJicyIto4D7W6HXYIqtV29NX7v7R6EQSTUQ5fk79YOkqCKhRBR-fsW_In8rwJNAZcpMz7jUXZvvy3Di62_I6VsVOuKonqNnHzUBOC0FukArKcHvPvQvIq_q0/s400/DSC02985.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">East Mebon</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Paramos
brevemente en el East Mebon y en Pre Rup, dos nuevos templos piramidales
parecidos entre sí y absolutamente abrasados por el sol del mediodía. El Mebon
del este tiene unas estatuas de elefantes en cada una de las esquinas de las
diferentes terrazas que me parecen bastante cool, ambos gozan además de vistas
respetables de las llanuras cercanas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Estamos
a punto de abandonar Angkor, el recorrido está terminado, si bien Maikel se
empeña en volver a Ta Phrom a buscar la famosa cara de la estatua que sale de
una raíz. Esto es una especie de reto que se pone a los visitantes de Ta Phrom,
ya que es bastante difícil de encontrar (al igual que el supuesto relieve de un
dinosaurio, también en el mismo templo, para el que, sinceramente, no encuentro
explicación). En nuestra primera visita
a Ta Phrom no fuimos capaces. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
estatua representa a un dios hindú, uno de los más de 700 que existen en su
mitología, pero lo importante es que toda ella, a excepción de la cara que
asoma casi burlona, ha sido cubierta por una gran raíz de árbol bayan. Esto es
considerado algo milagroso por los fieles del templo y por muchos de los
turistas que se paran a fotografiar la tranquilidad de la cara del dios cuyo cuerpo
está siendo devorado. Cuando lo encontramos, tras preguntar a uno de los guías,
le reconozco a Maikel que ha merecido la pena volver para buscarlo. <o:p></o:p></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigIkReNhap07HZbpeQ7z_RD25siIwipjEvflEzmxYXDxw83nQLGuyO4VYSresM54wyK0HJ9J_lHRYhnHFfJ7xYJiKb2nDi0XbhIp75mABanAu_X-2LKtHmvA7kGtBjtiZsqvQVVR__ZE8/s1600/DSC02773.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigIkReNhap07HZbpeQ7z_RD25siIwipjEvflEzmxYXDxw83nQLGuyO4VYSresM54wyK0HJ9J_lHRYhnHFfJ7xYJiKb2nDi0XbhIp75mABanAu_X-2LKtHmvA7kGtBjtiZsqvQVVR__ZE8/s400/DSC02773.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Un dinosaurr! Expliquen esto!</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZjPCV4GzzzTf4v5nQGT3RxXIfHo4U8_3_MulAEvyoj6v1RcQEKkv6HI0uMY4LkBi9-pTHR0NvwcGUMdzt0M07Y2YjIONkvinVa9a056ph-nFr76-P-mbZ7iD4SsXXYe828NhzKGc2FWg/s1600/DSC03011.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZjPCV4GzzzTf4v5nQGT3RxXIfHo4U8_3_MulAEvyoj6v1RcQEKkv6HI0uMY4LkBi9-pTHR0NvwcGUMdzt0M07Y2YjIONkvinVa9a056ph-nFr76-P-mbZ7iD4SsXXYe828NhzKGc2FWg/s400/DSC03011.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dios echando un ojo</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una vez
de vuelta en Siem Reap, cenamos en el mismo restaurante, donde la falta de
entendimiento con las camareras y la dueña, muy vieja, que no saben ni una
palabra de inglés, crea situaciones divertidas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Esa
noche decidimos salir un poco y ver el ambiente que hay por Siem Reap, ciudad
bastante turística y bastante fea en general. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
ambiente fiestero nocturno se desarrolla básicamente en una calle que tiene
tres o cuatro bares discoteca bastante grandes (una de las cuales llamada <i>Angkor What?</i>). Cuando empieza la noche
me encuentro animado pese a tener el cuerpo molido y pese a no haber remitido
el dolor intenso que tengo en la piel (ya no solo por la irritación, que sigue
ahí y cada vez peor, sino por estar abrasado por el sol). Me tomo un par de
cervezas en un bar más tranquilo donde puedo conversar con Breo, Guille y
Maikel sobre todo un poco. Después no obstante, voy perdiendo fuelle. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
cambio a las discotecas me levanta un poco el ánimo, pero es una sensación
momentánea, pues el ambiente es ciertamente decadente. Se dan encuentro allí una
gente variopinta entre la cual destacan los guiris “cangrejo” y una música
horripilante que podrían verse, con ligerísimas variaciones, en cualquier zona
turística de la costa Este española. En la calle se ha organizado una
competición en la que dos equipos tiran de una misma cuerda y cuando uno de los
dos suelta, todo el mundo grita mucho, poco más hay que decir para que el
lector se imagine la escena. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Breo y
Guille se van al rato, y Maikel desaparece con una señorita camboyana, así que
me quedó solo, fumando y observando el percal. No hay mucho que sacar de allí,
no estoy interesado en el 90% de chicas europeas jovencísimas y etílicas que
hay en la pista de baile, y las camboyanas han hecho mutis por el foro a una
hora tempranera. Cuando llega un filipino conocido del hostal con sus amigos, y
tras saludarle, solo obtengo balbuceos etílicos como respuesta, decido
retirarme del campo de batalla. No he bebido lo suficiente como para lidiar con
este ambiente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Fuera
en la calle hay gente bailando. Allí sí hay camboyanos, la mayoría hombres y muy
desatados por el alcohol. Bailan con las chicas y los chicos occidentales de
forma frenética al ritmo de la música de las discotecas que inunda toda la
calle. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
inicio el regreso, el resto de Siem Reap está completamente desierto y oscuro.
Unos mafiosillos camboyanos pasados de rosca se dirigen a mí justo antes de
abandonar la zona iluminada de las discotecas y me piden tabaco con muy malas
formas. Uno de ellos me señala a tres tíos que me miran desde el otro lado de
la calle y me dice ¡Mafia, mafia! Tras esto se señala a sí mismo y a su amigo,
también mafia. En ese momento no sé qué pensar porque los tres de enfrente
están muy mal encarados y no me quitan ojo. Les doy el tabaco y por un momento pienso
que voy a tener problemas para andar hasta el hostal, que está a unos 15 oscuros
minutos, conservando todas mis pertenencias materiales. Aunque al fin y al
cabo, tras una mirada más exhaustiva a esta “mafia”, me acaban pareciendo más
bien conductores de tuk tuk cabreados por el ruido, así que me voy a casa
tranquilo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante
el camino, me pregunto por qué ya no soy capaz de disfrutar de estas
discotecas, de estas fiestas si no voy con un considerable nivel de alcohol en
sangre. ¿Me estoy haciendo viejo? ¿O es que acaso nunca llegue a disfrutarlas?
Preguntas fútiles que se pierden en el sueño…<o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-59729026749871682832013-05-27T04:31:00.004-07:002013-05-27T04:31:47.127-07:00Los reinos perdidos de Angkor<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Por
recomendación de Guille y Breo, los españoles que conocí en Phnom Penh, opto
por el Garden Village Hostel cuando llego a Siem Reap. Es verdad que tienen
camas por un dólar, pero están todas llenas, así que cojo una por dos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
hostal es, en efecto como su nombre indica,
tan grande como un pequeño pueblo. Consta de muchos edificios y según proclaman
los empleados, puede alojar a más de cien personas al mismo tiempo, en
diferentes tipos de acomodación. Tiene una pequeña pista de futbol, un
restaurante-discoteca en el que hay un ambiente festivo permanente y muy
animado, una azotea bastante decente para relajarse por la noche, un área común
con ordenadores y una zona trasera con varias viviendas donde residen los
empleados y dueños, que rotan constantemente y son muy numerosos. Un lujazo de
sitio, vaya. Y ello a pesar de que algunos de los demás inquilinos, todos
backpackers de diferentes procedencias, estilos y trasfondos, sean quizá
demasiado jóvenes (hablo fácilmente de
18 o 19 años) y con una actitud demasiado: “Ey chavales, que de puta madre,
estoy en Camboya, ¡es mi primer viaje sin mis padres! ¡Me la suda Angkor Wat,
yo solo quiero emborracharme y liarla parda, siiii!” Esto llega a resultar algo
lamentable por momentos, aunque
nada que el pensamiento de estar tan cerca de Angkor Wat y los rostros de
piedra de Bayon no pueda aliviar inmediatamente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras instalarme en el masivo dormitorio, con más de
40 colchones metidos en sus plásticos distribuidos en el suelo a modo de camastros,
me siento en la zona común, más fresca y aireada, y descanso un poco. Allí hay
personajes curiosos, sobre todo dos que me llaman la atención: un irlandés de
edad mediana y aspecto muy malhumorado con un acento salido directamente de lo
más profundo de la taberna más ruda y maloliente de Dublín, y un viejo con
boina y tatuajes carcelarios cubriendo todo su cuerpo, chupado hasta la
extenuación por algún tipo de enfermedad o droga. Ambos hablan entre ellos, y cuando les pido
un cigarrillo, me invitan a sentarme y unirme a la conversación. Eso hago, y
tras unas temblorosas presentaciones por parte del viejo y una mirada dura como
el acero del irlandés, me acaban invitando a ir con ellos esa misma tarde a ver
el atardecer y fumar marihuana en un templo cercano. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Aparezco en la recepción a la hora que me han dicho
tras una ducha helada y me encuentro con el viejo y una chica francesa junto a
un tuk tuk preparado para salir. El irlandés furibundo no hace acto de
presencia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El templo en cuestión es por lo visto 160 años más
antiguo que los que hay en el recinto de Ankgor, y es muy poco conocido,
incluso entre la comunidad local de Siem Reap (el conductor incluso se confunde
de camino). Esto nos cuenta el viejo (holandés, por cierto) con voz cansada y
temblorosa durante el traqueteante viaje en tuk tuk. El camino es realmente
digno de admiración por si mismo, pues se zambulle de lleno en la Camboya rural
tan solo unos minutos después de dejar atrás Siemp Reap. Vacas y gallinas que
cruzan de forma inesperada, kampungs (pueblos tradicionales) destartalados y
muy pobres, miradas sorprendidas de los campesinos locales. Según Arthur, el
viejo, esto es la Camboya pura y dura, la que no se ve ni en Phnom Penh, ni en
Siem Reap, ni en Angkor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La llegada al templo, cuyo nombre no sabemos, me
sorprende mucho, como puede apreciarse en el vídeo: </span><a href="http://www.youtube.com/watch?v=2_7pWT8zj-M&feature=youtu.be" target="_blank">http://www.youtube.com/watch?v=2_7pWT8zj-M&feature=youtu.be</a><span class="MsoHyperlink"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En realidad, visto con la perspectiva del tiempo a
mi favor, el edifico ruinoso no es para nada impresionante si se compara con lo
que me espera mañana en Angkor Thom y Angkor Wat, pero sí que se agradecen una
tranquilidad y una soledad que serán mucho más difíciles de encontrar en
aquellos dos. Después de un par de vueltas en solitario, extasiado con las
rocas centenarias, me siento y respiro la paz ascética del templo. Pienso en la
antigüedad del lugar, y en el paso del tiempo sobre él.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después me reúno con mis dos compañeros en esta
breve excursión, y los tres fumamos. Arthur sigue intentando impresionar a la
chica hablando en francés, así que yo tan solo miro como el sol desciende
pausadamente sobre el kampung cercano al templo. Pienso que esta imagen, que no
puedo retratar con mi cámara adecuadamente debido a la contraluz anaranjada,
representa pura y fielmente lo que es Camboya: Una vaca escuálida pastando
sobre los modestos arrozales, las palmeras, secas y exuberantes a un tiempo, un
niño sin zapatos que me sonríe al pasar en bicicleta, y todo rodeando el
esplendor durmiente que yace entre muros de piedras alineadas por la gloria
pasada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSUwbNbB2FfjtVEWaFYJfPddfL8ngX_dOdxUMP5WiEw44DCJWJPg1PAMYICWP5x3rLq6F6yr6lgLrkUXWoxXWIBFL2qvEKKrhCn2iTfgNdS8wQz3qo33JNdox3FI49vogax3ivQg75FuI/s1600/DSC02575+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSUwbNbB2FfjtVEWaFYJfPddfL8ngX_dOdxUMP5WiEw44DCJWJPg1PAMYICWP5x3rLq6F6yr6lgLrkUXWoxXWIBFL2qvEKKrhCn2iTfgNdS8wQz3qo33JNdox3FI49vogax3ivQg75FuI/s400/DSC02575+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Camboya</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El viejo no ha traído la marihuana. No sé si se le
ha olvidado o solo se estaba tirando el rollo. En cualquier caso, estoy
suficientemente a gusto sin ella. Cuando se acaba una cerveza que si se ha
traído consigo, nos vamos a dar una vuelta por el kampung. Allí hay un colegio
en el que tenemos el privilegio de asistir a una clase de música que se está
llevando a cabo. Según nos cuenta Arthur, el profesor les está enseñando desde
cero cómo era la música tradicional khmer, pues durante el régimen de Pol Pot, todos
los músicos que no pudieron huir del país (la grandísima mayoría) fueron
ejecutados y la tradición musical, como tantas otras cosas, se perdió casi por
completo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Los niños tocan muy bien, y nosotros les aplaudimos
entusiasmados, aunque todas las caras (incluida la del profesor) me parecen
revestidas con una pátina de tristeza. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT_0ztLeN52JFtpZSyQEUbdz2JtvX-TVgrLsLXneGQIiiddniKT3bU07oj-9fShhIVeK7odtqcjyZFvJraSOhIu3H-SocY4rYna0eeAcdDIxHybprfBPtucPKq6K1_1woJOsL4KxkL1UU/s1600/DSC02579+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT_0ztLeN52JFtpZSyQEUbdz2JtvX-TVgrLsLXneGQIiiddniKT3bU07oj-9fShhIVeK7odtqcjyZFvJraSOhIu3H-SocY4rYna0eeAcdDIxHybprfBPtucPKq6K1_1woJOsL4KxkL1UU/s400/DSC02579+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Niño en el colegio</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Esta visita al Kampung aumenta mis sentimientos de
empatía hacía el pueblo camboyano, y la profunda tristeza que siento por ellos
y lo que han pasado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A la vuelta al Garden Village, Arthur me pide que le
invite a una cerveza en el bar de arriba, cosa que hago encantado. Allí me
encuentro con Guille y Breo. No es una gran sorpresa porque ya sabía que venían
a este mismo hostal, que me recomendaron, pero me alegro de verlos. Durante un
rato en la recepción antes de acostarnos, exhaustos por el viaje desde Phnom
Penh, me presentan a Maikel, un risueño holandés que han conocido en el
autobús, y los cuatro planeamos alquilar unas bicis al día siguiente para
comenzar nuestra visita a Angkor. Les comento la ruta que tenía pensado hacer y
les convence, así que me voy a la cama rápido, sonriente y animado ante la
perspectiva del día siguiente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Nos levantamos muy pronto, a las seis y media, y a
las siete ya hemos escogido unas bicis cuyos frenos y ruedas estén en buen
estado de entre la chatarra que alquila el Garden Village. Después pasamos a
recoger a Maikel a su hostal, más caro, y nos dirigimos a las ruinas de Angkor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El paseo me resulta muy ameno y gratificante, hacía
demasiado tiempo que no cogía una bici. Una vez en la entrada del sitio
arqueológico, a unos ocho kilómetro de Siem Reap, pagamos 40 dólares por tres
días de acceso al recinto entero, que se pueden repartir a placer durante una
semana. Después seguimos la carretera principal hasta encontrarnos con el gran
lago cuadrado que rodea Angkor Wat, el primer templo y el más pintoresco y
famoso de todos los que componen el recinto de Angkor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Según avanzo bordeando el lago, el entusiasmo crece
en mí. Estoy a punto de encontrarme cara a cara con una de las maravillas del
mundo. Un lugar que siempre ha conseguido fascinarme cuando lo he visto en
incontables fotos desde que era un niño, y que siempre he querido visitar. Un
lugar clave. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Por fin, tras un largo paseo alrededor del lago de
aguas densas y verdosas, los míticos pináculos de Angkor Wat aparecen en la
lejanía, envueltos en la mañana resplandeciente y polvorienta. Una pasarela flanqueada por dos gigantescas
nagas (estás con más de 800 años de antigüedad, no tan coloridas ni con tantas
cabezas como las de Phnom Penh) conduce a la entrada de esta espléndida
construcción, muestra, una vez más, de la grandeza del ser humano en la
antigüedad. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhun7YDn8KBeIzY5bsZ8sEguwRk7EITfVHWu40ZI8Ef68ZPNLugt4d49JNMS5KASESXn9kngUS19eg0sk9Mt9R4z4lL9APDSSAQRnYVVH2MsZoLogC_HhUSbdZGg0VdWyN5supBdmKtmZs/s1600/DSC02597+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhun7YDn8KBeIzY5bsZ8sEguwRk7EITfVHWu40ZI8Ef68ZPNLugt4d49JNMS5KASESXn9kngUS19eg0sk9Mt9R4z4lL9APDSSAQRnYVVH2MsZoLogC_HhUSbdZGg0VdWyN5supBdmKtmZs/s400/DSC02597+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Angkor Wat</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Angkor Wat significa <i>templo capital </i>o<i> templo
ciudad</i>, y es el templo más grande de la antigua capital Khmer, Angkor. Teniendo en cuenta que el imperio Khmer se
extendía desde el Golfo de Bengala hasta el sur de China, abarcando la antigua
Siam (hoy Tailandia), Camboya, Laos y parte de Vietnam, esto es decir mucho. El
recinto es enorme, de unos 2 kilómetros cuadrados incluyendo el perímetro
exterior, y también es la construcción mejor conservada de todo el parque
arqueológico. La obra megalómana fue llevada a cabo por el emperador Suryavarman
II durante el siglo XII, y es una de los edificios más “modernos” de los que
aún se conservan en Angkor (la mayoría templos, ya que las casa y las
construcciones menos importantes, al estar compuestas principalmente de madera,
han desaparecido totalmente).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Habiendo nacido como santuario hinduista, los cinco
gigantescos pináculos que lo coronan (uno en cada esquina del recinto cuadrado
y otro en el centro; nunca se pueden ver los cinco al mismo tiempo debido a su
gran tamaño) representan el monte Meru, el Olimpo de los dioses hinduistas. Más
tarde, el templo fue convertido a la fe budista en consonancia con la
conversión del resto del imperio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A diferencia del resto de construcciones de la
capital, que fueron abandonadas a la selva y parcialmente devoradas por ella,
Ankgor Wat ha seguido activo en sus funciones como templo budista hasta
nuestros días, siendo mantenido y
conservado por los monjes que allí han vivido a lo largo de los siglos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Avanzar hacía los grandes pináculos atravesando
campos de palmeras, pequeños lagos llenos de nenúfares y otros templos menores
es una experiencia sublime, pese a la presencia masiva de otros turistas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una vez en el interior del templo, admiramos los
intrincados grabados que cubren las paredes, de temática hinduista, así como
las estatuas, que representan tanto a Buda como a Vishnu y otros dioses hindús.
Destaca especialmente un grabado de Vishnu montando a su tortuga gigante Avatar
Kurma y dando vida a los océanos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cruzamos el templo atravesando los tres recintos
interiores y subiendo y bajando algunas escaleras extremadamente empinadas y
medio destruidas con pies y manos (no se me ocurre como era posible que los
antiguos angkorianos, supuestamente más pequeños que nosotros, eran capaces de
escalar hasta las partes superiores de sus templos con aquellas escalones
irregulares y descomunales, algunos de casi un metro de altos). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Las vistas de la jungla que lo rodea todo desde lo
alto del templo, así como la vuelta alrededor de las bases de los cinco
pináculos, no tienen parangón. Estando allí arriba y mirando en derredor, al
verdor de las copas de los árboles, ahora pequeños, a los dominios de Angkor
Thom, el gran distrito amurallado que suponía el centro de la ciudad, y a la
gran planicie camboyana que se extiende hacía los cuatro puntos cardinales,
pienso en el poder de los antiguos líderes angkorianos. Pienso en los
emperadores y sumos sacerdotes que se plantaban allí hace más de 800 años,
miraban hacia abajo, y decidían sobre lo que pasaba y dejaba de pasar en sus
descomunales dominios que llegaban hasta el Océano Índico. Me pregunto hasta
qué punto estarían corrompidos por ese poder, hasta qué punto eran justos con
su pueblo, y hasta qué punto se adoraban a sí mismos dentro de aquellas
construcciones megalómanas. Los camboyanos dicen que ni un solo ladrillo de
Angkor fue puesto por las manos de un esclavo, que el pueblo colaboró en su
construcción por amor a sus dioses y a sus emperadores. Cuesta creerlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2hoFMund8cznE-RJvVAs0YmVi8Pvyi6Pp01kNJUYDwFROKNa2lIQXJfM0JCx4XU7P1CC2ep3Aom2CdYtnS-Lt8IfvfK1B3kVcdzHO0deOzyFOOMx_5j06zBglBmnoMZNpBDNX3gwwZLY/s1600/DSC02878+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2hoFMund8cznE-RJvVAs0YmVi8Pvyi6Pp01kNJUYDwFROKNa2lIQXJfM0JCx4XU7P1CC2ep3Aom2CdYtnS-Lt8IfvfK1B3kVcdzHO0deOzyFOOMx_5j06zBglBmnoMZNpBDNX3gwwZLY/s400/DSC02878+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Vistas desde lo alto de Angkor Wat</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqgfFbLIzcH2UX1FZdcWiKY_3kthIBbeAiMYQmOQg0hD_dZgTPhaCZgWQ_BH8JIkg-6WqM-dFcjQEinJn-0tDX7nsIZCJyWoedwJQgUyI4MvAP4bhDT4aqeAhdccFkyzxBHBBx0pSWOWc/s1600/DSC02876.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqgfFbLIzcH2UX1FZdcWiKY_3kthIBbeAiMYQmOQg0hD_dZgTPhaCZgWQ_BH8JIkg-6WqM-dFcjQEinJn-0tDX7nsIZCJyWoedwJQgUyI4MvAP4bhDT4aqeAhdccFkyzxBHBBx0pSWOWc/s400/DSC02876.JPG" width="300" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pinacle</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Desde el otro lado, obtenemos una inmejorable vista
de la fachada trasera del edificio principal, un auténtico placer visual y una
foto soberbia para el recuerdo.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2wsQZm6MMmAPKVmOfGC3ZPcndkH-oRhWc6CoNDldMt6P2TzCWIUDy33505W9MzdWHYqcAvq5HGXEEWxFKRIbaufaLShsNQc3s_EwOSCGXbGCFDMCqoMmBjVG6XfJfdP7i83U1ipQfFq4/s1600/DSC02647+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2wsQZm6MMmAPKVmOfGC3ZPcndkH-oRhWc6CoNDldMt6P2TzCWIUDy33505W9MzdWHYqcAvq5HGXEEWxFKRIbaufaLShsNQc3s_EwOSCGXbGCFDMCqoMmBjVG6XfJfdP7i83U1ipQfFq4/s400/DSC02647+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Angkor Wat</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Por allí descansamos un rato, sentados cerca de unos
macacos que juegan y corretean amablemente entre algunos turistas,
interactuando con ellos de manera pacífica y sin sacar los dientes a la mínima
como hacen la mayoría de estos primates en Malasia (uno de los guías del parque
les ofrece botellas de plástico con agua para que podamos ver la facilidad
pasmosa con la que desenroscan el tapón y se beben el líquido de una manera muy
humana, como auténticos gentleman, sin derramar ni una gota). Esta parte
posterior del templo y el bosque que lo rodea están más tranquilos, pues una
parte significativa de los turistas ni siquiera llega a atravesar el templo,
tan solo dan la vuelta guiada por los grabados del interior y se marchan sin
ver los tres pináculos desde atrás, bañados directamente por el sol inexorable,
que ya se va acercando a su punto álgido. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Con pesar, tras la gran vuelta al recinto, nos
marchamos, no sin antes una última mirada a esos pináculos espinados que más
parecen traídos de otro planeta y pertenecientes a otra raza de criaturas
ajenas a la tierra y a los hombres.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Continuamos la carretera en nuestras bicis después
de reponernos con algo de arroz frito en uno de los restaurantes que hay a la
salida de Angkor Wat (carísimo). Esta nos lleva hasta las puertas de Angkor
Thom, el gigantesco centro amurallado de Angkor, y verdadero corazón de la
capital. La monumental puerta, con cuatro grandes caras talladas sobre el arco
de entrada mirando hacía los cuatro puntos cardinales, aparece mágicamente
entre las copas de los árboles tras un puente protegido por nagas y estatuas de
soldados. Justo antes de atravesar el umbral, nos cruzamos con cuatro elefantes
ensillados con terciopelo rojo que marchan lentamente por el arcén de la
calzada. Increíble: </span><a href="http://www.youtube.com/watch?v=gBO9_0fdsP4">http://www.youtube.com/watch?v=gBO9_0fdsP4</a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La selva ha tomado parte de la aún espléndida Angkor Thom. Las tareas de
mantenimiento realizadas por los monjes entre los siglos XV, cuando se produjo
la misteriosa caída del imperio Khmer y la ciudad fue abandonada (los
historiadores apuntan a un colapso del sistema de irrigación de los arrozales
que daban de comer al imperio debido a una larga sequía), y el XIX, cuando el
explorador francés Henry Mouhot “repopularizó” las ruinas de Angkor (que no redescubrió,
pues la localización nunca se perdió, y hay registros de viajeros europeos en
la zona desde el siglo XVI) solo afectaron al templo de Angkor Wat.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">No obstante, el sensacional templo Bayon, también
conocido como “templo-montaña”, se alza prácticamente intacto en el centro de
la ciudad. Es un edificio compacto y elevado, que se caracteriza por las
múltiples columnas talladas con enormes caras que lo salpican. Hay más de 200
caras en Bayon, representando todas ellas los mismos ojos serenos y la misma
sonrisa visionaria del bodhisattva Avalokitesvara. Las caras observan al
visitante desde todos los puntos y ángulos posibles, transmitiéndole la
tranquilidad de la iluminación y permitiéndole con benevolencia pasear entre
los pasillos de rocas ennegrecidas de su centenaria morada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Solo estropeado por los turistas chinos que intentan
hacerse una foto en perspectiva besando las caras de las columnas exteriores,
el paseo por Bayon resulta muy relajante, tanto como impactante resulta la
perfección en el trazo de las facciones de Avaloikitesvara, iguales y
simétricamente proporcionadas en todos y cada uno de los gigantescos rostros. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6Cmv9_nu8ndnrHSapjpoz4CeDWx_6MGZHRAgOkGsivGHJqWGtUNxKsNUvUQsd4lZ6-nRtScaPMy0dc5ZTnakPjJ_HxwoPIMFK4HF4GE403GyStu1dLicCA6k_DMq-o780bELkFNmhlJ0/s1600/DSC02692.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6Cmv9_nu8ndnrHSapjpoz4CeDWx_6MGZHRAgOkGsivGHJqWGtUNxKsNUvUQsd4lZ6-nRtScaPMy0dc5ZTnakPjJ_HxwoPIMFK4HF4GE403GyStu1dLicCA6k_DMq-o780bELkFNmhlJ0/s400/DSC02692.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Rostros de Bayon</td></tr>
</tbody></table>
</span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirsVDaEGmAfstrbL1POrnVWWTFnKCe6k-iJcfRAVlgLG2bCiQIDAHYNIgUKQ4hETGHfcvN6lp3DAXc61E9QLDSGViKTKjGutpfTDoHeB3kjbX_BvyPyoyx45t_ELC7TB1d2Kv4aQ3Fnpg/s1600/DSC02694.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirsVDaEGmAfstrbL1POrnVWWTFnKCe6k-iJcfRAVlgLG2bCiQIDAHYNIgUKQ4hETGHfcvN6lp3DAXc61E9QLDSGViKTKjGutpfTDoHeB3kjbX_BvyPyoyx45t_ELC7TB1d2Kv4aQ3Fnpg/s400/DSC02694.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bayon con perspectiva </td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras atravesar el templo seguimos hacía arriba por
la calzada que divide Angkor Thom en dos mitades iguales. Pronto nos
encontramos con un gran espacio abierto que funcionaba como plaza central y
lugar de encuentro en los tiempos florecientes de los antiguos khmer, hace más
de 800 años. Allí está la terraza de los elefantes, con unas escaleras
sostenidas por columnas que representan trompas (el detalle llega al punto de
haber raspado la piedra para hacerla rugosa, logradamente similar a la piel de
un elefante al tacto). Desde allí, los sucesivos reyes angkorianos observaron
juegos y deportes que giraban en torno o incluían la participación de estos
animales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwYCazkRNTGXY8nnn0r30oKSrZ6jocKTUaG2V-EtFuFvj_lwHFlNfsbMfVsCBCufVoa5SH1Bqo0cb5zIC3q13uUdZJjWb6qEdfSWhYDmyNUfKg1Sgb36fJov8V-IqhKBDTJXjkvqFcyw8/s1600/DSC02701.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwYCazkRNTGXY8nnn0r30oKSrZ6jocKTUaG2V-EtFuFvj_lwHFlNfsbMfVsCBCufVoa5SH1Bqo0cb5zIC3q13uUdZJjWb6qEdfSWhYDmyNUfKg1Sgb36fJov8V-IqhKBDTJXjkvqFcyw8/s400/DSC02701.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Terraza de los elefantes</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Más allá está la terraza del rey leproso, con una
estatua pequeña pero muy conseguida (y vestida con una túnica de monje real, de
tela, como es muy común en los templos camboyanos) del dios hindú de la muerte,
Yama. Por debajo de la terraza del rey leproso, llamada así por el moho y la
suciedad acumulada por la estatua, que la hacían parecer enferma de lepra, hay
una galería muy interesante de estatuas talladas en la roca en la que Breo hace
unas fotos cojonudas con su cámara cara que él mismo reconoce que tardará en
enviarme, si es que las envía alguna vez.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdWevRZtNYZuti49Ev5APCjkDa5tfcE5yfq3u2lSOpnfgNSdfbA_U1p288Tyoz7Gs1QYhZ5tfgDexcgHpb1Sb9_fcLlZpY_c2mg7ZCObuzXX5nMJ4QNUabF0OU6dcsh8xdYP4bWADWxFw/s1600/DSC02903+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdWevRZtNYZuti49Ev5APCjkDa5tfcE5yfq3u2lSOpnfgNSdfbA_U1p288Tyoz7Gs1QYhZ5tfgDexcgHpb1Sb9_fcLlZpY_c2mg7ZCObuzXX5nMJ4QNUabF0OU6dcsh8xdYP4bWADWxFw/s400/DSC02903+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Grabados bajo la terraza del rey leproso</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El calor está imponiendo su justicia implacable en
las ruinas de Angkor, y Guille necesita un descanso pues lleva encontrándose
mal desde por la mañana. Breo se queda con ella a la sombra de unos árboles
mientras Maikel y yo nos acercamos al templo Baphoun, una intrincada pirámide
de tres alturas que se encuentra entre unos jardines con antiguas piscinas de
agua verde oscura. Es un templo sencillo, y pese a eso me impresiona bastante.
Si se consigue trepar por sus empinadas escaleras (que al bajar atizan con
fuerza al sentido del vértigo que uno pueda tener), desde arriba se disfrutan
unas vistas sobrecogedoras de una gran parte de las selváticas ruinas de Angkor
Thom. Como añadido, en la parte de atrás de Baphoun se aprecia sutilmente, si
alguno de los guías cercanos tiene la amabilidad de indicártelo, un gigantesco
buda reclinado representado ocupando toda la fachada de la pirámide (aquí se
evidencia la confusa mezcla entre budismo e hinduismo que se da en Angkor, pues
el templo Baphoun está dedicado al dios hindú Shiva).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUmvzZErlQ7_PPDFj92TyoEVICAaVshAC1zW_lgF59MORvNxZ1snBpIx1B0TggXsE2_uDhatvnUrwEK_hl4eiTYtCZu7PLp13MtR_dYn6lULWUwvd6oYunONML3CGh7_K4YHsGlk8nlW8/s1600/DSC02724+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUmvzZErlQ7_PPDFj92TyoEVICAaVshAC1zW_lgF59MORvNxZ1snBpIx1B0TggXsE2_uDhatvnUrwEK_hl4eiTYtCZu7PLp13MtR_dYn6lULWUwvd6oYunONML3CGh7_K4YHsGlk8nlW8/s400/DSC02724+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dominios desde Baphoun</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Maikel resulta ser un tipo cojonudo, un viajero nato
que lleva dos años recorriendo el mundo. Me cuenta que trabajó como
criminalista forense y que eso le dio bastante dinero, pero que cuando le
ofrecieron un ascenso y un puesto fijo, decidió que aún no era el momento de
asentarse y quedarse en Holanda. Desde entonces ha hecho cosas tan cojonudas
como bucear con tiburones blancos en Sudáfrica y tan insensatas como nadar con
cocodrilos en Australia (en los tiburones se va con jaula, lógicamente, lo de
los cocodrilos, sin protección, es una auténtica locura), así como recorrer
gran parte del sureste asiático. Al igual que Breo y Guille, que están dando la
vuelta al mundo y han cruzado nada menos que el Outback australiano, uno de los
lugares más salvajes que existen, tiene historias cojonudas que contar y una
conversación amena e interesante. Además, Breo trabajó como tester de juegos
para Rockstar en UK, y jugó antes que nadie a versiones inéditas de juegos como
el mítico GTA Vice City. Mola hablar con un tío cuyo nombre sale en los
créditos de algunos de los videojuegos que marcaron mi adolescencia. No me
puedo quejar de compañeros de viaje esta vez. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando volvemos de Baphoun, Guille se encuentra
mejor y podemos continuar. Pasamos por dos templos más pequeños y tranquilos,
de trazado estándar, sin florituras, pero muy bien conservados y cautivadores
en su sencillez. Cerca, paramos a comprar agua por enésima vez, deshidratados y
abrasados como estamos en uno de los días en los que más habré sudado en toda mi
vida. Una familia muy entrañable nos
vende las botellas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Las ruinas de Angkor están absolutamente llenas de
familias y sobre todo de niños y niñas que venden cosas variadas, desde
collarcitos hasta guías Lonely Planet fotocopiadas más falsas que Judas
Macabeo. Todo tiene precios inflados, pero es harto difícil resistirse al
encanto de estos niños, que en cuando le oyen a uno hablar en español se lanzan
rápidamente a decir que tienen “una”, “dos”, “tres” y así hasta “diez” postales,
contando en un perfecto castellano. Luego te dicen “mi nombre es Isabel, ¿cuál
es tu nombre señor?” y entonces es difícil no sentir ganas de darles todo el
dinero que uno lleva encima. ¿Cómo es posible que hablen tan bien? No tienen
ningún acento. Nunca había visto nada ni siquiera remotamente parecido en Asia,
y no encuentro explicación para ello, pues el lenguaje khmer suena extraterrestre
para mí, sin que pueda identificar siquiera un sonido apenas similar al
castellano.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pese a todo, Breo me cuenta que alguien que conoció
en algún punto de su viaje por Camboya le dijo que todo el dinero que ganan
estos niños con las postales y demás va a las mafias locales, y que los niños y
sus familias se quedan muy poco para ellos, si es que se quedan algo. Por
tanto, intentamos evitar que nos líen y nos vendan cualquier cosa, pese a que
se nos echan encima en la entrada de cada templo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Atravesamos de nuevo las murallas de Angkor Thom,
hacía el Este, cruzando un nuevo río cubierto de nenúfares y otras plantas
acuáticas. A lo lejos, unos niños juegan en el agua. En un momento decidimos
tomar un desvío y adentrarnos en la jungla por un camino lateral, a ver a dónde
lleva. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una de las cosas buenas que tiene Ankgor es su gran
tamaño. Este permite que, pese a la molesta masificación turística de sus
ruinas principales, aún sea posible encontrar caminos ocultos, edificios menos
conservados y de más difícil acceso, fagocitados por la jungla verde, lugares
de paz. A eso aspiramos al adentrarnos por este camino, a recuperar el espíritu
aventurero que ha estado ausente durante el resto del día. En un momento dado,
las bicis no pueden continuar debido a la tierra del camino, así que seguimos
andando. Pero esta vez no hay suerte, no hallamos nada más que una bifurcación
que vuelve hacía el río y las murallas de Angkor Thom y una cantidad alarmante
de arañas sobre y delante de nosotros que me trago yo por ir en cabeza. Nos
volvemos agradeciendo el breve paseo por la jungla de todas formas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después pasamos por un templo llamado Ta Keo, en
forma de pirámide y muy parecido a Baphoun, con unos escalones que vuelven a
poner a prueba nuestra agilidad y unas vistas muy merecedoras de tal esfuerzo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_vUDoZNVyJ2572-cYkP_6fY7HljOE-LzSGOrfGz7b-b3trodxAIHTBIVv7zdvH7FR3SqsQntK_ooPE37HGYnFGFD1n2U8dS9jA6LP-UL7qt5m827FHjHiS-uf34RbMrH7c1fYNknCS2k/s1600/DSC02763+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_vUDoZNVyJ2572-cYkP_6fY7HljOE-LzSGOrfGz7b-b3trodxAIHTBIVv7zdvH7FR3SqsQntK_ooPE37HGYnFGFD1n2U8dS9jA6LP-UL7qt5m827FHjHiS-uf34RbMrH7c1fYNknCS2k/s400/DSC02763+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Vistas Ta Keo</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"> Y finalmente
llegamos a Ta Phrom, uno de los templos más conocidos y más fascinantes de los
que hay en Angkor, construido por Jayavarman VII para honrar a su madre, y
última parada de nuestra ruta. Ta Phrom es conocido como “el templo de la
jungla” por aquellos que no se esfuerzan en recordar su verdadero nombre, y
esto se debe a que ha sido, literalmente, devorado por las raíces de árboles centenarios
que han crecido sobre sus muros y a través de ellos. Algunas de las escenas de
la primera película de Tomb Raider fueron rodadas aquí, aprovechando su magia
natural.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El templo es enorme y muy laberíntico, de una sola
planta, y está semi-derruido. Los conservadores del parque arqueológico
decidieron dejarlo prácticamente tal cual fue encontrado con la intención de
preservar la sensación de estar descubriendo una civilización antigua en mitad
de la jungla profunda y salvaje. Lo consiguieron. Las raíces desparramándose
por el exterior y el interior de los muros centenarios, los sonidos de la
jungla, las galerías derrumbadas, los recovecos con tallas de dioses budistas
arropadas por las raíces gruesas como descomunales anacondas, los árboles gigantes
creciendo libres entre los pináculos que representan el Monte Meru, y la
tranquilidad y el aislamiento que permite su gran tamaño, hacen de Ta Phrom una
experiencia en sí misma, una veta brillante dentro de la joya que ya es Angkor.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Para explorar este lugar, me separo del grupo, y
tengo la inmensa suerte de poder andar casi 20 minutos por una zona menos
accesible del laberinto sin cruzarme con nadie, traspasando galerías
derrumbadas, metiéndome por recovecos diminutos, trepando por macizos bloques
caídos de los pináculos, descubriendo estatuas que parecen a punto de cobrar
vida para defender el lugar de descanso de los ancestros khmer. Por momentos,
casi me parece que las grandes raíces amarillentas de los espectaculares
árboles Banyan también se mueven muy lentamente, tragándose poco a poco Ta
Phrom como si de los tentáculos de un colosal Kraken surgido del mismo centro
de la tierra se trataran. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es difícil describir la sensación de andar por este
lugar único, así que os dejo un vídeo para que, quien quiera, se intente hacer
una idea más cercana.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=GocpfCDHHn4&feature=youtu.be" target="_blank">http://www.youtube.com/watch?v=GocpfCDHHn4&feature=youtu.be</a><br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2o4ypUruKnLkUNnAkQ3EXkk4vRMi3vn7A_-81n_wuM0AQ3e2mKNaGVw5kX8AUJ1wlNQv2mP3A50PGMbzWZ7vV1_C-YQSZvkvytz31EUaOYVkkvDBfzq8UO_4ic1dSseNTNfcQIV4oShA/s1600/DSC02782+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2o4ypUruKnLkUNnAkQ3EXkk4vRMi3vn7A_-81n_wuM0AQ3e2mKNaGVw5kX8AUJ1wlNQv2mP3A50PGMbzWZ7vV1_C-YQSZvkvytz31EUaOYVkkvDBfzq8UO_4ic1dSseNTNfcQIV4oShA/s400/DSC02782+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ta Phrom</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3AEyxX4yJIBi_0ZdS-hMzc0lJV6tQUDaMO6vKOCiEkrsUUMJctCgQL7nG_x3xxRXWBaaFh10W6IeL7xsRuNixqtFQcZtOaq7qq3MPS_pWeuHeFFkjk_FbjD9xU8Ylpr-So-0sFrM6xPg/s1600/DSC02777+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3AEyxX4yJIBi_0ZdS-hMzc0lJV6tQUDaMO6vKOCiEkrsUUMJctCgQL7nG_x3xxRXWBaaFh10W6IeL7xsRuNixqtFQcZtOaq7qq3MPS_pWeuHeFFkjk_FbjD9xU8Ylpr-So-0sFrM6xPg/s400/DSC02777+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Raíces en Ta Phrom</td></tr>
</tbody></table>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiY5XPgrvbcUomOZaWBTe-rIAh70dvTKGqnciqE8JjQMycjaOoN7bGNxjzkRr-bXijWapAWih8XHMl-iuX2omt3PqJkvM_2gBODYQbEqDH1OY5JPONBEkXFdZuVHSwt0RykXfLd-ixxh4k/s1600/DSC02809+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiY5XPgrvbcUomOZaWBTe-rIAh70dvTKGqnciqE8JjQMycjaOoN7bGNxjzkRr-bXijWapAWih8XHMl-iuX2omt3PqJkvM_2gBODYQbEqDH1OY5JPONBEkXFdZuVHSwt0RykXfLd-ixxh4k/s400/DSC02809+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Atardecer en las ruinas</td></tr>
</tbody></table>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOIsn1vVOhzWaaIay-J78yXcrklRU1N4-AaJ6scdXXVZ576yym4oRTnV8otsv9GTrmTNNbhZEKhDf2mbxI4jr2Uqs6A3Vf6-zpiUwMuy8tlp_e_UO7w7i_l-hbuHVsMGKxFHnPaVxwEuA/s1600/DSC02835+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOIsn1vVOhzWaaIay-J78yXcrklRU1N4-AaJ6scdXXVZ576yym4oRTnV8otsv9GTrmTNNbhZEKhDf2mbxI4jr2Uqs6A3Vf6-zpiUwMuy8tlp_e_UO7w7i_l-hbuHVsMGKxFHnPaVxwEuA/s400/DSC02835+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Árbol Banyan comiéndose una sección del templo</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me entretengo mucho, y cuando salgo de Ta Phrom mis
compañeros llevan 20 minutos esperándome. El sol cae veloz hacía el horizonte,
estamos absolutamente vacíos de energías, y aún nos queda un largo paseo hasta
Siem Reap. Es momento de abandonar Ankgor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La vuelta se hace muy dolorosa. En un momento dado (aún hay
controversias acerca de en cuál exactamente), tomamos una desviación
equivocada. Tras más de media hora, nos encontramos en una carretera
interminable llena de tráfico caótico y veloz, y sumergidos en una noche oscura
y calurosa. Tardamos como una hora en llegar a la ciudad, preguntando a
aquellos pocos transeúntes que vemos a píe y descubriendo que hemos dado una
vuelta tremenda en el peor momento, de noche, sin luces en las bicis, ni agua,
ni nada para comer. Cuando llegamos a la ciudad buscamos un restaurante barato
(cerdo con arroz un dólar y medio) y comemos como si no hubiera mañana (no
habíamos probado bocado desde el desayuno-comida en Angkor Wat). Me resulta
difícil recordar un momento de mi vida en el que haya estado más cansado,
sediento y hambriento que tras aquella veloz carrera de una hora que ha
rematado un día absolutamente extenuante. Hemos montado en bici recorriendo la
abrasadora ciudad de Angkor durante 13 horas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Esta vez no hay cerveza, ni charla de buenas noches, desfilo
como un zombie hacía el dormitorio y me deslizo dentro de la mosquitera, sobre
mi ruidoso colchón plastificado, donde desfallezco. No sin antes poner la
alarma a las cuatro y media, hora a la que hemos decidido levantarnos para ir a
los templos a ver la salida del sol.<o:p></o:p></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-64840622415246241392013-05-20T07:40:00.003-07:002013-05-20T10:24:28.199-07:00Sobre la belleza y la barbarie <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Una molestia me despierta por la mañana, muy temprano. Según
mi cuerpo recupera sus capacidades sensoriales, la tímida molestia se
transforma lentamente en un dolor agudo imposible de pasar por alto para seguir
durmiendo. La irritación, o lo que sea que tengo en los costados, ha aumentado
considerablemente, tengo la piel seca y cuarteada y empiezo a estar seriamente
preocupado de haber pillado algo chungo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Para compensarlo, decido darme un lujo y me pido el desayuno
inglés del hostal que incluye huevos fritos y salchichas (esas salchichas
asiáticas deshechas y vacías por dentro).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Después voy a una agencia de viajes junto al río y compro
mis billetes a Siem Reap, segunda ciudad más grande de Camboya, al Norte, y
antesala de Angkor Wat, para el día siguiente. Según el tipo que me vende los
billetes, es imposible ir en barco remontando el Tonle Sap, como había pensado,
pues al encontrarnos en la estación seca el caudal del río es demasiado escaso.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Después de pagar los billetes, como era de esperar, la gente
de la agencia empieza a acosarme para que contrate más actividades con ellos.
Es entonces cuando uno de los momentos más surrealistas del viaje ocurre. Uno
de los dicharacheros empleados me ofrece llevarme a los campos de exterminio de
los Jémeres Rojos, a una hora de Phnom Penh, en su tuk tuk. Le digo que quizá
me interese, e indago por el precio. Es entonces cuando el hombre me ofrece
llevarme después a un campo de tiro que hay en el camino de vuelta. Me ofrece
disparar Kalashnikovs, ametralladoras M60 e incluso un bazooka. Los precios son
algo desorbitados (por el bazooka 200 dólares), y, si se paga aún más, se
ofrece la opción de disparar contra animales vivos, pudiendo elegir entre pollos,
cerdos, o incluso una vaca. Lo más chocante, en cualquier caso, es que al
personaje no se la caiga la cara de vergüenza al ofrecer un tour que incluye
una parada en unos campos de exterminio y después en un campo de tiro…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
(Mi cara después de escuchar al tipo: <a href="https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTo3op5Ul2XA_flzoep_j8movC2iwZLToWoMuVoSbz8xEiSGO8ouA" target="_blank">https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTo3op5Ul2XA_flzoep_j8movC2iwZLToWoMuVoSbz8xEiSGO8ouA</a> )</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sorprendido por el desapego mostrado por este joven
camboyano hacía su reciente historia pasada, salgo de la agencia y me encaminó
al sur, hacia el palacio real. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por el camino, atravieso una calle solitaria y me cruzo con
un motorista que circula tranquilamente, le saludo con la mirada e inclinando
la cabeza como hago con casi toda la gente que me cruzo y entonces él ve su
oportunidad. Se para y me acorrala, tratando de llevarme a los campos de
exterminio a toda costa. Le regateo el precio de 15 dólares a 10, solo por
probar. No pensaba ir, pues creía que ya había tenido suficiente sobre las
Jémeres Rojos después de Tuol Sleng, pero el tío insiste y 10 dólares no está
tan mal. Ya me han vuelto a liar…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Introducirse en lo más profundo del tráfico camboyano
agarrado malamente en la parte trasera de una moto vieja y diminuta es una de las
experiencias más sucias que he tenido en mi vida. Se hace difícil no inhalar de
lleno alguna de las cientos de bocanadas de humo negro que los tubos de escape
te exhalan en la cara por doquier. Al no estar muchas de las calles y
carreteras asfaltadas, el polvo también es una molestia a considerar. Entiendo
ahora por qué tantos de los conductores de estas motillos se cubren con
mascarillas de diversos colores. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Aun así, el paseo resulta agradable. Antes de salir de la
ciudad, pasamos frente al monumento a la Liberación, con esas figuras de cara
cuadrada tan características de inspiración estalinista. Fue erigido tras la
entrada de los vietnamitas en Phnom Penh que acabó con el control de los
Jeméres Rojos sobre Camboya en 1979 (acabó con el control, ojo, que no con el
partido, que siguió luchando en las selvas del norte del país como una
organización revolucionaria hasta la muerte de Pol Pot - de viejo - en 1997).</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqGHYmHPmnjZd1fcZIFJ_AgFVNlYmY9aGmob6v4mGk4sDcadCo6Y5oVykkpJ48vg07ZIxVeKN6nkmqgspAG49Lpx0aVRwab-1s7LEyvGuDBmptqxIUJ3fMXp60vKKjsVMroLIE-4SWtyY/s1600/DSC02371.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqGHYmHPmnjZd1fcZIFJ_AgFVNlYmY9aGmob6v4mGk4sDcadCo6Y5oVykkpJ48vg07ZIxVeKN6nkmqgspAG49Lpx0aVRwab-1s7LEyvGuDBmptqxIUJ3fMXp60vKKjsVMroLIE-4SWtyY/s400/DSC02371.JPG" width="300" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Monumento a la Liberación</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Después salimos al campo, a la masiva Camboya rural que
abarca absolutamente todo el país a excepción de las dos o tres ciudades
grandes. Es un paisaje muy plano y muy vasto, puede verse a kilómetros de
distancia porque el día es muy claro, y el impacto que causa al aparecer por
primera vez tras los últimos edificios de Phnom Penh es cautivador.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El motorista, cuyo nombre por desgracia no recuerdo (los
nombres camboyanos son asonantes y muy difíciles de guardar en la memoria),
intenta hablarme bastantes veces durante el camino, si bien tiene un nivel de
inglés que no supera las barreras sónicas de su casco y de los coches de
alrededor. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Aparecemos en los campos de exterminio de Choeung Ek tras
poco menos de una hora. Me han dicho que la audio-guía proporcionada con el
precio de la entrada (5 dólares) es de muy buena calidad e incluye una gran cantidad
de información, así que me propongo intentar formarme una opinión más documentada
sobre los terribles sucesos del periodo 74-79 y llegar quizá a dilucidar la
respuesta a una sencilla y al mismo tiempo muy compleja pregunta que me ronda
la mente: ¿Por qué?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No quiero hablar mucho más sobre los Jémeres Rojos, pues ya
me extendí demasiado con el tema en<a href="http://www.talesfromthesoutheast.blogspot.com/2013/05/introduccion-al-caos-estimulante-de.html" target="_blank"> mi anterior entrada</a>. Baste decir que Choeung Ek es un lugar muy triste, donde lo que
más me impresionó, a parte evidentemente de las fosas comunes excavadas por
todas partes (en las que aún pueden verse huesos humanos sobresaliendo de la
tierra), fue las armas usadas para las ejecuciones. Azadas, hachas, cuchillos
sin filo, guadañas y otras herramientas propias de la agricultura se
transformaron allí en portadores de muerte. La deficiencia de estas armas
provocaba que muchas de las víctimas que caían a las fosas estuvieran aún vivas
después de los golpes o cortes. Esto se solucionaba rociando los cuerpos con
productos químicos corrosivos que además acaban con el olor a podredumbre. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El llamado árbol del exterminio también se apoderará, por
desgracia, de un hueco en mi memoria: un lugar consagrado a la infamia humana
donde los hijos bebés de los ejecutados eran cogidos por los pies y golpeados
hasta la muerte contra la rígida corteza del árbol. Recordemos que una de las
máximas de la política de exterminio de Pol Pot indicaba específicamente la
necesidad de eliminar a los niños para que estos no pudieran vengarse cuando
fueran mayores.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El santuario central, con más de 5.000 calaveras humanas dispuestas
en varios niveles de una stupa, tampoco se queda atrás a la hora de encoger el
estómago del visitante. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En efecto, la audio-guía es de una calidad remarcable,
incluyendo testimonios tanto de víctimas como de verdugos, pistas de audio con
sonidos de la época (una concreta bastante impactante con las canciones
revolucionarias que los verdugos ponían a todo volumen durante la noche,
mientras las ejecuciones eran llevadas a cabo, para cubrir los horribles gritos
de los asesinados) e historias individuales muy bien narradas en una multitud
de idiomas, incluido el español. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La tranquilidad y el silencio que se respiran hoy contrastan
con la historia de barbarie que el lugar acarrea irremediablemente a sus
espaldas. Esta trata de escapar de su olvido adoptando la forma de girones de
ropa y huesos humanos que surgen horriblemente de la tierra y las raíces a cada
paso, produciendo gran desasosiego en el caminante tranquilo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En Choeung Ek
llegaron a ejecutarse a trescientas personas diarias. Hasta el momento, 8.895
cuerpos han sido descubiertos y recuperados de las garras de la tierra sin
nombre de las fosas comunes, pero, como se ve a primera vista, muchos más yacen
aún, deshaciéndose olvidados en este lugar, que fue el mismísimo infierno en la
tierra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
http://www.youtube.com/watch?v=lrSHZNuBWW4&feature=youtu.be<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Para ver fotos de los campos de exterminio, remito al lector
de nuevo a mi álbum sobre el genocidio, donde puede verse retratado el horror: <a href="https://www.facebook.com/media/set/?set=a.455858281157029.1073741828.100001985835728&type=3">https://www.facebook.com/media/set/?set=a.455858281157029.1073741828.100001985835728&type=3</a><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El por qué Pol Pot pensó que debía matar a un 25% de sus
compatriotas para mantenerse en el poder (las masacres se produjeron una vez
que ya estaba en el gobierno, así que no fueron un medio para llegar a él) es
algo que quizá algún psicólogo que estudie su mente enferma pueda decirnos.
Pero él es solo una persona, un caso aislado y anómalo, un error estadístico,
sin embargo, ¿Cómo es posible que los camboyanos, los ejecutores, las cientos
de personas que ayudaron a asesinar a miles de compatriotas, hicieran todo
aquello? Esta gente amable, bondadosa, hace 40 años mató a sus propios compatriotas,
a vecinos y a amigos, y a los hijos de sus compatriotas, vecinos y amigos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es una cuestión muy difícil de abordar, y por supuesto, no
me atrevo a sonsacar directamente sobre el tema a ningún camboyano. Lo hago si
acaso de forma tímida, y obteniendo muy poca respuesta, pues ellos también
evitan hablar sobre esto. La única explicación posible, como siempre ocurre, es
un compendio de explicaciones. Una serie de razones y factores entre los que
probablemente destaca la extrema pobreza de la población, la desesperación
(tras los bombardeos americanos de la guerra de Vietnam, Camboya era un país
deshecho), la incultura de la gente, su desconocimiento, su escasa consciencia,
y por supuesto un líder carismático. Porque suponemos que el demonio Saloth
Sar, Pol Pot, en algún momento de su vida tuvo un gran carisma (es curioso
encontrarse siempre con que estos monstruos de la historia en su día fueron
capaces de inspirar, emocionar y levantar a una gran cantidad de gente a su
favor). Un líder carismático que es capaz de aprovecharse de todas las miserias
de esta gente (no tiene por qué ser siempre la pobreza y la incultura el factor
principal, véase como Hitler uso la humillación nacional y el miedo al
comunismo para propósitos similares), que es capaz de ver en los jirones que
quedan de su país la oportunidad de ser alguien poderoso, y por supuesto, que
es capaz de crear un enemigo. Mediante
discurso puro y duro, mediante retórica, crear un enemigo; puede ser una clase
social, una etnia, una religión (en el caso de Camboya era la clase media, los
habitantes de las ciudades, los ricos e intelectuales). Se trata de darle
forma, de aislarlo en el discurso, de darle peso, y después, de juntar ambos
elementos: ligar este enemigo ficticio con todas las miserias que padece el
pueblo, culparle de todas las penurias, y por supuesto, dejar bien clara una
cosa: su exterminación es la única forma de poder acabar con todo lo que os
aflige, eliminarlo es la única manera que tienes de salvar a tu familia, de dar
de comer a tus hijos, por no mencionar que si te niegas a eliminarle, tú
pasarás a ser parte del enemigo (el miedo es evidentemente, un factor a tener
muy en cuenta también). Así tuvo que ser como ocurrió, así fue como Pol Pot
convenció a cientos de campesinos que jamás habían salido de sus pueblos para
que entraran en las ciudades, pusieran sacos en las cabezas de familias enteras
y los metieran en camiones con destino a las fosas comunes, así es como
consiguió que los verdugos de Choeung Ek asesinaran fríamente a una persona
tras otra, día tras día.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En cuanto a la crueldad de las muertes, al porqué del uso de
hachas azadas y cuchillos en vez de armas de fuego, es una mera eventualidad
que se debe a una razón sencilla: El régimen de los Jémeres Rojos también era
miserable, al igual que su pueblo, eran más pobres que las ratas, de manera que
en este caso, efectivamente, una bala era demasiado cara para desperdiciarla
con los ejecutados. En la pobreza el hombre mata con lo que tiene a mano, y no
es más cruel que por hacerlo con una pistola o un fúsil, pese a que pueda
impresionar más ¿o es que no había genocidios antes de que se inventaran las
armas de fuego? <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El pobre motorista que me ha traído a Choeung Ek ha tenido
que esperarme durante casi dos horas, pues me he tomado mi tiempo escuchando
todo el material incluido en la guía auditiva mientras me paseaba sin rumbo
entre las fosas, y reflexionaba sobre todo esto. Por supuesto, aunque no puede
disimular su impaciencia por volver a la ciudad, no se queja ni lo más mínimo y
me sonríe todo el rato. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me lleva de vuelta a gran velocidad serpenteando entre el
humeante tráfico y me deja en la entrada del palacio real. Tras una amable
despedida, desaparece con su ruidosa moto y yo me giro hacía los muros
amarillos del palacio. Es hora de dejar atrás el lado más oscuro de la historia
camboyana para deleitarse con las joyas que, la que también fue una nación próspera
y esplendorosa durante siglos, tiene para ofrecer.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El palacio real es un gran recinto ajardinado con multitud
de edificios espectaculares en él. La arquitectura khmer contemporánea florece
en su máximo esplendor, dando forma a varias de esas inmensas pagodas con
tejados acabados en múltiples filos que me recuerdan tanto a las construcciones
de los eldars oscuros de Warhammer 40.000. Es especialmente destacable la
pagoda de la Plata, dentro de la cual todo lo que hay está moldeado a partir de
metales preciosos (está totalmente rodeada de guardias muy mal encarados y no
se puede hacer fotos), los diferentes museos con información interesante sobre
el antiguo imperio khmer, la sala del trono donde aún se sienta el rey de
Camboya durante las recepciones oficiales, y un estanque con una reproducción a
escala de Angkor Wat y lleno de descomunales peces gato, algunos de más de un
metro de largos (quizá no sean peces gato, no estoy seguro de qué son esos
monstruos, pero por si acaso no meto la mano en el agua).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
También hay un pabellón colonial francés llamado Napoleon
con una arquitectura interesante que destaca entre los edificios khmer (las
farolas y las altas verjas que hay por todo el recinto también lucen la
impronta del barroco francés en sus vistosos diseños), y algunas estatuas de
Buda muy integradas entre la naturaleza exuberante y exótica de los jardines.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Durante mi estancia en el palacio, pido a varios turistas
que andan por allí que me tiren unas fotos con los edificios, pero todos sacan
fotos lamentables, borrosas o descentradas, y cortando los tejados amarillos de
las pagodas, que es precisamente lo bonito. Me pregunto si soy la única persona
en el mundo que se esfuerza por sacar una buena foto cuando algún turista
random le pide que se la haga.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis3qhvh4yv5MZAYRfe2-MeEngrZ58RMOu_NBoDK4voCNge6N1Ud2DGACjpFbjZuhH5_Nu4WtqlgYtpjleQP6WzvKpCbVPBF96gvSPT_4ty19d7Wc6MHN0cn3h1I5ryX_brP2RksNHvphs/s1600/DSC02434.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEis3qhvh4yv5MZAYRfe2-MeEngrZ58RMOu_NBoDK4voCNge6N1Ud2DGACjpFbjZuhH5_Nu4WtqlgYtpjleQP6WzvKpCbVPBF96gvSPT_4ty19d7Wc6MHN0cn3h1I5ryX_brP2RksNHvphs/s400/DSC02434.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Palacio Real</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgofnKxSCPCaoc_MtK5kGHc9Dk9F_w1yjdUtKO1lzQ_5Jxgc9SR9_05s_RWx2eqD8miOqSYhjqm91aMWTom8y1VxAmWONm8E_LpDBxVWfofHHiJEyCQ5b-QrVaBe5stmpmXD9NBovK-E2U/s1600/DSC02462.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgofnKxSCPCaoc_MtK5kGHc9Dk9F_w1yjdUtKO1lzQ_5Jxgc9SR9_05s_RWx2eqD8miOqSYhjqm91aMWTom8y1VxAmWONm8E_LpDBxVWfofHHiJEyCQ5b-QrVaBe5stmpmXD9NBovK-E2U/s400/DSC02462.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Buda entre naturaleza extraña</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHQDpKVwox-KKbn77Rywr62F3_wd-3zXluibzVUSkqdHMbFXKsQgGkryTZfMIoVLvKBugHXuWlnNwx_GIz8-YLzh4SpuwXPxBsWgYD_1hh8ZR3WHuuCmkbzUQHrPFF92KZhRSz9SsQd8Q/s1600/DSC02494.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHQDpKVwox-KKbn77Rywr62F3_wd-3zXluibzVUSkqdHMbFXKsQgGkryTZfMIoVLvKBugHXuWlnNwx_GIz8-YLzh4SpuwXPxBsWgYD_1hh8ZR3WHuuCmkbzUQHrPFF92KZhRSz9SsQd8Q/s400/DSC02494.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Palacete</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSY05byAO-mTbrMpl0ckQd0ooupDjXndYwh42y7i6FouXDF-PPxU0gD4sHlYR5jLSlDjYrNWPBF5QzlsNDO9MAjHosBkN6D8G27efnkpMGTsvi2i1OyD5BM7cSn9q8bFt9rX486f2Rvec/s1600/DSC02479.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSY05byAO-mTbrMpl0ckQd0ooupDjXndYwh42y7i6FouXDF-PPxU0gD4sHlYR5jLSlDjYrNWPBF5QzlsNDO9MAjHosBkN6D8G27efnkpMGTsvi2i1OyD5BM7cSn9q8bFt9rX486f2Rvec/s400/DSC02479.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La pagoda de la plata</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<o:p><br /><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI8XkdFVk9yGSuzZU-WyLn6aZ2aW3lalCIHyOmp-YfI3p97aqM6l03iAZeb4QnON0nR08tpCXSOClKZ_4YAzVi1l-V4Kwwpyqxb39Q7AyiANhB3Mfln9PsPoO3j5QPuDDRaSM_uiUDJV0/s1600/DSC02441.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI8XkdFVk9yGSuzZU-WyLn6aZ2aW3lalCIHyOmp-YfI3p97aqM6l03iAZeb4QnON0nR08tpCXSOClKZ_4YAzVi1l-V4Kwwpyqxb39Q7AyiANhB3Mfln9PsPoO3j5QPuDDRaSM_uiUDJV0/s400/DSC02441.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Palacio Real, más cerca</td></tr>
</tbody></table>
</o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Cuando salgo, me acerco a la gran extensión de agua que se
forma en el cruce del Mekong y el Tonle Sap y me relajo un rato observando el
pasar tranquilo de los barcos cochambrosos. Me imagino que son barcos piratas
modernos, sin bandera ni nada que los identifique como tales, tan solo con contrabandistas
asiáticos tatuados fumando opio en la cubierta. Es muy posible que algunos lo
sean.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Después sigo hacía el Sur de la ciudad. Planeo dar una
vuelta y llegar al mercado central, donde quiero comer insectos, pues unos
camboyanos me han dicho que allí venden los mejores y más variados de la
ciudad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Mi soltura entre el tráfico de Phnom Penh va aumentando por
momentos. El contorsionismo urbano necesario para cruzar cada una de las
polvorientas calles puede resultar algo incómodo, aunque yo me lo tomo como
algo divertido y natural. Después de todo, siempre me ha gustado cruzar a la
madrileña, es decir, cuándo y por dónde me da la gana.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En el camino atravieso un parque muy agradable y me cruzo
con una pareja que descansa con su hijo en un banco. No recuerdo si lo he
mencionado ya pero los camboyanos, tanto ellas como ellos, gozan de una belleza
increíble, superior a cualquiera que haya visto en ningún otro país, ni
siquiera en Nepal. Son tan guapos, que en este caso, siento la necesidad de
pararme y retratarles con mi cámara; por supuesto, con su permiso previo, que
me dan con una gran sonrisa pese a que debo enseñarles la cámara para que
entiendan lo que les digo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyvHmm8PdH570duaEbhAibgs2ABLL9f97oiXaQugDhbTTzSzDioWkj2772KAmD5xvwVjn3C6qNTROgwxoWIa8PLpf7fY27NeOblC6GRjMvhpN0A7FvItYvzOzcvLNcE-xlA_ZY6-hQA6c/s1600/DSC02522.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyvHmm8PdH570duaEbhAibgs2ABLL9f97oiXaQugDhbTTzSzDioWkj2772KAmD5xvwVjn3C6qNTROgwxoWIa8PLpf7fY27NeOblC6GRjMvhpN0A7FvItYvzOzcvLNcE-xlA_ZY6-hQA6c/s400/DSC02522.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Familia Camboyana</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Nunca llego a tomar las guarrerías con las que pensaba
regalarme en el mercado central (he escuchado que también venden tripas de
cerdo en forma de snack), pues cuando llego después de una larguísima caminata el
gran edificio de cúpula colonial art decó está totalmente cerrado, pese a que
tan solo son las cinco y media.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Acabo yendo al mercado cercano al hostel King, y tras
comprar unos dukus (fruta típica del sureste asiático parecida a una mandarina
pero más pequeña y con gajos blanquecinos y muy ácidos) y una barra de pan me
subo a la azotea a darme el festín. El pan en Camboya es sorprendentemente
bueno y parecido al que se hornea en el mundo occidental. Fue introducido por
los franceses, sibaritas del pan, y es algo que se aprecia al venir de Malasia,
un país donde es imposible encontrarlo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Observo la luna roja sobre el río Mekong y pienso que este
sería uno de esos momentos perfectos del viaje si no fuera por la abrasión que
aún siento en los laterales de mi cuerpo. Maldigo al hostal King y me bajo a
dar una vuelta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Esta noche me sorprende la llamada de Breo, el chico español
que conocí en mi primer día en Phnom Penh. Me llama desde el Skype que ha
pedido que le dejen usar en un restaurante en el que están cenando, pues Breo y
Guille viajan sin móvil. Me dice que me acerque y eso hago. Me tomo unas pintas
a 75 céntimos de dólar con ellos para acompañar una conversación muy agradable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A la vuelta al hostal, me encuentro exhausto y sediento. La
recepción está cerrada, pero yo sé que hay una nevera con botellas frescas de
preciada agua que veo como la única opción de aliviar mi sed y pegar ojo esta
noche. Procurando que no me vea el vigilante de la entrada, que dormita en su
tuk tuk, me deslizo silenciosamente en la oscura habitación. Dentro, el dueño y
dos amigos están sentados y presumiblemente dormidos frente a un televisor
encendido que parpadea mostrando la infame programación camboyana (compuesta
básicamente de culebrones khmer con personajes de gesto forzado y voces muy
agudas). Avanzo muy despacio hacía la nevera, tratando de nos despertarles. La
escena me recuerda a cualquier secuencia de infiltración en un campamento del
Vietcong durante la guerra de Vietnam vistas en tantas películas y videojuegos.
Me imagino que en vez del mando de la tele, lo que el dueño del hotel tiene en
la mano es un Kalashnikov cargado. Todo va bien, el agua se haya en mis manos.
Pero algo falla. Al cerrarse, la puerta de la nevera hace un ruido, muy suave,
pero suficiente para que el dueño y sus amigos se vuelvan alarmados hacía mí
con un movimiento rápido. Intento explicarles como puedo que pensaba pagar el
agua mañana, que no sabía que no se podía entrar en la recepción por la noche,
etc, pero están muy cabreados y me echan de malas formas, por suerte, sin usar
ningún tipo de arma.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y así termina mi periplo en Phnom Penh, con otra noche
infame en mi habitación del hostal King´s. A la mañana siguiente me levanto muy
pronto para viajar al norte, a Siem Reap y los reinos olvidados de Angkor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El viaje lo realizo en una furgonetilla, sentado entre el
conductor y un chino viejo que huele a cigarro puro. Resulta incómodo y muy
largo, de unas siete horas. En el asiento de atrás hay un camboyano cuya
verborrea incomprensible no cesa durante gran parte del viaje. Ese idioma khmer,
agudísimo, que hace sonar a los hombres como mujeres y a las mujeres como
niñas. No sé qué historia interminable estará contando, pero no admite réplica
y parece estar hablando solo. El chino que se sienta junto a mí también parece
molesto por momentos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pese a que voy cabeceando todo el viaje (el dolor de cuello
me durará un día entero), trato de observar el paisaje en la medida de lo
posible. Definitivamente, Camboya es uno de los países más planos, si no el que
más, en el que he estado: no veo ni una sola colina grande o montaña en todo el
trayecto. Quizá influya el hecho de que se trate del país más bombardeado de la
historia, con más de dos millones y medio de toneladas de bombas americanas
caídas en su territorio entre 1965 y 1973, muchas de las cuales no explotaron
entonces y aún siguen mutilando a los campesinos que excavan la tierra para
cultivar sus arrozales. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJd6UhBHqgMTC_Dlyve-P6uSMQnOqg5HTO4jPcQszhJQNKjPe10XlYtgPjIkeQxkiHWm_cRvof49EsvDqUIVn4u2tu6Z2onhpcYgqMFqrhNiIRmbyI4kAR32cJct_3nqbwZjITBEDtBCA/s1600/DSC02542+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJd6UhBHqgMTC_Dlyve-P6uSMQnOqg5HTO4jPcQszhJQNKjPe10XlYtgPjIkeQxkiHWm_cRvof49EsvDqUIVn4u2tu6Z2onhpcYgqMFqrhNiIRmbyI4kAR32cJct_3nqbwZjITBEDtBCA/s400/DSC02542+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fotón hecho desde el coche</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMI1-nCcgw9vC8X0cxFTR9y0mUuSLX1jd9fsZxfMKpWtZkXFU3hbYCJqBREntyFyUTMo1h1lgwf3vdmInjLFYPJZOUwjGlEnYfrLVZ5RyoWrHnUGIbKzepBR1ERsS8nYFbygbcKECy9Rg/s1600/DSC02544.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMI1-nCcgw9vC8X0cxFTR9y0mUuSLX1jd9fsZxfMKpWtZkXFU3hbYCJqBREntyFyUTMo1h1lgwf3vdmInjLFYPJZOUwjGlEnYfrLVZ5RyoWrHnUGIbKzepBR1ERsS8nYFbygbcKECy9Rg/s400/DSC02544.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Niña en la provincia de Kompong Thom</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Nos cruzamos con muchos camiones con colores y motivos
pintados muy llamativos, todo un clásico de las carreteras de Asia, uno de
ellos ha volcado en mitad de la carretera con toda su carga y hay que
esquivarlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A las cinco de la tarde, después de haber parado en el
pueblo paupérrimo de Kompong Thom, llegamos a Siemp Reap y por fin puedo
desentumecer mi cuerpo. Debo buscar un hostal para tratar de descansar lo que
queda del día. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La emoción me embarga mientras busco un tuk tuk, estoy a
unos pocos kilómetros de uno de los lugares más espectaculares de la tierra,
una de las mayores maravillas construidas por el hombre: la grandiosa capital
del imperio Khmer, Angkor.<o:p></o:p></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-6338926429704710852013-05-15T07:22:00.000-07:002013-11-17T07:48:39.873-08:00Phnom Penh y las dos caras de la moneda camboyana<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="MsoNormal">
A la mañana siguiente me levanto casi derretido en aquel
hostal infernal. No hay ventanas, y uno de los ventiladores ha muerto durante
la noche. Es imposible dormir con esas sábanas amarillentas pegadas al cuerpo,
y la madera del somier ha sido partida por algún inquilino anterior demasiado
fogoso. Además, me he despertado con un quemazón muy intenso en la piel de
ambos costados, tengo la piel roja y me duele de forma intensa. Si excluimos
los terribles traumas y la locura del personaje, la situación me recuerda
vagamente a la secuencia inicial de Apocalypse Now en la que el capitán Willard
se pudre atrapado en una habitación similar. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Phnom Penh no tiene muchos sitios que ver. Es una ciudad muy
devastada en la que la suciedad, el descuido y la gente sin rumbo campan por
doquier. Puro caos. Me encanta. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Caminar por sus calles produce un efecto extraño, pues se
atraviesan y recorren numerosos y amplios bulevares, construidos por los
franceses durante los años en los que Camboya pertenecía a la Indochina francesa
(junto con Laos y parte de Vietnam). Son avenidas grandes y suntuosas,
circundadas por edificios de gran porte,
bajos y señoriales, mansiones y dependencias administrativas en su mayoría. Por
momentos aún pueden verse, como una sombra vaga que pasa por el rabillo del
ojo, algunos de los motivos por los que la capital de Camboya era conocida como
la perla de Asia, o como la París de Asia. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Al mismo tiempo, como le pasa a muchas otras ciudades con
importante impronta colonial en su trazado y su arquitectura, abandonadas a su
suerte después de ser utilizadas como centro de expolio de una nación y como
vivienda de expoliadores, Phnom Penh ha tenido problemas infinitamente más
serios que el deterioro de su legado colonial. Las mansiones y los imponentes
edificios institucionales han sido progresivamente abandonados, nadie ha
financiado su restauración, y los que pueden considerarse afortunados, cuentan
aún con un tejado que se sostiene sobre cuatro pilares y un guardia que se
desentiende a la mínima en su puerta principal. Las calles están sucias, el
césped y los árboles de los bulevares crece sin control, las raíces levantan la
acera y generan agujeros y promontorios que los indigentes usan como viviendas.
La sensación que esto crea es la de caminar por un paseo de Serrano o de la Castellana, por poner ejemplos conocidos por todos, en un tiempo
futuro y distópico. Un pequeño palacete con jardines y fuentes secas (este aún
habitado), con un hombre en calzoncillos y un perro sucio y abandonado durmiendo
en el suelo junto a su entrada principal, aparece para corroborar mis
reflexiones sobre el descuido necesario que padecen muchos legados coloniales
de gran valor estético y turístico mientras camino hacia el norte de la ciudad,
en dirección al templo de Wat Phnom.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El calor es inhumano pues, debido a los excesos nocturnos,
he perdido las horas frías (templadas) de la mañana. Buscando sombra y algo de
agua, me introduzco en una especie de patio cubierto en el que hay un grupo
grande de gente envuelto en alguna clase de actividad. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
Están viendo un espectáculo bastante típico en el sureste
asiático, muy común en Malasia también. El vóley futbol (no sé su nombre real,
me lo invento). Se trata de un deporte muy entretenido realizado por chavales
jóvenes que se pasan la pelota por encima de una red de vóley ball usando solo
las partes del cuerpo permitidas en el futbol, cabeza, pecho y piernas. La
verdad es que resulta realmente espectacular el control que tienen sobre el
balón. Me quedo mirando un rato largo y observo algunas jugadas que cuesta
creer, teniendo en cuenta que estos países no destacan por su buen fútbol
(real) a nivel internacional ni por asomo, pese a tener a estos chavales tan
cracks en muchas de sus calles. Me imagino que hace demasiado calor para jugar
un partido con porterías y correr la banda, además, el fumar como carreteros
tabaco de malísima calidad es una actividad extendida entre los jóvenes
asiáticos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Después del refresco, llego al templo, situado en lo alto de
una colina con un parque animado y muy verde. En Khmer, idioma hablado en
camboya desde la época de Angkor, Wat Phnom significa templo ciudad, muy
gráfico el nombre. Las escaleras de acceso me resultan muy llamativas porque me
encuentro por primera vez con las nagas, que veré en todos y cada uno de los
templos que visite durante mi estancia en Camboya (Y de verdad, son muchos,
muchos. Pero tranquilidad, no los pienso contar todos). Las nagas son unas
serpientes de siete cabezas provenientes de la mitología hindú que, según
cuenta la leyenda, dieron origen al pueblo Khmer. Sus estatuas se colocan sobre
cualquier superficie alargada que aparezca en un templo o palacio construido
durante, o inspirado en el antiguo imperio Khmer (del cual hablaré más
adelante, cuando lleguemos a Angkor Wat).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZk25js-Rp69J45LhxePdkEtqWQiMIxdS-vo1Z-Zpl8K3MN2vpmhVkhVhriMKoReMRbvlq-saHlOaugPBHPifm9h_ZDv26viuLefc25C0W1nRQ_6bcuhio0Cy0UrSc4DoFtaVCRCmMCi0/s1600/DSC02127.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZk25js-Rp69J45LhxePdkEtqWQiMIxdS-vo1Z-Zpl8K3MN2vpmhVkhVhriMKoReMRbvlq-saHlOaugPBHPifm9h_ZDv26viuLefc25C0W1nRQ_6bcuhio0Cy0UrSc4DoFtaVCRCmMCi0/s400/DSC02127.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Nagas</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El interior del templo es bonito. Es budista, como todos los
templos camboyanos posteriores al año mil, fecha aproximada en la que el
imperio Khmer comenzó a abandonar paulatinamente el hinduismo. El techo y las
paredes están completamente pintados con imágenes de la vida del Buda. Salvando
las inmensas diferencias, me recuerda a la Capilla Sixtina de Roma. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXM-kgT8FhuWPtt8KYxRbq7Z0TkR5U__P-NgsB3JvXEmdHRyEmxm8j5H9u2gS_rGJ2DS2As2yBV_FJVFyaCd4q8y8BArMLqT0qmF1L93RD-wadfGnSxdR8Wkkov5oyLWxFmPOWTf0O7E0/s1600/DSC02135.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXM-kgT8FhuWPtt8KYxRbq7Z0TkR5U__P-NgsB3JvXEmdHRyEmxm8j5H9u2gS_rGJ2DS2As2yBV_FJVFyaCd4q8y8BArMLqT0qmF1L93RD-wadfGnSxdR8Wkkov5oyLWxFmPOWTf0O7E0/s400/DSC02135.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Interior de Wat Phnom</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cuando acabo de pasearme por debajo de los paneles pintados
y por las zonas verdes del parque, vuelvo al asfalto ardiente de Phnom Penh. Esta
vez me dirijo hacía el sur, a lo largo del gran paseo del Tonle Sap. Mi destino
es el museo nacional, pero el precio de cinco dólares me echa para atrás en la
entrada. Allí hay una persona afectada por la explosión de una mina
antipersonal, sin una pierna, pidiendo dinero, esto es muy común en Camboya. En
lugar de entrar como las personas normales, me desvío y rodeo el imponente
edificio de estilo Khmer, similar a las pagodas descritas anteriormente. Por la
parte de atrás, es posible encaramarse en los alfeizares de las ventanas
abiertas y ver muchas de las salas del museo de forma ilícita. Así, observo
muchas estatuas y piezas traídas de Angkor, la antigua capital del imperio
Khmer (o Angkoriano). Como voy a ir allí en un par de días, no me preocupa haber
dejado pasar este museo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHY_2nsLSIy4tTVnSQv08c5tCFqz60_FMxP1GLDeCYIBQTLGwsRBmB8WHjBSpS1KV4SD6rNZuGaKuRuQUW2UFwBZubIoNFdhZQyo91f5dkHZGZiurmX8Xd4LkszPFThZPJO7rA9DNix9k/s1600/DSC02191.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHY_2nsLSIy4tTVnSQv08c5tCFqz60_FMxP1GLDeCYIBQTLGwsRBmB8WHjBSpS1KV4SD6rNZuGaKuRuQUW2UFwBZubIoNFdhZQyo91f5dkHZGZiurmX8Xd4LkszPFThZPJO7rA9DNix9k/s400/DSC02191.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Museo Nacional de arquitectura Khmer</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La siguiente parada es el palacio real, pero está cerrado y
rodeado de guardias, al parecer el rey está asistiendo a una recepción de
alguien importante. Es entonces, en ese momento de debilidad en el que tus
planes se ven ligeramente trastocados, cuando te encuentras mirando el mapa
algo desorientado en busca de un próximo destino para seguir visitando la
ciudad, es entonces cuando el tuk tuk ataca. Se abalanza sobre su presa con
saña, pero también con ingenio, sin parecer desesperado, y ofreciendo un
recorrido por 10 dólares que, a todas luces, es una auténtica ganga además de
único y original, no ofrecido por ningún otro tuk tuk de la ciudad. El hombre
me cae bien, así que le digo que si hace una parada extra en un templo que está
de camino al museo del genocidio camboyano (situado algo lejos, en la antigua
prisión de Toul Sleng) y en el monumento nacional, le doy cinco dólares. Era un
camino perfectamente factible a pie, ya me ha liado, pienso mientras me subo en
el remolque del tuk tuk. Te ofrecen un precio desorbitado primero para que
luego, cuando les regateas hasta un precio normal y ellos aceptan, te quedes
contento pensando que es una ganga. Que listos son…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El templo no vale gran cosa, salvo por una terraza elevada
sobre el río, en la que hay una silla solitaria para sentarse a contemplar. El
monumento nacional por la independencia de Camboya (lograda de los franceses en
el año 53) es una reproducción de una torre o pináculo angkoriano con multitud
de nagas que rematan cada una de sus esquinas, tiene poco más que una foto. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYbaDV0bRhmGgYpxKUSAYmLxMa_OYMBjDkWXmP3XEmENDNKBTaUti_ALxeUWMWca0aNYW4DQ8e_E4_jQtq15V8p9G1WJQUTS68ivI9Sgnptg78PfLGGX_E8oElhS1IN2cLc-BPf7Jh6Lc/s1600/DSC02234.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYbaDV0bRhmGgYpxKUSAYmLxMa_OYMBjDkWXmP3XEmENDNKBTaUti_ALxeUWMWca0aNYW4DQ8e_E4_jQtq15V8p9G1WJQUTS68ivI9Sgnptg78PfLGGX_E8oElhS1IN2cLc-BPf7Jh6Lc/s400/DSC02234.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Monumento nacional a la Independencia</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La antigua prisión de Tuol Sleng, ahora transformada en el
museo del genocidio camboyano, es otra cosa bien distinta. Aquí hay mucho más
que lo que se puede retratar con simples fotos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El edificio, anteriormente una escuela primaria, ha
conseguido desprenderse en cierta medida de su aura siniestra gracias al
jolgorio de los jóvenes camboyanos, que parlotean en la puerta tratando de
vender agua y fruta o conseguir tuk tuks a los turistas que entran y salen del
museo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La entrada son dos dólares, está vez habría estado dispuesto
a pagar algo más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhegwx8jt0zzq3E7uwTmbo0awPQNVOS8ifD1HMkh9AvqpyXD9sNqvtUxy0srq6rkb2hXUYVUjt48QzvgmR8F7HH23m-kLA5XQQ1v4THb-QIXtQJ_dLXpnkZFeqYXr15d9ov3WRD4x1PWv8/s1600/DSC02236.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhegwx8jt0zzq3E7uwTmbo0awPQNVOS8ifD1HMkh9AvqpyXD9sNqvtUxy0srq6rkb2hXUYVUjt48QzvgmR8F7HH23m-kLA5XQQ1v4THb-QIXtQJ_dLXpnkZFeqYXr15d9ov3WRD4x1PWv8/s400/DSC02236.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tuol Sleng</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El genocidio camboyano es uno de esos episodios terribles de
la historia conocidos como `genocidios olvidados´. Es sorprendente la cantidad
de gente, no solo en Europa sino también aquí en Asia, que jamás ha oído hablar
de lo que pasó en Camboya entre el año 1975 y el 1979.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No quiero extenderme mucho con el tema, pues este no es un
blog de historia, pero creo que explicar unas breves nociones sobre el régimen
asesino de los Jémeres Rojos es necesario para entender mis impresiones sobre
la visita a la prisión.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Saloth Sar, más conocido como Pol Pot, el nombre falso que
adoptó al tomar el poder, (Una treta muy usada también por sus lugartenientes
para evitar que sus auténticas identidades salieran a la luz. Como
consecuencia, nadie sabía quiénes eran realmente los que estaban masacrando al
país), oyó hablar por primera vez del comunismo cuando estudiaba en Francia.
Enseguida adoptó las doctrinas y cuando la coyuntura se lo permitió (en parte
gracias al caos y la destrucción creados en Camboya tras los MASIVOS bombardeos
por parte de los B52 americanos durante la guerra de Vietnam, que tenían como
objetivo destruir las rutas de abastecimiento de Vietnam del Norte) ascendió al
poder y declaró el año Cero camboyano, año en que empezaba la restructuración
comunista extrema del país a cargo del régimen de los Jémeres Rojos. Esta
“restructuración” incluía medidas como el completo vaciado de las ciudades,
enviándose a sus habitantes al campo a cultivar arroz (la mayoría no sabían
cómo hacerlo, además se le explotaba e infra-alimentaba como a esclavos hasta
la muerte), la expropiación de absolutamente todos los bienes de todos los
camboyanos o el sistemático arresto, tortura y ejecución de familias enteras de
`traidores a la patria´. Algunas de las razones de arresto eran: hablar inglés,
haber viajado fuera de Camboya, tener una carrera universitaria o usar gafas.
Pol Pot quería acabar con la clase media burguesa y los intelectuales, y
convertir a la población camboyana en una fuerza de campesinos esclavos
comprometidos con la causa comunista. Esto era del todo insostenible, pues un
enorme porcentaje de la producción de arroz se vendía a China a cambio de armas
para sostener las continuas acciones hostiles contra Vietnam (país que acabó
entrando en Camboya en el año 1979 y derrocando al gobierno dictatorial),
muriendo como consecuencia miles de camboyanos de hambre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El régimen de los Jémeres Rojos acabó con un 25% de la
población camboyana.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La prisión de Tuol Sleng fue el principal centro de
detención y tortura de Phnom Penh. Más de 20.000 camboyanos pasaron por allí,
fueron torturados, y posteriormente enviados a los campos de exterminio, donde
todos y cada uno fueron ejecutados. Solo 8 personas sobrevivieron a su paso por
Tuol Sleng y los campos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En las celdas (antiguamente aulas) de los pisos superiores
del primer bloque, aún pueden verse manchas de sangre vieja y reseca en el
suelo, algunas con la forma de pies descalzos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCBNvWnleiiQh-5XzQW8AD-DW_gCwuO29bAX4EfIeImSnsQPDU9pCxTBo8X1rOyrrds4OydaDhW3A7EyaHOpZk1FhtKTAiSgYovXIgX76jpcrjwHQRwzP9qzupeGlj6yv5OPIjWoBt3Ns/s1600/DSC02243.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCBNvWnleiiQh-5XzQW8AD-DW_gCwuO29bAX4EfIeImSnsQPDU9pCxTBo8X1rOyrrds4OydaDhW3A7EyaHOpZk1FhtKTAiSgYovXIgX76jpcrjwHQRwzP9qzupeGlj6yv5OPIjWoBt3Ns/s400/DSC02243.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pies descalzos</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Más adelante, en el siguiente bloque, las fotos de las
víctimas ocupan una gran parte del museo. Hay más de mil caras allí, de niños,
de mujeres, de hombres, con diferentes expresiones reflejadas en sus rostros:
Veo miedo y valentía por igual, veo enfado y veo incomprensión. “¿Por qué nos
hacen esto?” es la pregunta que hay en muchos de los ojos que miran al asesino
que les fotografía. Aún hoy, con toda la atrocidad al descubierto y los
asesinos (aun) siendo juzgados, es una pregunta difícil de responder. En esta
parte del museo, unos carteles instan a no reírse ni sonreír en presencia de
los rostros de los que fueron asesinados por un sinsentido. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Las caras de los asesinos han sido tachadas con rabia en uno
de los últimos paneles del museo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La visita impresiona notablemente. Es realmente difícil
transmitir aquí con palabras lo que se siente al pasear entre las celdas, las
fotos de los niños asesinados, de los cadáveres y las calaveras con agujeros de
balas y golpes de hachas y azadas que hay a la salida del museo. Por eso
recomiendo a los lectores una ojeada al álbum fotográfico sobre mi visita a
este museo, para que se vean las cosas tal y como yo las vi, se reflexione, y
quizá se aprenda algo leyendo sobre lo que ocurrió en Camboya entre el año 1975
y el 1979. <a href="https://www.facebook.com/media/set/?set=a.455858281157029.1073741828.100001985835728&type=3" target="_blank">https://www.facebook.com/media/set/?set=a.455858281157029.1073741828.100001985835728&type=3</a>
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
A la salida del museo, me encuentro en el que es sin duda el
peor momento del viaje a Camboya: Se me ha acabado el dinero que traía de
Malasia, lo cual no es problema a priori porqué pensaba sacar en Phnom Penh en
cualquier caso, pero en los cuatro cajeros que encuentro andando por la calle
que vuelve del museo del genocidio hasta el centro no me aceptan la tarjeta de
crédito. No me da ni para pagar un tuk tuk hasta el hostal, y si no consigo
sacar dinero, voy a quedarme tirado sin un duro. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por si fuera poco, tras la noche en ese hostal de mala
muerte, el dolor en la zona de la piel de ambos costados que tengo roja y
rugosa ha aumentado y literalmente, es como si me estuvieran quemando. No sé si
son chinches camboyanos, hongos, o algo peor…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Estoy jodido, pero esto no me impide seguir. El museo del
genocidio está muy lejos de mi hostal. Camino largo rato por una calle
ajetreada, donde el caos camboyano se encuentra en apogeo máximo. Mi despliegue
de gestos negativos hacía todo lo que se me ofrece se pone al mismo nivel, los
tengo de todos tipos, incluso juntando las manos, casi rogando no subirme a ese
tuk tuk que se detiene delante de mí, casi atropellándome. Sigo preguntando por
cajeros automáticos en busca de uno que acepte mi tarjeta, a la vez que empiezo
a pensar en mi vida como mendigo en Phnom Penh, atrapado allí sin nada ni
nadie.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Por fin, la búsqueda da sus frutos y encuentro un cajero en
el interior de un supermercado en el que me deja sacar algo de dinero. La
comisión deja cicatriz, pero al menos lleno mi bolsillo con dólares frescos que
me dan para comprar una botella de agua y un chocolate. Son las 5 y no he
comido nada desde el desayuno, así que podría decirse que ese azúcar y esa agua
me salvan un poco la vida. Gracias a ellos, sigo caminando hasta el estadio
nacional, que está lleno de camboyanos muy festivos, algunos haciendo deporte y
otros bailando desatadamente en las gradas al ritmo del khmer pop (música
tradicional camboyana adereza con infamia de ritmos electrónicos muy
machacones).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es momento de parar, mi cuerpo ya se haya en la reserva: el
calor y la caña que me estoy metiendo este día amenazan con fulminarme allí
mismo. Pasando por un barrio muy concurrido y popular, bastante lejos aún de mi
hostal y por tanto de la zona frecuentada por occidentales, paso por un área
verdaderamente atestada, con un mercado y un bar en la calle, en el que están
sirviendo una jarra de cerveza bien fría a los dos únicos clientes, dos
camboyanos viejos que fuman tranquilamente. En un principio paso de largo, pero
luego pienso en lo ridículamente barata que puede llegar a ser esa jarra de un
litro y reculo hasta la camarera para preguntar: 1 dólar y medio. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Un minuto después me encuentro cómodamente sentado a la mesa
de plástico, frente a la brillante jarra de cerveza marca Angkor. Sentados en
frente, están los dos camboyanos de edad avanzada, bebiendo y fumando despacio,
en completo silencio. Hay poca gente mayor en Phnom Penh, y los que hay, suelen
tener un cierto velo de tristeza en la mirada, un reflejo de algo perdido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=YU2Df7pZp6U&feature=youtu.be" target="_blank">http://www.youtube.com/watch?v=YU2Df7pZp6U&feature=youtu.be</a> (El momento de la parada a repostar quedó registrado en vídeo, podéis ver más o menos, como es la vida en un barrio popular de Phnom Penh)</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Disfruto mucho de aquella cerveza, mirando el flujo
constante de gente que pasa. Al cabo de un rato, un camboyano de edad mediana
se me sienta al lado espontáneamente y me ofrece comida. Me da pollo frito,
aunque tiene tan poca carne que comerlo se reduce prácticamente a chupar huesos
(de hecho, quién sabe si en realidad es pollo). También me ofrece unas verduras
duras y agrias que saca de una bolsa. Yo le doy un vaso de cerveza a cambio,
brindamos, y muy animado enseguida le pide otra jarra a la camarera. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El hombre no habla ni una palabra de inglés, ni hola, ni
gracias, solo sabe decir “cambodia good” a la vez que ofrece la copa para
brindar. Yo no conozco ni una palabra en idioma khmer, así que la comunicación
se reduce a un intercambio de sonrisas y gestos amables mientras me sigue
ofreciendo comida y seguimos brindando a cada trago. Las jarras se acaban y
después pedimos cerveza negra, como él sugiere con gestos. Mientras tanto, más
gente se une a la mesa, un joven, y finalmente, los dos señores mayores de la
mesa de al lado, que me preguntan con un inglés muy muy precario sobre fútbol.
En un momento, me ofrecen unos cigarros muy gruesos sin filtro que el primer
camboyano que se ha sentado conmigo saca de una pitillera. El tabaco es de los
que queman gargantas, y me marea un poco por la fuerza que tiene, así que le
devuelvo el cigarrillo tosiendo, pues él los fuma como si fueran suaves
mentolados. Todos se ríen y empiezan a hablarme en khmer, dios sabe que me
estarán diciendo. Yo les contesto en inglés, pero el resultado es el mismo que
si estuviera usando un dialecto nómada perdido de la región más remota de la
Mongolia suroriental.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La situación es muy divertida, y siento que estoy alcanzando
un contacto con la gente de Camboya que pocos viajeros consiguen. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cuando estoy empezando a ver doble a mis interlocutores,
decido que es momento de la despedida. Me levanto con dificultad y pago todas
las cervezas de la mesa, lo cual les sorprende y alegra mucho. Estrecho la mano
a cada uno de ellos y les deseo suerte en la vida. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Después continúo caminando, ahora con los velos del alcohol
en la mirada, e intento encontrar el hostal. Tras un par de vueltas, identifico
el bulevar que he recorrido por la mañana y lo sigo hasta la puerta del King´s
Guesthouse (el nombre no deja de parecerme ciertamente sarcástico). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En la recepción, los integrantes del staff del hotel (solo
los hombres, claro) están cenando y bebiendo y comiendo con una inquilina
francesa. Al pasar me invitan a sentarme, me ofrecen comida y ¡Quieren
invitarme a más cerveza! Empiezo a sentirme abrumado por la hospitalidad
camboyana, lo cual no me impide coger un par de trozos de pollo del plato. Paso
un rato con ellos, escuchando sus conversaciones con la francesa, que es una de
esas personas extrañas extrañas que se encuentran en estos viajes. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tras un rato sentado, uno de los trabajadores de la
recepción, que ha tomado demasiados tragos, se pone idiota conmigo. Empieza a
echarme en cara que les regateara el precio de la habitación cuando llegué. Me
dice que si soy europeo y tengo dinero por qué tengo que regatearle, que debo
pagarle lo que él me diga. Esto me molesta bastante, y no es la primera vez que
me pasa en un país así. Considero esta actitud la otra cara de la moneda,
opuesta a la extrema amabilidad que el 90% de los camboyanos muestran con gran
sinceridad y sin reservas. Se trata tan solo del 10% de gente desagradable que
se encuentra en todas partes y nunca debe cometerse el error de caer en
generalizaciones tras toparse con alguno de ellos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Suele tratarse de gente que piensa que simplemente por el
hecho de ser blanco uno está absolutamente podrido de dinero y tiene que
dárselo a ellos a cambio de una habitación de mierda porque sí, porque ellos,
que son pobres, lo están pidiendo. Intento explicarle que las cosas no
funcionan así, que cómo sabe cuánto dinero tengo o dejo de tener yo, y que si
estoy en su mierda de hotel es precisamente porque mi presupuesto para el viaje
no es precisamente holgado. A parte, ellos no son pobres ni mucho menos, de
hecho, los dueños de hostales pueden considerarse unos absolutos privilegiados
en Phnom Penh, una ciudad que vive del turista (Y es precisamente esto lo que
les hace ser así. Es el tener lo que les hace querer más y más. Nunca he visto
esta actitud en ninguno de los pobres de verdad, y esto me ha demostrado
inequívocamente lo que por otro lado ya sabía, que el dinero corrompe). Si
diera mi dinero indiscriminadamente a alguien, sería a alguna de las personas
que viven en la calle, a tan solo unos pocos metros del hostal. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El tío no entra en razón, pese a que incluso los demás integrantes de la mesa le hacen gestos para que relaje el tono. Yo pago mi cerveza y lo que les debo por lo que comido y me siento en otra mesa bastante cabreado.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p>Una pregunta ronda mi cabeza a raíz de la situación: ¿Es el derroche de amabilidad aparentemente innata y natural que muestran los camboyanos tan solo una estratagema desarrollada ante la perspectiva de echar mano a los dólares del turista? ¿Cambian la sonrisa por el carácter agriado del que ha sufrido demasiado una vez han obtenido el beneficio? Lo medito intensamente y pongo sobre la mesa los diferentes casos experimentados hasta el momento. Entonces me doy cuenta de que pensar así sería caer precisamente en las generalizaciones tan facilonas que se deben evitar en estos casos. Durante mi busqueda del cajero automático y también durante los ratos en los que me perdí el día anterior, muchos camboyanos me han ayudado de forma totalmente desinteresada. Además, de tener estas preguntas que me hago una respuesta positiva, ¿cuál sería entonces el motivo por el que tanta gente queda enamorada de la gente en estos países, y cuál sería el beneficio de viajar hasta ellos?</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En el transcurso de las últimas 2 horas, he experimentado las dos
caras de la moneda camboyana. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Con estos pensamientos rondando mi mente, me quedo abstraído en los sillones del hostal, descansando las
piernas. Durante ese rato conozco a Jimmy, un
americano de Indiana bastante cojonudo que trabaja como profesor en Tailandia y
está en Camboya renovándose la visa. Resulta que al tío también le gusta
escribir y conoce un par de páginas web donde se pueden publicar artículos de
forma gratuita. Como congeniamos bastante bien, le invito a una cerveza en el
Sharky Bar y seguimos conversando de todo un poco hasta las 2 de la madrugada.
Hora a la que volvemos arrastrando los pies a nuestras habitaciones del King´s
Guesthouse qué, como buenos backpacker roñosos, hemos regateado hasta la
muerte.<o:p></o:p></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-63534921016028796362013-05-09T07:36:00.000-07:002013-05-09T07:45:36.164-07:00Introducción al caos estimulante de Camboya<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
Camboya es un país pobre. Esto es lo primero con lo que me
encuentro nada más salir del aeropuerto internacional de Phnom Penh. No es que
no lo supiera, ya sabía que Camboya ocupa el séptimo lugar en la lista de los
países más pobres de Asia, y tampoco es la primera vez que viajo a un lugar en
arduas vías de desarrollo, pero supongo que encontrarse de nuevo en mitad de la
miseria es una sensación que nunca deja de impactar. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Los conductores de tuk tuk (taxi-moto con un carrito detrás
para llevar cómodamente al cliente) se abalanzan sobre mí con desesperación.
Encogiéndome de hombros, les digo que no pago más de 7 dólares por ir al centro
(es bastante, pero he leído en un foro que es imposible ir del aeropuerto a la
ciudad en tuk tuk por menos). Algunos pierden el interés y al final uno, el más
insistente, que lleva intentando ayudarme con el macuto desde que he salido por
la puerta automática, se lleva el premio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Nada más salir a la polvorienta avenida principal que
conduce a la ciudad nos vemos absorbidos por el tráfico local: una amalgama
sucia y ruidosa compuesta en su mayoría por motos re-tuneadas de aspecto
retro-futurista, tuk tuks cochambrosos que parecen a punto de perder
irremediablemente el vagón de los pasajeros en mitad de la agitada carrera, y
coches renqueantes que expelen humo denso y negro desde sus maltrechos tubos de
escape. No hay carriles, todos circulan muy juntos, serpenteando caóticamente
por donde el espacio lo permite. Esto, unido a los cascos variopintos, las
melenas, y las máscaras que los conductores de las motos llevan para evitar el
humo y el polvo, acrecienta la sensación de estar en mitad de una especie de
carrera post apocalíptica en pos de las últimas reservas de gasolina.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Toda la llegada me recuerda a Nepal, o a Etiopía, donde las
secuencias fueron muy similares. Cambia el idioma, el clima, el color de la
piel, pero el caos reinante en estos países conserva su esencia auténtica y
refrescante. Sus bases son siempre las mismas: Tejados de contrachapado,
casetillas con modestísimos comercios y restaurantes en cada esquina, perros de
nadie, bloques sucios de viviendas, basura por todas partes, ruido constante en
las calles, polvo, humos negros, olor a fritanga, niños por todas partes y una
vida social común muy activa, fruto del desempleo galopante, la urgencia de
ganarse la vida en la calle y la falta de opciones de ocio. La alegría y la
tristeza conviven puerta con puerta en las barriadas. La muerte, y la vida,
están muy presentes, todo resulta más intenso, más simple, más frugal, más
veraz que en nuestro mundo occidental. Puede amarse o puede odiarse, pero la
vida se ve de una forma diferente cuando se está en estos lugares, de eso no
cabe duda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El conductor del Tuk Tuk, como era de esperar, me lleva
directamente al hostal de su amiguete, que sale rápidamente a la calle a
ofrecerme una habitación por diez dólares. Tras un par de lances de regateo me
la deja en ocho, pero aun así decido darme una vuelta y ver si puedo encontrar
un cuchitril más barato. Camino un rato por el centro, entrando en contacto con
el ambiente esta vez a pie. Hay un mercado lleno de productos locales similares
a los que se pueden encontrar en cualquier mercado asiático. El bullicio es
mayúsculo. Una chica me sonríe y me toca el hombro al pasar junto a mí en la
algarabía de los puestos. Continúo y encuentro un hostal por siete; no me
convence, luego otro por seis, pero el recepcionista tiene mirada de asesino
así que me largo de allí. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tras un rato de ver habitaciones sucias y malolientes me
paro a pensar. El hecho es que el manager del primer hostal me ha caído bien,
así que decido vovler hacía allí. Como he andado bastante, no estoy del todo
orientado. Un hombre en moto se para espontáneamente junto a mí y se ofrece a
llevarme gratis. No es taxista, pero al mirarle a la cara no atisbo rastro
alguno de malas intenciones, así que me subo con él. Me lleva en cinco minutos
al primer hostal y, pese a que yo sospecho que va a intentar scarme una
retribución, cumple su palabra y no pide nada. Con una sonrisa sincera se
despide y se marcha con su moto. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En Camboya (como supongo, en la mayoría de países en vías de
desarrollo en los que un gran porcentaje de la gente no tiene acceso a oficio
ni a beneficio y vive de lo que puede sacar en el día a día), el contacto con
la gente local se vuelve continúo e intenso. Es difícil andar más de tres
minutos por la calle sin que alguien se dirija a ti, ya sea para ofrecerte tuk
tuk (esto llega a ser agobiante para alguna gente, de hecho vi varias camisetas
con el mensaje “no tuk tuk please”), “bum bum” con una chica local, insectos
fritos, o simplemente un saludo amable. Un diminuto porcentaje de estas
personas que se acercan a ti a cada paso, lo hacen con malas intenciones, ya
sean estas robarte, timarte, o llevarte a un sitio para que otros te roben o te
timen. Es por esto que en estos lugares la intuición cobra una importancia
vital, la capacidad para atisbar lo que hay más allá de los ojos de una
persona, para reconocer bondad o maldad en sus intenciones; se trata de conocer
cosas sobre otros seres humanos sin necesidad de hablar, sin que ellos puedan
ocultar su naturaleza. Es esta intuición la que me dice que no debo preocuparme
al montarme en la moto con ese hombre. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Una vez alojado en el hostal, en una habitación pequeña y
asfixiante, con insuficientes ventiladores y una cama quejumbrosa, decido darme
una vuelta para ver qué se cuece en la noche de una ciudad como Phnom Penh.
Camino hasta el río Tonle Sap, un caudal gigantesco que atraviesa la urbe y se
junta con el larguísimo río Mekong en el sur de la misma, formando una gran V.
El Tonle Sap es tan ancho que apenas se ven los edificios pobremente iluminados
de la orilla de en frente. Me siento un rato y observo los barcos que pasan.
Una señora mayor me ofrece manzanas que rechazo con un gesto amable. Sigo
bajando por la ribera y me encuentro de bruces con la gran pagoda budista cercana
al palacio real. El budismo Theravada es la religión oficial de Camboya, también
dominante en Laos, Birmania, Tailandia y Sri Lanka. Se trata de un budismo
primigenio, más cercano y ortodoxo para con las enseñanzas originarias del Buda
que la corriente Mahayana, también conocida como budismo tibetano, y profesada
en Tíbet, China, Japón, Corea, Vietnam y Taiwán. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Las pagodas camboyanas son muy llamativas, sobre todo cuando
uno las ve por primera vez. Son edificios grandes y rectangulares, muy
coloridos y con tejados múltiples que acaban en dos puntiagudos extremos. Producen una
sensación de majestuosidad que contrasta poderosamente en mitad de la ciudad
sucia y empobrecida que los rodea por los cuatro costados.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg51kr-2oqIBeyGVhcscyD1QAVhz2zWCyPX0AJIMR71um0aK_7TtF0RBaWHHxAIpLT0Zd__yzxKQf27yaHZ7lvhSPMqJUwN5oWS7fADIvRvcR-y229hyphenhyphen-a9snCDW4qRE-kht1O8j8b4kP8/s1600/DSC02322.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg51kr-2oqIBeyGVhcscyD1QAVhz2zWCyPX0AJIMR71um0aK_7TtF0RBaWHHxAIpLT0Zd__yzxKQf27yaHZ7lvhSPMqJUwN5oWS7fADIvRvcR-y229hyphenhyphen-a9snCDW4qRE-kht1O8j8b4kP8/s400/DSC02322.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pagoda camboyana</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Decido dar una vuelta admirando la grandeza del palacio
desde las suntuosas verjas que lo rodean. En la calle de atrás, donde la gente
y la luz escasean, encuentro una gran mansión colonial abandonada, muy
descuidada pero aún llamativa. Un gran blasón ennegrecido en la fachada
principal evidencia que algún francés de una familia muy muy rica vivió allí en
algún momento. En la puerta hay un guardia camboyano que no habla inglés. No
parece importarle mucho su trabajo porque paso junto a él sin problemas, rodeo
el majestuoso cadáver del edifico, amortajado copiosamente por plantas
enredaderas, y solo cuando me dispongo a acceder al interior por la puerta
principal recibo un tímido aviso del guardia, que me pide por favor, casi
rogándome con gestos (pues, como muchos camboyanos, no habla ni una palabra de
inglés) que no le meta en un lío colándome.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Salgo andando hacía atrás observando el intrincado escudo de
armas, envuelto de un misterio creado por las plantas que crecen a su
alrededor, la trémula iluminación, y la soledad del lugar. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2JH8t_U6kcZ6cxL_ZXVK-k91eQqOmrttPK1uhqRPR8zP-NfzRz_iMTl-WAHf0frRUSWOGtlEM2vXMoLvsYIbp6cjBxd211INcFuYLTKYpDTw7gaLgTBVI0Ccijhb0IVUexXfca6nmMZM/s1600/DSC02207.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2JH8t_U6kcZ6cxL_ZXVK-k91eQqOmrttPK1uhqRPR8zP-NfzRz_iMTl-WAHf0frRUSWOGtlEM2vXMoLvsYIbp6cjBxd211INcFuYLTKYpDTw7gaLgTBVI0Ccijhb0IVUexXfca6nmMZM/s400/DSC02207.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La mansión, al día siguiente</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Junto a la mansión francesa hay un edificio moderno e
iluminado. Desde uno de los pisos me llega el sonido de una banda tocando en
directo. Suena bien, así que doy la vuelta a la manzana, pasando por un parque
muy animado, lleno de camboyanos jóvenes bebiendo cerveza sentados
relajadamente en el césped (viniendo de un país musulmán, estás imágenes llenan
de júbilo) y accedo al edifico en cuestión.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El bar está en el tercer piso, tiene unas buenas vistas de
la unión entre el Mekong y el Tonle Sap desde su terraza, y está muy animado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Los clientes son mayormente internacionales, pues la cerveza
es probablemente demasiado cara para los jóvenes camboyanos (dos dólares) y la
banda tiene un gran nivel. En un principio, pienso en pedir tan solo una
cerveza, otear un poco el ambiente y escuchar un par de canciones de la banda,
pero la calidad de la música me hace quedarme durante casi una hora y media y
pedir tres cervezas. Pese a que el conjunto cuenta con dos trompetas, un gran
guitarrista y una exuberante cantante de color, yo como siempre, me quedo
embobado mirando a la batería, sin casi prestar atención a lo demás. El tipo
que la toca es un auténtico animal. Me quedo hasta que acaban para hablar con
él. Es entonces cuando me presenta a algunos otros miembros de la banda y me
cuenta que lleva tocando 20 años, que vive de la música, y que toca con cuatro
grupos de estilos muy diferentes. Es australiano y, pese a que me resulta un
tipo agradable, me hace sentir que he desperdiciado una gran oportunidad de ser
realmente bueno en algo que me apasiona al haber empezado a tocar tan tarde. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cuando el grupo se dispersa y cada uno se va a sus cosas
(después de todo, solo tienen un descanso de 20 minutos antes de volver a
tocar) yo me voy abriendo. En la entrada del bar me encuentro con una pareja
que ha llegado en el mismo avión que yo. Sé que son españoles, en esto sí que
tengo un porcentaje del 100% de acierto. El tío me saluda con un gesto y me
paro a hablar con ellos. Son Guille (ella) y Breogán (él), y son sin duda, la
mejor gente que voy a conocer en este viaje. Más tarde volveré a
encontrármelos, pero en este momento tan solo intercambiamos números tras una
breve charla pues yo quiero ir a probar algún otro sitio. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es la una de la mañana y las calles de Phnom Penh, a
excepción del bulevar que circula a lo largo del río, están empezando a
quedarse vacías (salvo por la gente que duerme en la calle, que no es poca). La
iluminación pública es nula en muchas de ellas, por lo que prefiero caminar por
el centro de la calzada para sentirme más seguro y poder ver y tener tiempo de
reacción si alguien se me acerca.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
He oído hablar bien del Sharky bar así que pregunto a unos
camboyanos sentados en la acera. Me indican bien, aunque el bar está algo
vacío. No obstante, están poniendo Iron Maiden y eso merece una cerveza, así
que me la tomó observando la partida de billar de unos desconocidos. Hablo un
poco con una chica camboyana que está junto a mí en la barra, sospechosamente
atractiva y solitaria, pero decido irme a casa al rato, pues ella no habla casi
nada inglés, a mí ya me baila un poco la lengua por la cerveza, y tengo
intención de levantarme pronto a la mañana siguiente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
De camino a mi cuchitril, me detengo unos segundos a
observar la luna rojiza sobre el río Mekong. La ciudad está tranquila y
desierta, oscura y durmiente, preparándose para afrontar otro día de salvaje
supervivencia.<o:p></o:p></div>
<br />vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-21807496512459752882013-04-11T08:42:00.002-07:002013-05-20T10:34:16.482-07:00La selva más antigua del planeta (2)<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Ya bien
entrada la noche, tras disfrutar de un paseo solitario por el extremo vacío de
la playa, y de un rato de contemplación reflexiva sentado en un banco de arena,
soy de los últimos en deslizarse al interior de la tienda. Intento no hacer
ruido durante la noche, pues ya sé cómo se las gasta Guiseppe, que, al más puro
estilo siciliano, pega puñetazos a la gente que ronca y le despierta, habiendo
ya creado varios momentos tensos nocturnos en la habitación de ocho personas
donde duerme en la ONG.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pese a
que el lugar es difícilmente superable si hablamos de su belleza y
tranquilidad, mentiría si dijera que paso mi mejor noche en aquella playa del
río Tembeling en lo que a dormir se refiere. No obstante, pese a la incomodidad
endiablada, que tan solo me da respiro durante un par de horas a la sumo, me
levanto con inusitada energía. Quizá sea el lugar lo que me recarga las pilas
de forma espontánea, sin sueño de por medio. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Soy el
único integrante del grupo lo suficientemente despreocupado por la higiene como
para darse un baño en las sucias aguas marrones del río. La corriente me
arrastra vigorosamente hasta casi el final de la playa, donde braceo con
esfuerzo para salir a tierra firme, como un hombre nuevo después del refresco y
el ligero ejercicio. El barco llega poco después, con el conductor, el guía
(que es diferente al que me han presentado el día anterior en la agencia) y un
niño orang asli que tan solo viaja río arriba, hasta la siguiente playa.</span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2JH_BxcLv8n3fgdR8Scp1-L1h2902hMO-v351BBaO2A_CxA_jcCOLNRq9mx524zQ9FzRP4WPy1S4oKTIcghdc1TXLvfFU4u0DouIo81AlkX9CLzLBvnUG0_VlqLmOl0pVbioKKWNoYXw/s1600/DSC_6338.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2JH_BxcLv8n3fgdR8Scp1-L1h2902hMO-v351BBaO2A_CxA_jcCOLNRq9mx524zQ9FzRP4WPy1S4oKTIcghdc1TXLvfFU4u0DouIo81AlkX9CLzLBvnUG0_VlqLmOl0pVbioKKWNoYXw/s400/DSC_6338.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mañana en el río</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Son
tres horas de precioso ascenso por las aguas marrones (y bastante fieras en
algunos puntos) hasta Kuala Keniam,
un centro de investigación muy modesto y totalmente desierto (parece
abandonado) donde empezamos el trekking a través de la jungla. El guía se
presenta como Mario, es un malayo diminuto y fibroso de gemelos poderosos que delatan
años de incontables caminatas. Nada más bajarnos del barco desaparece para
volver al poco con unos frutos alargados y jugosos, extremadamente ácidos, que
reparte. Es una persona risueña y bromista, y nos insta a llamarle súper Mario,
asegurando que es italiano. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras comer algo, por fin entramos en la jungla
profunda, la de verdad, sin pasarelas ni camino. Andamos a buen ritmo, pasando
junto a árboles (sobre todo <i>mersawas,
keruings y keladans, </i>por si alguien quiere buscarlos<i>)</i> de cientos de metros de altura, ancianos como la propia roca y el
suelo donde se arraigan firmemente con la ayuda de sus anchísimas y ramificadas
bases. Estas están divididas en cuatro “dedos” que se clavan en la tierra,
creando la sensación de que se está avanzando entre los pies de gigantescas
criaturas petrificadas de las que al mirar arriba tan solo se ve el vientre
formado por un heterogéneo manto de hojas y ramas.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYG5S_JlnUIS1pbkIc9ItfI01WnshulhK3ZN1CmkXNhos49QGXgV5AdbJ_2Zb7iWNqhF_qAcUo5j6G2dscmUOZj1w6M5yWiYMf46RfRyyi8rSnnJLFjABF8xX0SCNr2j6FLACSAWFFi0s/s1600/DSC01930.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYG5S_JlnUIS1pbkIc9ItfI01WnshulhK3ZN1CmkXNhos49QGXgV5AdbJ_2Zb7iWNqhF_qAcUo5j6G2dscmUOZj1w6M5yWiYMf46RfRyyi8rSnnJLFjABF8xX0SCNr2j6FLACSAWFFi0s/s400/DSC01930.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Pie de un árbol</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXvRXNjtBkRVPhaYues9bcToJSWOMhcSkTc0QprsQUwvEj6eTa_BCKUlDRDeY_Ushj2vt4uSHtIRufoTQdV4jHbvo2-CVXLI-zME1Bh6UEs_ix1vqc_HwaCSQJTLWi15ZNMo1uuLNOS_Y/s1600/DSC01934.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXvRXNjtBkRVPhaYues9bcToJSWOMhcSkTc0QprsQUwvEj6eTa_BCKUlDRDeY_Ushj2vt4uSHtIRufoTQdV4jHbvo2-CVXLI-zME1Bh6UEs_ix1vqc_HwaCSQJTLWi15ZNMo1uuLNOS_Y/s400/DSC01934.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mario junto a uno de las gigantescas peanas</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Las raíces y lianas lo abrazan todo, enroscándose
como serpientes que parece podrían cobrar vida en cualquier momento,
rodeándonos hasta aplastarnos y chuparnos la vida que albergamos, como hacen
con los otros árboles. Mario nos cuenta que las lianas trepadoras son las
principales culpables de que haya tantísimos árboles caídos y podridos
bloqueando el camino. Pero no se las debe guardar rencor, nos explica, pues son
un eslabón básico del ecosistema de Taman Negara, asesinando fríamente a los
árboles viejos y decadentes para que nuevos jóvenes vigorosos puedan ocupar su
lugar y la selva nunca deje de renovarse y prolongar su existencia milenaria
(de hecho, millonaria, 130 millones de años, recuerdo).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Además, los troncos y las ramas caídas nos ayudan a
cruzar los numerosos cauces de agua que fluyen con diferentes caudales cruzando
nuestro “camino”. En algunas ocasiones es necesario hacer verdaderos ejercicios
de equilibrismo para no meter el píe en el agua, aunque a mí no me importe
mucho gracias a mis botas de gore-texxx. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pese a ser menos tupida que la que recorrimos en las
Cameron Highlands, es evidente que la jungla que ocupa Taman Negara es
muchísimo más antigua, y esto queda evidenciado en la altura y el grosor de los
árboles, muy imponentes. Hay más insectos que en las Highlands, las cientos de
hormigas son de proporciones jurásicas, los ciempiés naranjas y también
descomunales, e incluso llegamos a ver a las arañas horripilantes de aquel
famoso museo de insectos, esta vez en libertad y colgando amenazadoramente
sobre nuestras cabezas. Además de estos insectos de gran tamaño, también nos encontramos con</span><span style="font-family: inherit;"><span style="font-size: 11pt; line-height: 115%;"> unos helechos azules que me
recuerdan a las plantas curativas que había en los primeros Resident Evil (dato para frikis noventeros).</span></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhE_E3wsMF5r5ceuHlblRB-Gds-x8UJAGYtjW6GtCT26KUCjrzxxYtIKjpo_VUaJUyGuR2M2AT6eEmJhQDxTmRcu0cpepBJArUhAJ7-GmJOU1IuyGSaoFU3rioKYTnQeTQppcpD82fMCkc/s1600/DSC_6344.JPG" imageanchor="1"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhE_E3wsMF5r5ceuHlblRB-Gds-x8UJAGYtjW6GtCT26KUCjrzxxYtIKjpo_VUaJUyGuR2M2AT6eEmJhQDxTmRcu0cpepBJArUhAJ7-GmJOU1IuyGSaoFU3rioKYTnQeTQppcpD82fMCkc/s400/DSC_6344.JPG" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVhdX__EPdyyDCDRnQDPXsVg8kHRRNCNiJZOQCRkN6DuIxlhoCOeJ_Fx6ROmQq9UF8wPMCHxyrXHKRh9yUd5s4B2gtmGJwIpDuzG_aZCbDLyGEyg4vE5ybQWLApODWG71UaMIQ_tBDqsQ/s1600/DSC02013.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVhdX__EPdyyDCDRnQDPXsVg8kHRRNCNiJZOQCRkN6DuIxlhoCOeJ_Fx6ROmQq9UF8wPMCHxyrXHKRh9yUd5s4B2gtmGJwIpDuzG_aZCbDLyGEyg4vE5ybQWLApODWG71UaMIQ_tBDqsQ/s400/DSC02013.JPG" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgApFhe-fw2Bv0wF4-SRCuiXIr0WOGL8C1TaWxsNdb41-Vx_sA8doPQYRfEcMnLJRIcCmanwTJ8BrzGRdYdqXmWBA735EgEBxti_cD3I1VfDWTtoKBKZG_ozExv4RhmI7BzmRLHBozPvG0/s1600/DSC01944.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgApFhe-fw2Bv0wF4-SRCuiXIr0WOGL8C1TaWxsNdb41-Vx_sA8doPQYRfEcMnLJRIcCmanwTJ8BrzGRdYdqXmWBA735EgEBxti_cD3I1VfDWTtoKBKZG_ozExv4RhmI7BzmRLHBozPvG0/s400/DSC01944.JPG" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtMLXM5WNdEjpN8f6tudWcZOe2r5J2zVtyz9HSieBt4Bq4B2EiPqUhv0GrbrKoDny7ls3GA_ldfxfAkHEn02hmpOskapbPOf3WVw1rdGLsn7hXWyF06DqBwAUYYqX0gPLEscMrjEyUYcw/s1600/DSC_6364.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtMLXM5WNdEjpN8f6tudWcZOe2r5J2zVtyz9HSieBt4Bq4B2EiPqUhv0GrbrKoDny7ls3GA_ldfxfAkHEn02hmpOskapbPOf3WVw1rdGLsn7hXWyF06DqBwAUYYqX0gPLEscMrjEyUYcw/s400/DSC_6364.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Planticas azules</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A media tarde, alcanzamos un macizo rocoso que se
alza con gran autoridad y belleza entre la vegetación. Allí nos sentamos en el
interior de un abrigo de roca y comemos media lata de judías (esta vez frías)
cada uno. Después nos agarramos a una liana y nos balanceamos sobre unos
arbustos a cierta altura, saltando desde las rocas del risco, mola.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Seguimos andando. Mario no para de fumar: en cada
parada se termina por lo menos dos cigarrillos a una velocidad insalubre. Pese
a eso, y como es lógico, nos domina a todos en lo que a andar por la selva se
refiere, y en ocasiones su excesivo ritmo provoca las agresivas quejas de Cassandra,
que va asfixiada por el asma desde antes de bajarse del barco.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD">Un poco más adelante, en lo alto de un promontorio
rocoso, Mario me enseña dos huellas de pantera casi verticales, marcadas sobre
el barro que cubre la roca…<o:p></o:p></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;">Cerca de allí, en medio del camino, encontramos
unos grandes agujeros que parecen realizados por el puto Vietcong, nuestro guía
no explica demasiado al respecto.</span></span><br />
<span style="font-size: 11pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFaSW5LtxF2tNBcvRS7wkvIb6joWBAN0lghjO-NJ5ZtpbREMUlgDizgK0bmSQkaN6l7jOOeH6vmTj-V89rco0c5XKfEq4sKLJ5JtJG_y37KenuSDLSCh9UMDd6hMJuxYPgCoU5CCnEgrA/s1600/DSC01947.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFaSW5LtxF2tNBcvRS7wkvIb6joWBAN0lghjO-NJ5ZtpbREMUlgDizgK0bmSQkaN6l7jOOeH6vmTj-V89rco0c5XKfEq4sKLJ5JtJG_y37KenuSDLSCh9UMDd6hMJuxYPgCoU5CCnEgrA/s400/DSC01947.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">¡Alerta Victor Charlie!</td></tr>
</tbody></table>
<span style="font-size: 11pt; line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Bien entrada la tarde, Mario nos comunica que ya
estamos cerca. Pensamos pasar la noche en una cueva alojada en otro macizo
similar al elegido para comer.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Justo antes de llegar, atravesamos una zona de
bosque más bajo y tupido que está lleno de cigarras, invisibles en las ramas.
Estas cantan al unísono cuando atravesamos su territorio, produciendo un sonido
enloquecedor que proviene de todas partes y a la vez de ninguna, cubriéndonos
como un manto que anuncia la caída de la noche. Después callan. Como comento en
el vídeo, creo que tan solo están dando el aviso a los insectos infames que deben
habitar en la cueva: la cena está llegando.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://www.youtube.com/watch?v=lwr8J26Uarw&feature=youtu.be">http://www.youtube.com/watch?v=lwr8J26Uarw&feature=youtu.be</a><br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La cueva es un lugar apartado, recóndito, se abre de
forma irregular y salvaje en mitad de la montaña selvática, como si algún titán
furioso hubiera golpeado allí con su hacha en los tiempos inmemoriales en los
que criaturas míticas moldeaban los mundos de lava. Hay que trepar un poco
entre rocas puntiagudas para entrar, lo cual, según nos dice Mario, nos librará
del riesgo de la presencia nocturna de ciertos animales más torpes, como los
elefantes o los osos. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNtEIZQpJuVcJalecUD6gyujfcfe8er0ZOO_MqRs0yXJh368KNqSdhiGQE4AnAkd4KHIzAnUpJ519O4EbClRlf3JSh4718tN_GZdeWRhzxqHECyCiSRQQyc69Z-OHRqwocZzprkl76K3Y/s1600/DSC01988.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNtEIZQpJuVcJalecUD6gyujfcfe8er0ZOO_MqRs0yXJh368KNqSdhiGQE4AnAkd4KHIzAnUpJ519O4EbClRlf3JSh4718tN_GZdeWRhzxqHECyCiSRQQyc69Z-OHRqwocZzprkl76K3Y/s400/DSC01988.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Entrada de la cueva</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La caverna es profunda y se bifurca unos cien metros
después de la entrada. Un camino lleva a una gran sala que aún goza de una
mortecina luz diurna gracias a una apertura muy oportuna en el lateral, a
través de la cual se ven las alturas de la selva, las prominentes copas de los
árboles se asoman curiosas. El otro camino se adentra en un denso abismo oscuro
sin final ni principio, inundado y abrupto. El primer camino, con la gran sala,
parece más adecuado ya que, en cualquier caso, no disponemos de linternas
apropiadas para seguir adentrándonos en la inhóspita gruta. Allí, en la gigante
estancia, acamparemos. Extendemos una fina lona en el suelo con tal fin, para
que, ya que no disponemos de sacos de dormir, el dolor que las protuberancias
rocosas producirán en nuestras espaldas durante la noche se minimice en la
medida de lo posible. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimn3FlmysS0XT4ARwH978U6rMK-TUftU8o1__VTN0dNenvB1cxlekFTgLzJROpc4Xd7HkCIjEuv1SfniKB8zlRbjevVPkU5GgfaVtWVc61xBrmOR99Mh2vTzzLwDwtpGAgf22e8e803a4/s1600/DSC01980+e.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimn3FlmysS0XT4ARwH978U6rMK-TUftU8o1__VTN0dNenvB1cxlekFTgLzJROpc4Xd7HkCIjEuv1SfniKB8zlRbjevVPkU5GgfaVtWVc61xBrmOR99Mh2vTzzLwDwtpGAgf22e8e803a4/s400/DSC01980+e.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El dormitorio en la caverna</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Como hemos sido los que más hemos hablado con él
durante la marcha, Mario nos pide a Alberto y a mí que le acompañemos a buscar
leña. Con la ayuda de un ajado machete, cortamos ramas de los árboles cercanos
y las colocamos junto a la entrada de la cueva. Después, súper Mario nos dice
de improviso que conoce una ruta para escalar el macizo donde se haya la cueva,
así que le seguimos trepando por las rocas que se elevan junto a la entrada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pronto nos encontramos a una altura considerable,
subiendo por grietas y salientes fáciles pero cortantes en caso de un resbalón
que podría resultar muy doloroso, si no fatal. Una vez arriba del todo, el
verdadero macizo se aparece frente a nosotros, muy por encima de los árboles.
Es una roca imponente, surcada por raíces intrincadas, totalmente fuera de
nuestro alcance en ese momento. Mario, que pese a no ser escalador se mueve por
las rocas con la agilidad de un reptil, dice que la escalada es posible, aunque
solo conoce a una persona que la haya hecho, una amigo suyo que consiguió pasar
la noche en la cima y gozar de un atardecer y un amanecer sobre la jungla más
antigua del planeta. Suena bien, y las ganas de aprender más sobre el mundo de
la escalada vuelven a revolverse dentro de mí.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Bajamos con cuidado, pues la oscuridad ya arrecia y
el descenso es siempre más difícil que el ascenso. Cuando volvemos a la cueva,
la luz que penetra en la gran cavidad calcárea se ha tornado aún más gris y
tenue, y agoniza resbalando por los intrincados muros de piedra.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Mientras calentamos la cena en el fuego,
magistralmente conducido por el versátil Mario, la noche cae poderosa, los
sonidos de la selva se levantan como amplificados por millones de diminutos
megáfonos situados junto a cada insecto y animal nocturno, y la oscuridad total
se cierne sobre los bordes dentados que nos rodean, ahora vibrantes en su
arrítmica danza con el fuego.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después de cenar, charlamos y algunos se posicionan
con sus toallas sobre la lona como toda cama, Alberto y yo decidimos
aventurarnos hasta la entrada de la caverna. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Fuera, la oscuridad es un universo entero, más vivo
que la ciudad más poblada y más estremecedor que el propio miedo. Con cientos
de miles de criaturas a nuestro alrededor, compartimos nuestros miedos, el
habla de serpientes, y yo recuerdo a la pantera negra de la que me ha hablado
el guía el día anterior. Ella aparece en mi mente, durante todo el rato que
estamos fuera la veo, poderosa y agazapada, mirándonos fijamente, muy quieta.
La noche es sin duda su territorio, su coto de caza, el día es solo un
interludio entre una noche sangrienta y la siguiente. Ella puede vernos desde
decenas de metros, y olernos desde cientos, nosotros tan solo podemos elucubrar
con su presencia sobre nuestras cabezas, y temerla. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Bajamos por las rocas utilizando las precarias
linternas de nuestros móviles como toda guía. Abajo la sensación se
intensifica. Los muros de roca a nuestro alrededor desaparecen. Andamos unos
pocos metros. Ahora estamos tratando de tú a tú con la jungla, estamos
realmente dentro de su corazón oscuro e inquietante. Vemos de nuevo a las
luciérnagas, rodeándonos como una advertencia lúgubre. En el suelo también hay
insectos luminosos, gusanos encendidos que se quedan en nada cuando la luz de
los móviles los desenmascara. No avanzamos mucho, no es realmente posible
seguir el camino y la sonata nocturna se vuelve aún más intensa cuando apagamos
las linternas por unos segundos. Dicen que la pantera negra siempre ataca a sus
víctimas desde arriba, desde árboles o riscos, y que nunca mata de un mordisco
en el cuello, sino que ataca el cráneo o la espina dorsal con sus dientes de
felino para producir parálisis a la víctima. Con tales pensamientos en mente,
es normal que me sobresalte cuando oigo unos arbustos moverse cerca de
nosotros. Alumbramos rápidamente pero no vemos nada. Le digo a Alberto que
quizá deberíamos volver y él está de acuerdo conmigo, así que nos apresuramos y
en pocos minutos volvemos a estar en la relativa seguridad parapetada de la
entrada de la cueva. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Allí nos sentamos un rato, tranquilos una vez pasado
el ligero sobresalto, y escuchamos lo que nos cuenta la selva. Hay mucho que analizar
tras cada uno de los millones de sonidos que conforman la noche más espectacular
que me he parado a escuchar, pero no disponemos del conocimiento ni la
capacidad auditiva suficiente para desgranarlos y discernir su procedencia. Aun
así, como dice Alberto, “esto es muy puro”.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una vez dentro de la cueva, nos tumbamos entre el
barullo de personas que hemos formado para caber en la lona y también para,
aunque quizá algunos no lo reconocerían, dormir más protegidos. La noche es
incómoda, y larga. Paso despierto la mayoría del tiempo, tumbado con los ojos
fijos en la gran apertura que ofrece un cielo estrellado tras las copas de los
árboles, simplemente escuchando. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Las ratas de la cueva se están dando un festín con los
restos adheridos a las latas que hemos dejado en el suelo tras la cena,
estratégicamente alejadas para mantener a los roedores a una distancia
prudencial. Mario se levanta varias veces y camina descalzo y silencioso junto
a las brasas moribundas en las que se ha convertido el fuego poco después de
que dejáramos de cuidarlo. No sé a dónde va, ni por qué está tan inquieto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Me duermo a ratos, pero no consigo hacerlo durante
más de una hora seguida en ningún momento de la noche. A parte de los ruidos
provenientes del exterior, que entran prolíficamente a través del agujero del
lateral de la caverna, también me llegan algunos, puntuales, desde la parte
oscura de la gruta, desde lo más profundo del pasillo inundado que no hemos
explorado adecuadamente. Oigo rocas caerse, movimientos, y también lejanos
chillidos que pueden ser de ratas o de murciélagos (yo, evidentemente, disfruto
del miedo y la adrenalina que me produce imaginar que provienen de criaturas
mucha peores, de seres pálidos que se ocultan en lo profundo. Me imagino que
Mario sabe de su existencia, y por eso se mueve de un lado a otro vigilante e
inquieto. Pero en los momentos en los que le pierdo de vista, pienso que ya lo
han cogido, que estamos solos, y que solo es cuestión de tiempo el que veamos a
las criaturas humanoides bajar trepando por las rocas, para rodearnos irremediablemente).
No soy el único al que los ruidos mantienen despierto, puedo oír como otros se
revuelven inquietos sobre la inexorable roca que curte nuestros cuerpos con su
austera dureza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La noche termina tras largas horas de vigilia y la
luz vuelve a penetrar por la gran apertura, ganando consistencia por momentos. Salgo
fuera y me ducho de forma rudimentariamente junto a un riachuelo solitario.
Después subo por las rocas del lateral de la entrada de la cueva y me siento un
rato a disfrutar del tranquilo amanecer. Son las cinco de la mañana y los
ruidos se han calmado considerablemente, los insectos duermen y nosotros nos
ponemos de nuevo en marcha.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Salimos tan pronto porque tenemos que estar en un
lugar llamado Kuala Trenggan a la una de la tarde para coger el barco de vuelta
a la civilización. Es una marcha dura de aproximadamente seis horas y no hay tiempo
que perder. Mario coge muy buen ritmo y durante la primera hora tan solo nos
paramos cuando a Beatrice le pica una especie de abeja en la mano. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante la caminata, Joan me cuenta que ha estado
cagada por los ruidos toda la noche y que bien entrada la madrugada, ha
escuchado lo que parecía un gato maullando, justo fuera de la cueva, en lo alto
de la apertura de la gran cámara donde hemos dormido. Ha debido de ser durante
uno de los pocos ratos en los que yo me he quedado traspuesto. En Taman Negara
no hay gatos. Es probable que la pantera negra haya estado mirándonos durante
la noche, clavando sus ojos amarillos en nuestros cuerpos cálidos e indefensos.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La marcha resulta más dura que el día anterior, hay
más ríos que cruzar, más árboles caídos, más repuntes rocosos. Cassandra no
tarda en colapsar, camina cabreadísima porque vamos demasiado rápido, pero no
tenemos opción si no queremos perder el barco. En un momento aparece por entre
el follaje, roja como un tomate, y furiosa. Se sienta y todos tememos que caiga
allí mismo, tener que llevar su cuerpo hasta el embarcadero no se plantea como
una tarea fácil… Me ofrezco a llevarle la mochila y ella me la da,
obsequiándome con una mirada furibunda a cambio de la ayuda. Los demás le dan
agua y continuamos, pidiéndole a Mario que trate de ir algo más despacio (él
nos ignora olímpicamente, yendo incluso más rápido).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al haber más cursos de agua en el camino, muchos de
los cuales no nos queda más remedio que vadear metiendo los pies en el agua,
nuestros tobillos son pasto de las sanguijuelas durante todo el día. Guiseppe
nos avisó providencialmente de que trajéramos sal, y en efecto, al rociarlas
con una única pizca, estos gusanos negros chupasangres huyen arrastrándose
repugnantemente por la pierna. Es entonces cuando se las puede coger y arrancar
sin que hagan herida. Si simplemente se tira de ellas, como alguno hizo, la
sangre está asegurada, y eso atrae a más chupópteros evidentemente. En
cualquier caso, la sensación de levantarse el pantalón y ver a varias de ellas
adheridas a tu piel, hinchándose lentamente, no te la quita ni la sal ni ningún
otro remedio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante la última parte de la marcha Mario me deja
ir en cabeza mientras él se pone a fumar como un carretero en último lugar,
supongo que para echar un ojo a Cassandra. El tramo se hace duro, pues mi
mochila ya era de las más pesadas y ahora llevo también la de Cassandra en la
parte de delante de mi cuerpo. Además se trata del trozo más irregular de toda
la ruta, con un montón de badenes y cortes en el camino que hay que bajar y
luego subir. Pasamos junto a un grandísimo árbol caído, con una peana de tierra
levantada de más de seis metros de largo. Donde antes estaban enterradas las
raíces, ahora hay un lago verdoso de tamaño considerable. Pensando en la famosa paradoja del árbol que cae, me imagino si el árbol hizo ruido al desplomarse contra el suelo, aunque no hubiera
allí nadie para escucharlo (este acertijo me parece, en cualquier caso, muy</span><span lang="ES-TRAD" style="color: red; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> </span><span lang="ES-TRAD">antropocéntrico</span><span lang="ES-TRAD"> ¿Qué pasa con los animales? ¿Acaso no tienen ellos oídos?).<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiN0VKMYI-C4DcLE4Byuo6af4WOsZaeL4QuNX8jaBRbWaR6ieDMfXxqO40T8A03ZugisM0fwPppnrGX7Be89xHCoHM1zB7j9tZibrPK1jzV8R9lUo2CrwFWluUSRvSLAQ4XFzD01gX1EH4/s1600/DSC01964.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiN0VKMYI-C4DcLE4Byuo6af4WOsZaeL4QuNX8jaBRbWaR6ieDMfXxqO40T8A03ZugisM0fwPppnrGX7Be89xHCoHM1zB7j9tZibrPK1jzV8R9lUo2CrwFWluUSRvSLAQ4XFzD01gX1EH4/s400/DSC01964.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Gran árbol caído</td></tr>
</tbody></table>
</div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando aún nos queda una hora para llegar al nuestro
destino, se nos termina el agua potable. Como el calor nos sigue ahogando
cruelmente, tenemos que beber agua del río. Intentamos cogerla de riachuelos
con buena corriente, y no de los estancamientos, para minimizar la ingesta de
organismos potencialmente bacterianos. La verdad es que sabe mejor que la que
hemos traído embotellada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras cinco duras horas, poco después de pasar por
una paranza en muy mal estado llena de lagartos que gritan como demonios,
llegamos a Kuala Trenggan, el embarcadero. Allí hay un poblado destruido y comido
por la selva. Estamos exhaustos y deshechos en sudor, hemos llegado media hora
antes de lo previsto por Mario. Nos damos una ducha con una especie de manguera
que hay en el antiguo poblado, y tras esto nos montamos en el long tail que ha
de llevarnos de vuelta a Kuala Tahan.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIBTfcx5M5Mo4H8YUSvHAmUOwBGot1ZpbgwZ2gS6-fbxYOQwxly4XPGENZBLcDVTlFx25X5w2RTOKd64Daf2MQN00BGVJuQIqeMkF-nCdQxMrT_6nTIToVcsLT81VxhIkbrmzzDzmPsW8/s1600/DSC02045.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIBTfcx5M5Mo4H8YUSvHAmUOwBGot1ZpbgwZ2gS6-fbxYOQwxly4XPGENZBLcDVTlFx25X5w2RTOKd64Daf2MQN00BGVJuQIqeMkF-nCdQxMrT_6nTIToVcsLT81VxhIkbrmzzDzmPsW8/s400/DSC02045.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Poblado abandonado</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Allí nos despedimos de ese carismático Mario, bebemos agua a
espuertas en el bar flotante, y cogemos otro barco hasta Kuala Tembeling. Esta
vez tarda algo menos de tres horas pues vamos siguiendo la corriente del río.
Desde Kuala Tembeling, un autobús nos lleva a Jerantut y allí, con carreras y
por los pelos, cogemos el último servicio a Kuala Lumpur.<o:p></o:p></span><br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxaeZsYKKTUNAbL5GC2OB-hhgpCi7hpykHOa4iBXRAIe94Sm0mnZN7FBMxiPB4km9uccAuOcCu9zUQ7Yg1f8TbjG24NyTmJ2wDsQJPqLIoZQqJSn5wNTHguNLJcfBd_KBC31qXG2CEOdM/s1600/DSC_6480.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxaeZsYKKTUNAbL5GC2OB-hhgpCi7hpykHOa4iBXRAIe94Sm0mnZN7FBMxiPB4km9uccAuOcCu9zUQ7Yg1f8TbjG24NyTmJ2wDsQJPqLIoZQqJSn5wNTHguNLJcfBd_KBC31qXG2CEOdM/s400/DSC_6480.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El grupo</td></tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Volvemos en silencio, extenuados, cada uno pensando
en sus cosas, en lo que hemos experimentado durante el viaje.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">LLegando a Segambut, tengo la sensación de que han
pasado muchos más días desde la última vez que vi los característicos bloques
de viviendas de las afueras de KL. Y es que quizás, en la jungla más antigua
del planeta, el tiempo transcurra de una forma diferente.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD"><a href="http://www.youtube.com/watch?v=VfusU-xqU3A">http://www.youtube.com/watch?v=VfusU-xqU3A</a> </span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-68157480852623247312013-04-08T09:34:00.000-07:002013-05-20T10:33:00.382-07:00La selva más antigua del planeta (1)<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
uno se monta en un autobús que lleva a las selvas más antiguas del planeta, no
puede dejar de sentir una cierta inquietud, una ligera sensación de relevancia
relacionada al viaje que está a punto de emprender. Junto con recuerdos de lo
ocurrido en las profundidades de las Cameron Highlands, esta sensación me
acompaña durante todo el viaje a Jerantut.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Jerantut.
Esta ciudad desértica y diminuta, cuyo nombre me suena algo egipcio, es la
primera antesala en el viaje al parque nacional de Taman Negara, un gigantesco
territorio que se extiende a través de tres estados de la Malasia continental. Se
considera que la selva tropical protegida por los límites de este parque
nacional, al no haber sufrido el efecto de glaciaciones, erupciones volcánicas
u otras alteraciones naturales de su esencia, es la más antigua del planeta,
con 130 millones de años a sus espaldas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A este viaje se unieron mis compañeros ya habituales
Angelo, J y Alberto, y algunos nuevos: Cassandra, una alemana de mirada gélida
capaz de petrificar al más pintado, Guiseppe, un italiano obsesionado con
conspiraciones masónicas e influencias extraterrestres en las civilizaciones
antiguas de la humanidad, y su novia, Beatrice, también italiana, capaz como enfermera,
y muy mona.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En
Jerantut hacemos escala, pues es de noche cuando llegamos allí, y el barco que
remonta el río hasta la entrada de la selva no sale hasta las nueve de la mañana
del día siguiente. Puedo decir que el hostel es el peor en el que he estado
hasta ahora en Malasia, aunque también el más barato. Una de las habitaciones
está pobremente aislada de los efluvios del baño y en la otra hay un recorrido
de hormigas que pasa por una de las camas. Al descubrir los insectos, negocio
un poco con el recepcionista, un tipo muy risueño y algo novato en el regateo,
y consigo que rebaje un poco más el precio ya irrisorio de la habitación. Al
final pasamos la noche allí por dos euros y medio cada uno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A la
mañana siguiente, otro autobús nos lleva hasta el embarcadero de Kuala
Tembeling, donde cogemos un barco long tail, muy típico del sudeste asiático,
hasta Kuala Tahan, aldea a las puertas de la jungla. Remontar el río Tembeling nos
lleva tres horas. Se trata de una experiencia muy grata porque el long tail va
muy pegado al agua, haciendo el paseo más refrescante, y porque el paisaje en
ambas riberas es una galería de imágenes de una gran belleza. Vemos una gran
nutria en una playa y una manada de búfalos de agua a remojo junto a una ladera de un verde
brillante. Hace mucho sol.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzYka83RicrT4TtIpY0PK2d4sCKqsxJ8ToFsk1h7u-Quu7m54yqXvnlZF0W4qrKEuUeXPD8mWbZqvtWoynZFBJwhM_weNntu3zJQWFj1QcYs0aVu11X3WA7Xkst0B9jmOVeDTUug4wJdo/s1600/DSC_6244.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzYka83RicrT4TtIpY0PK2d4sCKqsxJ8ToFsk1h7u-Quu7m54yqXvnlZF0W4qrKEuUeXPD8mWbZqvtWoynZFBJwhM_weNntu3zJQWFj1QcYs0aVu11X3WA7Xkst0B9jmOVeDTUug4wJdo/s400/DSC_6244.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La jungla desde el río</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9W5W_lr8gSvrGU0I5b36mjWVXD6wvRFINZiM7ybThBDf4_7jwSG_EB3FNMWfckXOZ8S8jOY3qhID6m88_eyTJc-vsWyT-ltD8fpYJsvo_IkiMRvxbne6y4qGDMvnta-GF-L8H-mjcCTQ/s1600/DSC01844.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9W5W_lr8gSvrGU0I5b36mjWVXD6wvRFINZiM7ybThBDf4_7jwSG_EB3FNMWfckXOZ8S8jOY3qhID6m88_eyTJc-vsWyT-ltD8fpYJsvo_IkiMRvxbne6y4qGDMvnta-GF-L8H-mjcCTQ/s400/DSC01844.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Remontando el río Tembeling</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhM_kTJ-VgyqVijLm0G1JlL7Ivb9mWQu56lf-mW-McnSfcGHP1FPmFk4GJZDEUeL3lnanIaBD2iT5OX-x0c9u8wbCau-IHgeM1nwx-h5MPcYRcDIPUqCHOc0uASvUfaw9OPBEpI_x-al9w/s1600/DSC01847.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhM_kTJ-VgyqVijLm0G1JlL7Ivb9mWQu56lf-mW-McnSfcGHP1FPmFk4GJZDEUeL3lnanIaBD2iT5OX-x0c9u8wbCau-IHgeM1nwx-h5MPcYRcDIPUqCHOc0uASvUfaw9OPBEpI_x-al9w/s400/DSC01847.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Remontando el río Tembeling</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvTnO9kDlZ3pC_WBOO4d1e5svVIFWZUiL9xz9mebh_jLqUdhi20Db7U-x8FdqmFxVMG1abyF-Wdais6dzaZYMAiS6Zg1-ITV6E-dRc-ESBjrUiA4vyW-BTSEY4MR_DCmSOLgMtgbj5jnk/s1600/DSC01849.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvTnO9kDlZ3pC_WBOO4d1e5svVIFWZUiL9xz9mebh_jLqUdhi20Db7U-x8FdqmFxVMG1abyF-Wdais6dzaZYMAiS6Zg1-ITV6E-dRc-ESBjrUiA4vyW-BTSEY4MR_DCmSOLgMtgbj5jnk/s400/DSC01849.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cala y jungla</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al
llegar, comemos mee hoon (noodles fritos) en uno de los restaurantes flotantes
de Kuala Tahan, instalados en casas-barco que se balancean sobre las aguas
verdosas del río. Todo se mueve un poco cuando algún barco pasa y crea una
diminuta ola que desplaza ligeramente el restaurante entero. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es tras
la comida cuando empieza la verdadera organización del viaje, que nos traerá
quebraderos de cabeza durante las próximas horas. Para ir a la oficina central
del parque, es necesario cruzar a la otra orilla del río, donde unas escaleras
parecen adentrarse directamente, sin más preámbulos, en la oscuridad de la
selva, así que llamamos a uno de los conductores de los pequeños barcos y le
pagamos un ringgit por llevarnos al otro lado del ancho caudal del Tembeling. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSVaT8oTR-vSVVGjPI7PAJghkzjCOAxY8RqZYZDEUnk7eIIHRMR3XdL1naV3vhnTu45xwoChCoyxSGNfPKbAz7PdllONi457Ccikx4U0gPcJltRXp6Tgq8pw06JiTXC4GZ2lXRQL4AC24/s1600/DSC_6253.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSVaT8oTR-vSVVGjPI7PAJghkzjCOAxY8RqZYZDEUnk7eIIHRMR3XdL1naV3vhnTu45xwoChCoyxSGNfPKbAz7PdllONi457Ccikx4U0gPcJltRXp6Tgq8pw06JiTXC4GZ2lXRQL4AC24/s400/DSC_6253.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Restaurantes flotantes en Kuala Tahan</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Una vez
en la oficina preguntamos si es posible acceder sin la compañía de un guía a la
parte Norte del parque, más profunda, para llegar a la cual habría que remontar
el río durante tres horas más. La respuesta es negativa. También pregunto si es
posible acampar en el Bumbun Kampung, una paranza (caseta elevada construida
para la observación segura de animales) situada en la línea divisoria que
separa la parte sur y segura del parque y la parte norte a la que solo se puede
acceder con guía. La respuesta, para mi inmensa frustración, es también
negativa; aparentemente, la caída de un árbol ha destruido parcialmente la
paranza y esta se encuentra inhabilitada. Nuestras aspiraciones de observar la
fauna nocturna desde allí se van al traste, si bien, nos comunican que hay una
zona de acampada cercana, a ras del suelo. Los empleados de la oficina, muy
desagradables y poco dispuestos a ayudar con nada, nos dicen que puede ser
peligroso, ya que por esa zona pueden aparecer tigres, panteras o elefantes,
que, aunque escondidos y casi inofensivos de día, pueden transformarse en un
peligro muy real por la noche. De todas formas, se trata tan solo de una
recomendación, no nos prohíben hacerlo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Reflexionando
sobre el siguiente paso, nos adentramos durante media hora en la parte <i>light</i> del parque, la que rodea la
oficina central. Salvo por un par de lagartos monitor pequeños y una paranza con buenas
vistas, el paseo no vale gran cosa, sobre todo porque el camino está estropeado
por una pasarela de tablones de madera que ha sido instalada en toda el
recorrido, quitándole gran parte del encanto a la selva. Es precisamente por
esto por lo que tomamos la decisión definitiva de ir a la parte Norte del
parque, cueste lo que cueste. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsoFMpDGVHT64rvOhHyGMbsniMbnoMBU6vziOPdMQkVfVnbqE4dWcZ-cWV4GnaAjUYAbrVYgnsiC5CvCWSPC63ACO0anE4RHKsaEDsTM95RQbnUoDfq4tPs5b4vRJnIS79E3Go9oL8pTs/s1600/DSC01874.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsoFMpDGVHT64rvOhHyGMbsniMbnoMBU6vziOPdMQkVfVnbqE4dWcZ-cWV4GnaAjUYAbrVYgnsiC5CvCWSPC63ACO0anE4RHKsaEDsTM95RQbnUoDfq4tPs5b4vRJnIS79E3Go9oL8pTs/s400/DSC01874.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Vistas desde la paranza<br />
<br /></td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi69AYcCFJkD0Q8ktHdYLVUPkAgmfmyW64PQWswBEn1InX6IWOrm1RHQL1tMaEw2F13XHgtJ7OxUzqmVLY6NB-75arEwdJlhS6piZaTbQ33OEcKLrd3HxZ1kLPZRnpcD42cscn8wvhU_oc/s1600/DSC_6281.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi69AYcCFJkD0Q8ktHdYLVUPkAgmfmyW64PQWswBEn1InX6IWOrm1RHQL1tMaEw2F13XHgtJ7OxUzqmVLY6NB-75arEwdJlhS6piZaTbQ33OEcKLrd3HxZ1kLPZRnpcD42cscn8wvhU_oc/s400/DSC_6281.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Lagarto monitor</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante
este paseo, J y Angelo se me acercan y me piden por favor que baje el ritmo,
pues resulta que Cassandra les acaba de comentar, de pasada, que tiene asma y
ya está empezando a pasarlo mal. Buen momento para contárnoslo sin duda, cuando
ya es demasiado tarde para sugerirle que quizá no sea la mejor idea para un
asmático el venir a hacer trekking a una asfixiante selva tropical.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">De todas
formas, volvemos a la otra orilla del Tembeling con nueva determinación y
empiezo a preguntar por un guía en los restaurantes flotantes. Según tengo
entendido, esto era algo que se podía hacer en el pasado, contratar a un
lugareño random en los restaurantes y pedirle que ejerciera de guía para poder
acceder a la selva más profunda, si bien hoy en día, un par de agencias se han
hecho con el monopolio de guías y la única manera de conseguir uno es bajar la
cabeza ante sus precios desorbitados. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Es un
momento difícil del viaje, pues en el sitio más barato nos están pidiendo más
de mil ringgits por contratar al guía durante dos días y alquilar las tiendas
de campaña. Al menos se pliegan al recorrido que yo les indico en el mapa, y
nos dicen que es posible hacerlo en el tiempo que tenemos antes de que el Lunes
salga el último barco de vuelta a Jerantut y el último autobús de vuelta a KL.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cierto regateo
que lleva a una nimia bajada de precio no elimina el enfado por el robo que
supone, aun así pasamos por el aro y soltamos los billetes. Mientras esto
ocurre, uno de los guías de la agencia vuelve con otra expedición, así que
tengo la oportunidad de hablar con él acerca de la zona de acampada en la que
pensamos pasar la noche. Él se muestra muy preocupado, y me dice que no acampemos
junto a la paranza semi-destruida, pues esa misma mañana él mismo ha avistado
una pantera negra persiguiendo a un jabalí en la zona y presume que aún seguirá
por allí. Me cuenta que desde que cayó el árbol sobre la paranza hace un mes,
nadie ha pasado la noche en el campamento cercano debido al peligro que
entraña. Parece muy convencido, así que al final decidimos cambiar el lugar de
acampada por una cala junto a uno de los poblados de los nativos Orang Asli
que hay subiendo el Tembeling. El lugar es más cercano al río y a la gente, y
por tanto, más seguro. El guía no puede seguirnos hasta la mañana siguiente,
pues necesita descansar, así que una vez decididos nos montamos sin más
preámbulos de nuevo en el long tail y remontamos el río un poco más hasta
llegar a la playa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Orang
Asli (que significa literalmente “gente nativa” o “gente original”) es el
término que se usa para referirse a los pobladores primigenios de Malasia, los
que estaban antes de que llegaran los barcos dragón chinos, y antes de los
primeros pobladores indios musulmanes. Técnicamente, provienen de las mismas
raíces étnicas que los malayos, solo que ellos no han abrazado ni la religión
musulmana ni la civilización moderna como si han hecho estos últimos. Ellos
siguen viviendo en poblados diminutos en la selva y continúan manteniendo las
viejas tradiciones animistas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Son
aborígenes, no hablan la lengua común de Malasia y viven en la selva, pero el
concepto del dinero no les ha pasado desapercibido: por pasar la noche en su cala cobran 10 ringgits a los viajeros. No es dinero, pero después de pagar al
guía estamos, literalmente, sin blanca (y algunos endeudados), así que le
pedimos al conductor del barco que por favor nos deje en una playa gratuita. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
desembarcamos es prácticamente de noche, así que algunos nos apresuramos a buscar
leña en las inmediaciones de la selva, que se alza ya salvaje tan solo unos
cuantos metros después de dejar atrás la tierra blanquecina de la playa,
mientras otros montan las tiendas de campaña. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNkJoPSCtwOy7gG8UhldQNj4cdqxjQ6-5utzOSFoOWbuPdkOvoEjDRIm-JQjajMnsg67gKWlaOX0QQOq8D84nRXwdx86tDK4l0fMpJAxs_ClQrULQzfo9boo4aMp5h1a0U9MY5LT2ju7c/s1600/DSC_6305.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNkJoPSCtwOy7gG8UhldQNj4cdqxjQ6-5utzOSFoOWbuPdkOvoEjDRIm-JQjajMnsg67gKWlaOX0QQOq8D84nRXwdx86tDK4l0fMpJAxs_ClQrULQzfo9boo4aMp5h1a0U9MY5LT2ju7c/s400/DSC_6305.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La cala</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPOYbLmXPhOYv-Yh10syAxAbQisRlk41ZQ-NiQCCnCL4oKnLaQmDqQ0GbQCyCs8qeZJKq1mSiPOZzmExgHj9oXRWTNOOW4Pe4QtsuZQyLDXrZ-xVadeDkVlvW_Npu0o_Y51xHqlRMtp_o/s1600/DSC_6304.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPOYbLmXPhOYv-Yh10syAxAbQisRlk41ZQ-NiQCCnCL4oKnLaQmDqQ0GbQCyCs8qeZJKq1mSiPOZzmExgHj9oXRWTNOOW4Pe4QtsuZQyLDXrZ-xVadeDkVlvW_Npu0o_Y51xHqlRMtp_o/s400/DSC_6304.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La cala con las tiendas y Cassandra sentada de mal humor</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La cala tiene unos cien metros de longitud, y está desierta salvo por un par de
pescadores locales que han colocado sus nasas (jaulas de peces) en el extremo
norte, bastante alejados de donde decidimos plantar las tiendas. Pese a la
presencia de estos silenciosos individuos, la sensación de aislamiento es
considerable. Cuando la oscuridad va apoderándose de los gigantescos árboles
que bordean ambas orillas del Tembeling, el efecto opresivo de la jungla y sus
sonidos cae sobre nosotros, acongojante, haciéndonos sentirnos afortunados por
tener cerca la apertura que supone el río y no encontrarnos aislados en mitad
de la oscuridad total que debe experimentarse en el interior del
inconmensurable entramado salvaje. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La
noche es relativamente clara, aunque unas nubes espesas de lentos movimientos
cubren inclementemente la luna y las estrellas poco después de que estas salgan
a lucirse deslumbrantes en la negrura de un cielo incorrupto. Las siluetas de
los árboles monstruosos de ambas orillas, no obstante, siguen distinguiéndose
durante toda la noche, observándonos y evaluándonos como a lo que somos,
diminutas criaturas acampanado en mitad de sus dominios milenarios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
fuego funciona relativamente bien, así que nos permitimos el lujo de calentar
(ligeramente) las latas de judías, atún y carne de búfalo en salsa que hemos
comprado para sustentarnos durante la expedición (prometo que no tuve nada que
ver con la decisión, que aún a día de hoy no comprendo, de comprar judías
enlatadas para una excursión de varios días en la jungla en la que lo más
parecido a un váter que nos encontraríamos sería un hormiguero con un gran
agujero lleno de voraces termitas – nadie lo usó, resistimos). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En
mitad de la cena, las primeras gotas de una lluvia cálida caen en el interior
de las latas abiertas que comemos con ansia (los demás comen con menos ansia
que yo, la verdad). Un trueno lejano resquebraja sordamente la tranquilidad
nocturna, no es una buena señal. En ese momento recuerdo la última noche que
pasé en una tienda de campaña inundada durante una gran tormenta; tenía siete
años y era boy scout, no la recuerdo como la noche más reparadora de mi vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Pronto,
la lluvia se intensifica. Eso es lo que ocurre con las tormentas en el trópico,
atacan por sorpresa, y son unas cabronas muy rápidas. En un momento el fuego ha
dejado de existir y las gotas restallan con fuerza contra la lona tensa de las
tiendas y contra las latas que nos hemos visto obligados a abandonar junto a la
modesta hoguera. Nos guarecemos rápidamente en el interior de nuestros refugios.
Se producen estrujamientos y agobios considerables, pues en la tienda de los
chicos tenemos que entrar cuatro hombres hechos y derechos con sus respectivas
mochilas, y es un iglú de los modestos (y viejo).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El buen
olor y la comodidad no las hemos dejado en Jerantut, y ambas, tierra y agua,
reclaman también su pequeño hueco en el calor asfixiante que desplegamos en el
diminuto espacio a nuestro alrededor. Concretamente, el agua es persistente y
se abre camino tan fluida como descaradamente a través de la maltrecha cremallera.
<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En
estos momentos de gran molestia, con el cuello doblado contra la lona del techo
de la tienda, me acuerdo de la botella de wiskhy tailandés que he traído
conmigo, convenientemente a mano en un bolsillo lateral de mi mochila.</span><span lang="ES-TRAD"> </span>L<span lang="ES-TRAD">a
lluvia arremete contra la tienda con una fuerza desconocida en el mundo
occidental, los truenos parten ahora el cielo en dos con un estruendo digno de
ser considerado un preludio del fin de los tiempos, y teniendo en cuenta que
estamos pobremente sujetos a la arena de una playa a menos de diez metros de un
gran cauce de agua, uno no puede dejar de estar algo intranquilo. Por suerte,
los tragos están allí conmigo. La marca del wishky es <i>Thai Song. </i>Yo considero el nombre apropiado, pues, cuando uno se
despierta en la mañana subsiguiente a un abuso de este brebaje, la sensación
debe de ser en efecto, similar a la de haber tenido a un tailandés cantando
canciones en tu oído a voz en grito durante al menos gran parte de la noche. Lo
bueno: una botella de 170 mililitros (fácilmente ocultable en casi cualquier
bolsillo) tan solo vale cinco ringgits (1,25 euros) en la licorería de
Segambut, y es por eso que se ha convertido en la bebida oficial de mi vida en
Malasia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Inesperadamente,
una media hora después de haber comenzado, la lluvia se detiene lentamente. Se
producen gritos de júbilo y todos salimos de la tienda, de nuevo con empujones
y premura, pues el olor y el calor en el interior del iglú provocan arcadas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
clima en la playa es ahora fresco y muy agradable, y aún son las nueve de la
noche, por tanto, nos sentamos en la arena mojada y sólida, liamos cigarrillos
y rulamos la botella de <i>Thai Song</i>. En
la orilla de enfrente, entre las copas de los árboles, aparecen unas luces
brillantes y diminutas que se mueven y desaparecen para luego volver a
materializarse y efectuar vueltas sobre sí mismas, recorridos intrincados e
intermitentes, como bailarines luminosos sobre una pista de un hielo del color
negro más puro. Yo me empeño en afirmar que son fuegos fatuos, espíritus de la
noche selvática, y me cercioro de que los demás también los están viendo para asegurarme
de que la jungla no me está haciendo perder la cabeza tan rápido, cuando
todavía no me he internado en ella ni siquiera durante un día. Alguien que sabe
más que yo sobre la fauna tropical asegura que son luciérnagas, y debido a la
cantidad de puntos luminosos que se arremolinan entre las copas de las grandes
siluetas arbóreas, debe tener razón. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Sean lo
que sean, poseen una capacidad hipnótica formidable. Durante unos largos
minutos, todos callamos y admiramos con gran placer y gran sosiego las
evoluciones de aquellas luciérnagas o de aquellos espíritus. <o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-5459764788521325252013-03-24T11:04:00.000-07:002013-03-26T10:55:28.742-07:00La vida en Segambut<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Entre
viaje y viaje, la vida en Segambut es una vida eminentemente tranquila. Las
cosas siguen su ritmo pausado e inalterable, dejando las emociones fuertes
pasar de largo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
lunes es Pasar Malam (mercado nocturno), y el miércoles el profesor malayo de
batería está en el centro de música. El rotti vale un ringgit en la cafetería
Mamaks, que cierra solo de dos a dos y media de la tarde debido a los rezos;
por lo demás abre 24 horas al día, al igual que el ciber-café donde diariamente
se arremolina la juventud china del barrio hasta bien entrada la
madrugada. El empleado servicial y entusiasta del Seven Eleven solo está por
las tardes, la chica de la mañana es más tímida, aunque igual de amable. Los
niños hacen kárate en el exterior del gimnasio de ocho a diez, y durante esas
horas sus kiais (exclamaciones frecuentemente usadas en las artes marciales
para imprimir énfasis a un golpe concreto) se escuchan desde las calles
aledañas. El loro del restaurante chino de la esquina muerde con saña cuando
alguien intenta tocarle y Steven sigue sirviendo cerveza en su bar hasta que
acaba la partida de Mahjong, aunque haya
cerrado oficialmente horas antes. A partir de la una de la mañana, como un reloj,
las manadas de entre siete y diez perros callejeros salen a la caza de ratas y
husmean bajo los coches mientras avanzan sistemáticamente y a buen ritmo por
las calles desiertas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Los
indios, más sonrientes, más habladores; los chinos, más serios, más cerrados y
más avaros, pero al mismo tiempo más dispuestos a pagar rondas de cerveza si, y
solo si, se les cae bien. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Así
viene siendo desde mucho antes de que llegáramos, y así seguirá siendo cuando
nos vayamos. Estando en un lugar ajeno al ruidoso tráfico y ajetreo de la
capital, las torres Petronas y la KL Menara, encendidas como antorchas en la
oscuridad de la noche, parecen pertenecer a un mundo diferente y lejano cuando
se observan desde la azotea de nuestro edificio. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Esta
vida calma resulta alterada solo en ocasiones de suficiente renombrada
importancia, como el festival hindú <i>Thaipusam</i>,
de tres días de duración, durante los cuales miles de personas atravesaron
Kuala Lumpur caminando hasta las cuevas Batu (el lugar de fuera de la India con
la celebración del <i>Thaipusam</i> más
significativa y con más afluencia de gente) para dedicar la <i>Kavadi </i>al dios de la guerra hindú
Murugan. Las <i>Kavadis</i> son interesantes
de ver porque suelen implicar un cierto grado de autolesión y la posibilidad de
entrada en un estado momentáneo de trance. Muchos de los fieles se atraviesan
el cuerpo, la cara y la lengua con varas de diferente grosor (algunas muy
anchas) y ejecutan danzas espasmódicas hasta desplomarse finalmente con los
ojos en blanco, profiriendo gritos guturales y agitándose frenéticamente,
cuando llega el trance. Para dar una idea de la aglomeración y el ambiente,
baste decir que el último día del <i>Thaipusam</i>
tardé 45 minutos en salir de la cueva principal de las Batu caves y bajar las
escaleras, un recorrido que normalmente se hace en cinco minutos, tal era la
afluencia de gente (se calcularon más de 20 mil), entre los cuales muchos se
hallaban en mitad de la <i>Kavadi</i>. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgM9Gyf1MAQszsfEmfnZohrK9RwDxCt-IH5honWxHxLcohmfLZGAYujd05F_Wr_Vz7AmxX7g5RnWVpRA3mr_RAr0wCtc6yngHAjYs6KlTY_IRX19Q0C9MC5jNj-mpvfc8MiguI0EkuM1m8/s1600/DSC_6239.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgM9Gyf1MAQszsfEmfnZohrK9RwDxCt-IH5honWxHxLcohmfLZGAYujd05F_Wr_Vz7AmxX7g5RnWVpRA3mr_RAr0wCtc6yngHAjYs6KlTY_IRX19Q0C9MC5jNj-mpvfc8MiguI0EkuM1m8/s400/DSC_6239.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Kavadi</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD">En
cuanto al año nuevo chino, también fue una hito sonado capaz de trastocar la
quietud de Segambut, barrio habitado por gentes taoístas y budistas en gran
medida (esto queda suficientemente evidenciado por la cantidad de altarcillos
con diminutas efigies y ofrendas que hay en la calle, en el parque, en los
restaurantes y en las casa). Si nunca han visto un barrio entero estallar y
convertirse en un colorido océano de fuegos artificiales de todos los tipos
posibles, se lo recomiendo, es una experiencia estimulante. Inventores de la
pirotecnia y grandes aficionados a ella, los chinos no dieron tregua alguna al
silencio durante más de dos horas, cuando la noche cayó sobre Segambut. Desde
la azotea del edificio, tuvimos la sensación de estar observando un gran campo
de batalla de fuego multicolor desde un puesto de mando elevado, hasta el punto
que en un momento tuvimos que agacharnos, pues los vecinos del callejón
contiguo tiraron su traca y esta explotó a nuestra altura, refulgiendo y
tronando a escasos metros de nosotros. Mientras los fuegos iluminaban la noche,
docenas de linternas volantes se elevaban entre los edificios, portando los
deseos del vecindario hasta el más allá. Así fue el cumpleaños del Emperador de
Jade, último día del año nuevo chino, dos semanas después de nuestro viaje a
Penang:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu_-l87oempF-MS1SaEF-g3YGrT8G5fn6zJxpRFw_x1kEOqS73BnPxhbPGj0rsK4By0nrjaygcz8CLVYwC-gCfvrxXts1H8oHdNhuXSk0VHE44tXtyz6YENjyhqZxB7mO8XFL0axvqiXs/s1600/184272_10200540847261181_1638716502_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu_-l87oempF-MS1SaEF-g3YGrT8G5fn6zJxpRFw_x1kEOqS73BnPxhbPGj0rsK4By0nrjaygcz8CLVYwC-gCfvrxXts1H8oHdNhuXSk0VHE44tXtyz6YENjyhqZxB7mO8XFL0axvqiXs/s400/184272_10200540847261181_1638716502_n.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Aniversario del emperador de Jade</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br />
Después
de cada uno de estos sonados eventos, todo volvió a ser como antes. Las ratas
volvieron a rondar entre las mesas del Mamaks, mi capacidad pulmonar siguió
aumentando cada vez que me veía obligado a entrar a los baños de alguno de los
restaurantes del barrio (el riesgo de desmayo es alto si se llega a respirar
una sola bocanada de aire de dentro). Los taxistas siguieron ignorando a los
occidentales en la calle principal (taxistas, sin duda, lo peor de Malasia,
gente ruin y racista, atajo de timadores y vagos, gente mala mala). Los niños de
vuelta del colegio siguieron pidiendo permiso con una inclinación de cabeza
antes de pasar por nuestro callejón de fumar, a 200 metros del edificio (normas
de la casa, el chollo del cigarrete en la azotea se acabó). El empleado del
ciber-café que parece un oso panda siguió siendo una persona encantadora solo
después de recibir el dinero del cliente de turno y la china del centro de
música siguió intentando timarme al devolverme el cambio tras cada una de las
sesiones de batería.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La vida
en el edificio también sigue su curso impasible, indiferente al flujo constante
de voluntarios que van y vienen. Altas y bajas que se dan cada semana, gente
que me cae bien se va (no sin antes una buena despedida bien servida de
cervezas en Steven´s), y caras nuevas aparecen desorientadas en la oficina. A
cargo del recibimiento y las orientaciones de los nuevos, suelo ser el primer
contacto que tienen con la organización, pues debo enseñarles el edificio y el
barrio. En el recorrido habitual que hago con ellos, siempre enseño la popular
azotea inmediatamente después de los baños y las habitaciones, pues estos
siempre acarrean caras de disgusto y expresiones con sonrisa forzada mientras
el pensamiento “que hago aquí, me quiero volver a casa de mamá…” ronda la
mente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD">Los
gritos de Shankar, un indio de cientoypico kilos que vive en la habitación de
al lado siguen despertándonos muchos días, aunque eso no es nada comparado con
verle bailar semi-desnudo al son de la música india frenética que su compañero
de habitación, un personaje con pasado turbio en la mirada de nombre Nagen,
pone a un volumen brutal con la puerta abierta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Por
otro lado, el saco de boxeo instalado en la sala común me ha permitido analizar
las diferentes artes marciales y estilos de combate de la gente del piso,
descubriendo que tenemos moay thai, wing chun, boxeo, kung fu, taek wondo y a
un experto en Silat (Faisal, un tipo malayo amable y tranquilo que ha sido
entrenado por un anciano fabricante de armas y maestro de Silat de su pueblo
que le ha enseñado numerosas técnicas mortales. Estas solo se le está permitido
usarlas en caso de guerra. El tipo está entrenado en el uso de machete,
cuchillos y otras armas más pequeñas que se usan en este arte marcial milenario
del sureste asiático, vamos, mejor no meterse mucho con él).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Las
ratas siguen rondando el piso y cada cierto tiempo una se cuela en alguna
habitación y pasa por encima de algún durmiente, dándonos tema de conversación
para el desayuno (el día que una de las grandes pasó por encima de tres
voluntarios del dormitorio principal, el asunto fue la comidilla en la oficina
durante casi todo el día). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando el
comando exterminador, formado por estudiantes adolescentes armados con escobas,
vino a limpiar la guarida que tenían en un trastero junto a las duchas, siete
de ellas emprendieron una desesperada huida entre las flacas piernas de los
chavales. El “comando de la muerte”, en una escena lamentable, solo consiguió
detener y eliminar a uno de los pérfidos roedores. Otro de ellos apareció
muerto junto a los váteres días después, presumiblemente fulminada por el
veneno que nuestro sibilino amigo británico Ben (una especie de psychobilly con
muy mala hostia encargado habitualmente de corregir textos de la web y hacer
“planes estratégicos” para la ONG – incido mucho en las comillas) había
colocado por todo el piso. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Algunas
semanas después, otra más de las fugitivas apareció en la habitación que
comparten Peter y Hafiz, dos buenos compañeros, así que esta se vacío de
muebles a las tres de la mañana y la rata fue expulsada del edificio en el
interior de un cubo de basura (Peter no fue capaz de matarla). Esto quiere decir
que, según mis cálculos, aún hay cuatro ratas forajidas en el piso, escondidas
en los rincones más oscuros, esperando su oportunidad para colarse en alguno de
los cuartos y corretear sobre las espaldas de la gente (es lo que hacen, nunca
han mordido a nadie, las pobres…). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCL04MZH10LonjVsgjroh43ERUlNUGlKkAM-f9Av1DxU6kjBHLBqcnz8FIXu8EyRl0MnWd7atLkt9SKbWfPUhr3e4wka_3E6ilR3oO95kutcTwMDOiorE4lywO0Ta0lYBj6xoEatdKB9Q/s1600/DSC01810.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCL04MZH10LonjVsgjroh43ERUlNUGlKkAM-f9Av1DxU6kjBHLBqcnz8FIXu8EyRl0MnWd7atLkt9SKbWfPUhr3e4wka_3E6ilR3oO95kutcTwMDOiorE4lywO0Ta0lYBj6xoEatdKB9Q/s400/DSC01810.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Descanse en paz...</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br />
En
cualquier caso, las ratas pasaron a ser un problema menor durante la semana en
la que el agua potable estuvo cortada y había que ir a la tienda a diario a
comprar botellas. Varias noches me encontré colándome en la oficina yendo de
compartimento en compartimento rellenando una botella con los restos de
botellas prácticamente vacías que la gente había dejado, muy post-apocalíptico,
solo faltaba el contador Geiger.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Otro
día no hubo comida, debido al ayuno que hacen los Bahai durante el año nuevo
Bahai (¿no iban a ser menos ellos no? También tienen su año nuevo), pero esto
acarreó protestas (las mías de las más furibundas, ojo, con la comida no se
juega), así que tras aquello se aseguraron de que tuviéramos nuestro pollo con arroz
servido durante el resto de las dos semanas de ayuno.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">De vez
en cuando los eventos celebrados en el edificio contiguo, el del colegio,
aportan cierto colorido a este cuadro. Durante la celebración del 57 cumpleaños
del Big Teacher tuvimos la ocasión de verle ejecutar danzas indias con los
alumnos, lo cual fue una experiencia inolvidable, y con ocasión del fin del
ayuno bahai asistimos a una gran celebración en la azotea que incluyó muchas
actuaciones, las más destacables, un baile tradicional con espadas de los estudiantes de
Myanmar (refugiados que huyen del régimen que allí gobierna, con las miradas más tristes que he visto hasta ahora en Malasia), y una competición de break dance en la que un Nagen frenético estuvo a
punto de descuajeringarse en trozos o cuanto menos de dislocarse algo, poseído
por un ritmo antinatural (completamente ajeno a la música) cuyo origen nadie
comprendió. Entre la gorra y el baile desfasado, Nagen nos transportó durante un momento a lo más profundo de alguna rave mañanera con muchas pastillas de por medio.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVudBp31a616NWYDWh9Pe1m29RUjbjrDtfa-lUiR5QEZHZ9E0bcJQE7OES1ad13aWTlPdpLIuXIOy9UUyr9Wet1665RmGUM0fqgNtUwr9QXMZ95g8-y3zaaGNl26wo-U_iH5Bd6scUO0g/s1600/DSC_0864.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVudBp31a616NWYDWh9Pe1m29RUjbjrDtfa-lUiR5QEZHZ9E0bcJQE7OES1ad13aWTlPdpLIuXIOy9UUyr9Wet1665RmGUM0fqgNtUwr9QXMZ95g8-y3zaaGNl26wo-U_iH5Bd6scUO0g/s400/DSC_0864.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Baile de los refugiados de Myanmar</td></tr>
</tbody></table>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYYMjoN4BiF5O8kXRU1HNevuDR_fos_vv9xf0PApJADkHYM2FR3rvreSvwLSjwojFrj5aZW3OgTNbvkyz8f47XPnBp_eNS1igqc0wRtGRedZ0WXza0RcgoE-M_yBG1AAoIo0P9b56j3X8/s1600/DSC_0877.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYYMjoN4BiF5O8kXRU1HNevuDR_fos_vv9xf0PApJADkHYM2FR3rvreSvwLSjwojFrj5aZW3OgTNbvkyz8f47XPnBp_eNS1igqc0wRtGRedZ0WXza0RcgoE-M_yBG1AAoIo0P9b56j3X8/s400/DSC_0877.JPG" width="266" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Momento del baile épico de Nagen</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br />
Pese a
que los taxistas y los horarios de los trenes traten de impedirlo a toda costa,
de vez en cuando salimos de Segambut.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Los
jueves solemos acercarnos hasta Chinatown para ir al Warehouse, un local mitad
bar mitad galería de arte donde suelen juntarse los hipsters y demás tribus
modernas de KL. Hay bastantes occidentales e indios, gente de pelas que más de
una vez ha mostrado su estupidez despreciando Segambut y poniendo caras de asco
cuando les decimos que vivimos y trabajamos allí (Desde entonces yo siempre
digo “from Segambut and proud!” cuando alguien me pregunta donde vivo). Como el
Warehouse es terriblemente caro, nosotros, zarrapastrosos trabajadores de una
ONG, compramos botellas en la tienda india cercana y las bebemos sentados en el
escalón de la entrada (no he pagado ni una sola copa dentro, y resalto lo de
“pagado”, porque bebérmelas si me las he bebido). De hecho, el único motivo por
el que sigo queriendo ir a este sitio es por las jam sessions que se montan,
que me dan la oportunidad de tocar con músicos muy decentes a la vez que
aprendo de ellos. El último jueves que estuve allí, toqué con una banda de
desconocidos una especie de blues al que un gran flautista le dio un toque muy
original, fue extremadamente divertido y sonó muy bien, se puede ver en este
vídeo aunque el sonido es regulero: </span><a href="http://www.youtube.com/watch?v=kTn_RpB-knQ&feature=youtu.be" target="_blank">http://www.youtube.com/watch?v=kTn_RpB-knQ&feature=youtu.be </a></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Además,
Chinatown es un barrio animado por la noche: hay mercados nocturnos, bares
decentes, un restaurante donde pueden comerse serpientes y sapos enormes
servidos vivos por unos pocos ringgits (los animales se revuelven expuestos en bulliciosas
vitrinas en la calle), y templos cerrados y oscuros que observan la desgracia
humana todas las noches, esperando a que sus puertas sean abiertas con la
primera luz del sol para que los fieles rediman sus pecados nocturnos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El
Warehouse lo conocimos gracias a Ernst, el artista que pintó los murales
callejeros de <a href="http://talesfromthesoutheast.blogspot.com/2013/03/gerogetown-el-legado-del-capitan-light.html" target="_blank">Georgetown</a></span><span lang="ES-TRAD">. Como ya conté, gracias al
interés que tenía en los trabajos de Alberto, el tío nos invitó a una de sus exposiciones, donde tuvimos la
oportunidad de codearnos con bastantes artistas populares de Kuala Lumpur.
Angelo estaba encantado porque el sitio era muy pijo, la gente guapa y de
nivel, y los cuadros muy buenos. Yo me lo pasé de lujo porque nos dieron vino y
canapés gratis (Había incluso queso. Dos meses sin probar el queso es mucho
tiempo, así casi me puse malo de comer). Una vez que me hube saciado, decidí
hacerme pasar por un excéntrico artista y darme paseos actuando de manera errática,
sosteniendo mi copa con dos dedos y mirando los cuadros con gestos de exquisita
desaprobación. Fue difícil destacar en excentricidad dada la gente que había
allí, de todas formas, pues hubo algunos que llevaron la extravagancia hasta
otro nivel cuando se pusieron a bailar frenéticamente, agitando todo el cuerpo como
si les estuviera dando un ataque epiléptico, sin embargo, fue divertido actuar
de forma extraña a propósito durante un rato.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Enseguida
me hice medio amigo de uno de los camareros del evento y conseguí que me diera
más canapés y me llenara las copas hasta arriba, luego me presenté varias veces
como el representante de Alberto y le ayudé a entablar conversación con la
gente diversa que había en la galería. Fue una noche divertida y el tal Ernst
era un tipo bastante majo, aunque no exento de cierta tara. Él nos habló del
Warehouse, y desde entonces, motivados al principio por Angelo que estaba
encantado por incluirse en estos círculos y luego por mí por el tema de la
batería, hemos estado yendo semanalmente. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3ipV60BvPReKq58u7Xx666N5rGRK8L3Q1ydvTNK-8Kwp2ERYAEnqFRCd0c1CmWKLrNtjXvVw-_VxgUn6r4WlPQgoe11SMG-Yv6m-GgaHvrEVar7T1HVdwuH7h292HOHJMzzYsJRP8NU8/s1600/Grouppicture2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3ipV60BvPReKq58u7Xx666N5rGRK8L3Q1ydvTNK-8Kwp2ERYAEnqFRCd0c1CmWKLrNtjXvVw-_VxgUn6r4WlPQgoe11SMG-Yv6m-GgaHvrEVar7T1HVdwuH7h292HOHJMzzYsJRP8NU8/s400/Grouppicture2.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Con Ernst el lituano</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD">También
he empezado a ir a escalar con Alberto. Lo cual supone en ocasiones una odisea,
pues los rockodromos no abundan precisamente en las cercanías de Segambut. Aun
así, merece la pena, es un deporte doloroso y muy físico, pero al mismo tiempo
muy gratificante. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">En
busca de lugares para escalar (esta vez yo iba más a mirar que a otra cosa),
volvimos a las cuevas Batu, y exploramos la parte trasera del macizo que
contiene los santuarios, donde Alberto pudo practicar un poco, aunque sin
cuerda ni material apropiado. Por allí tuve el placer, o la desgracia, de re-encontrarme
con el mono leporino, un viejo amigo de Nepal, esta vez más sosegado y
amigable. Como les escribí a mis compañeros de aquel viaje, encontrarse a este
desfigurado animal una vez puede ser casualidad, pero encontrárselo dos veces,
y en lugares tan separados del globo, tiene que significar algo. Observen la
deformidad de ambos ejemplares:<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9y3mGA2svvupzvudY_-PgIKZz0q1EvyjQmy3CSVaw5ZHa7XtGmdXkYnQoeUJgLl8t-szbI3kNoybRc5TUdxeGo62KQqVg3GKpfAr2hYGQPjBnETeoNJi2L8gwXBBPsFveal7WCLjAS9I/s1600/DSC09607.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9y3mGA2svvupzvudY_-PgIKZz0q1EvyjQmy3CSVaw5ZHa7XtGmdXkYnQoeUJgLl8t-szbI3kNoybRc5TUdxeGo62KQqVg3GKpfAr2hYGQPjBnETeoNJi2L8gwXBBPsFveal7WCLjAS9I/s400/DSC09607.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El mono leporino en Nepal</td></tr>
</tbody></table>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM_gxmlyRSJd0Sch3Rs7smgwiwI0cAYnJAwaKtUcGgbIhBO3qnmjucp4xCLmXtBFZfbN_LJfD6N76yYQhLKiE4gX01lmXkdxUAD801z_pB9SkfzAAd0butU0McudKXnP6EaLu52l91yj4/s1600/DSC01822.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM_gxmlyRSJd0Sch3Rs7smgwiwI0cAYnJAwaKtUcGgbIhBO3qnmjucp4xCLmXtBFZfbN_LJfD6N76yYQhLKiE4gX01lmXkdxUAD801z_pB9SkfzAAd0butU0McudKXnP6EaLu52l91yj4/s400/DSC01822.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El mono leporino en Malasia</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span>
<span lang="ES-TRAD">Hablando
de monos, y de naturaleza, otra de las salidas destacadas de nuestro querido
barrio fue a las cascadas de Kanching, en Selangor, a una hora de Segambut.
Allí nos bañamos en tres de los siete saltos que el lugar ofrecía, y
disfrutamos de la potencia del golpe de la última gran cascada, relajante y
terapéutica (aunque costaba mantenerse de píe bajo el enorme chorro), mientras
observábamos a familias de macacos saltando por todas partes. Los monos de
Kanching resultaron ser de los más agresivos y canallas que haya visto, incluso
distrajeron a Alberto en una maniobra envolvente para robarle la hamburguesa
recién servida que llevaba en la mano, con las consiguientes risas de todos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjngSkTXdtK0_ck_MFFyXXSQKcZc2QQwtyoBG_56S1IO4urbLFnBTyiCZzB_FgJVJG6bUj4MMT9PBoumqhDJkCblL4AuoU0-MWW6E_HtaX6sXng4GV5cFKEeW3A3qAakx6XCl94M9HISxU/s1600/DSC02089.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjngSkTXdtK0_ck_MFFyXXSQKcZc2QQwtyoBG_56S1IO4urbLFnBTyiCZzB_FgJVJG6bUj4MMT9PBoumqhDJkCblL4AuoU0-MWW6E_HtaX6sXng4GV5cFKEeW3A3qAakx6XCl94M9HISxU/s400/DSC02089.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Cascadas de Kanching</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br />
Después
de estas salidas, la vuelta al barrio siempre es la misma, en taxi o andando
por la espantosa carretera desde la estación de tren, a través del asfixiante
atasco y sorteando las piedras que se mueven sobre los desagües que circulan
por debajo de la acera. Como siempre digo, en esa calle hay que elegir entre el
riesgo de ser atropellado o el de que una de las piedras ceda y caer al
desagüe, por donde circulan decenas de ratas y cosas peores. Una vez que llegamos
a la calle 8/38, el restaurante chino, la tienda india, el Seven Eleven y el Mamaks,
allí sigue todo tal cual lo dejamos.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Mucha
gente me pregunta si Segambut es un barrio peligroso, que si no he tenido
ningún problema. Yo siempre cuento la misma historia. En una ocasión que tuve
que coger un taxi a casa desde el centro de KL a las 3 de la mañana, le dije al
taxista que me llevara a la estación de tren en vez de al edificio, pues no me
llegaba el dinero para más (de hecho me llevó un tramo gratis porque le di
conversación, cosa que no debe ser muy común por estos lares asiáticos). Cuando
estaba a punto de dejarme en la estación me dijo que era una locura andar solo
a esas horas por Segambut, que era muy probable que me robaran o algo peor.
Como no tenía otra opción, pagué todo el dinero que llevaba y me despedí del
dicharachero taxista indio. Enfilé el puente que lleva a Taman Sri Sinar,
manzana donde vivo, ciertamente envalentonado por las tres o cuatro cervezas
que había tomado en Chonkat, la principal zona de salir de Kuala Lumpur (una
calle con gran cantidad de garitos con terrazas que imitan las zonas de fiesta
mainstream europeas, es decir, copas caras, música mala y gente pija, pero con
ese tufillo hortera asiático que al menos consigue darle cierto encanto – No
tiene precio ver a chinos e indios celebrando saint Patrick´s day y destrozando
el espíritu irlandés a base de servir guinness en vasos pequeños, vestirse de
leprechaun y caminar sobre zancos y otras blasfemias del estilo).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando
hube llegado a la zona más oscura y sucia del camino, que pasa junto a una zona
de infraviviendas, 6 o 7 jóvenes en moto se acercaron y se pararon junto a mí.
Eran de los que por aquí llaman los “gangsters”, básicamente porque van en moto
y se ríen de los que van a pie, dando incluso alguna colleja al pasar de vez en
cuando. Chavales desarrapados y melenudos, más pobres que las moscas. El caso
es que ya me fui preparando para explicarles que no llevaba ni un cochino
ringgit encima y que mi móvil era un Nokia de los años 90, como no me quisieran
robar los vaqueros poco iban a sacar de mí. Fue entonces cuando uno de los
chavales me pidió tabaco y papel, y lo hizo de forma educada, pidiendo por
favor con un inglés pésimo y refiriéndose a mí como señor. Como eso sí que
podía dárselo perfectamente, les sonreí y les di un buen puñado a varios de los
que pusieron la mano por si caía algo. Tras esto, se despidieron de mí otra vez
como señor y me desearon las buenas noches. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Seguí
caminando muy sorprendido por lo que acaba de ocurrir. Sin poder evitar una
sonrisa, me pregunté qué habría pasado si el mismo episodio se hubiera
producido en un barrio de la periferia de Madrid, o de Sevilla, o de cualquier
otra ciudad española, u occidental. Seguramente nada bueno y como mínimo me
habría ido a casa con un par de palabras feas. Y es que la gente en Asia es,
eminentemente, buena gente. Hay miles de excepciones por supuesto, pero no
dejan de ser eso, excepciones. Son pequeñas cosas como esta las que al fin y al
cabo, me hacen pensar en no volver a Europa, en quedarme en Asia muchos años
más.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Puede
que Segambut sea un barrio pobre (no en todas las zonas) sucio y oscuro, puede
que la vida aquí sea aburrida y falte algo de acción, sobre todo para los
hiperactivos como yo, sin embargo, es la bondad y la amabilidad de la gente,
incluso de estos conocidos como “gangsters”, lo que hace que viviendo aquí, me
sienta como en casa.<o:p></o:p></span></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8572778729185120709.post-19345722211842955462013-03-17T07:05:00.004-07:002013-03-18T20:25:08.360-07:00Heridos en el Norte de Penang<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Para el Lunes, hemos planeado un día de playa, así
que todos nos levantamos con más energía. Tras un desayuno rápido, nos vamos a
coger el autobús 101, que lleva al Norte de la isla. Es pronto, así que el
calor aún nos da cierto respiro y el viaje no se hace agobiante pese a que el
sol de la mañana golpea el autobús con saña durante todo el viaje.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La playa principal del Norte se llama Batu
Ferringhi, y según nos han dicho, es una de las mejores de Malasia. Desde
luego, no es una mala playa, la arena es
perfecta, está rodeada de riscos y palmeras y no hay demasiada gente, así que
se está muy a gusto pese a que el agua no sea tan cristalina como esperábamos
(para encontrar esas aguas transparentes desde donde los peces pueden
contemplarse mientras se está cómodamente sentado en la arena, a lo lejos, se
debe ir al otro lado de Malasia a las islas de Berhentian, Tioman o Redang o al
Sur de Tailandia, Camboya o Vietnam. Me imagino que esto es debido a la
situación más protegida y cerrada del mar allí. Donde estamos, en el Oeste, el
mar es más abierto y por tanto, más turbio. Esto es solo una teoría, puede
deberse a otras muchas razones).<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvThv-zGYQBOHVop1bBB5rl8-QiGLZ1BPr3edGHJfco9GHzg4UMPXOyr1EPineFMmCCS0Ba4BnJHB3Yiawuf5oH8T0xlbYXkQ0s8BwCh35vnmGop5I0_LgS9NTitilfHE4nZLHXcBZ-Ik/s1600/DSC01707.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvThv-zGYQBOHVop1bBB5rl8-QiGLZ1BPr3edGHJfco9GHzg4UMPXOyr1EPineFMmCCS0Ba4BnJHB3Yiawuf5oH8T0xlbYXkQ0s8BwCh35vnmGop5I0_LgS9NTitilfHE4nZLHXcBZ-Ik/s400/DSC01707.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Batu Feringhi<br />
<br /></td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
Nada más llegar, decidimos ir a las rocas de uno de
los extremos de la playa, donde Alberto quiere escalar, pues dice que tiene
mono después de un tiempo sin ir a la montaña. Angelo se queda tomando el sol
(es básicamente, lo que hará el resto del día). La cosa empieza bien, pues las
rocas no son gran cosa, pero en un momento dado, al saltar de una a otra, el
exceso de confianza me traiciona y me caigo de manera aparatosa al hueco que
hay entra las dos piedras, a unos dos metros de profundidad. Caigo con el
pecho, y el golpe me deja sin respiración unos segundos, pero lo peor es que en
la parte de abajo hay conchas cortantes y cristales rotos de botellas, así que
me hago cuatro o cinco cortes bastante profundos en el píe izquierdo (uno de
mis dedos, muy hinchado, parece una salchicha cortada para meter al microondas,
not cool…). Mie píe y mi brazo sangran profusamente, y pronto se forma un
pequeño charco en el fondo del agujero, haciendo que la cosa parezca más grave
de lo que realmente es, Alberto y Joan se quedan pálidos. Me ayudan a salir y decidimos que la
escalada ha terminado para mí, me ayudan a volver a la firme arena y a meterme
en el agua para someterme a la dolorosa curación salina. Todos los bañistas
cercanos me miran, pues también tengo sangre en el pecho, y unos indios se
acercan a darme un pañuelo.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después de eso, no hay mucho más que hacer en Batu
Ferringhi para mí, pues apenas puedo andar sobre la arena y al mover los pies
para nadar mis heridas de abren y cierran dolorosamente. Así que me quedo con
Angelo tomando el sol hasta secarme como una pasa mientras Joan y Alberto se
van a explorar el resto de la playa. Además, el trekking en el parque nacional
de la esquina Noroeste de la isla que teníamos preparado para la tarde se
plantea ahora complicado. Mientras descargo mi rabia dando puñetazos a la
arena, veo pasar a los diversos bañistas durante horas. Me llaman especialmente
la atención los indios, que van a la playa vestidos exactamente igual que para
ir al resto de sitios, es decir con camisas horteras, pantalones largos y
zapatos. Al menos ellos pueden andar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando J y Alberto vuelven, comemos en un
chiringuito malayo con un camarero muy frenético y sudoroso, víctima de un
stress contagioso. La comida no está mal, aunque yo me paso ando todo el rato
con la cabeza en otra parte, pensando cómo demonios es posible afrontar una
caminata en la jungla con el pie así. Mis compañeros intentan disuadirme, pero
para mí era la parte más importante del viaje.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando terminamos la comida, J trae al socorrista de
la playa. Este está sin ganas de hacer demasiado, así que nos deja un botiquín
antediluviano que podría perfectamente haber pertenecido a uno de los barcos de
los primeros colonos que llegaron a Penang (las vendas están amarillentas y
cortadas y tiene toda la pinta de que han sido usadas con anterioridad…), y yo
me vendo las heridas tras echarme crema antiséptica. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después, como ya puedo andar mejor, cogemos un
autobús hasta Teluk Bahang, el pueblo desde donde se accede al pequeño parque
nacional que ocupa la esquina Noroeste de la isla. Queremos llegar hasta una
playa conocida como la playa del mono, que está en mitad del parque, totalmente
rodeada por la jungla. Para ello, habíamos planeado atravesar la selva
siguiendo la costa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al llegar a la entrada, un señor nos ofrece
llevarnos en barco hasta la playa y recogernos luego, tres horas después. Como
por desgracia no estoy para andar demasiado (los vendajes ya se han puesto
rojos), decidimos coger el barco. J y Angelo están de acuerdo pues están
bastante cansados y la caminata habría durado unas tres horas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La lancha nos lleva hasta la playa del mono en menos
de diez minutos, a una velocidad descomunal que nos hace saltar y golpear las
olas con gran violencia. Durante el camino, navegamos junto a la jungla, que en
muchos puntos llega a juntarse con el mar literalmente, con los árboles
saliendo del agua.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La playa nos deja boquiabiertos nada más
desembarcar, y rápidamente sustituye a la increíble playa solitaria de Pulau
Besar en el puesto de mejor playa en la que he estado en mi vida. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjULz5_9qRFfRo-37yNWJYQQubUyIPrl-piuIsk-qgJzaxxYsOZ3vFj6XgSkIUSQbpia7DtG4RDp2eL4QBI8oizGIcMg-g21_R1qBnLtm_kxLO0iCPELMMbqhwaoyD-KtTrnI6oOzvzWk8/s1600/DSCF1425+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjULz5_9qRFfRo-37yNWJYQQubUyIPrl-piuIsk-qgJzaxxYsOZ3vFj6XgSkIUSQbpia7DtG4RDp2eL4QBI8oizGIcMg-g21_R1qBnLtm_kxLO0iCPELMMbqhwaoyD-KtTrnI6oOzvzWk8/s400/DSCF1425+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Playa del mono</td></tr>
</tbody></table>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXsEAHQjOoIUv5prDcFlvcjIwFNxh5n_IoNm14Fq-a-a5z9kaMu2VuDukcC9Cs0xIWN9fAgi3iokQOuiLV8nz6Pwia2-kQD3rcUJi15K7PgZ-Np7Yf5MiU05-rPWm2-4Ub2egw5CrIyD4/s1600/DSCF1412.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXsEAHQjOoIUv5prDcFlvcjIwFNxh5n_IoNm14Fq-a-a5z9kaMu2VuDukcC9Cs0xIWN9fAgi3iokQOuiLV8nz6Pwia2-kQD3rcUJi15K7PgZ-Np7Yf5MiU05-rPWm2-4Ub2egw5CrIyD4/s400/DSCF1412.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">What a beach!</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El lugar es francamente increíble incluso pese a
haber más gente que en Pulau Besar (no demasiada, unas cincuenta personas. Casi
todos son, o bien familias indias que pasan el día allí, o bien malayos hippiescos
con pinta de colocarse hasta las cejas en la playa. Estos últimos están en
tiendas de campaña, lo cual indica que pasan la noche allí). La selva solo deja
una estrecha franja de arena fina y blanca para que las olas rompan suavemente
cerca de las palmeras que brillan en la luz del atardecer. Más allá, la
vegetación es tupida y tapiza por completo los dos riscos que cierran la remota
cala. No hay monos, como nos habían dicho, pero la relajación de flotar en una
agua clara y apacible mientras la mirada se pierde en la colina selvática no
tiene parangón. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Como aún no puedo nadar bien, me dedico tan solo a
flotar apaciblemente e intento alejarme de los demás hacía un extremo vacío del
mar, junto a los árboles. Allí me siento en una roca, relajado como hacía
tiempo que me encontraba, escuchando el romper suave de las olas, frente a mí,
y la oculta orquesta de sonidos salvajes que se recrea entre los árboles
centenarios, a mi espalda. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Alberto, que sí puede nadar, se aleja y llega
incluso a superar el risco que cierra la playa, bordeándolo y prácticamente
saliendo a mar abierto, aunque siempre pegado a los riscos de la costa. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Durante todo el rato que paso dentro del agua,
cuando dejo quietas las piernas, noto como miles de diminutos pececillos me
rozan con sus bocas, sin llegar a morder, alimentándose de cualquier cosa que
se halle pegada a mi cuerpo. Esto crea un cosquilleo agradable, aunque en un
punto tengo que sacar el pie con las heridas del agua, pues los peces se
arremolinan en torno a ellas y esto puede hacer que se cree una infección (de
hecho, cuando llego a Kuala Lumpur, al día siguiente, dos de mis dedos se encuentran
hinchados, morados y pálidos debido a una fea infección, así que debo ir al
médico y pedir a unas enfermeras indias, extremadamente rudas y poco
cuidadosas, me limpien las heridas con un desinfectante dudoso, retorciéndome
los dedos dolorosamente). Veo a decenas de los diminutos peces saltando a mi
alrededor, y en un momento que apoyo el píe en la arena, noto el cuerpo
resbaladizo de un pez enorme que estaba
enterrado y se revuelve bajo mi píe escabulléndose, por suerte, sin clavarme
nada o morderme mis ya maltrechos dedos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Decido que es momento de salir del agua, antes de
que los pececillos empiecen a volverse agresivos y acaben dejando mis huesos
limpios en plan pirañas. Me doy una vuelta como puedo, maravillado por la
playa, cruzando algunas palabras con la comunidad de malayos que andan junto a
las tiendas de campaña. Dan la impresión de llevar un tiempo viviendo allí, lo
cual hace que la idea de volver a la playa y quizá quedarme un par de noches
con ellos para experimentar la serenidad de aquel lugar tras el ocaso ronde
tentadoramente mi cabeza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Cuando Alberto vuelve de su paseo marino, la
tranquilidad que gozamos se va al traste. Le ha picado una medusa de las
chungas, que el mismo ha visto desde las rocas donde estaba, antes de tirarse
sin otro remedio e intentar nadar hacía la costa. Tiene el brazo hinchado y muy
rojo, y me dice que siente como si le estuvieran quemando la piel. Además, el
veneno le ha paralizado medio cuerpo, y se queja de dolores en el pecho y la
espalda. En un primer momento, me dice que le está dando un ataque al corazón y
yo me lo tomo a broma, pero cuando veo la preocupación real en su cara, le
ayudo a colocarse en la toalla, pues apenas puede moverse y está bastante
nervioso. J y yo corremos a buscar ayuda por toda la playa, pero lo único que
conseguimos es un tubo de pasta de dientes, que aparentemente es bueno contra
esto (pura bullshit). Angelo no para de decir que la orina es lo único que funciona,
pero a Alberto, al que el inglés ya no le viene a la cabeza y balbucea en una
mezcla de idiomas, no le convence la idea de que orinemos sobre su brazo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al parecer, lo que llamamos medusas en Europa ni
siquiera son medusas, son una subespecie más pequeña que no entraña peligro
alguno. Las medusas del sureste asiático en cambio, pueden llegar a matarte si
te dan bien, de ahí la preocupación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Poco más podemos hacer, estando en una playa aislada
y casi desierta. Una familia de indios se acerca, con más morbo y sorna que
ganas de ayudar, mientras J pregunta aleatoriamente a la gente si tienen
vinagre, que aparentemente también es bueno, obteniendo de todo menos ayuda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Por fin llega la barca y nos apresuramos a recoger
nuestros bártulos para volver a la civilización, ahora con dos heridos en el
grupo. Junto antes de irnos, cuando el atardecer ya se desliza sobre las
colinas selváticas y todos andamos preocupados por el brazo de Alberto, sin fijarnos
mucho en nada, tres monos aparecen en un extremo de la playa, rapiñando los
desperdicios que los indios han dejado por doquier. Antes de seguir a los demás
me quedo observando a uno de ellos y él se para y me devuelve la mirada. Casi
parece una burla de la naturaleza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Vinimos aquí para bañarnos en un lugar paradisiaco,
la playa del mono. Un lugar apartado y ajeno al mundo, donde la vida salvaje
aún fluye con esplendor. Es algo muy
bonito de apreciar pero también, como el lugar nos ha enseñado a todos,
peligroso. Alcanzar lugares así entraña riesgos que no deben olvidarse, pues
entonces le estaríamos perdiendo el respeto a la misma naturaleza que nos abre
sus puertas y admite nuestra, en muchas ocasiones insulsa, presencia en sus
lugares más sagrados y valiosos. Como muchas otras cosas en la vida, la playa
del mono representa un doble filo, que puede maravillar y golpear por igual, y
esto es algo que se debe tener siempre presente al bañarnos en playas remotas,
adentrarnos en la jungla o escalar montañas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Podría decir que fue aquel mono el que me dijo todo
esto, como si de la moraleja de aquel día caluroso se tratara, en código de
fábula, pero lo único que hizo el mono fue correr a alimentarse de la basura
que los humanos habían dejado en su playa, la playa del mono.<o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh60xvECaEVho14Cp0v_LUM37KLc2kgZztv6jT2mr3NyIfGOPJc5_52ZYr_ZmDTtKKmXFzrxN9m42dLQceRwh-n6KuU-Gm10KUMelDVXNi7VrU0VwgrsHZ6vhsqIrfQL1DCoW7PxR5cKaE/s1600/DSCF1439.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh60xvECaEVho14Cp0v_LUM37KLc2kgZztv6jT2mr3NyIfGOPJc5_52ZYr_ZmDTtKKmXFzrxN9m42dLQceRwh-n6KuU-Gm10KUMelDVXNi7VrU0VwgrsHZ6vhsqIrfQL1DCoW7PxR5cKaE/s400/DSCF1439.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La playa</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras esta breve reflexión, salimos de allí tan
cruelmente rápido como hemos llegado. La vuelta a Georgetown se hace eterna en
el atasco que supone el fin de muchas vacaciones. Es duro sobre todo para
Alberto, cuyo aspecto y condición empeoran por momentos. Una vez en el hostal,
el dolor no le deja dormir, así que yace revolviéndose en la cama mientras los
demás caemos inevitablemente rendidos, desatendiéndole vilmente. Tras una noche
que no olvidará, se va al hospital a las cinco de la mañana, pues el dolor se
ha intensificado hasta niveles preocupantes. En el camino, está a punto de ser
pasto de las gentes extrañas que campan por Georgetown tras una última noche de
desenfreno, fin de las celebraciones principales por el año nuevo. Si bien, esa
es una historia que él mismo debe contar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Al día siguiente, pese a que no está mejor, tiene
calmantes recetados en el hospital (donde también le han puesto una fuerte
inyección y le han advertido sobre el inmenso peligro que ha corrido), así que
podemos visitar un par de sitios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Paseamos en un estado algo lamentable por la parte
Norte de Chinatown (cansados, yo cojeando de mala manera, y Alberto agarrándose
el brazo que aún le arde). Visitamos un hotel muy antiguo, perteneciente a una
antigua familia de comerciantes chinos y decorado de forma tradicional, y luego
entramos en la Khoo Kongsi, la casa-templo donde se reúne el afamado clan Khoo,
uno de los más antiguos y empoderados del Sureste asiático. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRe-Ij0Vc5qKgKTd7_WggiAzpxpMXExQDAtcrm3Q-CLrYHA0qOpy_XEWLmwxZFuuO4eMfrnunWYI7DP9wLbDYkHweM9QVye7kD7_91xYFMsDOfOfeQW-g68iAa9QkQA2tD0mi2YlTb_UU/s1600/DSC01795.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRe-Ij0Vc5qKgKTd7_WggiAzpxpMXExQDAtcrm3Q-CLrYHA0qOpy_XEWLmwxZFuuO4eMfrnunWYI7DP9wLbDYkHweM9QVye7kD7_91xYFMsDOfOfeQW-g68iAa9QkQA2tD0mi2YlTb_UU/s400/DSC01795.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Khoo Kongsi</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">El lugar es, sin lugar a dudas, el edificio de
arquitectura y decoración china más espectacular en el que estado, por encima
incluso de los enormes complejos de Chengdu. El templo principal es pequeño,
así que todo es muy barroco, desde el tejado, con unos enormes tablados llenos
de diminutos esculturas muy detalladas que nunca había visto antes, hasta la
parte trasera, con unos paneles de roca muy recargados de figuras representando
la vida del clan y unas tipografías fascinantes que me paso casi media hora
fotografiando. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNm6E2iU_KbPw9ZV94QXWTfkBln3QoE3afeIThUsvqEMGrQOL-opFNKHpD3tcifNevwl0TTz0_ABOQVhJmMYAKkyUjCWdx4LhLtgqtwRf7HVvCcwaQEdVocsTw5pLIXQygFlU-iQ8VD7U/s1600/DSC01778.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNm6E2iU_KbPw9ZV94QXWTfkBln3QoE3afeIThUsvqEMGrQOL-opFNKHpD3tcifNevwl0TTz0_ABOQVhJmMYAKkyUjCWdx4LhLtgqtwRf7HVvCcwaQEdVocsTw5pLIXQygFlU-iQ8VD7U/s400/DSC01778.JPG" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tipografías en los paneles de Khoo Kongsi</td></tr>
</tbody></table>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQMob_pmvODaVHmRelhPQOgn_oJzbxCekCGg7fgzoHZ4Bx5wDR1Q14Wk3e7cpMGHTCG2sSJA4c0VRs_IviRRtEoW2AOU88AzXt_LD2wJyCvlcoS7S2m6znU2Z-9jUcAgAbkg0HiAx_a84/s1600/DSC01781.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQMob_pmvODaVHmRelhPQOgn_oJzbxCekCGg7fgzoHZ4Bx5wDR1Q14Wk3e7cpMGHTCG2sSJA4c0VRs_IviRRtEoW2AOU88AzXt_LD2wJyCvlcoS7S2m6znU2Z-9jUcAgAbkg0HiAx_a84/s320/DSC01781.JPG" width="240" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Tipografías en Khoo Kongsi 2</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Dentro del edificio, destacan dos grandes paneles
con más de 30 figuras que representan a maestros del kung fu montando criaturas
mitológicas como un león-caballo o una rata-topo y armados con muchas armas y
objetos milenarios, increíble.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp0BgcRSrMrgUJnKm3iBe9tPKtLbMpriy6us6SY4mJFedrO_z7eh1PgLVuIiZvlN-Tyb56EqKAnOuP3LE1ZXm1oh3Ywd3SSeM_xPPNVxhe9G1V2rIcJyvJVf_OG0UeJHMhr9szwhZXe7A/s1600/DSC01771+edit.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp0BgcRSrMrgUJnKm3iBe9tPKtLbMpriy6us6SY4mJFedrO_z7eh1PgLVuIiZvlN-Tyb56EqKAnOuP3LE1ZXm1oh3Ywd3SSeM_xPPNVxhe9G1V2rIcJyvJVf_OG0UeJHMhr9szwhZXe7A/s400/DSC01771+edit.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Maestros del Kung Fu</td></tr>
</tbody></table>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Después, y ya para cerrar el largo viaje, cogemos un
autobús hasta el templo de la serpiente, un santuario taoísta por el que estos
animales supuestamente campan a sus anchas. El sitio está hasta arriba de
gente, es terriblemente feo, y las serpientes están visiblemente drogadas y
atontadas por el incienso y los miles de chinos que las cogen, las hacen fotos
y las dejan. Siento lástima por las criaturas y desprecio por toda la gente que
hay allí, el lugar nos deja muy mal sabor de boca a todos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Tras esto, largos viajes en autobús nos llevan a
Kuala Lumpur, de vuelta a la tranquilidad indiferente de Segambut, donde los
compañeros de la oficina nos esperan, inamovibles, en el Mamaks de la calle
8/38.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Allí termina nuestro largo fin de semana en la isla
de Penang, intenso, doloroso, y placentero por igual.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
vitinhttp://www.blogger.com/profile/14472399124350869909noreply@blogger.com1